Cuando el símbolo de la arroba (@) dejó de indicar una medida de peso y pasó a señalar la dirección de los servidores de correo electrónico inició una carrera estelar. Ahora va por mayores éxitos y de la mano de algunos y algunas (¿debiera escribir algun@s?) está intentando resolver o al menos terciar en las discusiones de género 1.
Desde hace un tiempo, algunas personas han tomado el hábito de encabezar su correspondencia colectiva dirigiéndose a, por ejemplo, querid@s amig@s. Esta curiosa forma pretende indicar que se dirige tanto a amigas como a amigos, evitando así la confusión que en desmedro de las consideraciones de género, ocasionan el uso de adjetivaciones y sustantivos indiferenciados. Quienes la emplean parecen dar por sentado que de ese modo se resuelve la consideración de género o, al menos, se da un paso importante en esa dirección sirviendo, pretendidamente, para alertar acerca de una cuestión que debería preocuparle a todos (¡y todas!).
No conozco la generación de esto ni como surgió; quiero pensar que no fue un divertimento ni algo que pareciera gracioso. Seguramente se pretendió llamar la atención sobre un problema que preocupaba a algunas (y algunos; aunque de ellos, muy pocos, quizás) y ponerlo en la agenda diaria.
¿Resulta esto una ingeniosidad apropiada? No lo creo; tal parece llevó al efecto contrario. A veces se pretende de una acción que sirva para tomar conciencia, despertar inquietudes o llamar la atención. Pero esto puede convertirse en un arma de doble filo: porque ayuda a que la acción caiga en el olvido o porque la circunscribe a círculos muy especializados, evitando así la trascendencia pretendida.
Y esto es lo que ocurrió…
Fuera de ámbitos muy específicos no se observa el uso de esta grafía diferenciadora (¡por fortuna!), como tampoco se oye a la gente cuando habla, tanto en el lenguaje coloquial como formal, que aplique la distinción (y, por supuesto, no me refiero a tratar de vocalizar @, misión absolutamente imposible, sino a distinguir entre los y las).
Durante la lectura de textos formales (discursos, presentaciones, documentos) en los que se utilizó esta grafía diferenciadora, resulta muy entretenido observar los esfuerzos de composición de lenguaje que se hacen cuando se llega a la encrucijada de los/as, esfuerzos que se evitarían si simplemente se recurriera al expediente más acorde con reglas del idioma de decir las candidatas y los candidatos, por ejemplo.
En realidad, el uso de un símbolo ajeno a las formas convencionales de alfabeto y escritura del idioma produce el efecto de convertirlo en jerga, de modo que sólo los iniciados lo entienden, a la par que se regocijan en su uso. Pero, y esto es lo grave, no trasciende al resto de la sociedad, de tal modo que su uso es más una garantía de incomunicación de la cuestión de género que de apercibimiento de la sociedad de un problema muy real que se continúa escamoteando.
1. arroba. (Del ár. hisp. arrúb, y este del ár. clás. rub, cuarta parte). 1. f. Peso equivalente a 11,502 kg. 2. f. En Aragón, peso equivalente a 12,5 kg. 3. f. Pesa de una arroba. 4. f. Medida de líquidos que varía de peso según las provincias y los mismos líquidos. 5. f. Inform. Símbolo (@) usado en las direcciones de correo electrónico.
N. del A.: No creo llegar a ver una sexta acepción en la RAE…