Reseña del libro Historia del catolicismo en la Argentina entre el siglo XIX y el XX, de Miranda Lida. Buenos Aires, 2015, Siglo XXI

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En los últimos años se publicaron historias de religiones en nuestro país que respondieron a un evidente interés académico y de público en general. Era una deuda de la historiografía que comienza a saldarse. El libro de Miranda Lida es útil y necesario, y creo que ocupará un lugar destacado en la bibliografía del tema. Quizá sea algo ambicioso, ya desde su título, visto que en realidad cubre un período histórico limitado, no completo. Aunque aclare “entre el siglo XIX y el XX”, luego leemos una relación que va aproximadamente desde la mitad de un siglo hasta la mitad del otro, dejando fuera de foco lo anterior –unos tres siglos– y lo posterior, que es precisamente la parte, según creo, más sustanciosa de una historia que se convirtió en dramática.
Es un libro con una impronta sociológica, confesada ya desde sus “premisas”, bien ayudada con algunas imágenes que son demostrativas y que hacen al texto más ameno. Esta historia no es doctrinal ni “espiritual”, en el sentido de que no se adentra en el desarrollo del catolicismo en cuanto doctrina u ortodoxia, sino más bien en el ejercicio social y humano, también ideológico y político de su práctica. Cuenta las influencias culturales y estéticas, por cierto no menos interesantes, desde la segunda mitad del siglo XIX, cuando el país da ese “gran paso adelante” que significó su ingreso en la modernidad. La lectura de los primeros tres capítulos (de los nueve totales) es ágil y gentil. Puede decirse que se disfruta.
Luego viene un segundo período, el más ideológicamente marcado de la obra, en el sentido de que se introduce con vigor en disputas políticas e ideológicamente comprometidas. Los títulos de los capítulos cuarto al sexto hablan por sí solos y se incluye en el trío un denominado “paréntesis” (¿por qué?) dedicado a nuestra revista CRITERIO. Sobre éste –es inevitable remarcarlo– pienso que si bien no es novedosa su disquisición (otros ya la han transitado), vuelve a destacar un período de indudable influencia ulterior en nuestra historia, quiero decir, la que llega a las generaciones actuales y estos días. La descripción de las polémicas (fueron más de una) entre Franceschi y Jacques Maritain, y las habidas entre varios intelectuales e ideólogos de nuestra propia cosecha, que fueron intensas, son bienvenidas. Si uno se adentra en “aquellos polvos”, puede darse cuenta cómo condujeron a “estos barros”, o mejor dicho, los “barros” que tuvimos hace ya unos 40 a 50 años, en las décadas de 1960 y 1970. Las disputas ideológicas, en la Argentina, son casi siempre demasiado duraderas, más allá de la relevancia implícita de sus contenidos, y hasta interminables. Leyendo el capítulo sobre CRITERIO puede parecer al lector que se reviven polémicas aún en danza, pero ahora con un pasado trágico, indivisible de ellas. Debo agregar que al concentrar la atención sobre nuestra revista quizás dejó de lado otros medios que, si bien hace mucho que no existen (a esta altura, muy pocos los recuerdan), en su momento tuvieron algún peso. Un ejemplo fue aquella revista que se llamó Sol y Luna, que contaba con firmas de brillo, varias compartidas con CRITERIO.
Para el momento histórico en que la cosa se pone más compleja y dura – la década del 1960, con el Concilio y el inicio de la versión armada (literal, no metafórica) del “catolicismo” (merece las comillas) argentino; y la de 1970, la era trágica– la obra concluye, dejando un final abierto, confesado, y sin adentrarse en el oscuro dominio del ángel rebelde. No es una pena. Está bien así, para el alcance pretendido del trabajo de Lida, que creo cumplido en lo sustancial. Pero al dejar abierto el fin puede interpretarse que vendrá una segunda parte, dedicada a la tragedia y a Beelzebul (uno, no dos). Si llegara a ser el caso, competiría con una historiografía ya profusa, pero nunca estará de más. Aún falta mucho por decir. El trabajo de Lida está muy bien acompañado por sus notas y merece su lectura.

1 Readers Commented

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  1. LUCAS VARELA on 11 diciembre, 2015

    Amigo Mendiola,
    El actual Director de la Revista Criterio practíca un antiperonismo «démodé» que, sospecho, bien sirve para escandalizarse por las posturas democráticas y liberales de Monseñor De Andrea.
    El actual Vicedirector de la revista Criterio, se declara reaccionario frente a las actitudes «populistas» (según él) del papa Francisco.
    Con ésta realidad, ¿qué sentido tiene gastar tiempo con Franceschi?

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