El último filme de Pablo Trapero, Elefante blanco, protagonizado por Ricardo Darín y Martina Gusmán, está dedicado a la memoria del padre Carlos Mugica pero también se propone reflejar el sacrificio de los curas villeros hoy. Reconociblemente bien dirigida, de muchas secuencias impactantes y varios aspectos discutibles, la nueva película de Pablo Trapero (coproducción de la Argentina, Francia y España) está dedicada a la memoria del padre Carlos Mugica, muerto a tiros, como se recordará, el 11 de mayo de 1974. Los fieles de su Villa 31 le erigieron un pequeño santuario, que acá se entrevé en una escena, donde alcanza a leerse parte de su oración más conocida: “Señor, perdóname por haberme acostumbrado a chapotear en el barro. Yo me puedo ir, ellos no. Señor, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no, porque nadie puede hacer huelga con su propia hambre. Señor, quiero morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos. Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz”.

Casi 40 años después, la hora de la luz sigue lejana. Pero, como un anticipo de esa luz, siguen muy cercanos los curas villeros. Y aunque la película se tome varias libertades, alcanzamos a apreciar en la pantalla el espíritu de sacrificio de estos curas, y el peso de las pruebas que deben enfrentar cotidianamente. Nadie sale del cine sin sentir por ellos un acrecentado respeto. Peligrosamente, también se acrecienta en parte del público la sensación de lo imposible, de lo inútil, de fracaso. Sólo en parte del público.

Y es que la obra tiene, prácticamente, cinco cierres sucesivos, todos rápidos: uno a tiro limpio, donde ganan la injusticia y la impunidad; otro de alivio y descanso, pero también de abandono y ocultamiento; el tercero, gratificante para muchos laicos y sobre todo laicas; y uno emotivo, donde se siente la pequeña pero sólida y optimista fuerza de la comunidad y de sus religiosos; y uno más, de una sola toma muy corta, pero muy significativa. Cada quien elegirá con qué final quedarse. Que es como decir, qué camino quiere seguir.

Natural de La Matanza, Pablo Trapero tiene inclinación por el realismo. El bonaerense, sobre un joven policía de la provincia; Leonera, donde una mujer debe criar a su bebé en una cárcel para madres condenadas; y Carancho, que denuncia un sistema de estafas a las víctimas de accidentes, evidencian ese realismo, propio de un cine de compromiso social. Cuidado, las películas, y las novelas, se toman sus libertades. De modo que acá vemos varias escenas fuertes, muy creíbles, de la vida en las villas y el sacrificio de los curas villeros, y otras no tan creíbles (pero suficientemente verosímiles, al menos durante la proyección) sobre la estructura clerical, la organización del trabajo parroquial, la relación con fieles y obispos, las conversaciones entre religiosos y hasta un bautismo. En todo eso el autor y sus coguionistas no parecen muy católicos que digamos.

Pueden reprocharse tales detalles, y también la ausencia de otros héroes típicos de las villas: la maestra vocacional, el médico del dispensario, los miembros de la comisión de fomento. La obra está demasiado centrada en unos pocos personajes (uno de los cuales, la asistente social, parece funcionar por exclusiva cuenta propia). De cualquier modo, son detalles laterales. Lo importante es que el conjunto nos hace apreciar mejor a quienes dedican su vida en bien de los más necesitados. Ellos cargan con ese elefante blanco que dice el título: el regalo de una misión que puede agotar a cualquiera. Por supuesto, el título también alude a un lugar específico. Aunque incluye algunas partes en Villa 31 y otros lugares, el grueso de la película se filmó en Villa Oculta, llamada también Elefante Blanco por el enorme edificio semiabandonado que la acompaña.

Ese edificio, que iba a ser un hospital para enfermedades infecciosas, comenzó a construirse en 1938, bajo impulso del senador socialista Alfredo Palacios. Fueron cambiando los gobiernos, y en vez del edificio se desarrolló la villa miseria cercana, la número 15, conocida desde los ’80 como Villa Oculta. El 24 de marzo de 2008, Madres de Plaza de Mayo lo recibió en propiedad, y anunció un plan de viviendas para convertirlo en monobloc enteramente habitado en el plazo de cinco años. En 2011 Trapero filmó allí esta película.

6 Readers Commented

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  1. Ma. Eugenia Diez on 2 junio, 2012

    Hola! quería decirles que no encuentro el «link» (así se dirá?) para publicar sus artículos en Facebook. Sería muy provechoso -como forma de apostolado- poder hacerlo entre tanta gente y tanta información que transita por allí.
    Excelente la revista. Gracias por todo lo que hacen!

    MED

  2. monica on 5 junio, 2012

    Muy bueno el comentario, lo comparto en su totalidad, y mi final es el más optimista. Sentí esa pequeña pero sólida y optimista fuerza de la comunidad, seguramente por las tareas sociales que realizo, participo en el observatorio de derechos humanos en contexto de encierro y veo la temática tratada en la película diariamente. Saludos Mónica

  3. Walter Gonzalo Costa on 5 junio, 2012

    Pregunta ¿ Alguno de los que pretende «hacer» historia, conocio o trató al Padre Mujica? Porque quienes lo conocimos, los tratamos personalmente, escuchamos sus propuestas y participamos de encuentros, sabemos que estaba más cerca de la guerrilla y de la violencia de lo que se lo pretende mostrar. Su asesinato, producto de esas feroces internas del grupo Montoneros, con otras organizaciones violentas, germen de los momentos dramáticos de nuestra patria, son fiel reflejo de ello. Y estamos hablando de principios de los ’60. Así que . . . si quieren divagar es una cosa, pero por favor no muestren ni expresen juicios de valor que son engaños y mentiras.

  4. Sergio on 6 junio, 2012

    Walter la Iglesia necesita más ejemplos y menos palabras, está empachada de palabras.. Si no, está destinada a languidecer, muy complaciente y apoltronada, necesita perder la calma, necesita angustiarse, necesita vitalmente salir a pelearla con curas santos y no panzones relamidos .Necesita preguntarse quiénes son los que más la necesitan, e ir y ESTAR junto a ellos. Alguna vez esto fue vital para la Santa Madre, ¿lo fue? Lo demás pasará sin pena ni gloria por este mundo, como laderos de quienes creen tener ya su sitio ganado en el cielo. ¿De qué sirve? ¿A quién le sirve? Pasarán miserablemente como sus insípidas vidas. Cuesta mucho darse cuenta de esto, cuesta darse cuenta que no entusiasman a nadie. Mugica quizás se equivocara, pero no fue un tibio, lo que hoy veo de esta jerarquía es querer atrazar el reloj de la historia, y encima y encima!! …. les falta talento!.

    La siesta ya va siendo muuy larga.

  5. Maria Ines on 7 junio, 2012

    Walter, supe después de muchos años, que a algunos jóvenes comprometidos con la justicia social en las provincias, a los que nos decían que Carlos había tomado la causa de las armas para convencernos a tomar ésa decisión, nos mintieron.
    Fueron tiempos muy dificiles para poder discernir dónde estaba la verdad, pero mi corazón me decía que nos estaban mintiendo, otros amigos lo creyeron.
    Y hace poco, en la presentación de la misa coral que Carlos con una orquesta habían creado y había sido capturada por la represión en la dictadura , supimos por sus familiares que nunca apoyó la lucha armada. Aún sin haberlo conocido personalmente, considero que por ser un ser humano como cualquiera de nosotros, más de una vez debe haber hecho violencia consigo mismo entre su temor a la muerte y llegar a dar la vida por sus amigos ….. pero en su oración en la que pide perdón por haberse acostumbrado a chapotear en el barro y pudiéndose ir de él, pide a Dios la gracia de poder dar la vida por susu amigos. Gracia que pidió y obtuvo . Sus familiares, en el evento del cual participé en el año 2007, nos dijeron también que muchos le decían que escapara, que las fuerzas represivas lo iban a matar y él no quiso irse porque no quiso dejar a sus amigos. Y no salió a matar, lo mataron sin ningun arma en sus manos.
    Y luego de tanto dolor vivido, escuchar la bella música de la producción realizada con su trabajo junto a sus amigos músicos.. ..sentí la grandeza de que existen momentos en la vida de cada uno en que también podemos decir que unimos nuestra misa a Su misa, como Carlos nos enseñó. Y emocionada pude decirles a todos que ‘ la belleza que nace de superar el dolor y la división por amor a los que están a nuestro lado’ también salvará al mundo !
    Es muy cierto que más de una vez ‘ nuestra subjetividad, la memoria selectiva o alguna herida no nos permite ver la realidad ….. pero en el evento que le comento nadie tenía interés en no decir la verdad. Y fueron algunos que se resistieron a aceptarla. ¿Qué sucedería si nos decidimos a construir cada uno y cada cual, en su lugar, en los lugares comunes y anónimos en dónde desenvolvemos nuestra vida relaciones auténticas y profundas como las que construyó Carlos con sus amigos como para dar la vida por que no quería dejarlos solos ? Es una idea……

  6. No he podido ver todavía «Elefante blanco», pero el solo hecho de que su temática haya interesado a tantos expectadores – según leí en los diarios ya ha convocado a cerca de medio millón de personas – me parece auspicioso. Porque en una sociedad como la nuestra es bueno pensar que, más allá de que tengamos nuestras diferencias con algunos líderes cristianos, si ellos han llevado, según su propio entender, la ortodoxia a la ortopraxis, han dejado un testimonio de que la fe en Cristo no se limita a buenos conceptos, sino que demanda buenas acciones. Por último, quisiera decir que me impactó mucho escuchar a Ricardo Darín cuando al contestar en una entrevista si él tenía fe, respondió que a raíz del ejemplo transmitido por los curas villeros se había hecho la reflexión de si tenía derecho a no tenerla.
    Raúl Ernesto Rocha Gutiérrez
    Doctor en Teología (SITB).
    Magíster en Ciencias Sociales (UNLaM).
    Licenciado y Profesor en Letras (UBA).

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