La declaración se refiere al decreto oficial de creación del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano “Manuel Dorrego”.La Asociación Argentina de Investigadores en Historia (AsAIH) cree necesario expresar su posición ante las consideraciones que sustentan la creación del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano “Manuel Dorrego” (Boletín Oficial de la República Argentina, decreto 1880/2011 del Poder Ejecutivo Nacional), así como en relación a las competencias de esta nueva institución de carácter estatal para la investigación y difusión históricas.

 

Se atribuye al mencionado Instituto la función de estudiar y reivindicar la vida y obra de un amplio conjunto de figuras históricas definidas como “los mayores exponentes del ideario nacional, popular, federalista e Iberoamericano” y  la participación de los sectores populares y las mujeres en la historia argentina. Esto se fundamenta en que los mismos “no han recibido el reconocimiento adecuado en un ámbito institucional de carácter académico, acorde con las rigurosas exigencias del saber científico”. El estudio de estos temas estará guiado por una corriente específica de interpretación histórica de la que el Instituto toma su nombre: el revisionismo. Entre las varias competencias del Instituto, se encuentra la colaboración “con instituciones de enseñanza oficiales y privadas para enseñar los objetivos básicos que deben orientar la docencia para un mejor aprovechamiento y comprensión de las acciones y las personalidades de las que se ocupará el Instituto, como, asimismo, el asesoramiento respecto de la fidelidad histórica en todo lo que se relacione con los asuntos de marras”.

 

Los considerandos del decreto ofrecen un diagnóstico que no toma en cuenta la profusa y variada producción científica reciente sobre los temas históricos a cuyo estudio y difusión se abocará dicho Instituto. Esta producción ha sido el resultado de la labor de historiadores e historiadoras que desarrollan sus actividades de docencia e investigación en departamentos e institutos pertenecientes a universidades nacionales, provinciales y privadas; por investigadores de planta y becarios del CONICET; a través de proyectos de investigación financiados por CONICET, por las propias universidades nacionales y por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, así como por otros organismos nacionales e internacionales de apoyo a la investigación histórica; y por un creciente número de jóvenes historiadores que realizan tesis de maestría y doctorado en el marco de programas de posgrado en todo el país y en el exterior. Como cabe esperar de una comunidad académica tan grande y variada, su producción histórica, lejos de traducir una visión uniforme del pasado como aquella a la que alude el decreto, refleja un amplio abanico de temas, enfoques e interpretaciones. Algunos de estos trabajos recogen elementos de la tradición revisionista, otros de la marxista, otros de la liberal y muchos otros de corrientes historiográficas que no son encuadrables en ninguna de esas tradiciones.

 

Esta producción se ha difundido a través de diversas colecciones editoriales, revistas académicas especializadas, congresos nacionales e internacionales y también medios masivos de comunicación gráficos y audiovisuales. Cabe destacar que medios con apoyo estatal, como Canal Encuentro, y diversas actividades e iniciativas institucionales generadas a raíz del Bicentenario reflejan los resultados de este quehacer historiográfico. La enseñanza de la historia argentina y latinoamericana impartida en todos los niveles educativos tampoco ha estado ajena a esta renovación. La vinculación entre la historia profesional y las instituciones de enseñanza oficiales y privadas se ha canalizado a través de programas de capacitación docente organizados por las universidades y el Ministerio de Educación, organismos de asesoramiento en cuestiones de desarrollo curricular, libros y materiales pedagógicos de distinto tipo.

 

Por tal motivo, resulta paradójico que mediante el artículo 3 del decreto de creación del Instituto Manuel Dorrego se le asigne el asesoramiento histórico específico que corresponde a instituciones estatales plurales ya existentes. La vitalidad  de la producción historiográfica reciente y de las ciencias sociales en general  ha sido en gran medida tributaria del fortalecimiento de las instituciones que componen el sistema científico nacional. Durante los últimos años, el Estado ha apoyado de manera sostenida el sistema universitario y científico por representar una herramienta central de promoción del desarrollo económico, inclusión social y convivencia democrática.  No resulta consistente con esa política el impulso a instituciones consagradas a divulgar determinadas líneas de interpretación histórica, como ocurre con el instituto recientemente creado y con otros similares ya existentes.

 

Por todo lo expuesto, la AsAIH está convencida de que es a través del sistema universitario y científico nacional que se seguirá fomentando la generación de conocimientos históricos amplios, diversos y de altos estándares de rigurosidad académica en sus contenidos y enfoques, así como relevantes en términos de su contribución a los debates públicos.

2 Readers Commented

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  1. Gustavo on 13 enero, 2012

    Señor Director:

    Creo que todo el mundo tiene el derecho a investigar y publicar sus investigaciones y creo también que el Conicet no tiene, aunque no le agrade, el monopolio del conocimiento científico.

    Si únicamente pueden investigar el Conicet o sus miembros, significa que únicamente sus miembros pueden considerarse investigadores y me pregunto por qué son discriminados etc. los otros investigadores, aquellos que cuentan con su esfuerzo personal y que no tienen el carnet del conicet ni corren atrás de becas ni bequitas ni de beconas a costa del pueblo sin resultado a la vista a pesar de grandes gastos a costa de altos impuestos etc.

    Sostengo que la investigación debe ser abierta y no únicamente para la familia conicet o universitaria.

    Atte.

  2. El investigr y copartir investigaciones no es un derecho que otro u otros tengan que conceder o amparar, sino una actividad propia a la inteligencia que Dios comparte al hombre al haberlo creado a su imagen y semejanza -el amor-. Y siendo así, esa cualidad nata de investigar no va dirigida a la ciencia humana, opuesta y en guerra contra la Ciencia de Dios.

    Esta guerra es entendible a la luz del oscurantismo que gratuitamente provee a los incautos, el
    racionalismo que mata la fe, y que no es otro que el Anticristo, ese que en la persona del hijo predilecto de Satanás ha salido de Argentina bajo el disfraz de ‘papa francisco’.

    Investigaciones instigadas por Jesús NS en sus mensajes – en el paréntesis dado al mundo como profetizado por Jesús NS en Mt.24 y Apoc.11-, y al claro fulgor del que es la Luz que ilumina a todo hombre de buena voluntad, se ha compilado en varios textos que como base histórica se tienen en las desolaciones de la tierra, ej. la Guerra Sucia compaginada con el arte y métodos de la maldita ralea de la Serpiente: la sociedad filosófica jesuita. (Gen.3:15, Apoc.12:4-5 y Apoc.13:11)

    Rodrigo Manuel Bátiz Pedroza

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