Panorama político internacional

Quienes desde la política, la economía, las finanzas, la academia o el periodismo procuran interpretar la marcha del mundo y las relaciones internacionales, suelen padecer la inútil ambición de predecir el futuro. Los más prudentes, se concentran en la no menos difícil tarea de interpretar los distintos procesos mientras se van desarrollando, y sus influencias recíprocas.
Un punto de referencia, a la hora de sondear la evolución de la vida política internacional, es el momento inicial del orden creado al terminar la segunda gran guerra, cuando con la Carta de las Naciones Unidas se intentó sentar las bases de una paz permanente. A partir de entonces, cada acontecimiento de la vida internacional debe medirse en función de su adecuación o alejamiento respecto de la Carta de San Francisco (Naciones Unidas, 1945).
Los primeros meses de este año ofrecen un muestrario de procesos de importancia. Una lectura política clásica no dejaría de observar la dificultosa digestión del Brexit en Europa y las tensiones con la Rusia del autarca Putin. En Asia, la prolongada sangría afgana, la consolidación del poder de Xi Jin Ping, los avatares de Corea del Norte y el liderazgo violento de Duterte en Filipinas. En África, la sucesión de cambios traumáticos en la conducción de varios de los más importantes Estados. En Medio Oriente, Turquía, Irán y Rusia conciertan sus posiciones con relación a la cuestión kurda; la efímera primavera árabe dio paso al inconcebible drama de Siria, la consolidación de un nuevo general en Egipto y el prolongado impasse israelo-palestino, con un reciente aflorar de la violencia, que de todos modos subyace. Nuestra América latina registra situaciones que van desde la ola de cambios generados por la corrupción en Brasil y Perú, a los alarmantes índices de violencia en México y Venezuela. A esto cabe agregar la sombra de manifestaciones de proteccionismo que se cierne sobre el comercio internacional. En todos estos escenarios campea el interrogante sobre las posiciones que adopta Washington bajo la impredecible conducción de un Trump cuyo equipo de gobierno se caracteriza por la inestabilidad.
En el orden internacional el panorama no es desesperante, pero sí es decepcionante. Bastaría con mencionar la ocupación rusa de Crimea para advertir la flagrante y continuada violación de la Carta de las Naciones Unidas y la frágil estabilidad institucional de un mundo que mantiene cuantiosos arsenales nucleares en condiciones de ser activados.
Desde su atalaya vaticano, Francisco no ha dejado de apuntar a los efectos de este estado de cosas en los refugiados, los migrantes y los pobres que dejan de recibir lo que deberían, porque esos recursos se destinaron a armamentos cada vez más costosos y sofisticados en su capacidad de destrucción masiva.
La inestabilidad irracional de muchas notas del mundo actual responde a un sistema de reglas limitado, que además no se cumple. Esto puede servir como descripción, pero no necesita ser un destino ni una receta. En definitiva, depende de las decisiones que tomen los más poderosos y, en su medida, también los menos poderosos. Abundan países con sistemas políticos de ordenamiento interno que son frágiles, no garantizan la vigencia de los derechos y no asumen su cuota de responsabilidad internacional en materia de cooperación y paz.
La Argentina, por medio de su Gobierno y en particular de su Cancillería, tiene a su cargo una responsabilidad inusualmente importante como sede del G20 y candidata a integrar la OCDE. Pero también lo tienen las empresas, los bancos, los sindicatos, la prensa y la sociedad civil, que desde la opinión pública pueden contribuir aportando su visión. En tal sentido, es de esperar que el Gobierno proporcione una información actualizada y veraz sobre el rumbo que sigue en materia exterior. Del mismo modo, es de auspiciar que se valga del servicio exterior profesional con que cuenta nuestro país, evitando la designación de personas que, por no conocer el oficio, carecen de la necesaria idoneidad.

2 Readers Commented

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  1. horacio bottino on 20 junio, 2018

    no dice nada del criminal Trump

  2. Ruben Alberto masson on 16 septiembre, 2019

    El cooperativismo tanto en Suecia, Mondragon, en la zona rural Argentina que conozco ha tenido éxito económico y social contundente y comprobado. El problema para la paz mundial es el capitalismo cuyo dios es el dinero y el mas buitre y zagas especulador, oportunista a moral, son los que llevan al mundo por el poder de la criatura que desconoce la voluntad de Dios. La vida efímera que pende de un hilo, logra que la humanidad entera viva en estado de pánico y lejos de poder se auxiliada en todo tipo de catástrofe. El auxilio económico es conocido por todos, el más importante, el espiritual no es tenido en cuenta, siendo que el espíritu es la vida eterna.

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