foto-para-pag-37El resultado del Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra que autoriza a la designación de mujeres obispo revirtió siglos de tradición en una institución que estuvo profundamente dividida sobre el tema.

En julio pasado, cuando la mayoría de los feligreses escapaban a las playas o a las montañas, numerosos laicos y laicas, clérigos varones y mujeres, y obispos varones del Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra votaron para permitir que las mujeres puedan convertirse en obispos por primera vez en la historia.

El Sínodo General es el cuerpo deliberativo y legislativo de la Iglesia de Inglaterra. Sus asambleas son una mezcla de formalidad legalista, de transparencia autoconsciente y de rendición de cuentas, con un toque de piedad: una suerte de conferencia episcopal católica, de congreso de un partido político y de retiro espiritual anárquico, todo al mismo tiempo.

A lo largo de los años, el Sínodo General ha tenido tendencia a caer en apasionados debates teológicos que reflejan las diferentes corrientes que se han desarrollado desde la Reforma dentro de la Comunidad Anglicana mundial, la cual se supone que es presidida por la Iglesia de Inglaterra como Iglesia madre, que en realidad lucha por serlo. Carece de la tradición de autoridad del Vaticano y control centrales.

Sin embargo, en ocasión de su reunión anual en la vieja universidad de York (fundada por los romanos en el año 71 dC), el Sínodo tricameral dio una rara muestra de unidad con la requerida mayoría de dos tercios a favor de las mujeres obispo. El voto crucial en la Cámara de los Laicos fue de 152 a favor, 45 en contra y 5 abstenciones. En la de los Obispos hubo 37 a favor, 2 en contra y una abstención. La Cámara de los clérigos tuvo 162 votos a favor, 25 en contra y 4 abstenciones.

“Es difícil extremar el significado de la actual decisión del Sínodo de York” refirió el corresponsal de la BBC para temas religiosos en su cobertura en vivo.  Antes de que anunciara el voto, el arzobispo de Cork,  John Sentamu, pidió que el resultado fuera recibido  “con moderación y sensibilidad”. Pero hubo una ráfaga de vítores y un sentido aplauso.  Luego, grupos de mujeres brindaron con champagne.

El voto rompió con una tradición de exclusivamente obispos varones heredada de los primeros cristianos durante 2000 años. “Algunos anglicanos ven esto como un ‘cambio cósmico’ arguyendo que la teología de la Iglesia ha cambiado por su aceptación de que hombres y mujeres son igualmente elegibles para liderar y enseñar a la cristiandad… Con tal decisión la Iglesia está admitiendo la importancia que tiene la igualdad en los roles en la sociedad secular, dando señales de que quiere terminar con su aislamiento de la vida de la gente a la que sirve”, se comentó.

Obispos mujeres ya están ejerciendo cargos en ‘provincias’ anglicanas fuera del Reino Unido, incluyendo los Estados Unidos, Canadá, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda. Sin embargo, los anglicanos del hemisferio sur, que son ahora mayoría, se oponen abiertamente a las mujeres obispo.

El voto de julio llegó con más de 20 años de atraso, si se tiene en cuenta el momento en que las primeras mujeres fueron autorizadas a ejercer el sacerdocio en la Iglesia de Inglaterra.  Más de una quinta parte de los sacerdotes anglicanos son mujeres.  El resultado del Sínodo revirtió siglos de tradición en una Iglesia que estuvo profundamente dividida sobre el tema.  En los últimos años, miembros de la Iglesia de Inglaterra, incluyendo clérigos, se han integrado a la Iglesia católica porque no aprueban el sacerdocio femenino.

Nadie desconoce los problemas potenciales que todavía subyacen para ganar mayor aceptación en la cristiandad, y el impacto negativo que la aprobación de mujeres obispo podría tener no sólo en la unidad del anglicanismo sino crucialmente también en las relaciones con la Iglesia católica.

Justin Welby, el ex petrolero que fue elegido como nuevo arzobispo de Canterbury el año pasado, es el obispo primado y principal líder de la Iglesia de Inglaterra y la cabeza simbólica de la comunión universal anglicana. Él tiene la responsabilidad no sólo de mantener su propia casa en orden sino también de construir puentes ecuménicos con Roma, esforzándose por encontrar puntos en común con el papa Francisco.

Sus comentarios acerca del voto fueron los de un diplomático.  La inmediata declaración de Welby fue: “Hoy marca el comienzo de una gran aventura, la de buscar un mutuo entendimiento, mientras todavía, en algunos casos, discrepamos. El reto para nosotros será que la Iglesia modele un constructivo desacuerdo y que siga demostrando amor por los que discrepan en el campo teológico”.

Sin embargo, quienes votaron en contra están lejos de quedar conformes, argumentando, como lo hizo un miembro laico, Susie Leafe, directora del conservador grupo Reform, que el Sínodo había desilusionado a un cuarto de los miembros de la Iglesia de Inglaterra, quienes creen que las mujeres obispo están en contraposición con sus convicciones teológicas.

En su respuesta a los disidentes, Welby dejó en claro que la resolución aprobada por el Sínodo contiene concesiones para aquellas parroquias que siguen objetando que se nombren mujeres obispo, otorgándoles el derecho de pedir una alternativa masculina y dirimir disputas con un árbitro independiente.

Luego escribió a los obispos católicos para asegurarles que la Iglesia de Inglaterra continuaba en su “búsqueda” de unidad. Welby reconocía que mientras algunas Iglesias anglicanas acogerían el resultado del voto, “somos conscientes también de que nuestros otros partners en el ecumenismo pueden encontrar mayores dificultades en el camino hacia la plena comunión” y que el diálogo ahora enfrenta “nuevos retos”.

Sobre el tema de qué impacto podría tener el voto en la Iglesia católica, la veterana periodista británica de asuntos religiosos Ruth Glenhill recordó un fundamental momento en la  Lambeth Conference de 2008, cuando se encontraron obispos de todo el mundo, y les dirigió la palabra el cardenal Walter Kasper, en ese entonces presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos. Kasper fue considerado por los presentes como un obispo católico pro-Iglesia anglicana en el circuito de conferencias ecuménicas. Con las mujeres obispo, tema por ese entonces bastante avanzado en la agenda de la Iglesia de Inglaterra, las anglicanas pro mujeres obispo esperaban palabras amistosas  por parte de Roma. Por el contrario, Kasper reafirmó las tradicionales enseñanzas de la Iglesia católica en el tema de las mujeres, haciendo alusión a lo que luego sería el ordinariato (en noviembre de 2009 la constitución apostólica Anglicanorum Coetibus estableció ordinariatos para permitir que “grupos de anglicanos” se unieran a la Iglesia católica, preservando al mismo tiempo elementos de su patrimonio espiritual y litúrgico).
En su alocución a la Conferencia, Kasper citó correspondencia entre el papa Paulo VI y Juan Pablo II con los sucesivos arzobispos de Canterbury: “Declaro que la Iglesia no tiene autoridad en absoluto para conferir la ordenación de mujeres y que este juicio será mantenido definitivamente por los que son fieles a la Iglesia“, dijo el cardenal.
Esto no era lo que muchos anglicanos querían oír. Pero hubo más. Para él, la decisión de ordenar mujeres implica un salirse de la común posición de todas las Iglesias del primer milenio. Y fue claro sobre sus implicancias. “Mientras nuestro diálogo llevó a significativos acuerdos en la comprensión del ministerio, la ordenación de mujeres al episcopado bloquea efectiva y definitivamente un posible reconocimiento de los órdenes anglicanos por parte de la Iglesia católica”.

Yendo a las consecuencias del voto, es evidente que los obispos católicos más ancianos no están exactamente celebrando el resultado del Sínodo, aunque la mayoría de ellos, y no por último el papa Francisco, estarían de acuerdo con la afirmación de Welby en cuanto dice que con “nuestro mundo actual tan agitado” un común testimonio del Evangelio es más que nunca muy importante.

El arzobispo católico Bernard Longley, presidente del cuerpo para el diálogo internacional anglicano-católico (ARCIC), dijo que la decisión “tristemente presenta un nuevo obstáculo” en el camino de la unidad, pero agregó que los obispos aún siguen comprometidos con el diálogo ecuménico. Longley describió como “ecuménicamente fructuoso” una de las declaraciones de la Cámara de Obispos que siguieron al voto del Sínodo que estableció que los que no pueden aceptar la ordenación de las mujeres, “siguen estando dentro del espectro de las enseñanzas y la tradición de la comunión anglicana” y que ellos debieran ser capaces de “prosperar” en la Iglesia de Inglaterra. En Roma, el arzobispo copresidente con Longley en ARCIC, Sir David Moxon, que es también representante del arzobispo de Canterbury ante la Santa Sede, dijo: “Las reacciones de la Iglesia católica hasta ahora han sido corteses, honestas y constructivas”.

En cuanto a otras reacciones, el correo de lectores del semanario católico británico The Tablet (de orientación liberal y de reconocido prestigio internacional) ofrece una excelente plataforma para una variedad de opiniones sensatas, sobre las cuales vale la pena reflexionar. Una de las cartas a destacar es firmada por un respetado teólogo ecologista, el doctor Edward Echlin, miembro honorario del departamento de Investigación del University College of  Trinity and All Saints y autor de Earth Spirituality, Jesus at the Centre (New Alresford, Arthur James, 1999). Echlin escribe: “No debemos temer que el tema de las mujeres obispo dañe las relaciones con Roma. Las dos Iglesias han hecho enormes progresos hacia la reconciliación y unidad desde la Apostolicae Curae en 1896, e incluso desde el Vaticano II.   Nuestro común compromiso con Dios en Jesús y el Espíritu y en nuestra misión y ministerio, incluyendo la sanación del medio ambiente, continuará. Nuestro ecumenismo está menos referido a estructuras que a la espiritualidad en el servicio al mundo”.

En otra carta a The Tablet, Pippa Bonner, durante 20 años miembro del grupo católico sobre la ordenación de mujeres, celebró el hecho de que el voto para las mujeres obispo fuera aprobado finalmente en la Iglesia de Inglaterra. Bonner escribió: “Les pediría a los católicos que rezaran y reflexionaran sobre el rol de la mujer y lo que nosotras podemos ofrecer en nuestra Iglesia también… Nosotras queremos quedarnos dentro de nuestra Iglesia y ver mujeres capaces de intentar una vocación al sacerdocio. Tenemos pocos sacerdotes varones y tal vez sea el tiempo de considerar a las mujeres como diáconos y sacerdotes en una Iglesia renovada”.

Pero mientras las feministas católicas creen que el Sínodo le ha hecho a su Iglesia un favor añadiendo un impulso fresco a la campaña por la ordenación de las mujeres, el clero católico romano permanece cauto. De la misma manera, el experto en relaciones ecuménicas monseñor Mark Langham, capellán católico de la Cambridge University, describe el presente como “un momento crítico para el diálogo ecuménico”. Argumenta que los anglicanos no comprenden realmente lo difícil que es para los católicos la ordenación de mujeres en su Iglesia, haciendo notar que la Congregación para la Doctrina de la Fe ha afirmado que éste es un tema intrínseco a la teología del sacerdocio.

“De esta forma, puede decirse que la esperanza de unidad ha retrocedido. No hay ahora un punto intermedio entre tener mujeres obispo y no tenerlas. Desde el tema de la unidad, el diálogo ahora considera dos tradiciones, una de las cuales ordena obispos mujeres y otra no, que coexisten. Se les ha movido el piso a quienes ansiaban la unidad en un futuro próximo”, escribe monseñor Langham. Sin embargo, agrega que de todos modos los ecumenistas tienen razones para seguir siendo optimistas. “Han ido lejos y han superado muchas desilusiones como para no continuar teniendo fe en el movimiento.  El ecumenismo, puntualizan, no es una construcción humana, sino un imperativo divino. Se han verificado maravillas; el Espíritu Santo no se ha desalentado. En un tiempo en que, institucionalmente, pareciera que estamos muy lejos los unos de los otros, la fe en la voluntad de Dios que quiere la unidad tiene que ser más fuerte que nunca”.

El sentimiento ecuménico es compartido por el papa Francisco, quien cuando era arzobispo de Buenos Aires forjó una personal amistad con Gregory Venables, el obispo británico anglicano del Sur, y desde entonces ha fortalecido vínculos con Welby, el arzobispo de Canterbury.  En efecto, hay fuertes similitudes de circunstancias entre Welby, el muchacho de Eton, petrolero, que se volvió un evangélico protestante, y Jorge Bergoglio, el jesuita que se volvió Papa y que venera imágenes populares de la Virgen María.

El hecho de que Welby fuera entronizado dos días después que Francisco fuera elegido es una coincidencia. Pero hay importantes paralelismos, tanto que el comentarista católico británico Damian Thompson puntualizó  meses atrás en un artículo que escribió para la revista The Spectator: “Ambos surgen de importantes pero no prominentes posiciones en sus Iglesias con el mandato de simplificar las estructuras de gobierno que habían sofocado a sus intelectuales predecesores, que también se parecieron en sus ligeramente desafortunados modos: Rowan Williams (el predecesor de Welby) y Benedicto XVI parecieron superados por el peso del cargo, y ambos tomaron la desconcertante decisión de retirarse a sus estudios en un momento de crisis para escribir libros. El doctor Williams sobre la metáfora y la iconografía en Dostoievski, Benedicto sobre la vida de Jesús. Cuando se retiraron, tempranamente y por propia voluntad, los asuntos por resolver eran mucho más complejos que los que encontraron cuando tomaron posesión del cargo. Sus entusiastas seguidores quedaron desilusionados y los hombres encargados de reemplazarlos pensaron: no dejemos que esto vuelva a suceder”.

Sin embargo, Francisco y Welby  difieren en lo que respecta a las mujeres en la Iglesia. “La Iglesia reconoce la indispensable contribución que las mujeres dan a la sociedad a través de su sensibilidad, intuición y otras distintivas habilidades que ellas, más que los hombres, tienden a poseer”, escribió Francisco en Evangelii Gaudium.“Las mujeres en la Iglesia deben ser valoradas y no ‘clericalizadas’. Pensar en las mujeres como cardenales es también clericalismo”, dijo el Papa en una entrevista con el diario italiano  La Stampa. Francisco cree en el genio femenino, pero no en mujeres sacerdotes. Una decepción para las mujeres y los hombres católicos que no consideran el sacerdocio patriarcal como materia de fe. 

8 Readers Commented

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  1. Juan Carlos Lafosse on 8 octubre, 2014

    Muy interesante el mecanismo tricameral del Sínodo: obispos, clérigos y laicos. Una forma de participación más abierta que seguramente aportará enfoques e ideas diferentes.

  2. Graciela Moranchel on 7 noviembre, 2014

    Las mismas mujeres son quienes debemos buscar y encontrar el «lugar» que queremos ocupar en las comunidades cristianas, sirviendo a los hermanos de acuerdo a nuestros respectivos «carismas», y no según la misión y función que los varones sacerdotes pretendan imponernos desde una mirada patriarcal, discriminatoria y restringida a cuestiones meramente sexuales.

    Apoyarse en una «pseudo voluntad divina» o a una supuesta «voluntad de Jesús» que la institución eclesial no tendría potestad para modificar, para negar que las mujeres podamos tener acceso a la administración de los sacramentos o al gobierno de las comunidades, es manipular la Palabra de Dios sacando de contexto algunos versículos bíblicos utilizados para apoyar determinadas posturas que no son otra cosa que «ideologías».

    Mientras tanto y desde hace 20 años, existen cerca de 200 mujeres ordenadas sacerdotes y algunas obispas, que se dicen a sí mismas «presbíteras de la Iglesia Católica», que tienen sus comunidades a quienes sirven en los pobres, y a quienes no les importa que las tilden de excomulgadas o herejes. Es bueno saberlo porque por un lado va la institución eclesial y por el otro va la vida real de las comunidades cristianas.

    Saludos cordiales,

    Graciela Moranchel

    • Jorge on 16 noviembre, 2014

      no es muy buena actitud ponerse en la posición de «no le importa»

      • Graciela Moranchel on 17 noviembre, 2014

        Estimado Jorge:
        No entiendo bien el sentido de su comentario. Pero si está replicando el mío, que señala que a las mujeres que han sido ordenadas «no les importa» que las consideren excomulgadas, por el contrario a su parece, me parece que la actitud es MUY BUENA. Se hace camino al andar, sin temores, sin mandatos, respetando lo que dice la «conciencia», sitio donde el mismo Dios habla al corazón de cada ser humano (cf. Lumen Gentium). La negativa de ordenar mujeres y de considerarlas con la misma dignidad e igualdad que a los varones en la institución eclesial es a todas luces algo extemporáneo. No tiene más cabida, lo diga quien lo diga. Y es muy bueno no obedecer disposiciones arbitrarias o fuera de la razón y del sentido común.

    • Creo que es bueno ver que pasa en Inglaterra en términos de fe. Solo el 16% se reconoce Anglicano, el 8% Catolico, 5% Musulman y otras cifras menores de otras religiones. Denominaciones tan tradicionales, y de origen ingles, como el metodismo han casi desaparecido. Mas del 50% de los ingleses se declara ateo. Todos los días las iglesias pierden fieles. ¿cual será la razón? NO HAY TESTIMONIO DE SANTIDAD. Solo hay disputas de poder. Y esto no es otra cosa. No soy cura, religioso ni miembro de instituto secular, soy un laico como otros miles. Veo todos los dias como los sacerdotes se vuelven funcionarios. Ni la ordenación de mujeres ni las obispas son solución a nada, solo disputas mundanas de poder. Recordemos que somos un pueblo sacerdotal, todos, pero algunos están al servicio de los demás. ¿es asi? ¿Y por que se visten de pavos reales? Las obispas anglicanas no lo hacen mal en el despliegue de plumas. El mundo se cae a pedazos y sigue la pregunta «Y ¿habrá fe cuando vuelva el Hijo del Hombre?». Tenemos fe que «Las puertas del infierno no prevalecerán»

  3. pedro sanchez on 27 diciembre, 2015

    Estimada sra. Moranchel. En realidad que es lo que buscan realmente «servir al projimo» o poder. Me da la impresion que buscan mas lo segundo que lo primero. En el cielo los primeros son los santos no los obispos, estimada senora.
    La primera en el cielo es la Virgen y Ella no fue obispa ni papa.

  4. Dios es amor on 26 febrero, 2016

    Que tristeza saber lo que esta pasando en la Iglesia, si Jesús hubiera querido que una mujer fuera obispo, hubiera elegido a su Madre Santísima ejemplo de Santidad y hubiera estado presente en la última cena pero Dios no lo quiso así.
    Es tan contradictorio como decir que un hombre lleve dentro de su vientre un bebé y de a luz. DIOS sabe que es lo mejor para todos. Oran y pedir ak Espíritu Santo su sabiduría.

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