El cisne negro del coronavirus cuestiona todos los supuestos y lo que se había dicho, imaginado o planificado. Al mismo tiempo agrava, en los niveles globales, regionales e internos, las contramarchas de un mundo desconcertado.
Hoy proliferan tensiones localistas y se condicionan los alcances de la globalización. Las migraciones forzadas son en sí mismas un drama, pero al mismo tiempo signo de contradicción, mientras el combate a la pandemia exige, precisamente, paralizar los movimientos masivos de personas.
Entre nosotros, además, pululan las falsas noticias, se desconfía de la institución judicial como dispensadora de Justicia y hay quienes procuran instaurar una corrección política sobre quién tiene derecho a vivir y quién no.
Es en este contexto que la palabra presidencial adquiere una importancia singular. Por ello interesa comparar el mensaje al Congreso del presidente Alberto Fernández el pasado 1° de marzo, con el primer discurso que pronunció el día 10 de diciembre de 2019.
En aquella oportunidad, el Dr. Alberto Fernández, que entre otros títulos ostenta el de profesor universitario, había afirmado que “toda verdad es relativa”. De ese modo dejaba abierto el cauce para relativizar afirmaciones que él mismo hubiera hecho en el pasado, en ese mismo momento o en el futuro. Tan es así, que hoy nos habla de crear (sic) “una ética de las prioridades y las emergencias”. ¿Cómo será esa ética? ¿Una ética a medida? ¿Qué relación guardará con los valores que consagra la Constitución Nacional?
Con éste caveat, parece oportuno señalar algunas cuestiones que suscitan inquietud a la luz del último discurso presidencial.
Acierta el Presidente al afirmar: “Sabemos que nuestro país no se destaca por haber tenido políticas de Estado. Desde 1983 ha habido sólo dos constantes: la decisión irrevocable de vivir en una sociedad democrática y la voluntad de integrarnos regionalmente”.
Por ello mismo es llamativa la ausencia de contenidos de la “visión de Proyecto Nacional de Desarrollo” o “el plan macroeconómico que perseguimos”. Maxime cuando se trata de una tarea confiada a funcionarios de distintas áreas económicas que hasta ahora no parecen integrar un
equipo con metas y dirección identificables, o que hayan dado a conocer un programa económico con objetivos y medios congruentes.
Ciertamente, hasta el momento no se conocen los términos del plan, mientras el riesgo país supera todos los récords cuando se escriben estas líneas.
También se espera todavía conocer el articulado del anunciado “Nuevo Contrato de Ciudadanía Social”.
Distintos analistas de la política argentina coinciden en identificar las cualidades personales e intelectuales que posee nuestro Presidente. Acuerdan también en los muchos desafíos a los que debe hacer frente. Entre ellos, el de arbitrar entre las distintas corrientes que componen su base
de sustentación política. Mientras tanto, el camino que se está emprendiendo muestra signos equívocos.
Por una parte, Alberto Fernández nos ha dicho que quiere ser el Presidente de la escucha y del diálogo. Un diálogo que reconstruya la casa común con un gran proyecto nacional, un acuerdo Estratégico para el Desarrollo que ayude a volver a unir a la mesa familiar.
También ha hablado de “Nunca más al Estado secreto… Nunca más a la oscuridad que quiebra la confianza. Nunca más a los sótanos de la democracia… Si logramos detener el odio, podremos detener la caída de la Argentina”. Palabras encomiables.
Pero al mismo tiempo, el Presidente elogió “la visión estratégica“ de la Vicepresidente, cuando el legado y la verba habitual de Cristina Fernández no parece lo más indicado para detener el odio o iluminar la oscuridad. Su
anterior mandato se basó en un programa engañoso “que consistió en destruir la contabilidad”, como recordaba Eduardo Fidanza en su momento, dejando un campo propicio para la corrupción.
Lo dicho hasta aquí debe ahora ser visto a la luz del desafío colectivo que representa la peste del coronavirus.
Estamos ante una dimensión de la realidad cruda que nos obliga a dejar de lado quimeras ideológicas, especulaciones mezquinas o vacías frases de efecto.
En esta hora difícil, los argentinos necesitamos poder confiar en nuestro Presidente y apoyarlo para que sepa guiarnos con clarividencia y transparencia, en unión y libertad.

2 Readers Commented

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  1. Roberto on 28 mayo, 2020

    Para algunas afirmaciones me faltan premisas…. veamos algunas:
    «Entre nosotros, además, pululan las falsas noticias, se desconfía de la institución judicial como dispensadora de Justicia y hay quienes procuran instaurar una corrección política sobre quién tiene derecho a vivir y quién no»… .bueno, no veo bien cómo se vincula la justicia con la pandemia y el derecho de vivir, por supuesto, se puede forzar un poco el argumento y al final… todo tiene que ver con la justicia humana – o con la divina –
    Vamos con otra «En aquella oportunidad, el Dr. Alberto Fernández, que entre otros títulos ostenta el de profesor universitario, había afirmado que “toda verdad es relativa”. De ese modo dejaba abierto el cauce para relativizar afirmaciones que él mismo hubiera hecho en el pasado, en ese mismo momento o en el futuro» . Bueno, un poco de tema de clase social, los profesores no pueden mentir porque son universitarios? Y por otro lado, descontextualizar la afirmación del Presidente, ¿no es relativizarla para usarla ad hoc en este texto? Si no vemos el contexto de enunciación, podremos sin dudas decir o hacer decir cualquier cosa. Pero sigamos.
    Se plantea, con connotaciones morales, el tema de la ética. «“una ética de las prioridades y las emergencias”. ¿Cómo será esa ética? ¿Una ética a medida? ¿Qué relación guardará con los valores que consagra la Constitución Nacional?», bueno, podemos pensar que la polítca de por sí es la ética social, pero como sabemos, refiere a temas contingentes, por lo tanto, no es ilógico pensar en las prioridades, porque justamente el problema es que al política no puede todo.
    En relación al plan económico, bueno, señalamos «Por ello mismo es llamativa la ausencia de contenidos de la “visión de Proyecto Nacional de Desarrollo” o “el plan macroeconómico que perseguimos”. Maxime cuando se trata de una tarea confiada a funcionarios de distintas áreas económicas que hasta ahora no parecen integrar un
    equipo con metas y dirección identificables, o que hayan dado a conocer un programa económico con objetivos y medios congruentes.». Claro, válido sólo si omitmos que cualquier plan es un libro de ficción si primero no se resuelve el tema de la deuda y de «honrarla» digamos. Acá faltó señalar ese detalle… bueno, al fin y al cabo es relativo.
    Más adelante parece confundir a Alberto con Cristina, que si bien son Fernández no son la misma persona, y vamos: » el Presidente elogió “la visión estratégica“ de la Vicepresidente, cuando el legado y la verba habitual de Cristina Fernández no parece lo más indicado para detener el odio o iluminar». Y sí, se trata de contextualizar, porque hablamos de política, no de escribir novelas, y la «visión estratégica» hace referencias a las prioridades de la sociedad, pero no necesariamente a acordar en todos y cada unos de los puntos que, por otra parte, y como es público, ya sabemos que no coinciden.
    Bueno, sigamos, «Lo dicho hasta aquí debe ahora ser visto a la luz del desafío colectivo que representa la peste del coronavirus», es decir, ¿debe ser evaluado en relación a la epidemia? ¿en qué sentido? Asumamos que se vincula con esto, aunque haya al medio un punto y aparte: » Estamos ante una dimensión de la realidad cruda que nos obliga a dejar de lado quimeras ideológicas, especulaciones mezquinas o vacías frases de efecto.» No está claro si el Presidente, según la perspectiva del autor, nos propone «quimeras ideológicas», o está entrando en «especulaciones mezquinas» o sólo hace declaraciones con «frases efecto», Esa falta de claridad, ¿no es una frase de efecto del autor? ¿Podría explicitarnos, o ya lo demostró con lo anterior?

    Vamos cerrando, que se termina… «En esta hora difícil, los argentinos necesitamos poder confiar en nuestro Presidente y apoyarlo para que sepa guiarnos con clarividencia y transparencia, en unión y libertad», bueno, creo esto quiere decir que el autor no confía en el Presidente (aunque apele a un nosotros colectivo, al parecer desconoce que a la fecha, el Presidente cuenta con una amplia aprobación de la gestión de la pandemia).
    Saludos a los lectores

  2. Jorge on 8 junio, 2020

    Adhiero totalmente a la posicion planteada por Roberto.
    El autor de la nota es tendencioso en la forma de escribir y relaionar

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