En los últimos meses la Argentina recibió la visita de tres importantes figuras del cine universal, aquí rememoramos –brevemente– la impronta de esas presencias.

Hace escasas semanas se produjo el estreno comercial del último film del mítico cineasta aragonés Carlos Saura. Acostumbrados a sus films musicales, que recorrieron de palmo a palmo los ritmos de toda España, sorprendió que este reciente trabajo se hubiera realizado nuevamente en la Argentina. Aquí hace años rodó Tango, no me dejes nunca (film que recibió el rechazo de la crítica local y una nominación al Oscar como mejor película extranjera), pero a diferencia de aquél, Saura ha vuelto para retratar en Zonda los ritmos del folclore argentino. “Es la tercera vez que hago una película aquí, porque hice antes El Sur, sobre un cuento de Borges, y luego Tango que me tuvo más de un año trabajando con Lalo Schifrin y Vittorio Storaro como fotógrafo. Esta película Zonda de alguna manera es el cumplimiento de un sueño muy antiguo porque yo desde joven tuve una atracción muy grande por tres esferas musicales, aparte de la música clásica, que eran el flamenco, los fados y la música argentina. Y me quedó siempre la espina por hacer algún día algo con una zamba, una chacarera, que aquí le dicen folclore argentino aunque para mi es demasiado genérico”, confirmó Carlos Saura durante el Festival Pantalla Pinamar, que dirige Carlos Morelli.

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El creador de Cría Cuervos, La prima Angélica, y la trilogía con Antonio Gades (Bodas de Sangre, Carmen y El amor brujo), filmó en un antiguo galpón del barrio de La Boca su mirada a la música norteña que destaca las presencias de Jairo, El Chaqueño Palavecino, Vitillo Abalos, Tomás Lipán, Peteco Carabajal y Juan Falú, y otras que no provienen del folclore, como Horacio Lavandera, Pedro Aznar, Luis Salinas y Lito Vitale. “Hicimos una selección muy rigurosa. Este tipo de películas tiene argumento con solamente mezclar los artistas que se van ordenando a lo largo de la película según un cierto ritmo. Aquí lo que cuenta son los artistas que hay delante de la cámara” añadió el director español.
¿Cuándo comenzó en esta búsqueda musical y que elementos le parecieron oportunos rescatar de esa tradición folclórica?
Carlos Saura – El baile no tiene, en general, la dimensión del tango pero las canciones tienen una variedad sorprendente. Y uno encuentra muchas cosas. Asimismo algo prominente del norte argentino es el paisaje. Yo tengo una especie de marca de fábrica: eliminar todo lo superfluo y dejar lo esencial en su relación con la escenografía, y me gusta limitar la vestimenta en relación con lo folclórico, mostrar a la gente con su ropa normal, de calle.

Preestrenos franceses
A los pocos días comenzó en Buenos Aires el ciclo de preestrenos Les Avant-Premieres, con una multitudinaria apertura presidida por el embajador de Francia Jean-Michel Casa. El ciclo contó con una sección en homenaje a las mujeres en el cine francés y la proyección de los últimos films de los hermanos Dardenne, Michel Gondry, Roman Polanski, Benoit Jacquot, Mathieu Almaric, Valeria Bruni Tedeschi, André Techiné y Francois Ozon, entre otros. De la delegación se destacaron Eric Lavaine, que acompañó el preestreno de Barbecue, y la directora Marion Vernoux. La realizadora de Nada que hacer y Reinas por un día presentó Mis días felices, una película sobre un episodio de infidelidad en la vida de una mujer madura que protagoniza la gran musa del cine francés Fanny Ardant: “Creo que la experiencia que nos aportan los años da forma a nuestro corazón y lo prepara, aunque el cuerpo no esté tan bien como antes. Lo que pude darme cuenta, y puedo decir, es que durante la filmación vi a todo mi equipo, conformado por hombres de treinta y tantos, fascinados por Fanny Ardant”, confió.

Habitualmente sus películas están protagonizadas por mujeres y desde allí parte hacia una reflexión sobre la naturaleza del amor.
Marion Vernoux – Es una muy buena reflexión y me la hago seguido. Como espectadora me gustan más las películas protagonizadas por hombres pero, es cierto, siento que no tengo mucha opción. Intento cambiar el universo de lo que filmo social o etariamente y, si bien sigo con un triángulo, intento que sea distinto. Por eso le aporto la comedia porque me permite mostrar una diversión pero también una distancia. Los creadores a menudo dan al mismo clavo con distintas herramientas. Estas son las mías.

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Huppert en el BAFICI
Pero si de visitas francesas se habla, inevitablemente una de las más importantes del año ha sido la de Isabelle Huppert, que vino a presentar la retrospectiva que le dedicó el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires. La primera impresión al conocerla es estar frente a uno de los fríos personajes de sus películas. Con el correr de los minutos cederá esa imagen inicial para quien esto narra: “Don, lo saludan del auto de al lado”, dijo el taxista señalando a la actriz francesa, que sonreía desde un vehículo de alta gama estacionado también frente al semáforo. En una mezcla de fascinación e incredulidad, el chofer escuchaba luego el relato que completaba el perfil. El día anterior nos había recibido en su suite del Alvear Palace Hotel, ámbito perfecto para quien brindó otro perfil a Madame Bovary y añadió rostros a las perturbadas psicologías de la alta burguesía que hilvanó en la pantalla grande su querido amigo Claude Chabrol. Aunque su vida transcurre entre el cine y el teatro confiesa que su comodidad también está en otra parte: “Me gusta de igual manera ir al cine como a un museo, y de hecho cuando llego a una ciudad nueva me encanta ir a los museos. Estos tienen en la pintura y la escultura un lenguaje más universal que el del cine”.

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Siempre se ha señalado que sus personajes tienen una gran fortaleza, pero se omite que sienten también una gran fragilidad. ¿Cómo trabaja la composición de estos roles tan ambivalentes?
Isabelle Huppert – No puedo decir que es un trabajo sino que hago un poco las cosas sin pensarlo y lo demás parece magia. Creo que la fuerza y la fragilidad de mis personajes surgen al saber su verdad, y la brutalidad de los personajes es también la de la situación que atraviesan; y frente a esto muestran una cierta debilidad porque si no serían monstruos.

¿Qué recursos utiliza para dominar la confusión perturbadora e inevitable que existe entre el personaje y el actor?
-Siempre existe esta confusión y la constato pero no es mi problema. Es algo bastante mecánico contra lo cual es difícil de luchar. Porque la imagen del actor siempre se confunde y se mezcla con los recuerdos que se tienen de sus personajes, pero esa no es la verdad de lo que es la persona.

Serge Daney analiza el rol del actor pero también el del espectador…
-Actor y espectador son dos profesiones, pero diferentes. A veces piensan que actuando en una escena dolorosa una sufre. Cada espectador termina la historia, la película encuentra su fin en la cabeza de cada uno.

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