La Economía Naranja

La economía del conocimiento es un proceso iniciado en la creatividad científica, que logra innovaciones para que las industrias produzcan alto valor agregado. El proceso, definido por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) como “Investigación y Desarrollo” (I+D), favorece el crecimiento de los países, genera empleo y beneficia a los ciudadanos que acceden a nuevas tecnologías y servicios de muy alta calidad. Esto ocurre en naciones desarrolladas de Asia, América del Norte, Unión Europea y Oceanía; los países de América Latina y África están muy rezagados: la inversión en I+D, por regiones, muestra a Asia en el primer lugar, pues aporta el 36% del total mundial; la siguen los Estados Unidos y Canadá con algo más del 30%, y la Unión Europea con 26%; América Latina y África invierten sólo el 3,5% y el 1%, respectivamente, por lo que albergan a las economías más pobres.
Sin embargo, en países latinoamericanos y de otras regiones está surgiendo una nueva economía que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) equipara de alguna manera con la economía del conocimiento: la denomina Economía Naranja. Incluye actividades creativas en las artes y la cultura, usualmente asociadas al color naranja, de allí su nombre. Generalmente protegidas por derechos de autor, combinan la creación, la producción y la comercialización de contenidos que se amplían cada vez más. Abarcan el diseño industrial, gráfico, digital y de indumentaria; el arte, la arquitectura, el cine, teatro, TV, fotografía y música; también la industria editorial, publicidad, juegos electrónicos y contenidos para celulares y web. Todas ellas generan en el mundo ingresos anuales por más de 547 mil millones de dólares, equivalentes al PBI de un país como el nuestro y más que el sector automotriz mundial. La CEPAL y la UNESCO las consideran “industrias de contenido creativo” que emplean a 144 millones de personas, de las cuales 10 millones son de América Latina.
En 2016, en una reunión en Washington del Banco Mundial y el FMI, a la que asistieron ministros y presidentes de bancos centrales latinoamericanos, los países de la región coincidieron en la necesidad de reformar sus economías, a raíz de la caída de los precios de los commodities. El economista jefe para América Latina y el Caribe del BM, Augusto de la Torre, recomendó a nuestro país “hacer más películas para Hollywood, por ser una actividad en la que los argentinos se destacan y el comienzo de una industria que puede crecer”. Efectivamente, en 2016 la producción nacional de cine tuvo el récord de casi 200 estrenos, y la asistencia de público a ver películas argentinas creció en los últimos años un 90%.
También nos destacamos en creatividad publicitaria al estar entre los países más premiados en el festival Cannes Lions. Otros emprendimientos como DeRemate.com, Patagon, Officenet o despegar.com son muy innovadores y algunos fueron adquiridos por empresas internacionales. MercadoLibre, la mayor plataforma de comercio electrónico y pagos globales de la región, fue destacada por el presidente Mauricio Macri en un coloquio empresario como uno de los emprendimientos más innovadores del país.
En la Argentina, las actividades de la Economía Naranja representan el 2,2% del PBI; en la ciudad de Buenos Aires el 10% de su PBI, y en la provincia, el 2,55%. El Ministerio de Producción indica que la exportación de estos servicios, que incluyen talento y creatividad, ya ocupa el segundo lugar, detrás de la exportación de soja. Un dato alentador.

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