En el Resucitado, en su cuerpo glorificado, en la boca misma de sus heridas ya no reina la muerte, sino el Espíritu, el soplo de vida. Y la cruz de la victoria y de la luz, a la que nuestro bautismo nos adapta, puede en adelante transformar la más desesperada situación en muerte-resurrección, en pascua y tránsito hacia la eternidad.

 pascua-caravaggio-11-tomas-dedo-en-la-llagaEntren todos en la alegría de Su Maestro –dice san Juan Crisóstomo–. El festín está listo, que todos participen de él. El ternero está servido, que nadie se vaya con hambre. Que todos se deleiten en el banquete de la fe. Que nadie llore aún sus faltas porque el perdón ha resplandecido de la tumba. Que nadie tema a la muerte porque la muerte del Señor nos ha liberado. El infierno ha tomado un cuerpo y se ha presentado ante Dios; ha tomado la tierra y ha ganado el cielo. “Muerte, ¿dónde está tu aguijón?; infierno, ¿dónde está tu victoria?” (1 Co 15,55). Cristo ha resucitado y reina la vida.

 

Oliver Clément [De Sobre el hombre]

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