El encuentro con la teóloga Maria Clara Luchetti Bingemer, ex decana de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Río de Janeiro, y hoy investigadora becada en los Estados Unidos, ofreció la ocasión de conversar sobre la Iglesia y la vida política del vecino país en momentos en que el Congreso autorizó el juicio político para destituir a la presidenta Dilma Rousseff, lo que cual puede significar que el Partido de los Trabajadores (PT) sea removido del gobierno que ejerce desde hace 13 años.

A su paso por Buenos Aires, donde participó como expositora en el VI Congreso Internacional de Literatura, Estética y Teología, que tuvo como sedes la UCA y el Malba, recordó que “en 1964, cuando tuvo lugar el golpe de Estado contra el presidente Joao Goulart, por parte de los militares y con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos, se instauró una dictadura que poco después encontraría en la Iglesia la única voz de denuncia en contra de las torturas”.

El dominico Frei Betto, importante figura social y política e interlocutor del gobierno cubano, sufrió la prisión; y muchos compañeros suyos, la tortura. Incluso el secretario de Dom Hélder Câmara, arzobispo de Olinda y Recife, verdadero testigo de su tiempo, fue torturado y asesinado por los militares. Frei Tito de Alentar Lima, después de ser liberado y exilarse en Francia, no pudo superar el horror de los sufrimientos padecidos y se suicidó.

“En ese entonces –explica Maria Clara Bingemer– el país conoció un episcopado valiente y profético: José Ivo Lorscheiter, Paulo Evaristo Arns, el catalán Pedro Casaldáliga y el mismo Hélder Câmara fueron referentes nacionales e internacionales contra la dictadura que estábamos viviendo”.

En ese entonces, entre los obispos brasileños había un grupo progresista que daba el tono a la Conferencia episcopal, y que era apoyado por una mayoría moderada. El pequeño grupo conservador no tenía gran significación. “Después vino el largo papado de Juan Pablo II –prosigue la teóloga carioca–. Y los nuevos obispos respondían a posturas ortodoxas y muy conservadoras, alejadas del sufrimiento del pueblo. Más adelante, recobrada la democracia en Brasil en 1985, la Iglesia brasileña ya no era la única voz que manifestaba preocupación social y política, porque se habían sumado otras voces y otros referentes”. Para la teóloga, con el papa Francisco se abrió una nueva perspectiva, más pastoral que intelectual, en la Iglesia latinoamericana: “Francisco implica un cambio importante y una esperanza para las clases más postergadas, pero los más conservadores no lo respetan”.

Recientemente, los obispos brasileños reconocieron en una declaración pública el grave fenómeno de la corrupción que afecta al país, pero advirtieron, al mismo tiempo, el peligro que podría significar para la democracia, tan duramente conquistada, el impeachment. “Si bien hay algunas autoridades eclesiásticas que aborrecen al PT y al ex presidente Lula da Silva, no se manifiestan sobre cuestiones políticas sino, fundamentalmente, sobre temas que hacen a la moral sexual y al aborto”, aclara.

cuñaPara Bingemer, la figura de Eduardo Cunha, el evangélico presidente de la Cámara de Diputados, es muy cuestionada por sus abultadas cuentas bancarias en el extranjero y por su conducta, que deja mucho que desear. “El pentecostalismo protestante, con gran presencia legislativa, sobre todo gracias al grupo de la Iglesia Universal del Reino de Dios, fundada por el cuestionado y autotitulado obispo Edir Macedo, se mueve por meros intereses económicos a partir de lo que se denomina la Teología de la Prosperidad, según la cual Dios quiere que dejemos de sufrir y seamos felices. Se trata de una ética a la Max Weber llevada al extremo, con raíces en las cadenas de franquicias”, describe. Recuerda la teóloga el clamoroso caso filmado del diputado Marco Feliciano, tan odiado por los homosexuales en su país, que le exigía a un fiel de su templo que le diera el número de su tarjeta de crédito y la contraseña; caso contrario, Dios no se ocuparía de él.

De todas maneras, es bueno considerar que en la crisis actual hay un conjunto de razones que llevan a un entramado corrupto donde se entremezclan motivos religiosos, intereses económicos y de poder político. Ya el teólogo belga José Comblín, perteneciente a la Teología de la Liberación y agudo observador sociológico, señalaba que la Iglesia católica había apostado por los pobres pero que los pobres apostaron por el pentecostalismo. “Cuando se dan situaciones tan extremas –señala Bingemer–, la idea de superar el sufrimiento y la participación en liturgias efervescentes convoca a muchos ex católicos y ex protestantes de las Iglesias históricas, en la perspectiva de que Dios nos sacará de la pobreza. Al mismo tiempo, hay que reconocer que las manifestaciones religiosas tradicionales son muy controladas desde la autoridad y no hay participación plural: los católicos somos fieles anónimos, sin afecto, desprovistos de personalidad”.

Algunos observan que en una sociedad posmoderna, con pocos valores, quien no puede consumir objetos, consume religión. “No por nada el ex presidente Lula, con gran habilidad, cifró su éxito en el saber trabajar con los deseos de la gente. Un caso fue el plan ‘Mi casa, mi vida’. Lula estimuló el consumo, construyó casas precarias con materiales de baja calidad y sobreprecios, por ejemplo. Los televisores de plasma y algunos artículos para el hogar constituían la ilusión de muchos de haber superado la pobreza”, explica.

Según Maria Clara Bingemer, la economía brasileña cayó porque el PT vació las arcas públicas. No cree que Dilma Rousseff esté comprometida en la corrupción, pero sí que se demostró incapaz de comprender la magnitud de lo que sucedía en los desastres de Petrobrás. “Muchos dicen que en Brasil siempre se robó, pero yo creo que a este nivel, nunca antes. Dilma fue fabricada por Lula, a partir de su pasado militante que conoció la tortura. Carente del carisma popular de su predecesor y muy tozuda y autosuficiente, prosiguió una política económica que favorecía, por ejemplo, absurdos créditos a Venezuela mientras hacía negocios privados”, agrega.

“A diferencia del Plan Real de Fernando Henrique Cardoso, que tuvo una base sólida para el largo plazo y le dio cauce a la economía del país, los planes de Lula se demostraron electoralistas: grandes ayudas para zonas como el Nordeste o el programa Bolsa Familia, pero desatendió la educación y la salud, cuyos efectos no se advierten en lo inmediato”, afirma la teóloga. En efecto, Frei Betto se dice desilusionado, después de haber apoyado abierta y públicamente al presidente Lula, y sostiene que hoy el PT sólo es un proyecto de poder. Por su parte, el teólogo Leonardo Boff sigue manifestando su apoyo a Dilma y al Partido de los Trabajadores, en defensa de la democracia. “Lo que sucedió es que la clase media de inclinación derechista se organizó y por primera vez manifestó masivamente su insatisfacción. Y ese reclamo encontró respaldo en un Congreso que, por otra parte, está muy cuestionado por su deshonestidad”, sostiene Bingemer.

1 Readers Commented

Join discussion
  1. LUCAS VARELA on 20 junio, 2016

    Estimado señor Poirier,
    Cual es la verdadera intención de su escrito? Usted amontona instituciones, personajes y referencias que sirven para concluir con lo obvio y lo de siempre: su desprecio a lo popular, representado por Lula, Rouseff, Kirchner, Perón.
    Aunque, es de resaltar la frase de Maria Clara Luchetti Bingemer:
    “Francisco implica un cambio importante y una esperanza para las clases más postergadas, pero los más conservadores no lo respetan”.
    Si ella lo dice y Usted lo repite, es obvio afirmar que lo mismo ocurre aquí en Argentina.
    La revista Criterio, su Director, y especialmente el Subdirector, han demostrado un persistencia invariable en contra del papa Francisco, y no lo respetan. Simplemente, hay que remitirse a lo publicado en las últimas ediciones.
    Lo cual es lamentable, considerando que la Revista Criterio, pretende identificarse con un logotipo que es un crismón y un pescado; símbolos cristianos, que nada tienen que ver con una revista que se dice independiente de la Iglesia católica.
    Y si nos quedamos en Brasil, yo diría que los hechos dejan totalmente desactualizado al señor Poirier. Los ministros del señor Temer siguen renunciando por los motivos que no le pudieron descubrir a Rouseff.
    Todo un bochorno, que no hace más que confirmar que la corrupción no tiene color político. Corruptos y mentirosos, los hay en todos lados.

¿ QUIERE DEJAR UN COMENTARIO ?