Una de las paradojas argentinas consiste en que la polarización que se observa en la estructura social no se repite en la estructura de la división de partidos políticos.La Argentina es un país de divisiones. Ortega y Gasset intuyó la existencia de una oscura compulsión que impedía a España integrarse como nación, muy semejante a la que existe actualmente en nuestro país, y la denominó particularismo. Pocos años después esa compulsión se convirtió en acción directa, causando un millón de muertos. El destino vital de una nación depende, en definitiva, de la capacidad de incorporar creativamente a todos sus miembros. Consiste, sencillamente, en un proceso de integración. Pero, como ocurre en los ecosistemas y en los cuentos de Borges, la mutación no nace nunca en el centro sino en los bordes, la vitalidad está en las orillas.

Cuando los integrantes de un organismo social o biológico no se abren… se extinguen. Y con ellos tiende también a desaparecer el sistema que los cobija. La compulsión disociativa actual de nuestro sistema socio-político va en esta dirección. Con las únicas excepciones de las mesas de enlace agropecuaria, de ex ministros de energía y religiosas al nivel ecuménico. La Argentina necesita ser conducida por dos grandes coaliciones partidarias, que se alternen entre el Gobierno y la oposición, complementando sus atributos a través del tiempo. Un sistema político bipolar que elimine la incertidumbre, haciendo previsible el futuro de la nación.

En todo sistema, el nivel de claridad y eficiencia es inversamente proporcional al número de los factores que lo integran. En política, la fragmentación en partidos, corrientes o movimientos suele incrementar la confusión y complicar las decisiones, aún más que la proliferación de candidatos. Los sistemas bipartidarios vigentes en el mundo demuestran que en ellos la población se unifica de acuerdo con ideales, principios y programas de largo plazo. Cuando las opciones electorales son solamente dos, los ciudadanos pueden conocer mejor las propuestas, y saber lo que posiblemente les espera después de elegir.

Por el contrario, en sistemas multipartidarios como el nuestro, la política se convierte en un juego de azar, donde la proliferación de programas, candidatos y fórmulas oscurecen la visión del ciudadano, impidiéndole elegir racionalmente a sus candidatos.

La rutina de la alternancia, que se observa en las naciones avanzadas, es también un factor que explica el nivel de desarrollo y de coherencia política alcanzados en los últimos años por nuestros vecinos: Brasil, Chile y Uruguay.  Immanuel Kant demostró que la descomposición del todo en sus partes puede facilitar el conocimiento, pero no añade nada nuevo al saber. Un sistema político plagado de partidos y candidatos, dependientes de la dudosa probabilidad de las encuestas, no preanuncia gobiernos confiables.

Sabemos, por experiencia, que la desintegración de las fuerzas políticas determina un fenómeno contrapuesto de disgregación y al mismo tiempo de concentración del poder, que condiciona la independencia de las instituciones. A pesar de ello nuestros dirigentes continúan fragmentándose en forma irracional, dentro y fuera de sus partidos.

Cuando alguna institución, como sucedió recientemente en la Comisión de Justicia y Paz del Episcopado, intenta promover el consenso entre el sistema político y la sociedad civil para centrar la prioridad sobre un tema tan crucial como la pobreza, la iniciativa es de inmediato rechazada, o queda “en suspenso”.

La tarea esencial del Estado y de los líderes sociales consiste en encontrar síntesis que aglutinen lo heterogéneo, en función de principios y valores compartidos, transcendiendo las diferencias e intereses individuales.

La paradoja argentina consiste en que la polarización que se observa en la estructura social no se repite en el sistema de la política nacional. Los principales dirigentes se muestran incapaces de reiterar –a escala nacional– la frecuente división en dos que suelen practicar en sus propios partidos. Esta impotencia para aglutinarse, integrando en dos únicos polos a todas las fuerzas políticas, contradice la tendencia que se observa en las “internas” de la mayoría de las organizaciones de la sociedad civil, donde prolifera la polaridad.

En materia de opiniones, comportamiento, actitudes y decisiones individuales, los ciudadanos argentinos somos maniqueos. Concebimos a diario la realidad como oposición entre dos principios, que suelen reflejar el bien y el mal. Basta observar algunos ejemplos para descubrir numerosos casos de “polarización forzada”:

-la opción entre dos candidatos en las últimas elecciones de la Confederación de Trabajadores Argentinos (CTA) y en la votación de los abogados de la Capital Federal y del Interior son ejemplos cuya polarización anticipa cambios en el sindicalismo y el Consejo de la Magistratura;

-el binomio histórico Balbín-Frondizi, bajo otros nombres y circunstancias, quizá todavía subsista en la UCR;

-la división peronista actual entre oficialismo y disidentes proyecta la vieja escisión del justicialismo, abortada por Perón en la Plaza de Mayo;

-en el socialismo y en otros partidos doctrinarios, el bicefalismo es una vieja tradición;

-la falta de convergencia entre los sectores público y privado es inexplicable. Suele existir en casi todos los sectores clave para el desarrollo (campo, industria, inversiones, investigación) y sociales (seguridad, salud, educación, asistencia social, vivienda, ambiente), que –en forma absurda– permanecen también polarizados;

-las relaciones nación-provincias y provincia-municipios están desarticuladas. Y esa incompatibilidad se acentúa en los períodos electorales;

-el sistema político y la sociedad civil no se integran –como en otros lugares del mundo– para el bien de los ciudadanos en una suerte de unión que nace en función de la conveniencia, sino que viven enfrentados, haciendo inhabitable el hogar común;

-nuestra cultura se escindió entre Buenos Aires y el interior y entre Europa y América mucho antes de que el comercio, las ideologías, la economía o el cambio climático polarizaran el planeta;

-en las situaciones límite y en opciones deportivas, económicas, sociales o en los conflictos que involucran al sistema de valores se ignoran la mediación y la síntesis creativa, contraponiendo invariablemente los extremos: agro-industria, estado-mercado, libre-laica, azules-colorados…

Ejercemos –sin saberlo– una forma del derecho semejante al que otorgaba poder a la plebe romana (el plebiscito por Sí o por No) como recurso elemental no extremo sino inicial, cuya práctica excluye el acercamiento razonable en busca del acuerdo o de la mediación. Esta compulsión a la dicotomía para resolver los conflictos nos obliga a vivir en una suerte de enfrentamiento permanente. Pero en el veneno está también la cura. La polarización podría ser la clave para resolver el problema de la irracional dispersión partidocrática, simplificando las opciones electorales para fortalecer la democracia.

Herodes es argentino. Ninguna de las varias madres-candidatos que se disputarán la posesión del niño-nación está dispuesta a salvarle la vida, uniéndose a las otras para dejar que una de ellas asuma su destino y renunciando, por el bien común, a poseerlo exclusivamente para sí, antes de que lo maten.

 

El autor es politólogo y profesor en la Universidad del Salvador.

17 Readers Commented

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  1. Eduardo Filgueira Lima on 12 agosto, 2011

    Excelente artículo. Agradeceré v/autorización para re-publicarlo en nuestro blog, ya que consideramos importante su difusión, con total respeto a las indicaciones de autoría y fuente. Quedo a la espera de v/ consideración. Dr. Eduardo Filgueira Lima

  2. Gustavo F.Grizzuti on 15 agosto, 2011

    Estimado Director: El artículo del señor Angel Castillo Marín comienza por igualar como lo hacía Émile Durkheim en el siglo antepasado y parte del siglo XX cuando las ciencias sociales eran las hijas bastardas de las ciencias naturales. Como se sabe Durkheim sostenía en su tiempo que había que estudiar la sociedad como «cosas», siguiendo a su antecesor A.Compte quien denominó a la sociología como física social.
    La Sociedad para Durkheim era vista como un organismo, este organicismo a pesar de ser superado, parece que perdura en el autor del artículo «La paradoja de la Polarización».
    No me parece científico que lo deseable por este autor , el bipartidismo, tenga que revestir el carácter de obligatorio.
    Considerar algo asi sería también ignorar la evolución de las ciencias sociales porque las sociedades, los hechos sociales, gracias a Dios, no son ni nunca fueron cosas a no ser en la pobre imaginación de Durkheim
    No creo que sea sano para ninguna sociedad que solamente deban existir dos religiones o dos clubes de fútbol o dos partidos políticos o dos comidas ni dos ropas ni dos remedios por decreto.
    Atentamente le saluda
    Gustavo F.Grizzuti
    Abogado
    Mestrando en Ciencias Sociales y Humanidades Univ.Nacional de Quilmes.

  3. Juan Carlos Lafosse on 15 agosto, 2011

    “Los sistemas bipartidarios vigentes en el mundo demuestran que en ellos la población se unifica de acuerdo con ideales, principios y programas de largo plazo.”

    Si vemos los resultados de la elección de ayer (14/8/211), podemos ver que se enfrentaron una propuesta, un “modelo” – o sea el reclamado ideal con principios y programas a largo plazo – contra una serie de personajes manipulados por el sistema mediático, ninguno de los cuales propuso un proyecto alternativo creíble y sustentable en el tiempo.

    Argentina no es el contraejemplo de los países “civilizados” bipartidistas, es un país con una historia no lineal que arranca de un modelo aristocrático ligado a intereses económicos extranjeros. Mas adelante pierde décadas enteras, de irracionalidad y violencia inconcebibles, tratando de extirpar el peronismo en lugar de realizar una síntesis que lo incluya e incorpore nuevas ideas.

    Hay culpables y ganadores, no somos «los argentinos» culpables de esta historia, somos las víctimas. Pretender que el monopolio de la voluntad de acordar, de consensuar, estuvo alguna vez en esta oposición no se compadece con la realidad.

    Lo que dividió a la oposición es que se prestaron a participar de un “concurso de belleza” cuyo jurado son las corporaciones que los evaluó (y financió) de acuerdo con su adecuación a intereses particulares.

    El problema es que si los intereses económicos son los que manejan la política, solo se puede llegar a sociedades con cada vez más desigualdad, más injusticia.

    Un proyecto político superador debe ver todo lo bueno que ha hecho este gobierno, no solamente lo que real o imaginariamente es “malo” e ignorar y tapar lo positivo.

    El mensaje xenofóbico, discriminador, que hemos visto es el pasado, un retazo de aristocracia y plutocracia que impide la unión de los argentinos.

    Superémoslo, la Argentina y los argentinos lo merecemos.

  4. Dario Carlos Mosso on 15 agosto, 2011

    Detecto un importante error de actualización en el artículo. En Brasil no hay dos grandes fuerzas que ejercen la bipolaridad. Hay varios partidos. El PT con el cual triunfó Lula era minoritario.El Federalismo Brasileño es duro, y los gobernadores son fuertes «caudillos» locales.Sin embargo, esos»fragmentos» se ponen de acuerdo en las políticas esenciales. No hace falta ser «dos» para negociar.Pueden negociar varios.
    En Uruguay tampoco son las dos grandes «bipolaridades» históricas las que han llevado al sistema actual. El Frente Amplio implicó la «trilaridad» de la política Uruguaya.
    En Argentina, aunque no parezca así, salvo en la izquierda «dura», las posiciones diversas, sobre todo en lo valórico se dan «dentro» de los grandes partidos. El «misticismo» de Scioli y su acercamiento a la jerarquia católica, no tiene nada que ver con el «anticlericalismo ordinario» de Anibal Fernández. Ni es lo mismo Urtubey que Capitanich.
    En el radicalismo,una cosa en Alfonsín, otra Sanz, otra Cobos.
    Las tesis «liberales» o «tradicionales» en cultura y familia, son propias de dirigentes de ambos grandes partidos, y para ello bastó ver la votación en el «gaymonio».
    En Chile la concertación fue un producto de la dictadura larga y «exitosa»de Pinochi, pero Ominani desmostró que eso no es eterno.
    El tema no es que haya «dos grandes fuerzas». El tema es que «los grandes objetivos nacionales», sean encarnados en «toda la clase política», dejando de lado extremos. Pero no disensos, porque por ejemplo, no puede haber «consenso» en «mas o menos aborto», no puede haber consenso en que «es y no es famila», no puede haber consenso entre «asistencialistas» y «promotores del desarrollo humano». Eso no significa que se «agredan», eso significa que son temas para los cuales se debe conservar una linea valórica coherente.
    La mención a la «plebe romana» parece resabio de algún viejo prejuicio que siempre enfrentó a los que viven en Buenos Aires Capital desde hace muchos años, y el «resto», el «afuera», que en realidad, en el «adentro» de la Argentina.

  5. Que el bipartidismo no es siempre la solución queda claro cuando pensamos en el caso de algunos países cercanos donde la crisis de legitimidad de los dos partidos tradicionales, que se fueron alternando en el poder, llegó a ser de tal magnitud que, para evitar la caída en la anomia, permitió el surgimiento de un régimen autoritario. Creo que la experiencia mencionada debería hacernos tomar conciencia de que el bipartidismo no es una panacea. Que lo importante, más bien, es el fortalecimiento de la participación de los ciudadanos mediante «la democratización de la democracia», como se ha estado afirmando en tiempos recientes.
    Raúl Ernesto Rocha Gutiérrez
    Doctor en Teología
    Magíster en Ciencias Sociales
    Licenciado y Profesor en Letras.

  6. Pilar Arribas on 15 agosto, 2011

    Me gustó el artículo, muy actual y práctico para lo que hoy nos está pasando en Argentina.
    Apoyo un sistema político bipolar entre el gobierno y la oposición, creo que podría solucionar muchos problemas.
    Gracias por compartir

  7. Martin on 16 agosto, 2011

    Señor Director
    Flaco favor hace el firmante de esta nota a la imagen de su profesión y a la de su centro de estudios con el desarrollo de tal lista de simplezas unidas solo por el lugar común y del todo carentes de concepto alguno.
    Desconozco los títulos y honores del señor firmante pero no pongo en duda que su colación de grado habrá tenido lugar de forma meritoria, de modo que no sería mucho pedir que se esfuerce aunque mas no sea un poco, por hacer que la lectura de sus opiniones sea una actividad minimamente enriquecedora y no un aburrido recorrido por sobre un panfleto de propaganda política lleno de vacíos.
    Saludo a ud atentamente.
    Martín Campos.

  8. daniel fuentes on 16 agosto, 2011

    Coincido en la posibilidad de incorporar a todos sus miembros (a la Nación, en la sociedad y a la conducción) dependiendo de la voluntad de cada miembro y esa posibilidad tiene que llegar al borde, hasta el último individuo.
    La disociación de nuestra sociedad muestra a cada sector integrándose por su interés y luchando por conducirla.
    En las organizaciones de la sociedad civil se nota una polarización, ¿no será que esas organizaciones llevan adelante ideas personalistas, analicen la conformación de la comisión y sus presidentes (me da vergüenza nombrar alguna)?
    Lo que tienen que tener las asociaciones libres del pueblo, la que está en los bordes o en en el centro de la tormenta, por la voracidad del sistema para convertirla en mercado (no confundir con sociedad civil.o.n.-g. creadas para responder a programas del poder económico llamado de responsabilidad social corporativa por algún banco y cobrar tasas de interés del 60%) es la posibilidad de participar (sus miembros) de la herramienta política y contar con leyes que hagan a un sistema solidario y no que dependan de las mismas leyes del mercado al arbritio de abogados sin posibilidad de remuneración, salvo con sus bienes.

  9. Juan Carlos Lafosse on 16 agosto, 2011

    En el encuentro organizado por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) en el hotel Pestana, Sergio Berensztein, el expositor invitado, instó a derribar algunos lugares comunes del establishment y advirtió sobre elucubraciones que no siempre se condicen con lo que realmente pasa «A veces hablamos en un microclima y no tenemos idea de lo que está pasando en la sociedad».

    Todos, inevitablemente, componemos nuestra visión de “lo que pasa” a partir de información parcial. El problema es que tendemos a privilegiar la información que refuerza el marco conceptual que hemos creado y de esta forma vamos “congelando” nuestro pensamiento. En esta situación, directamente no vemos nada que no encaje con lo que nos tiene “enfocados”.

    En un interesantísimo experimento, investigadores de la Universidad de Harvard consiguieron voluntarios a los que les presentaron un video de un partido de básquetbol y les pidieron que contaran la cantidad de pases que hacían los jugadores de blanco, pero que ignorasen los de los de negro. El video duraba menos de un minuto, e inmediatamente después de finalizado les preguntaban cuántos habían contado. (Si el lector deseara hacer la prueba por sí mismo, puede detener la lectura ahora mismo e ingresar en http://www.theinvisiblegorilla.com. Deberá observar el video atentamente y asegurarse de incluir en su cuenta tanto los pases aéreos como los de rebote.)

    La respuesta correcta era 34 o tal vez 35. En realidad no importa. La tarea de contar los pases tenía como objetivo mantener al observador ocupado en algo que requería atención a la acción que se desarrollaba en la pantalla, pero en realidad la habilidad para contar pases no interesaba.

    Lo que se estaba testeando era otra cosa: promediando el video, una estudiante disfrazada de gorila entraba en la escena, se detenía entre los jugadores, miraba a cámara, levantaba el pulgar y se retiraba, luego de haber permanecido alrededor de nueve segundos en pantalla.

    Después de preguntarles a los sujetos acerca de los pases, les hacían las preguntas más importantes:

    –¿Notó algo inusual mientras contaba los pases?
    –No.
    –¿Notó alguna otra cosa, además de los jugadores?
    –Bueno, había algunos ascensores y unas letras “s” escritas sobre la pared. No sé para qué estaban esas letras “s”.
    –¿Notó a alguien además de los jugadores?
    –No.
    –¿Notó un gorila?
    –¡¿Un qué?!

    Sorpresa, ¡alrededor de la mitad de los sujetos del estudio no había notado el gorila! Cuando volvieron a mirar el video, esta vez sin contar los pases, lo detectaron fácilmente y quedaron atónitos. Algunos dijeron: “¿No vi eso?” o “¡No puede ser!”. Algunos acusaron a los investigadores de cambiar la cinta cuando no estaban mirando.

    NOSOTROS, ¿cuantos gorilas no vemos cada día?

  10. Fredy on 16 agosto, 2011

    Lamentablemente, la Argentina aún sigue con la postura del caudillismo, nos gusta el caudillo/a y pienso que se debe a que no nos gusta todavía asumir una vida en democracia donde todos, cada uno en su lugar tiene que participar en el destino de la Patria. Es más cómodo que el lider, piense, guie, resuelva, dictamine, dirija en nombre de todos. Hoy como carecemos de esos líderes surgen la multiplicación de partidos y como novedad la multiplicación de frentes del mismo partido, el ejemplo lo demostraron las elecciones del día 14 de agosto. Un frente del partido gobernante conducido por una lider, y luego la oposición que no puede reunir votos porque están tan fraccionados que no llegan a contar con cantidades de votantes que les permita poder hacer frente al partido gobernante. Hace falta escuela de políticos, falta formación para ser poíticos, no simples buenas voluntades.

  11. Juan Carlos Lafosse on 16 agosto, 2011

    Estimado Fredy,
    Efectivamente no alcanza con buena voluntad para ser político!
    Fijate mi comentario en el número de Junio 2011 en «La oposición también degrada la política»
    Cordialmente,
    jc

  12. Franklin M. Obarrio on 16 agosto, 2011

    Me resulta difícil opinar entre gente tan erudita. Sobre todo porque bipartidismo sí o bipartidismo no tanto, me he quedado detenido en la película que nos proyectaron a partir del Domingo 14 de agosto a las 21, como un rayo láser que nos adormiló en números inamovibles desde el principio hasta el fin, aunque todavía no pasaron la última escena, siempre la más esperada en todo film de suspenso, porque hubiera sido monótono mostrar otra vez el principio. He llegado ya a una conclusión y es ésta: a la nación Argentina le basta con expertos en informática, que sepan cargar los guarismos que vienen en los telegramas y que lo hagan sin confundirse. Y me alegra que estamos en el buen camino, porque ahora que cada chico tiene su computadora, que le regalaron forzosamente los jubilados, muy pronto todos y todas podrán jugar con su ordenador y harán magia informática, como sus mayores ya instruidos. Y no hará falta alternancia, porque así se alcanzará la unidad por la que trabaja nuestra presidenta, todos con ella y ella en él.

  13. Sebastian on 18 agosto, 2011

    Pero para eso se requiere gente que piense. Y pensar está mal visto en la actualidad. Sólo se guían por los sentimientos del momento. Son todos adolescentes.

  14. Monick on 19 agosto, 2011

    Asi que Obarrio dice que todos podremos jugar con los ordenadores? ajá, pensé que eran para otra cosa, la pucha!

  15. CARLOS ESTRADA on 22 agosto, 2011

    ARGENTINA- MUCHAS DISCUSIONES DE DEVENIDOS «INTELECTUALES» (NO ME REFIERO A LOS COMENTARISTAS DE ESTA PÁGINA), ANÁLISIS DE OPINÓLOGOS QUE DEFIENDEN OTRO COLOR DE BANDERA, PROPUESTAS MENTIROSAS DE TODOS LOS PARTIDOS POLÍTICOS, COMPARACIONES «CONSUELO», SOLUCIONES MÁGICAS OFRECIDAS EN BANDEJA Y OTROS CONDIMENTOS DEL CIRCO.

    UN SIMPLE PINCELAZO DE CRUDA E INNEGABLE REALIDAD…

    Los que manejan los títeres en Argentina (entiéndase: ciudadanos confiados, engañados y usados como papel higiénico a la hora de elegir candidatos), tendrían un solo objetivo “altruista”: enquistarse en sillones de poder y llenarse de fáciles dinerillos, historieta nunca investigada porque hacen creer ante la prensa o en sesiones especiales que los distintos bandos políticos se «pelean», pero todos son amigos del amigo, toman café y almuerzan juntos y no se pisan la cola respetando los «kioscos» ajenos (no generalizo) y cómodamente siguen durante décadas ambicionando cargos mayores y «trabajando» (?) de espaldas al sufrido pueblo sin «padrinos» (en todas las áreas oficiales sería igual) ¿la ética será dejada en el tarro de residuos?; tal vez el honor sea palabra desconocida y cosa del pasado (por supuesto, habría excepciones, pero… si todo está mal debe ser porque abundarían los que hacen equivocadamente sus deberes). Se utilizarían incorrectamente influencias inconfesables para tener asegurada la impunidad y lograr fortunas en dólares para comprar residencias lujosas, flotas de automóviles importados, campos, veranear en el exterior y rodearse de asistentes, secretarias, choferes, custodios armados, etc. ¿O hay parlamentarios, juzgadores, jefes de importantes despachos, gobernantes, intendentes, gremialistas y comisarios “pobres”? ¿todos «heredaron» sólidas posiciones económicas? En la calle, a metros de Tribunales, Plaza de Mayo, Congreso nacional y Jefatura del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los indigentes –demasiados ancianos y niños- viven tirados en las veredas, enfermos, con hambre y nadie con poder mira para ese lado.

    Entonces, todos los casos de corrupción probados, los casos de corrupción presunta, los abusos de autoridad, los enriquecimientos ilícitos y las faltas al Código de Ética en la función pública NUNCA SERÁN CORREGIDOS en este país que a sabiendas de “caciques” es llevado al estancamiento a la cola del subdesarrollo para poder manejarlo sin problemas (léase: se permite destrucción de los pilares máximos de la sociedad como su religión, la enseñanza, los sistemas de salud, se programa la inseguridad, el manejo por el miedo, aumentan los cordones de pobreza que hoy invaden plazas y calles céntricas de las principales ciudades -drama social hábilmente desmentido y disimulado bajo dobles discursos-; se envicia a los jóvenes con drogas y alcohol y se incentiva la anarquía, que en definitiva atenta contra el grupo familiar en general; paralelamente se montan discordias y alimentan rencores referentes a lejano pasado con enfrentamientos permanentes entre hermanos).

    SÍNTESIS: de nada sirve sacar a la luz comportamientos dudosos o actos inmorales de personajes intocables porque después con argumentos pícaros desvían el curso de las denuncias, defienden lo indefendible, justifican lo injustificable, las pruebas son desvirtuadas y las versiones cambian mágicamente cosechando la “adhesión” de serviles, formas tradicionales de embarrar la cancha con proteccionismo.

    Los que nunca serán rectamente juzgados cuentan con muchos «beneficios» a su favor y excelentes cartas bajo las mangas; las verdades terminan siendo rengas y los «cucos» de la película pasan a ser los “héroes» honestos e inocentes del momento, por ende, «libres de culpa y cargo» (ver casos recientes).

    QUIERO A MI PATRIA Y RESPETO A LAS AUTORIDADES DE TURNO (es lo que hay) Y NO ME REFIERO A NINGÚN CASO EN ESPECIAL, LO TRAIGO A COLACIÓN PORQUE HOY ME ENTRETUVE REVISANDO EN EL ESTUDIO (oficina) MONTAÑAS DE ASUNTOS GRAVES DE TRASCENDENCIA PÚBLICA QUE FUERON CERRADOS EN UN MARCO DE ESPERADA IMPUNIDAD; ES MÁS… MUCHOS INVOLUCRADOS FUERON RÁPIDAMENTE “PREMIADOS” CON MAYOR PODER (descarada burla al ciudadano decente), DEMOSTRACIÓN DE MISERIA ESPIRITUAL DE CADENAS DE SINVERGÜENZAS (trato de no emplear palabras más duras) QUE HA DAÑADO INMERECIDAMENTE A ESTA NACIÓN DURANTE DÉCADAS; FOLKLORE QUE NO CAMBIARÁ PORQUE SERÍAN MAYORÍA LOS QUE APLAUDEN EL PAN Y CIRCO ACEPTANDO EL ENGAÑO PARA NO TRABAJAR Y DAN VOTOS EN TRUEQUE ANTE PROMESAS (FALSAS) Y UN “CHORIPÁN” POR ADELANTADO, DERIVANDO EN REPUGNANTE ENQUISTAMIENTO A PERPETUIDAD DE MÁS DE LO MISMO EN ÁREAS CLAVE DE MANDO; TREPADORES INSENSIBLES E INESCRUPULOSOS QUE TOMAN LAS RIENDAS DE LOS PRINCIPALES DESPACHOS PÚBLICOS SIN QUE LA PATRIA DEMANDE (SALVO POR OSCURAS CONVENIENCIAS E INTERESES MEZQUINOS) SALPICANDO VERGÜENZA Y MÁS VERGÜENZA.

    No tengo preferencias políticas y creo que también serían numerosos los funcionarios que trabajan con dignidad y en silencio contra la tormenta, sirviendo al prójimo desde sanos principios. Igual poco se resuelve en esta atrasada sociedad de tráfico de influencias y amiguismos cuando se denuncia a personas de cualquier sector (público o privado) que tienen secretos respaldos y asegurada la sartén por el mango.

    Cuando hablan de Argentina y entran en análisis complicados buscando convencer con palabrerío ajeno a la realidad que vive el país, siento indignación. Unos se refieren a divisiones, otros a un pasado oscuro ¿y el presente, qué carajo es? ¿o no mueren millones de pobres en el peor abandono oficial y a la vista de todos? Están exterminando a los previamente explotados indios del Norte; los delincuentes matan a miles de personas por año gracias a jueces «garantistas» y a la programada inseguridad (sometimiento de la sociedad decente por miedo); es de periódica difusión -mucho tapa la prensa comprometida- casos de detenidos muertos en cárceles y comisarías ¿acaso no desaparecen mujeres jóvenes y niños de manera permanente? ¿qué negociados hay detrás de estos reiterados y misteriosos casos nunca resueltos?; mueren miles de jóvenes -esperanza de una nación- por intoxicación por drogas en este tolerado «paraíso» del tráfico ilícito con fronteras descuidadas; el alcoholismo es aplaudido como la violencia callejera; la anarquía parece políticamente incentivada ¿en qué se ha progresado» ¿en «derechos humanos»? hay que sacarse la careta y reconocer que en pocos años han llevado a la muerte -evitable- a varios millones de argentinos (m-i-l-l-o-n-e-s). Sumado a este descontrol criminal hay que escuchar explicaciones acerca formas de «salir adelante»; algunos políticos hablan de «éxitos» logrados (será en lo personal y patrimonial, no en bien común), de inflación «controlada» y jubilados «felices» (tremendo caradurismo), viviendas y trabajo para los pobres (?), justicia social, se honran figuritas pasadas que sólo dividieron y regaron odios entre hermanos, desde los discursos diarios y cansadores continúan subestimando al pueblo, etc.

    Pregunto en mi fuero íntimo: ¿Dios aplicará justicia a los insensibles que causan tanto mal? Indudablemente el problema lleva muchos años y los responsables han sido diferentes gobernantes y sus equipos (tal vez con alguna excepción), pero hoy se ha multiplicado de manera alarmante.

    Conste: no soy fanático, no pretendo un mundo perfecto; observo la realidad, intento ser objetivo, trato de ayudar a mi prójimo, y como periodista de investigación desde 1970 (no vivo de la profesión) mi compromiso es con la verdad sin tapujos. Nací en honesto hogar, crecí bajo el ejemplo de padres trabajadores de comportamiento transparente; después, lejos de ellos conocí el hambre, la soledad, el frío y la pobreza pero no me desvié gracias a sólidas raíces; trabajé en muchas partes y estudié para no derrumbarme, seguí el camino recto, cultivé sensibilidad y me destaqué internacionalmente como defensor de la Naturaleza; me formé alejado de vicios, insobornable, no influenciable, sin techos a la hora de decir las cosas por su nombre y a raíz de ventilar casos de corrupción recibí presiones, cobardes represalias, muchas heridas (incluyendo balas y puñaladas) entre cosas peores y no cedí. No milité en política y tampoco busqué ir contra el orden; no albergo rencores, sólo desilusión de ver que no hay patriotas (sí patrioteros) entre los que se disputan escritorios de poder. He investigado innumerables irregularidades e ilícitos en perjuicios de la sociedad decente y los denuncié, impulsé sanciones contra muchas lacras con credencial y particulares en connivencia, decenas fueron alejados de sus cargos, es decir, desinteresadamente me propuse enfrentar a peligrosas mafias intocables (todo está documentado) y nunca fui servil a un bando político ni pudieron comprarme. Respeto investiduras y finas sensibilidades, pero en honor a la verdad no he visto aparecer altruistas capaces de mejorar la vida de los argentinos y conducirnos por el camino correcto, en paz, armonía y sin divisiones. Sólo se reproducen trepadores insensibles, vanidosos, con ambiciones personales desmedidas, aparentemente desesperados por el enriquecimiento fácil y manejar los hilos de espaldas a la realidad de la calle (reitero: habría excepciones).

    CARLOS ESTRADA *escritor, ex periodista parlamentario, ex columnista de revistas jurídicas y periodista de investigación con documentada trayectoria pública desde 1970, hijo de católica, trabajadora y ética familia patricia.

    Buenos Aires, Argentina, 21 de agosto de 2011.

    NOTA: de ninguna manera es una respuesta al artículo de cabecera ni a las opiniones de los queridos lectores, sólo he volcado parte de lo que escribí por la tarde después de revisar informes de prensa en la oficina (casos de los últimos 10 años).

  16. Juan Carlos Lafosse on 23 agosto, 2011

    Ya pasó una semana y se conocieron las cifras definitivas de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), tiempo suficiente para analizar con más calma los resultados.

    Hablar de fraude significa tratar de inútiles e ignorantes a todos los fiscales y candidatos perdedores y desconocer los mecanismos de una elección. Descartemos el tema.

    Descalificar a los votantes es solamente un ejercicio de soberbia, cada uno tiene razones diferentes para elegir lo que cree que le conviene. En la actualidad la gente piensa y según se pudo comprobar, se guía por cómo le va realmente en su vida.

    La sorpresa y el despatarro de los candidatos de la oposición habla de su incapacidad de mirar (para ver) y escuchar (para entender) fuera de su círculo. Desplegaron sus plumas frente a los medios y se equivocaron, creyeron que bastaban tapas de diarios y placas en las pantallas para convencer a los votantes que “todo es un desastre”. Y primó la realidad cotidiana sobre esa imagen virtual: la gente y en particular los pobres están mucho mejor.[1] La presidenta no necesitó disfrazarse ni recurrir al miedo para que la gente la elija.

    Ahora, la corporación mediática culpa a los políticos como si ellos no tuvieran nada que ver con lo ocurrido. Criterio siguió ajustadamente los lineamientos de esta campaña, primero apoyando en cada número el “todo mal” e ignorando avances, sobre el final reclamando a los políticos “unidad” y colaborando con el surgimiento de Binner, que terminaron viendo como un mal menor. Este ciclo exige una autocrítica seria por parte de la revista y sus lectores porque también es responsable de este proceso que se basó en instalar visiones parciales y falacias interesadas.

    Creo que mucho más que la muerte de Néstor Kirchner lo que lleva a esta victoria del Frente para la Victoria fueron las elecciones del 2009. Sus resultados impulsaron en el gobierno una revisión profunda de las necesidades y prioridades de todos los argentinos.

    Solo como ejemplo, hoy el diálogo con el sector agroindustrial lo lleva un ministerio que sin ninguna grandilocuencia ha resuelto muchos de los problemas y dado un impulso importante al sector. Las declaraciones de Biolcatti de esta semana reconocieron, a contramano de su discurso anterior, que “el campo está bien” como se corroboró contundentemente con los resultados electorales en zonas rurales.

    Este es un momento que puede ser una bisagra en la historia argentina. Hay mucho por hacer, muchísimo, y las necesidades insatisfechas son inmensas. El contexto global es difícil y requerirá como nunca la creatividad y energía de los argentinos.

    Ahora todos debemos elegir entre participar o criticar desde el sillón. Abrirnos al diálogo y a la discusión o encerrarnos en nuestras “sensaciones” y prejuicios. Seguir con el discurso de “todo es un desastre” o ser una oposición que participa del crecimiento de la Argentina, apoyando con coherencia y proponiendo ideas alternativas. Ahora se verá la grandeza y el patriotismo de todos, tanto de los ganadores como de los perdedores de las PASO. No todo tiempo pasado fue mejor, pero de nosotros depende que el presente lo sea.

    Criterio puede contribuir reconociendo los logros de esta gestión y que “los argentinos” somos capaces de construir nuestra historia, superando esa visión negativa, que nos anclaba en la desesperanza y que ha quedado más que nunca en el pasado. Espero una verdadera renovación y discusión de ideas, no solamente críticas sin más que adjetivos como sustento.

    [1] Mensaje del grupo de curas en la opción por los pobres al concluir su 25º Encuentro Anual 2011

  17. Arnaud Iribarne on 16 septiembre, 2011

    Coincido con Freddy que dice que a los argentinos nos gustan los caudillos.
    Tanto en política, como en los sindicatos, como en la asociaciones profesionales, en las cámara de empresarios, en las asociaciones deportivas, se eternizan los caudillos.

    Acerca del bipartidismo creo que históricamente existieron dos proyectos de país:

    a) Uno «nacionalista» planteando la independencia de Gran Bretagna y luego de EEUU y la URSS.
    Planteaba un desarrolismo industrial y una economía basada en el mercado interno.

    b) Otro «relación estrecha con el país más desarrollado» a nivel político y una economía agroexportadora.
    Necesitamos un profundo debate sobre como se expresan hoy estas dos modelos de país.
    Cada político debería aclarar cual es su proyecto de país.

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