pdelvLos enfrentamientos que se dieron en torno a ley de matrimonio entre personas del mismo sexo evidenciaron, más allá de intolerancias y desaciertos, la imperiosa necesidad de saber leer los signos de los tiempos.

 La aprobación de la ley de matrimonio “igualitario”, que equiparó el matrimonio entre un hombre y una mujer con la unión civil entre personas del mismo sexo, incluyendo el derecho a la adopción, nos dejó a muchos un gusto amargo, al menos en los primeros días. Ante todo, porque se aplicaba el mismo nombre y la misma figura jurídica a dos realidades muy diversas, con la confusión que de ello se seguirá. Cuando una maestra deba enseñar a sus pequeños alumnos qué es el matrimonio, tendrá que caminar por el

filo de una navaja, exponiendo sus propias convicciones sin dar motivo a ser denunciada por contradecir la ley y “discriminar” a las parejas homosexuales.

En segundo lugar, a muchos nos desagradó que se haya hablado de una votación de conciencia, que en realidad no existió. En tales casos, los partidos y el gobierno presentan discretamente sus posiciones, pero sin jugarse por una u otra, máxime cuando los partidos no habían incorporado el tema a su plataforma electoral. Pero aquí fueron muchas las presiones ejercidas para que algunos senadores estuvieran ausentes, se abstuvieran o cambiaran su voto a último momento. Más aún, pareció que se trataba de una pulseada personal contra el cardenal Jorge Bergoglio por iniciativa del ex presidente Néstor Kirchner, quien afirmó que la Iglesia, entiéndase la jerarquía, debía modernizarse. En realidad, razón no le faltaba, ya que el Concilio Vaticano II fue convocado en 1959 por Juan XXIII precisamente para que la Iglesia se modernizara o actualizara. Pero las miras del Papa bueno ¿coincidirían con las del diputado Kirchner?

 

Ser signo de esperanza

Hay aspectos muy positivos que podemos rescatar de este proceso, que nos permitirá mirar hacia delante y no quedarnos lamiéndonos las heridas. Los creyentes, laicos y

sacerdotes, debemos ser un signo de esperanza para nuestra propia comunidad y para los de otras comunidades, es decir, para todas las personas de buena voluntad, sean creyentes o agnósticos. Ello no significa que coincidamos en todo, pero sí al menos en ciertos valores fundamentales. Comunidades judías o musulmanas pueden ser un signo

de esperanza para los cristianos en la medida en que constituyen un testimonio en favor de la paz y la justicia. Lo mismo podemos afirmar respecto de personas no creyentes que se esfuerzan por construir un mundo mejor.

Dentro de la Iglesia católica, el primer rasgo positivo en este proceso, el primer signo de esperanza, es la movilización de los laicos. Cuando se habla de la Iglesia se piensa en los obispos, a veces también en el clero, en los curas. Pero hemos visto declaraciones, reuniones y manifestaciones, en todo el país, organizadas en forma espontánea. No se pasaba lista, no se enviaba a las autoridades de los colegios con sus abanderados.

Se oyeron expresiones muy personales, como las de una salteña, que cito de memoria: “Me siento como una leona parida que defiende a su cría, es decir, a mis hijos y a mis nietos. Sepan que en Salta cada gaucho tiene su china”. Uno puede tomar distancia de ese modo de hablar, más propio del interior que de la ciudad de Buenos Aires, pero no cabe duda de que esas frases no se las sopló el obispo ni el cura. Le salieron del alma. El signo de esperanza consiste en una mayor conciencia de que cada creyente debe manifestar su fe y sus convicciones sin esperar órdenes de arriba. La aprobación de esta

ley, en cambio, no fue un signo de esperanza, porque obedeció órdenes que eran terminantes y no permitían cambiar una coma de lo aprobado en Diputados.

Un segundo rasgo positivo consiste en que la presentación del tema, realizada por el Departamento de Laicos, dependiente del episcopado, no era en contra de las personas homosexuales sino en pro de valores: concretamente el matrimonio, la familia y la vida. Si algunos manifestaron animosidad contra los de la vereda de enfrente, debe atribuirse al hecho de que no somos robots que ejecutan movimientos precisos sino personas con convicciones muy arraigadas. Tales desbordes se dieron en las dos “veredas” y no deben

ser magnificados. Estamos a leguas del enfrentamiento entre la “laica” y la “libre”, del tiempo del presidente Arturo Frondizi (1958-1962), cuando los manifestantes quemaban

autos en los puntos de choque. Esta vez, en cambio, había globos anaranjados de un lado y pancartas del otro. En medio siglo hemos aprendido a realizar manifestaciones sin necesidad de agarrarnos a palos. Este progreso se vio ya, hace dos años, en las concentraciones organizadas por los del campo, en Palermo, y los del gobierno, frente al Congreso, previas al voto “no positivo” del vicepresidente Julio Cobos.

 

Un examen de conciencia

Si nos atenemos a los números, la posición oficial de la Iglesia católica y de otros cultos sufrió una derrota contundente, ya que ni siquiera se rozó el empate en ninguna de las dos Cámaras del Congreso. Esto debe llevarnos a un examen de conciencia, no para buscar chivos expiatorios sino para saber dar razón de nuestra esperanza, como se nos pide en la 1ª Carta de san Pedro (3,15).

Dar razón no es repetir lo que creemos sino dialogar, buscando convencer a los que piensan de modo diferente. Y si no lo logramos, que al menos consideren razonable nuestra posición. Cuando se votó la ley de divorcio, en 1987, hubo obispos que hablaron con sensatez, como Justo Oscar Laguna, mientras que otros, con la mejor buena voluntad, manifestaron una belicosidad que resultó contraproducente. El obispo Emilio Ogñénovich organizó una procesión a Plaza de Mayo, encabezada por la Virgen de Luján, con escasa participación de fieles. Algunos obispos pensaron incluso que debían excomulgar a los diputados que habían votado la ley, a los cuales no se les había dejado margen de  maniobra.

En aquella ocasión escribí unas reflexiones en la Revista del CIAS, considerando un despropósito el recurso a la excomunión. En cuanto a la declaración del episcopado sobre la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, me permito una sugerencia, no tanto mirando hacia atrás cuanto hacia delante. El documento fue presentado como la posición de todos los obispos argentinos. Ahora bien, es un secreto a voces que había dos posiciones en la asamblea episcopal, por lo cual la declaración parecía una verdad a medias. La transparencia hoy es un valor aceptado y exigido por todos. La mera sospecha de que se ha disimulado algo, se convierte en una pendiente difícil de remontar. Tomemos como modelo al Concilio, donde se hicieron públicos los votos de cada documento.

El que trataba de las religiones no cristianas, Nostra aetate, recibió 2.221 votos a favor y 88 en contra. El sector desconforme era un síntoma de que algunos puntos debían ser más trabajados, lo que se procuró hacer después del Concilio.

Al presentar una sola posición se manifestaba el deseo de reafirmar la identidad católica. Ahora bien, la categoría de identidad es utilizada sobre todo por las minorías, tanto religiosas, étnicas como culturales. Si presentan varias posiciones, su peso en la sociedad se diluye. En cambio, cerrando filas, una minoría puede ejercer una influencia muy superior al número de sus miembros.

E la Argentina, los católicos somos amplia mayoría. Según algunos estudios, el 75% de los habitantes se considera católico, aunque sea mucho menor el número de practicantes. Sin embargo, al observar las expresiones de religiosidad popular, como el millón de peregrinos a Luján en un día o el equivalente en otros santuarios del país, palpamos esa mayoría. Por ello, pienso que no deberíamos encerrarnos en el paradigma de la “identidad católica” monolítica, cerrando filas como una minoría, sino abrirnos al legítimo pluralismo en la Iglesia, que nos enriquece siempre.

 

Dar razón de la esperanza

En una carta de lectores de La Nación del 4 de junio, propuse que a las parejas de personas homosexuales se les entregara una Libreta de Convivencia, no una Libreta de Matrimonio. El domingo siguiente a la aprobación de la ley, leí en ese diario razonables reflexiones del arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, reconociendo que las parejas homosexuales poseen algunos derechos, como el de heredarse mutuamente.

En esa línea iba el sector del episcopado que buscaba dar una mejor razón de nuestra esperanza. La declaración de la asamblea de obispos podía haberse centrado en lo que

coincidían todos, es decir, en la reafirmación del matrimonio como unión de un hombre y una mujer. La llamada “unión civil”, que cubría lagunas jurídicas, podía haberse dejado a la interpretación de cada obispo, como un signo de flexibilidad y comprensión.

Otra forma de dar razón de nuestra esperanza consiste en hacerlo “con suavidad y respeto”, como se añade en la carta del apóstol san Pedro, antes citada. Ahora bien, algunas expresiones no condecían con la suavidad ni con el respeto debido a los de vida homosexual. Las afirmaciones que se atribuyeron al obispo Antonio Marino, auxiliar de La Plata y encargado del seguimiento legislativo, parecieron cañonazos, como la conjetura de que una persona homosexual podía llegar a tener 500 parejas en su vida. Quizás un heterosexual también, pero no nos interesaban los casos límite sino los promedios. La agencia de noticias católica AICA desmintió después esa atribución, con grandes elogios a la bondad del obispo, pero quedaron flotando las sorprendentes estadísticas, como provenientes de un equipo asesor.

Las personas homosexuales, por su deseo de acceder a los beneficios del matrimonio, parecían ser los enemigos de la humanidad, los destructores del orden social. No

distinguimos siempre entre el orden objetivo y la dignidad de las personas.

Creo que no sintieron que les prodigábamos el amor cristiano, debido incluso a los enemigos. Nos alegramos cuando ex combatientes de las Malvinas, argentinos y británicos, se abrazan con gran afecto y entablan una amistad. Pero respecto de los homosexuales continuamos manteniendo una distancia convencional, como respecto de los leprosos en tiempos de Jesús.

 

Signos de los tiempos

Podemos también dar razón de nuestra esperanza cuando consideramos la situación de cada persona y no metemos a todos en la misma bolsa. En este proceso se dijeron

muchas mentiras, como la ya indicada de que sería una votación de conciencia. Pero no todos mentían, aunque estuvieran equivocados.

Ahora bien, en la Biblia se habla del padre de la mentira, que es Satán, cita retomada en la carta del cardenal Jorge Bergoglio a las carmelitas. Desde el punto de vista teológico

la afirmación es correcta, pero dio pie a reacciones extrapoladas, en el terreno político. La presidenta Cristina Fernández habló de la Inquisición, infiltrada en este debate, y el senador Miguel Ángel Pichetto, jefe de la bancada oficial, encontraba ecos de la mentalidad nazi en el tema de la objeción de conciencia.

En ese contexto, parecía que el proceso respondía a un plan demoníaco. Los partidarios de la ley se sentían llevados a un terreno mágico, supersticioso, de ultratumba, donde

no vencen las razones sino los temores. Por eso, mirando hacia delante, diría que en casos similares los textos de los obispos deberían ser revisados por expertos en medios, de modo que la belleza de la verdad, más que la podredumbre de la mentira, sea

siempre un signo de esperanza. Cuando en 1870 le fueron arrebatados al Papa los Estados Pontificios, Pío IX excomulgó a los responsables de ese atropello y se negó a todo diálogo con los adversarios, que proponían diversas formas de arreglo. El

“No podemos” negociar resultó un signo de falta de esperanza. Un siglo después, Pablo VI, al recordar aquellos sucesos, reconoció allí la acción de la Providencia, que había

liberado a la Iglesia de sus dominios temporales, ya que ésta carecía de la capacidad de desprenderse de ellos en forma espontánea. Convirtió el signo de desesperación en signo de esperanza, proceso ya iniciado por Pío XI mediante los Pactos de Letrán, en 1929. Como vemos, la lectura profética de los signos de los tiempos es más que una interpretación histórica o sociológica de los hechos. Constituye incluso una recreación de lo sucedido en tiempos pasados. Lo negativo adquiere una dimensión positiva a la luz de la fe. Los mártires, comenzando por Jesús, tuvieron una muerte horrible. Pero en la liturgia, la Iglesia convierte esos martirios en testimonios de fe y motivos de alegría.

Con la ley de matrimonio igualitario no perdió la Iglesia. Perdimos todos. Pero el mundo no se viene abajo, como no se derrumbó después de la ley de divorcio. No añoremos lo que había antes. Releamos creativamente este signo de los tiempos. Continuemos mejorando la calidad de vida. Seamos solidarios con quienes padecen situaciones  adversas, como la pobreza, la enfermedad o la soledad. Y pensemos cómo podríamos ayudar a las personas homosexuales a sentirse más cerca de Dios. Ahora se sienten más lejos de la Iglesia. Pero cuando se apaguen los ruidos del enfrentamiento, vendrán “parejas” a pedir una bendición.

En realidad, si se bendicen las armas, bien podemos bendecir personas, aunque no sea fácil encontrar las palabras adecuadas. Qué lugar podríamos darles en nuestras actividades constituye un desafío a la imaginación. Pero a pesar de todos los obstáculos, no perdamos la alegría de anunciar el Evangelio de las Bienaventuranzas y de contagiar

con esa alegría a los que se sienten lejos de nosotros.

 

El autor, jesuita, es profesor de Doctrina Social de la Iglesia.

19 Readers Commented

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  1. Luis on 1 septiembre, 2010

    Hola Ignacio!

    A grandes rasgos comparto tu pensamiento. Especialmente me pareció muy bello que expreses el deseo de encontrar palabras correctas para bendecir personas homosexuales en pareja. Quiero compartir algo que leí hace unos días. En la revista Rolling Stone salió una entrevista a una directora de cine argentina lesbiana. En pareja con otra mujer. Con una hija biológica y una nieta de esta hija y con una hija de su mujer concebida por fertilización asistida con un amigo de donante. Que complejo armado convivencial! Pero sigo con la historia. Ambas mujeres (de alrededor de 40 años) fueron víctimas de la dictadura militar. Se llevaron a sus padres cuando eran niñas, quedando a la deriva, educadas por abuelos y tíos. Llevan una marca tremenda. Un dolor y un agujero existencial de tamaño considerable. Lo se pues hace años estuve de novio con una mujer cuyo padre fue secuestrado por los sicarios de la dictadura y luego de torturado arrojado inconsciente al Río de la Plata. Te aseguro que el daño que eso provoca en una criatura es enorme. Por qué cuento esto? Porque aún cuando creo que la situación ideal es la de un padre y una madre, realmente me pone feliz que dos personas tan heridas como ellas, hayan podido transformar esa marca que con frecuencia lleva al odio a si mismo y al resto, al autodaño y a la violencia en amor, en darse a otro, en tener profesiones creativas, en entregarse a seguir caminando sabiéndose heridas. Y creo que eso no se puede pasar por alto. Creo que más acá de la norma existen las personas como universos más amplios que la norma. Y de nuevo reitero, hay algo de los frutos del amor que también se respiran en ese armado tan complejo. Me gustaría tener una respuesta tuya. Saludos. Luis

  2. Graciela Moranchel on 2 septiembre, 2010

    Me quedo con la frase: «Pensemos cómo podríamos ayudar a las personas homosexuales a sentirse más cerca de Dios. Ahora se sienten más lejos de la Iglesia…».
    Y me pregunto de quién es la responsabilidad principal de que los homosexuales se sientan alejados de la misma. Estoy convencida de que no es culpa de ellos. Siempre se los ha tratado como una lacra social, como una enfermedad infecciosa y contagiosa, de la cual hay que alejarse. Siempre se los ha discriminado y estigmatizado. No nos engañemos por favor.
    Uno de los documentos de la Congregación para la Doctrina de la fe del año 1986 da cuenta de la actitud de la Iglesia jerárquica, desde siempre, frente al hermano/a homosexual, cuando afirma que a estas personas ni siquiera se les puede permitir el uso de edificios pertenecientes a la Iglesia, ya sea para hacer celebraciones religiosas o para realizar cualquier tipo de acto educativo (cf. «Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales», nº 17). Este es un ejemplo entre millones de un trato excluyente y poco evangélico.
    Si volvemos a la pregunta ¿qué podemos hacer para acercar a nuestros hermanos homosexuales a la Iglesia?, yo diría que ante todo, debemos tratarlos como a hermanos en la fe, con amor y respeto. Hacerlos sentir «parte» de nuestras Comunidades. No ponerles una etiqueta en la frente. Tratarlos sin diferenciaciones, no negarles espacios físicos para que puedan reunirse a rezar y a aprender juntos, insertándolos en todas las actividades comuniarias. Mostrándoles que es posible una Comunidad donde conviven personas con diferentes características, pero con un solo Señor que nos reúne a todos en el banquete de la Eucaristía.
    Porque ser homosexual no es sinónimo de ser degenerado ni criminal, un error en el que muchas veces cae el mismo Magisterio eclesiástico.
    Saludos cordiales,
    Graciela Moranchel

  3. Héctor Abou Adal on 5 septiembre, 2010

    Ignacio:
    Bastante completo tu análisis, especialmente el referido al equivocado enfrentamiento en que cayó la jerarquía de la Iglesia para oponerse al matrimonio igualitario. Agreguemos que, con la misma fuerza con que se había opuesto debía presentar la mayoritaria propuesta de unión civil con los derechos de servicios sociales y herencia. En eso debían centrarse las movilizaciones populares de católicos en todo el país, y no en apoyar una pulseada personal. Pero ya fue, como dicen los jóvenes.
    Creo que, de la forma abarcativa con que propone Graciela la participación de los homosexuales en la vida de la iglesia, de la misma forma que uds. y yo participamos de y en las diferentes comunidades, deben tener la oportunidad de participar los/las homosexuales; si es bendición o sacramento el que recibirán las parejas, no creo necesario debatirlo ni fijarlo ahora. El Espíritu Santo se encargará de avisarnos cuándo.
    Debemos tener bien en cuenta que existieron obispos y sacerdotes (yo conocí a uno, muy bien considerado por la comunidad en la cual participaba) y deben existir aún, consagrados varones o mujeres, homosexuales.
    No quiero dejar pasar por alto una afirmación que hacés y me parece necesario completarla:
    «Pero las miras del Papa bueno ¿coincidirían con las del diputado Kirchner?» y agrego: ¿coincidirán con las del cardenal Bergoglio»;
    Si tan bien se observó que fue una pulseada personal, consideremos entonces como otro error el haber entrado en el juego del poder político, sin considerar la necesaria y hasta urgente modernización o actualización de nuestra iglesia como fijó el Concilio Vaticano II.
    En miras de la esperanza, tan bien ejemplificada en la mencionada pérdida de los Estados Pontificios, hoy tendremos que mirar menos las rigurosidades de las leyes del Estado (tan injustas en las penalizaciones a condenados, – pregunten si no a alguno de los que trabajamos en Pastoral Penitenciaria o, cerca de la jerarquía, a los tres obispos de la Comisión – ), y centrarnos más en la frase de Jesús: «Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios», (tanto la moneda como la ley son del Estado), ocupándonos más de trabajar para que el Reino de Dios, de justicia y amor, comience cuanto antes aquí en la tierra para cada día más hermanos. Aquí comienza nuestro infierno y aquí comienza nuestro cielo.
    Un afectuoso abrazo,
    Héctor

  4. Luis Humberto on 21 septiembre, 2010

    Y creo Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creo; varón y mujer los creo.(gn 1,27) .
    No te acostarás con varón como los que se acuestan con mujer; es una abominación(lv 18,22)
    ¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales heredarán el reino de Dios (1° cor 6,9). La Biblia es clara, la homosexualidad es pecado. Dios reprueba la homosexualidad,por eso el matrimonio entre personas del mismo sexo es pecado y atenta contra el orden natural. No se nace varón, mujer o gay.Se nace varón o mujer y no se elije la orientación sexual, la orientacion sexual es la condición sexual biológica con la que nacemos. Una ley debe respetar el orden natural o bien respetar la base en la cual se basa la sociedad, en este caso, la Argentina basó sus leyes en la moral cristiana. No al matrimonio entre personas del mismo sexo. No a la homosexualidad

  5. Bruno Bimbi on 12 enero, 2011

    Humberto, usted tiene una confusión enorme.
    En primer lugar, si la Biblia dice o deja de decir algo, eso no tiene la más mínima importancia a la hora de debatir una ley civil. Porque la ley civil es para todos: creyentes y no creyentes, católicos, judíos, protestantes, musulmanes, budistas, ateos o lo que fuere. Yo no creo en Dios y, por lo tanto, lo que diga la Biblia no me preocupa más que lo que diga la Torá o el Corán. Es un libro que tiene una gran importancia para quienes profesan una religión, pero no puede ser tomado como fuente del derecho común.
    Pero, por otra parte, ¡la Biblia no dice eso! Su interpretación de la Biblia es infantil y parte de una enorme ignorancia.
    En mi libro «Matrimonio igualitario. Intrigas, tensiones y secretos en el camino hacia la ley» explico detalladamente por qué esas interpretaciones de la Biblia son erróneas. Le propongo algo, tarea par el hogar:

    1) Explíqueme qué significaba la palabra hebrea que fue traducida por «abominación» en ese pasaje del Levítico y qué sentido tenía en el contexto de ese pasaje.
    2) Explíqueme qué es el Levítico y qué otras conductas prohíbe.
    3) ¿Está usted seguro que en Cor. 6:9 dice «los homosexuales»? Eso no es posible, ya que no existía en hebreo, griego o latín antiguo ninguna palabra que pudiera ser traducida por «homosexual», que es un término moderno, surgido originalmente en alemán. No existía siquiera el concepto de «homosexual» en la época en la que la Biblia fue escrita. Busque a ver qué palabra le tradujeron por «homosexual» y verá que está hablando de lo que no sabe.

    En fin, hay otros pasajes bíblicos que suelen ser usados para condenar la homosexualidad, pero en todos los casos se trata de interpretaciones modernas, construidas ad hoc para justificar una política de persecución contra los gays. ¿Sabía usted que en el pasado la Iglesia llegó a celebrar bodas gays? ¿Sabía que actualmente en algunos países nórdicos donde el matrimonio gay es legal hace mucho tiempo las parejas gays, luego de casarse por civil, reciben la bendición en la Iglesia, en una ceremonia formal realizada por el cura católico, similar a la que se usaba antiguamente para bendecir las uniones antes de que la Iglesia transformara el matrimonio en un sacramento?

    Vaya a la biblioteca. Los libros no muerden. Saludos.

  6. luis on 24 febrero, 2011

    Dios aborrece a la homosexualidad, la Biblia lo dice claramente, no deja lugar a dudas.
    Esos textos le incomodan a los librepensadores que piensan según sus ópticas, creo que si pudieran destruir la Bliblia lo harían, pero ya muchos lo han intentado y fracasaron.

  7. Graciela Moranchel on 3 marzo, 2011

    Les hago un humilde pedido a los que citan la Biblia para fundamentar tal o cual postura: Por favor, no saquen los versículos de contexto. Y para poder llegar al «sentido literal» de los mismos, háganse asesorar por expertos en exégesis bíblica.
    No se pueden justificar determinadas posturas, ni en pro ni en contra de una idea, citando pasajes aislados de la Palabra de Dios. La misma debe ser leída como una «unidad», teniendo en cuenta la mirada y el mensaje central de Jesucristo, que es nuestra única «Norma Normans», y que ciertamente no se ocupó de cuestiones sexuales ni morales, sino de llamarnos a la «conversión», a cambiar la mirada, a volvernos hacia Dios, que es muchísimo más que ocuparnos de la sexualidad (del prójimo, obvio..).
    Este es un error en el que caen infinidad de cristianos de buena voluntad: enrrostrar versículos bíblicos para ganar cualquier partida. Eso no es correcto, porque la lectura fundamentalista de la Biblia no ayuda a resolver estas cuestiones que son de naturaleza netamente «civil», y que no tienen nada que ver con nuestra fe.
    Un saludo cordial,
    Graciela Moranchel
    Prof. y Lic. en Teología Dogmática

  8. Hugo Felizzola on 14 marzo, 2011

    Con mi mayor consideración, informo a Uds., como así a todos los medios que pueda disponer, que con respecto a esta ley, existe todavía en anses cierta restricción, me refiero a que yo me casé el 7 de enero de este año, ambos somos del mismo sexo, y mi conyugue si puede cobrar esta asignación pero yo no, porque soy jubilado, dicen que Anses está tratando de implementar la ley pero por ahora no está contemplada, Gracias por su tiempo y espero sepan utilizar esta información un abrazo Hugo DNI 7713683 El Calafate – Prov de Santa Cruz

  9. lorena on 27 abril, 2011

    comparto lo que dice luis humberto, DIOS no aprueba el matrimonio del mismo sexo, DIOS es claro, no odia al homosexual pero si a su pecado! y sabemos que la paga del pecado es muerte…no hagamos que se despierte la ira de DIOS(veamos historia de sodoma y gomorra)…hoy estamos a tiempo de volvernos de nuestros malos caminos!!!EL que es grande en amor y misericordia nos perdona y nos promete restaurar por completo! esta en cada uno aceptar su pecado y recibir a jesus en su corazon para poder ser libre de este y de todos nuestros pecados!!!!DIOS les bendiga y envie a su ESPIRITU SANTO PARA QUE QUITE EL VELO DE SUS OJOS!!!!!!!!!(el que lee entienda) …

  10. Michelle ** on 27 abril, 2011

    porque la paga del pecado es muerte, mas la dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesus Señor nuestro. rom 6:23 asi que tu que estas viendo este comentario aun estas a tiempo de arrepentirte de tus pecados que te separan de Dios. si eres hijo o hija de Dios pues es obvio que desechas todo lo que hace y practica el mundo y pues no amas las cosas que hay en este mundo.

  11. Nicolás on 20 junio, 2011

    Hola, hace mucho que se cerró este tema, pero realmente me apena, me apena terriblemente la posición arcaica que toma la Iglesia católica.
    Antes, y digo antes porque hoy no podría decir lo mismo, creía en Dios, y en su palabra, exteriorizada a través de los que se hacen llamar siervos del señor, que no son más que hombres, con deseos y necesitades como todos.
    Vamos con el tema de la homosexualidad. Me parece que cada quien es libre de elegir a quien quiere de pareja, de ser feliz con quien sea, y si puede hacer feliz a alguien más, ¿acaso está haciendo un mal? Si una pareja homosexual desea adoptar a un niño, niño que probablemente no reciba de quienes lo cuidan los cuidados y el cariño que necesita, ¿está a caso pecando?
    Realmente la Iglesia católica me da… podría decir pena, posicionados en bases antiguas, creyendo en un Dios al que quieren y no saben representar. Díganme algo, ¿acaso a Jesús, el hijo de Dios y nuestro salvador, según la palabra, le agradaría ver a su máximo representante viviendo en un palacio como es la ciudad del Vaticano, forrado en oro mientras hay niños y familias enteras en países pobres que mueren de hambre?
    ¿Acaso el propio padre aceptaría que la iglesia mate porque no comparten sus ideas a gente inocente?
    Basta, es hora de modernizar la fe, porque, y esto está estadísicamente sotenido, la Iglesia católica pierde fieles día a día, y llegará la hora de modernizar, o extinguirse, son las vías que les quedan.

  12. agustina de la via on 22 junio, 2011

    Es muy raro lo q dice Nicolás, ¿por qué dice q no sabemos representar a DIOS? Realmente me parece raro que alguien que sabe que existe un DIOS grande y poderoso y de amor como lo es él, diga estas cosas. Realmente no soy católica, soy cristiana, no es una religión, es una forma de vida que uno elige seguir para agradar a DIOS. La homosexualidad es un pecado por más que muchos no quieran aceptarlo,o les cueste , es algo que DIOS odia , (no las personas sino, el pecado ) DIOS nos ama tal cual somos porque él nos creo, él es la persona que tiene más amor que todos juntos, el ama hasta al que mata, pero DIOS sabe que hay millones de personas segadas por el diablo en el mundo y tiene tanto amor por nosotros que nos da un tiempo (ese tiempo es la vida) para que todos podamos conocerlo, a todos en algún momento nos hace que escuchemos y aprendamos de su amor y perdón por nosotros. Este mundo está mal LO MALO SE VE BUENO Y LO BUENO SE VE MALO y DIOS lo sabe sin embargo NOS AMA IGUAL seamos como seamos, quiere lo mejor para nosotros no le gusta vernos sufrir.
    YO TENGO 15 años yy la verdad agradesco a mi tío que fue el que me hizo conocer de DIOS ,y a DIOS por la vida de mi tío , yo voy a empezar a orar por todos aquellos que están segados por el diablo , voy a pedirle a DIOS que cambie sus vidas como cambió la mía y que les muestre que él los ama igual pero quiere lo mejor para nosotros y, que si hay algunos que no lo conocen, que lo pueden conocer porque realmente es algo inexplicable, es grandioso, es lo mejor que nos puede pasar.
    Si esto le toco a alguien y quiere recibir al señor en su corazón, para cambiar su vida le pido que haga esta oración:

    SEÑOR PRIMERAMENTE TE PIDO PERDON POR MIS PECADOS ,POR MI FALTAS, Y LAS COSAS MALAS QUE HE HECHO. HOY QUIERO QUE ENTRES EN MI CORAZON Y QUE LO LIMPIES DEL PECADO Y CAMBIES MI VIDA ,HOY TE RECIBO COMO MI SEÑOR Y SALVADOR ,PARA SIEMPRE Y DOY GRACIAS POR HABERTE CONOCIDO Y PORQUE ME AMAS Y POR MI VIDA, LA DE MI FAMILIA Y POR TODOS ESTOS AÑOS DE VIDA QUE ME HAS DADO ,Y HOY QUIERO CAMBIAR PARA AGRADARTE PADRE TE DOY GRACIAS Y TE PIDO ESTO EN EL NOMBRE DEL EÑOR JESUS AMEN
    Ojalá el espíritu santo haya tocado sus corazones por medio de este comentario que DIOS loS bendiga y los protega de todo mal
    Saludos
    Agustina de la via

  13. agustina de la via on 22 junio, 2011

    LA PALABRA DE DIOS ES VIVA TRACIENDE Y NO CAMBIA Y SE MODERNIZA PORQUE ES ASI COMO EL DIOS QUIERE QUE SEA

  14. Anónimo on 28 junio, 2011

    Luis Humberto: De que base moral estas hablando?? Una sociedad donde matrimonios se destruyen todos los días, donde mujeres son violadas y golpeadas por sus propios maridos, donde padres violan a sus propios hijos, donde mujeres venden a sus hijos al mejor postor… De que moral estas hablando? O es que por ser hombre y mujer tienen el cielo ganado? No es Dios el que aborrece la homosexualidad, sos vos, y ese es otro tema.
    A los que tanto les molesta la union de personas del mismo sexo quisiera preguntarles: en que se ven perjudicados? Afecta esto en algo a sus hijos? Explicarle a niños los distintos tipos de parejas deberia ser tan natural como lo es hoy hablar de sexo… Muchas personas parecen haberse quedado en el tiempo, a nuestros abuelos le resultaba vergonzoso y dificil hablar de sexo, a muchos hoy les resulta dificil hablar de homosexualidad. Criemos y eduquemos a personas de mentes abiertas, que no tengan miedo a mostrarse tal cual son, que logren ver las diferencias mas no por ello dejar de respetarlas…
    No conozco a nadie que sea homosexual y yo tampoco lo soy pero no veo nada de malo en serlo… Hay homosexuales deprabados? SI, y también hay hombres y mujeres que lo son. Se transmiten enfermedades entre homosexuales? SI, y también entre hombres y mujeres.
    No es hereditario, ni una maldicion, ni un castigo de Dios, cualquier pareja puede tener un hijo/a homosexual, lo que me incluye porsupuesto, y no es eso lo que me preocupa, sino saber que puede encontrarse con personas de mentes cerrada y sin corazon que lo discrimine o lo haga sentir distinto, eso si me preocupa.

  15. fernando on 29 junio, 2011

    Quisiera preguntarle al «eurudito» señor Bruno Bimbi, que se tomó el trabajo de estudiar tanto en una institución que profesa una fe en la que él mismo no cree, sólo para reunir la mayor cantidad de «argumentos» (y otros «sofismas» diría yo) con tal de justificar el mal llamado «matrimonio igualitario», si sería tan amable de responder a mis interrogantes. Llevaría mucho tiempo debatir los términos y la consecuencia de manipular el lenguaje para darle uno u otro significado a las cosas. Ocurriría lo mismo si hablásemos de las exégesis bíblicas o lo que dice la doctrina católica al respecto. Sería como entablar una interminable exposición de justificaciones. Lo que simplemente quiero preguntarle es: 1) Para usted, que es el «sentido común»?, porque hasta no hace mucho tiempo, cualquier persona o aún un niño cualquiera, no miraba con agrado que dos personas del mismo sexo se besen por ejemplo, y eso no dependía de cuánto se supiera o no, de los «prejuicios» o que posición se tomase habitualemente, sino que era una consecuencia de estar ante algo que no se ve natural. Tampoco por ello se debía suponer que tal actitud fuese el resultado de una «fobia» o cómo dicen ahora una «homofobia», sino de una reacción de rechazo que surgía espontáneamente. 2) porqué se pretende fundar en el placer el justificativo para un tipo de relación que no se basa en la atracción de opuestos ni es la consecuencia de un impulso sexual sino de una desviación del mismo, por puro placer?. 3) de qué clase de «matrimonio» o «igualdad» estamos hablando ? Cuando entra en juego un niño y, tratándose de dos hombres, éstos tienen que recurrir a un vientre, y dos mujeres, a un inseminador, o sea a un tercero, entonces ya no tiene forma de «pareja» y la relación aduiere una complejidad extraña a lo que entendemos y conocemos como familia, Cómo explica entonces usted que esto siga siendo un matrimonio o sea «igualitario»? y 4) por qué el fundamento de un ateo tiene que ser parámetro para juzgar lo que invade el terreno de la fe, ya que hablamos de fundamentos últimos sobre los que en realidad no lo sabemos todo, o acaso usted sí?. Suena presuntuoso y hasta pedante mandar a cualquiera que disiente o tiene creencias y experiencias de otra índole a la suya, a «la biblioteca» o a leer libros que, al parecer tienen las respuestas para todo o harían innecesarias las enseñanzas de más de 2000 años de una institución como la Iglesia, que tiene también sus argumentos sobre el tema y no por ello «persigue» como dice usted a los homosexuales, o es la única confesión que no está de acuerdo. Finalmente ¿Que de coonfiable puede tener su opinión cuando se suma públicamente a la creciente y sistemática campaña de «construcción social» de una «nueva realidad», curiosamente concordante con la aparición de conspicuos personajes de la cultura y la política, liberales y «progres», marxistas indisimulados los más, y, en el fondo de la cuestión, anticatólicos a ultranza todos, reunidos para despotricar contra un mismo «enemigo»? Podrá usted poseer todos los libros que quiera, exponer todos los «argumentos» que, con su visible dedicación y esfuerzo expone, pero en mi mente siguen resonando las palabras de mi padre, que ni católico formal ni tampoco ateo, pero profundamento honesto y realista, dijese la primera vez que viera a dos homosexuales manifestando públicamente su condición: «Qué asco!». El nunca necesitó de términos como «heterosexual», (esa palabra «apéndice» de la palabra sexo, ya de por sí clara y bipolar, no lo contrario) ni «homofobia» ni confundió «discriminar» con «maltrato», simplemente llamó las cosas por su nombre y expresó su asombro, su adhesión o rechazo con la más pura naturalidad y sentido común. Y encontré realmente a mucha gente que piensa y siente como él. Por eso no entiendo cómo se puede negar tan insistentemente esta faceta de la realidad, que no será la única, pero es real e innegable. Hay cosas, que por mucho que se intenten imponer, siempre van a tener un «tufillo» a anormal, a desviado, a desagradable, sea que machaquemos con «arguementos» o tratemos de desacreditar al otro para justificar nuestra «sapiencia». Disculpe usted esta forma de decirlo, pero así como podría abrumar con citas y explicaciones, he preferido hacer esta exposición de la manera más sencilla, como lo haría una persona que no goza, como usted, de los medios y la biblioteca tan erudita a la que apela insistentemente. Ni los que no coincidimos con usted somos tan burros ni usted es el único dueño de tan «igualitaria» verdad. No «sobre» entonces a los que pensamos de otr modo ni suponga que no podríamos contraarguementar y entienda que no se trata ni de una «cruzada» ni hay tal «fobia» contra los homosexuales. Lo que queremos, las personas como yo, es que no se utilice la palabra o mucho peor la mentira, para imponer un punto de vista que una porción nada insignificante de la humanidad no comparte. No es del ano de donde venimos. Usted y yo venimos de una familia. De un padre y de una madre. De una familia, tal y cual todos conocemos. Habrá excepciones, pero esa es la regla y la verdad. No hace falta tanto explicar. Empecemos por reconocerlo y hablemos de lo que es y no de lo que intentamos hacer que sea. Gracias.

  16. Martin on 7 julio, 2011

    Seamos claros, lo que se debate desde esta ley no es matrimonio en sí mismo (algo que no deja de ser desde la perspectiva jurídica un mero tramite administrativo no muy diferente al de ir a sacarse el pasaporte), es algo muchísimo más profundo y central que eso; es la IGUALDAD DE DERECHOS!!!!!!!, es terminar con el apharteid, » algunos sí, otros no»

    No he encontrado UN solo argumento en contra del matrimonio igualitario, ni los basados en la fe religiosa (que a mi juicio ni siquiera deberia utilizarse como argumento), ni en la biología, ni en la ciencia política, que no se sustentara en: 1) Una total ignorancia del funcionamiento psicosexual de cualquier ser humano, está estudiado desde Kinsey en 1970 que las orientaciones sexuales son fluidas y oscilantes, y constituyen mas bien estados transitivos de la persona 2) Una profunda homofobia, nacida de la incapacidad de entender que la HETEROSEXUALIDAD es tan ficticia y artificial como cualquier otra invencion social, no es mas que una forma de control social totalmente anacrónica.

    Y quienes sustentan que se trata de la ruptura de la familia?????: Hoy en día, familia es un grupo de personas en las que existe afecto y vinculos positivos, Acaso debe necesariamente haber descendencia?. La gente que opina en contra, habla de lo que es o no natural. Si una familia solo debe basarse en la generacion de descendencia; prohibamos el matrimonio a mujeres menopausicas, personas estériles, personas que han decidido no tener hijos???? Realmente creen que la sexualidad humana, siendo algo tan pero tan complejo debe tan solo limitarse a dejar descendencia???? entonces que hacemos en facebook……copulemos todos ahora!!!!! (por favor!!!!)

    Otra preguntita: el matrimonio heterosexual es NATURAL? o es una invencion social, una forma de control impuesta y prolongada desde la industrialización? Por natural se entiende a aquello que intrinsecamente forma parte de nuestro ser, como especie biologica o como entidad biológica…..el matrimonio es entonces algo NATURAL, «escrito» directamente en nuestros genes?????????????????

    Por favor, abramos la mente. Lo unico importante es que NO existan leyes segregacionistas, al mismo amor, el mismo nombre. deseo fervorosamente que salga la ley de matrimonio igualitario

    Salu Uruguay

    Y por favor, pido fervorosamente no ser insultado como de costumbre. En ningun momento humillé ni insulte a nadie. Pido el mismo respeto
    Gracias

  17. iseko kanaka on 26 julio, 2011

    Bendecir el concúbico infecundo, llamandolo «amor», confundiría a todos. Es una «orientación sexual», es cierto, pero tambien lo es la pedofilia. ¿Bendeciremos a los pedófilos?.
    Si no hay pecado, no hay virtud. Todo pecador tiene lugar en la Iglesia, pero «no aplauso» a su conducta.
    Hoy muchísimos políticos son «coimeros». ¿ No es normal la coima?. ¿ Porque no salen los párrocos a bendecir los autos lujosos y mal habidos de los concejales de sus respectivos pueblos?. ¿ O es que los coimeros no son católicos?.
    Ojo con manipular los conceptos. Que el amor no sea una falsa lujuria de facilidades.

  18. Sejmet on 29 agosto, 2011

    ¿Como saben lo que Dios quiere? ¿Hablaron con él? ¿Como se dignan a tomar como palabra sagrada textos traducidos por personas X y escritos por otras personas Y? ¿Quien sabe qué es lo que realmente pasó y no pasó? Tranquilamente la Biblia puede ser tomada como un libro histórico, que cuenta los problemas sociales de la época y trata de mostrar el lado bueno del hombre.
    ¿Acaso Dios dijo: «la homosexualidad es abominable»? No, porque no existían semejantes palabras en aquella época y menos en aquel idioma.
    ¿Acaso el Cristianismo y todas las religiones no estimulan la igualdad, el respeto mutuo, la ayuda para nuestros compañeros y por sobre todas las cosas «amar al prójimo»? ¿Cómo se dignan a llamar cristianos o católicos cuando no respetan al prójimo y no lo aman tal cual es? Tanto intentan mantener la religión estática como hace mil años atrás, pero dense cuenta de que la humanidad evoluciona, el pensamiento evoluciona. En aquella época la mujer no tenía opinión alguna, era considerada esclava, ¿debemos seguir con ese pensamiento? No, porque la humanidad evolucionó. ¡Evolucionen! Tengan respeto por el prójimo. Dense cuenta de que en su religión hay curas pedofilos que se dignan a llamar «abominación» a la homosexualidad. Yo me pregunto ¿Qué es mas abominable? ¿Dos personas del mismo sexo que se quieren o una persona que abuse a otra?
    Por favor, piensen un poquito. El mal del mundo no es la homosexualidad, es la gente cerrada y sin libertad de pensamiento. El mal del mundo es la violencia, la guerra, el egoísmo.

  19. Carlos on 21 marzo, 2013

    la nota contiene, creo, algunas inexactitudes; pero también creo que abre algunos puentes. Los jerarcas de la iglesia romana deberían escuchar a lxs católicxs LGBTIQ que se reúnen para intentar armonizar su vida con su Fe.

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