libro botanaRepúblicas y Monarquías (La encrucijada de la Independencia)
de Natalio Botana
Buenos Aires, Edhasa, 2016

Quizás por mi vieja y fraterna amistad con el autor y mi falta de autoridad en el tema, no me correspondería escribir estas palabras que quieren ser un homenaje antes que una recensión. Otros más eruditos harán el resto necesario.
El mismo autor, en su presentación académica, nos relató cómo desde El orden conservador y La tradición republicana, fue retrocediendo en su indagación del pasado hasta el origen mismo de la independencia argentina.
Es preciso destacar en la obra, ante todo, la estricta y fecunda interacción de la teoría y la filosofía política con la historia; no se debe olvidar que Botana hizo su tesis lovaniense sobre la noción de la legitimidad.
En este libro notable no se advierte cesura alguna entre la doble vertiente hermenéutica. Prueba de ello es el capítulo segundo, donde el autor plantea “en el cruce de estos ejes (territorio, representación, sucesión y reducción a la unidad y transferencia del poder) la encrucijada de la independencia”.
La obra es el despliegue de este marco teórico, con un fuerte apoyo de fuentes y argumentos siempre limpios y de construcción lógica impecable.
El autor se pregunta al final: “¿Por qué y para qué la independencia? Este horizonte siguió despertando interrogantes que prosiguieron en el último siglo y traen hasta nuestros días las escuelas historiográficas, las polémicas del ensayo y las manipulaciones ideológicas del pasado. En todo caso, con la artesanía del historiador o con la exaltación propia de quienes buscan convertirse en señores de la historia, la independencia hoy está tan viva como antaño”.
En estos fastos de julio se ha citado abundantemente a Borges: no he oído recitar La elegía de la Patria: “centenarios y sesquicentenarios /son la ceniza apenas, la soflama/ de los vestigios de esa antigua llama”. La obra de Botana reaviva con vehemencia, en esta hora tan difícil de la patria, la necesidad de fundar de verdad la republica legítima que necesitamos. Aquella que hacía reflexionar a John Rawls: “¿ Cómo es posible que exista a través del tiempo una sociedad justa y estable de ciudadanos libres e iguales que, sin embargo, sigan profundamente divididos por doctrinas razonables, religiosas, filosóficas y morales?”.

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