244_9789500748377.jpgReseña de Roque Sáenz Peña: el presidente que forjó la democracia moderna, de María Sáenz Quesada (Sudamericana, Buenos Aires, 2014).

El mérito de la autora excede el haber alumbrado una nueva biografía. La consagrada historiadora había prestado atención en anteriores ocasiones y en el mismo género a figuras femeninas como Mariquita Sánchez de Thompson e Isabel Perón, pero ahora es un hombre el elegido. No se trata de un azar o un arbitrio: haber puesto a Roque Sáenz Peña en su mirada revela un mensaje de María Sáenz Quesada que los argentinos debemos atender en la construcción de nuestra convivencia social.

La figura ha pasado a la historia como un reformista que se propuso democratizar la estructura política del país. La autora muestra cómo su pertenencia al patriciado no le hizo perder  una perspectiva universal, superando sus arrestos oligárquicos que bajo otras formas, acaso vestidas de ropajes democráticos, perviven en la actualidad al compás de una profunda corrupción de la vida pública.

Era una Argentina, como la actual, profundamente inequitativa y Sáenz Peña procuró achicar esa brecha, al menos en los derechos políticos. Se trataba de una sociedad hasta entonces sujeta a estilos y limitaciones de carácter y acentos clasistas, que con otras formulaciones aparece también en su edición posmoderna aún nuestros días.

Sáenz Peña forma parte de sucesivas generaciones de estirpe republicana y democrática que construyeron trabajosamente instituciones políticas sobre las cuales se asentarían impulsos educativos y sociales que permitirían ampliar bases convivenciales inclusivas.

La invitación está servida para una reflexión introspectiva. Se trata de una atención necesaria porque la república es aún una tarea dolorosamente pendiente, pero posible en la dirección que aquellos precursores supieron señalar.

El valor de la obra reside entonces en su mirada contextual, porque la investigación de Sáenz Quesada  permite ver otras realidades que van más allá de la personalidad del biografiado, de la que también registra sus aspectos más privados, de acuerdo a una sensibilidad de nuestro tiempo. El resultado constituye un verdadero aporte desde lo histórico a la construcción de una nación que una estirpe de hombres como la de Sáenz Peña soñó para la Argentina.

2 Readers Commented

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  1. lucas varela on 14 octubre, 2014

    Amigo Roberto Bosca,
    Sus conceptos me obligan, necesariamente, a leer a María Sáenz Quesada, y se agradecen.
    Por ahora, por la profundidad de los conceptos extrapolados a nuestra actualidad, quiero hacer los siguientes comentarios:
    Su afirmación de que “los argentinos debemos atender en la construcción de nuestra convivencia social” debe ser complementada con la denuncia de que hoy, con premeditación, se “trabaja” para todo lo contrario. Los medios de comunicación informan (o desinforman), comunican (o incomunican) y denuncian (o callan) para negar y malquerer. Polarizan y envenenan a la sociedad con intenciones meramente políticas y en lucha de poderes.
    En esta campaña, la corrupción de la vida pública dejó de ser un mal para ser un argumento necesario y muy útil a la lucha. Después de tanta deformación informativa, un acto de corrupción pasa a ser nada o algo intolerable; ambos extremos mentirosos.
    Su afirmación de que “la Argentina actual es profundamente inequitativa” es de Perogrullo; sin embargo, aquellos que denuncian para lograr una sociedad mejor son fieramente atacados y hasta descalificados. Esta misma edición de la Revista Criterio (declarada católica) actúa en este sentido (léase el artículo del periodista Pepe Eliaschef, como muestra de tantos anteriores). La descalificación personal es la herramienta más fácil, y por eso más usada. El papa Francisco es el “Bergoglio peronista” o “el Bergoglio que complica la solución”.
    Ud afirma que nuestra sociedad está sujeta “a estilos y limitaciones de carácter y acentos clasistas”. No es difícil advertir la fragmentación de nuestra sociedad por razones “clasistas”. Y esto tampoco es casual. Ser peronista o kirchnerista es descalificatorio en ciertos medios. Yo pregunto ¿Cuántos profesores de la UCA dicen simpatizar con el peronismo? Y si lo hacen, ¿cómo se sienten?.
    Es cierto, “la república es aún una tarea dolorosamente pendiente” pero no hay que dejarse influenciar por la malquerencia. Ayuda decir que uno es Argentino, y sólo por eso tenemos todo para ser mejores.

  2. Juan Carlos Lafosse on 14 octubre, 2014

    Un muy pequeño aporte a la comprensión de como se construyen las opiniones «propias» y del porqué de la no participación en debates sobre temas serios. Y «la grieta»…

    Un reciente trabajo del centro de estudios Pew de Washington sostiene que las personas tienden a ocultar sus opiniones en las redes de Internet, en especial cuando consideran que pueden no estar en consonancia con lo que opina la mayoría. Para afrontar el estudio, el Pew entrevistó a 1801 personas y tomó como referencia el asunto de las revelaciones de Edward Snowden sobre el espionaje de la NSA. Dentro de ese universo, los entrevistados se declararon tres veces más dispuestos a discutir el tema con sus compañeros de trabajo si tenían la sensación de que iban a estar de acuerdo con ellos. Algunas de esas conclusiones del centro de investigación han devuelto a la actualidad el concepto de la espiral de silencio, formulado en 1975 por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neuman, según el cual la mayoría de las personas prefiere evitar entrar en un aislamiento social y prefiere sumarse a una opinión que sea mayoritaria o consensuada.
    ….
    Y hay quienes buscan lucrar con esto:

    La red social Facebook trabaja en una nueva aplicación de comunicación entre internautas que permitirá a los usuarios interactuar sin tener que utilizar sus nombres reales, es decir, de forma anónima, según publicó el miércoles pasado The New York Times. El matutino neoyorquino cita fuentes internas de Facebook según las cuales la aplicación saldrá al mercado “en las próximas semanas”, funcionará de manera independiente al resto de aplicaciones de la red social y no exigirá que quien se la descargue utilice su nombre real para interactuar con el resto de usuarios. Así, Facebook proveería a los usuarios de una herramienta similar a aplicaciones ya existentes como Secret o Whisper, que permiten debates y discusiones en red sin que los usuarios deban preocuparse de que sus comentarios queden vinculados a su identidad real.

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