Cargamos con barreras mentales y emocionales que nos impiden completar el desarrollo humano y alcanzar una verdadera madurez. Una profunda empatía con nuestra historia y con nosotros mismos puede devolvernos la vitalidad perdida.

 

 

Todos llegamos a este mundo con un inmenso manantial de vida, con cualidades potenciales que sólo en un entorno verdadero de afecto, protección y cuidado pueden desarrollarse y madurar.

El impulso de sobrevivir es básico en todas las especies. Como sabemos, el infante humano nace indefenso y sumamente vulnerable; para su supervivencia depende de un adulto. Es en el contexto de esta dependencia primaria y de la respuesta que reciba de sus padres –o cuidadores primarios–, donde un niño podrá desarrollar su vitalidad; así como una semilla necesita hallar la luz del sol para crecer.

Debido a la ignorancia y a la negligencia emocional con la que se crece y se educa, la vitalidad de la gran mayoría de los seres humanos está bloqueada en más de un aspecto sin que se lo detecte. Cuanto más bloqueados estamos, menor es nuestra capacidad de sentir y de pensar con libertad, y menor nuestra individualidad y riqueza; más aún, tendemos a reaccionar en forma mecánica y sin auténtica sensibilidad.

¿En qué momento y de qué manera se nos arrebata parte de este potencial tan sagrado con que nacemos? Todas nuestras limitaciones psicológicas son consecuencia –y no defectos propios– de experiencias muy tempranas. El sufrimiento anímico de los adultos es producto de heridas muy concretas que vulneraron su dignidad e integridad en los momentos clave de su estructuración psíquica. En nuestra cultura, aun en los ámbitos intelectuales, la inmensa mayoría sigue banalizando el nexo existente entre las experiencias de la infancia y el comportamiento del adulto. El pasado, con su carga emocional y sus bloqueos, no puede eliminarse ni elaborarse mientras se niegue el sufrimiento experimentado. No es posible ayudar a una persona a curar sus heridas si se niega a verlas; y por más que las niegue, ese dolor quedará vivo y encerrado en el sótano más oscuro de su alma. Son muy pocos los que se enfrentan a los hechos dolorosos acontecidos en su vida y descubren la verdadera historia de su niñez sin idealizarla. ¿Por qué? Porque mientras la sociedad siga  ignorando las penurias de la infancia, los adultos permanecen solos y aislados con su historia, sin saber qué hacer; y lo que es peor aún, muchos se resignan a sufrir depresiones, tomar medicamentos o drogas para no sentir.

¿Cómo se puede recuperar la autoestima si uno no se libera de sus bloqueos? No hay nadie en este mundo que no desee valorarse y respetarse. Los bloqueos son fruto de una historia que debería conocerse emocionalmente para comprender cómo esa persona ha podido convertirse en quién es.

 

¿Qué es un bloqueo?

 

Yo como vosotros fui sorprendida

mientras robaba la vida,

expulsada de mi deseo de amor.

Yo como vosotros no fui escuchada

y vi los barrotes del silencio

 crecer en torno a mí… *

 

 

Los bloqueos psicológicos trazan el recorrido de las potencialidades heridas de un ser humano. Sus causas son estrictamente emocionales y su dinámica es la desvalorización, el desprecio y la humillación interiorizados en las relaciones parentales. Todos somos niños dependientes y asustados porque crecimos bajo la tutela del miedo y la culpa, que son el fundamento de todo bloqueo. ¿Dónde se originan ese miedo y esa culpa? Allí donde lo aprendemos todo: en el seno de nuestra familia y en la educación con la que somos encorsetados en nuestros primeros años. Bloqueos en el aprendizaje, en la capacidad de formar vínculos, en el desarrollo de la afectividad y de la sexualidad, en nuestra capacidad creativa y, sobre todo, en nuestra autonomía y libertad.

Si un adulto ve que sus sentimientos y sus necesidades más profundos son invalidados por el medio que lo rodea, sentirá una opresión muy poderosa, será una experiencia amenazadora para su vida; el miedo y la desconfianza anudarán su corazón, vivirá a la defensiva o se sumirá en una gran tristeza.

Imaginemos a un bebé o a un niño pequeño en plena formación: es un ser débil y maleable que  depende enteramente –porque no tiene otra salida– de lo que los padres sientan y hagan por él1.

Todo niño necesita la compañía de un ser humano empático y no dominante para crecer y estabilizarse. Pero, ¿qué le sucede a un niño cuando no encuentra esa mirada empática y comprensiva que lo sostenga y lo aliente? ¿Cómo se defiende en un clima de soledad e indiferencia o de desaprobación y censura constante? Escondiendo sus verdaderos sentimientos: el llanto, la rabia, la tristeza o la indignación, que serían las reacciones naturales ante el dolor. Aprende a bloquear su capacidad de sentir para no sufrir, porque no le queda más remedio que adaptarse y silenciar su dolor. Aprende a desconfiar de sus percepciones y a mentir porque necesita negar la dolorosa realidad que lo circunda para conservar la ilusión de que es querido porque, de lo contrario, no podría sobrevivir. Aprende a bloquear su capacidad de pensar; tan frágil es la existencia al principio de nuestra vida. Así aprendemos a enmudecer nuestros sentimientos y a reprimir nuestro dolor; y con él enterramos también nuestra vitalidad y nuestros recursos. La espontaneidad vital se va cercenando por esta temprana adaptación forzada; lo que queda luego es la fatiga que dura toda la vida por esta práctica tan generalizada del “no darse cuenta”, del no saber o no registrar lo que verdaderamente uno quiere, siente y necesita.

El problema es que tanto jóvenes como adultos permanecen anclados en esta trágica situación infantil. Tomar conciencia de esta situación no mata, libera. Nuestro cuerpo es incapaz de vivir sin sentimientos auténticos, es el guardián de nuestra verdad, nos avisa a través de síntomas físicos y emocionales de nuestra identidad perdida, de lo más verdadero y profundo que tuvimos que sofocar para sobrevivir.

Toda enfermedad es una vía de acceso –si estamos dispuestos y abiertos– a nuestros verdaderos sentimientos y deseos que quedaron silenciados por el miedo infantil y justificado de entonces2.

Ahora, como adultos, contamos con la posibilidad de salir de la sombra, percibir la magnitud de las heridas padecidas en la infancia y desbloquear las partes más preciadas y vitales de nuestro ser.

 

Los sentimientos de culpa

Yo como vosotros lloré.

reí, esperé.

Yo como vosotros sentí que me

despojaban

de mis vestidos

y cuando en mis manos pusieron

mi vergüenza

vergüenza comí cada día.

 

Las huellas de una educación basada en el miedo, en la vergüenza y en la inculpación nunca  desaparecen del todo hasta que no seamos conscientes de su existencia y detectemos sus mecanismos. El miedo sólo enseña a ser desconfiados, a esconder los sentimientos auténticos y a mentir; la humillación es un veneno que destruye la autoconciencia sana, nos avergüenza, nos vuelve inseguros e inhibidos; y la culpa silencia la voz del niño que fuimos y bloquea sus sentimientos.

Las personas que en su infancia siempre han tenido que “seguir los deseos y las órdenes de los adultos” y “dar por sentado sus principios” –muchos lo llaman educación– sin tener la libertad de dudar y cuestionar su comportamiento, son seres que buscan lo esencial en lo invisible y pasan por alto lo visible, lo obvio, como algo “no esencial”: un bloqueo mental que muchos adultos padecen. Adultos sumisos que no pueden evitar convertirse en la obediente marioneta de otras personas porque han perdido su orientación interior3.

Cuando a un niño no se le permite vivir con libertad sus sentimientos más tempranos –ira, hambre, descontento, alegría con el propio cuerpo– o cuando los padres o educadores lo castigan o critican por el más mínimo error, tan sólo con una mirada de prohibición o desprecio, están transmitiendo el conocimiento de que confesar el propio fracaso o los propios placeres es arriesgado, porque ello les arrebatará su amor y su estima.

El exitismo que impera en nuestra sociedad se alimenta de estos miedos y culpas infantiles; muchos se aferran desesperadamente a la máscara de la perfección o a una fachada feliz para hacer y sentir lo que se espera de ellos. La depresión es el alto precio que un adulto paga por traicionarse y renunciar a sí mismo. Si de pequeños no nos riñen por nuestros errores y nos explican las cosas inadecuadas de nuestras conductas, si nos aceptan por lo que somos y no por cumplir o alcanzar las expectativas de los mayores, crecemos con una confianza básica y una libertad para aprender y descubrir por nosotros mismos el propio sendero.

La tortura de los sentimientos de culpa refleja el esfuerzo incesante por traicionar sentimientos propios y no poder romper con las constantes maniobras de adaptación y la docilidad acomodaticia que aprendimos tempranamente. La mayor de las heridas es no haber sido amado por lo que uno era, y no hay manera de abordarla sin un verdadero trabajo de duelo. La gente hace precisamente lo contrario, se defiende de su destino infantil y esto es lo que enferma y destruye.

Todas las distorsiones y bloqueos dejan de ser necesarios en cuanto la vieja herida puede ser vivida; nos libera del miedo, de la culpa y de la ilusión infantiles.

 

Hacerse adulto

Una vida emocional congelada, anhelos propios que se postergan una y otra vez, confusión y desorientación interior en situaciones decisivas de nuestra vida, dificultad para pensar y sentir con claridad, una conciencia anestesiada por el autoengaño, actitudes forzadas e inauténticas… todas huellas de bloqueos, de agujeros emocionales donde debería florecer una vida auténtica, rica y con sentido; la que nos corresponde por haberla elegido.

Los adultos que conocen y viven con su historia –porque no la niegan– recuperan un nuevo espacio de libertad: cuando accedemos a una auténtica comprensión emocional de nosotros mismos, cuando hay empatía hacia nuestro destino infantil, experimentamos una libertad interior, una incuestionable seguridad y una fuerza para emplear de manera creativa, activa y constructiva nuestra historia, en lugar de sufrir y seguir siendo víctimas inconscientes del pasado4.

En muchos de nosotros, vive todavía el niño atemorizado y lleno de culpa, cuyos miedos nunca pudieron ser escuchados, aceptados ni vividos de forma consciente. La percepción de quiénes somos realmente, de lo que sentimos y necesitamos, nos permite orientarnos mejor en el hoy y poder distinguirlo del ayer.

La paz y la alegría que muchas personas desean no vienen de afuera; el camino hacia la madurez es el de una profunda empatía hacia uno mismo. ¿Cómo podemos ser empáticos con los demás si no lo somos con nosotros? Podemos recuperar nuestra capacidad original de amar y de comunicar en libertad en tanto restablezcamos la confianza, el respeto y la lealtad a nuestro verdadero ser.

 

* Las citas poéticas pertenecen a La tierra santa, de Alda Merini.

1. Gran parte de la sociedad niega o trivializa los sufrimientos padecidos en la primera infancia. Basta prestar atención al lenguaje que utilizan: mientras denominan tortura a la violencia que se ejerce contra los adultos, siguen llamando educación a la que se ejerce con los niños.

2. Muchas veces irrumpen en nuestra vida cotidiana sentimientos intensos y perturbadores que nos incomodan o asustan. Si los habilitamos, también nos revelarán verdades de nuestra historia personal que tuvimos que silenciar.

3. Esta ceguera emocional puede explicar el conformismo tan extendido en nuestra sociedad y por qué muchos adultos se dejan corromper por ideologías autoritarias.

4. Esa trampa que nos parecía ineludible, esa herida incurable, ese dilema insoluble, aquellos viejos bloqueos, de pronto resultan diferentes y abordables porque dejamos de cargar con viejas culpas y temores.

37 Readers Commented

Join discussion
  1. Paola on 30 agosto, 2010

    Me gusto. Muy bueno

  2. Tamara Rojas on 5 septiembre, 2012

    Cuál es la solución para enfrentar un bloqueo mental??? C´´omo se soluciona??? O no tiene cura???

  3. noel alvarez murillo on 21 septiembre, 2012

    Estimada Tamara, en la medida que tengas oportunidad de asistir a terapia te darás cuenta de que los bloqueos son solo emociones impactadas frustradas en nuestra niñez que fue insuperada en su momento, el psicoterapeuta te ayudará para que lo afrontes y lo superes con éxito. Sí tienen solución, en la medida de lo que se quiere superar….noel

    • Maria on 29 mayo, 2013

      Noel, el artículo es bastante completo y de gran ayuda.
      Quería hacer una observación sobre el uso del lenguaje que usted ha empleado en el post cuando dice «los bloqueos son SOLO emociones impactadas…», el uso del termino «solo» se interpreta como refiriendose a algo que no tiene importancia cuando sí que la tiene, y mucha. Lo más adecuado hubiese sido escribir «los bloqueos SON emociones impactadas…», definiendo y evitando palabras innecesarias que solo aportan ‘toques’ agresivos.

  4. Maria on 29 octubre, 2012

    Hola muy lindo el informe:
    En mi caso desde pequeña tuve muchísimos shock o disgustos, por decirlo así: una familia desunida, violenta y conflictiva, pasé carencias de todo tipo, mucha timidez y vergüenza por padecer de un hogar malhumorado y dramático, y al crecer ahora me encuentro perdida, sin nada que me estimule. No busco tener familia por no poder darles lo que no siento , solo sé que tengo grandes ideales que por no tener recursos ni conocimientos no puedo realizarlos aùn porque siempre tendré una ilusión y esperanza de ser importante y famosa !!!!!

    • Inés on 15 junio, 2014

      te recomiendo el Eneagrama de la Personalidad como herramienta para el auto-descubrimiento. Existen tests e información en la web.

      A todos nos pasa porque estamos en el mismo mundo; hay que buscar dentro, muy profundo.

      Saludos !!!

  5. Aloma on 2 diciembre, 2012

    Un escrito de gran valor. Explica lo que muchas personas sentimos.

  6. Joaquin on 15 abril, 2013

    Me ha encantado este articulo, me gustaria saber si hay mas texto de este tipo y si existen herramientas efectivas para realizar estos tan importantes logros.

  7. ale on 2 mayo, 2013

    Está interesante…no se k decir, me identifiqué tanto

  8. Alejandra on 30 mayo, 2013

    Excelente, información muy valiosa, fácil de entender y sobre todo totalmente veraz, gracias por publicarla.

  9. Juan Ignacio on 10 junio, 2013

    Tantas veces no comprendemos nuestras reacciones ni somos capaces de adoptar las medidas adecuadas para ayudarnos a saber exactamente lo que nos pasa.
    Es verdad que en general rechazamos todo lo que no sean soluciones rápidas, faciles, casi mágicas.
    Lo que tu nos propones, Angela, es un prolongado y necesario viaje por nuestra historia que con toda seguridad nos hara mucho bien.
    Gracias por insistir hasta convencernos.

  10. Karen on 11 julio, 2013

    muy buen articulo, ahora la pregunta es, como solucionar lo ocurrido en la niñez, se puede?

  11. Alex on 9 octubre, 2013

    A usted le hace buena falta una extendida lectura de Schopenhauer o de Beckett; usted propone intercambiar una barrera emocional por un ideal dulzón, un «mundo que es un manantial de vida». Todo ideal es falsedad, esto es lo que hacen los psicólogos, intercambiar la mentira del pesimismo por la mentira del optimismo, mas el equilibro está completamente fuera de su percepción, y donde ellos dicen «curar», quieren decir, realmente, «integrar»; pero: ¿integrar a qué? En efecto, a la sociedad, a lo «humano», aún precisamente cuando lo humano es antónimo de veracidad por pura naturaleza. Psicología, la ciencia de los ebrios de las largas orejas, en su compasión ve su vanidad un buen cauce donde fluir sin trabas morales. Una auténtica pena. Saludos.

    • Angie on 11 mayo, 2014

      Usted propone leer a dos «pensadores» de pacotilla, de esos que deslumbran a hambrientos de consumir formas sin fondo, que no son lo que parecen, sino más bien todo lo contrario, es decir, absolutamente vacíos de todo tipo de contenido real y sustancioso. Creo que justamente, lo que «redime» a Angela es que se corre unos cuantos pasos de esa pseudociencia llamada psicología, que es estúpida por donde se la mire. Tan estúpida como cualquier filósofo y/o intelectualoide de cualquier época expulsando sus propios demonios a través de escupir basura destructiva sin ningún otro fin que propagar sus propios males, a causa de su incapacidad de poder abordarlos por sí mismos (de hecho muchos de ellos, como el primero que usted menciona, tenían deliberadamente problemas mentales!). Saludos cordiales.

  12. German on 21 noviembre, 2013

    EXCELENTE artículo, y llega en el momento justo para mí. Ya empezando por mi cuenta esa transformación necesaria para limpiarme de autoengaños y bloqueos, MUCHISIMAS GRACIAS, BENDICIONES.

  13. Andrea on 25 enero, 2014

    Hola, la verdad muy interesante , y sin duda hay mucha verdad en todo eso. Gracias ojala las personas que lo necesitamos podamos,liberar nuestra alma dejando atras los sentimientos de culpa y podernos desbloquear. me pasa eso. gracias.saludos

  14. lucian on 28 enero, 2014

    Un articulo escrito con letra accesible. Parece que clava una situación tan generalizada como individualizada (en los post hay mucha gente que se identifica con con lo expuesto). Si nuestras emociones y sensaciones pudiesen arreglares tan fácilmente como cambiar la rueda de un coche, nunca nos encontraríamos con estos textos. Los bloqueos, los miedos que los generan, todo esta originado en nuestro interior. El cambio se puede llamar de muchas maneras, pero al ser algo intrínseco en el ser humano, necesitamos que el pistoletazo lo demos nosotros, el trabajo de campo lo haremos nosotros y los resultados los disfrutaremos nosotros mismos. Los psicólogos nos acompañaran por este camino para evitar las desviaciones que hemos tenido hasta ahora. Yo soy uno mas que sufro estos bloqueos( los sufría de la niñez, pero solo ahora soy consciente de ellos). El camino es muy duro, porque lo que hemos dejado atrás no desaparece para olvidarnos y sustituirlo con algo bonito. Os animo y al mismo tiempo me animo a mi mismo.

  15. manolo on 2 febrero, 2014

    muy interesante,pero hizo falta plantear una solución.

  16. jesus sanchez on 17 febrero, 2014

    Comparto este comentario creo que la base para ser libres como adultos es formada en nuestra infancia,,me sirvió para valorar y recordar como fue la infancia de mis hijos y me pregunto que hacían cuando yo estaba en mi trabajo por 20 años (la verdad el pasare tiempo con ellos escucharlos ayudarlos decirles que los amamos eso no tiene precio, sin embargo por el sistema económico en que vivimos nos absorbe tanto que es imposible hacer esta tarea, pero nunca es tarde para Ayudar)

  17. indiana figueroa on 5 mayo, 2014

    HOLA EXCELENTE TEMA… ME IDENTIFICO CON ELLO… AHORA ESTOY HACIENDO UNA TEIS DOCTORAL SOBRE EL MISMO Y QUERIA SABER SI ME PUEDEN AYUDAR? COMO ES EL TITULO TENTATIVO: «CÓMO AUTO-CONTROLAR LAS EMOCIONES(ESPECIFICAMENTE EL MIEDO)EN EL CUAL JUEGA UN PAPEL IMPORTANTE PARA INHIBIR O EXPRESAR MIS OPINIONES FRENTE A LAS PERSONAS»

    necesito saber si esta bien el titulo, y que otros temas al respecto me pueden enviar… mil gracias

  18. BEATRIZ on 27 mayo, 2014

    Hola…Tengo 38 años y creo que lo que tengo es un bloqueo en la mente desde los 17 años….no aprecio las cosas ni las personas ni los lugares como antes….me gustaria salir de esta burbuja ….con el yoga se podria conseguir???o como…gracias mil

    • GLORENMY CAMACHO on 14 junio, 2014

      Hola Beatriz, solo podemos salir de la concha o burbuja que uno mismo a fabricado mentalmente, cuando comenzamos a tomar conciencia que nuestro mundo interior emocional ha tocado fondo, percatándonos que nuestro mundo está lleno de vacios, de muros, de bloqueos que no nos dejan desarrollarnos plenos ni felices.
      Ese es el 1er paso, ADMITIR QUE NO ESTAMOS BIEN.
      El 2do paso es, PREGUNTARNOS ¿ES QUE DEBEMOS HACER, QUE MEDIDAS TOMAR PARA QUE DICHA SITUACION CAMBIE?
      El 3er paso es buscar ayuda con alguien capacitado para ayudarnos a derrumbar barreras y desbloquear las malas emociones aprendidas.
      Mi consejo es buscar a DIOS, porque él es el mejor terapeuta, el mejor psicólogo y consejero, el mejor psicoanalista.
      DEJARNOS GUIAR POR DIOS Y HACER LO QUE EL NOS DIGA ES LA MEJOR TERAPIA.
      Uno decide, si perdonamos el pasado con conocimientos humanos como por ejemplo, el yoga, o perdonamos la mala experiencia aprendida en el pasado a traves de la luz del amor de DIOS.

  19. javier on 27 mayo, 2014

    leyendo sobre este tema he comprendido como el ayer de mi vida es el producto de lo que me a pasado el hoy— creo que lo he superado— gracias

    • Lola on 8 septiembre, 2014

      Javier, yo creo que a mi me está pasando lo mismo…puedo preguntar como has hecho para superarlo, y sino para estar mejor??? Gracias

  20. Jose on 23 junio, 2014

    La verdad me parece muy interesante, me ha ayudado a comprender ciertas cosas,

  21. astrid gallego on 11 julio, 2014

    exelente articulo
    puede haber bloque mental en un niño de un momento a otro?
    o simplemente no nos damos cuenta.
    como detectarlo

  22. jose ramiro on 9 agosto, 2014

    Maravilloso articulo,que espero me ayude a superarme emocionalmente.gracias.

  23. Fabiana on 18 agosto, 2014

    hola gente linda creo que el bloqueo emocional. lo tenemos en muchas etapas de nuestras vidas obviamente que el que mas nos marca es el de la niñes esto por que a esa edad, donde retenemos mas claros los recuerdo que nos marcan una experiencia en el trayeto ne nuestras vidas gracias me encanto…!!

  24. Creo que uno de los pasajes bíblicos que mejor nos guían a quienes somos cristianos comprometidos para superar todo tipo de bloqueos psicológicos es el que se encuentra en la epístola del apóstol Pablo a los Filipenses, capítulo 3, versículos 12-14. Dicho pasaje dice así, de acuerdo con la Versión Popular «Dios Habla Hoy»: «No quiero decir que ya lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto; pero sigo adelante con la esperanza de alcanzarlo, puesto que Cristo Jesús me alcanzó primero. Hermanos, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús». Observo en el texto citado siete actitudes que nos ayudan a tener una personalidad sana y equilibrada: 1. Ser conscientes de nuestras propias limitaciones (12a). 2. Mantener la esperanza en las posibilidades de superación (12b). 3. Recordar que ya Cristo hizo lo más importante en nuestra vida (12c). 4. No quedarnos estancados con los triunfos o fracasos del ayer (13a). 5. Esforzarnos por lograr lo mejor en cuanto a lo que nos espera en el futuro (13b). 6. Apuntar siempre a las metas hacia las que nos guíe Dios (14a). 7. Dejarnos estimular por el premio celestial que nos espera a los verdaderos cristianos (14b).
    Raúl Ernesto Rocha Gutiérrez.
    Doctor en Teología (SITB).
    Doctor en Ciencias Sociales (UBA).
    Magíster en Ciencias Sociales (UNLaM).
    Licenciado y Profesor en Letras (UBA).

    • Luis on 9 abril, 2021

      Ay Raulito, no te quedó título por enrostrar! Le baja el precio a tus palabras. Saludos

  25. Lola on 8 septiembre, 2014

    Un artículo muy interesante, en mi caso me siento en gran parte así, pero no entendía porque…..

  26. SIRLEY PEREZ on 21 octubre, 2014

    Hola, me siento totalmente traumatizada, tengo 37 años y aun no he podido establecer un camino profesional ya que me siento paralizada y voy de un lado para otro, así como me sentía de niña cuando era maltratada por mi hermana mayor y rechazada por mi madre, recuerdo que llegue al punto de no cantar por que pensaba que si lo hacia algo malo iba a pasarme, se dañaría el ambiente y seria maltratada de nuevo, tampoco sonreía solo guardaba mi dolor y trataba de borrar las cosas malas de mi memoria. Después de salir de una etapa de no reacción, experimenté un llanto incontrolable que se disparaba en cualquier lugar y sin motivo aparente, pensé tendré depresión, y ahora que lo pienso toda mi vida he estado en una depresión crónica, busque una vez ayuda con una psicóloga pero solo me sirvió para desahogarme, ahora estoy buscando ayuda en Dios.

  27. Vanni on 14 julio, 2015

    La verdad es que estoy muy mal siento un sentimiento de culpa que me lastima el alma desde hace 11 años, a causa de un acontecimientos que gracias a Dios no sucedio pero pude ocasionar daño a seres inocentes y hasta la fecha no puedo superarlo. me duele el alma no siento ya alegria me siento triste. ya e recurrido a ayuda pero esto no pasa. Lastima pensar y me invade el temor todos los dias en las mañanas sobre todo al despertar, me espanta el despertar porque se que volvera nuevamente esa sensacion en mi pecho ese vacio ese sentimiento de culpa. Amo la vida pero no la estoy disfrutando, sonrio ante los demas para que no se den cuenta de mi dolor. Ya no quiero decirle a mi familia temo que ya esten cansados con este problema necesito un consejo que me ayude. Se los agradeceria mucho.

  28. karen on 14 junio, 2016

    A raíz de la presión que he tenido últimamente por los estudios, me bloqueo en pleno desarrollo de los exámenes. Por más que estudio, todo lo aprendido se cierra. La mente no trabaja. El raciocinio se anula. Leo y Leo y nada, no aflora nada. Veo que aún no contesto y empiezo a desesperarme y mi mente se bloquea más y más. Qué hacer?. Siento rabia que las horas que studio no sirven para nada. La astucia de los profesores al momento de formular la pregunta me apabulla. Razonar todo en un minuto y ver que son 40 las preguntas por responder me ocasiona esa traba. Más cuando son de dos a tres exámenes por noche. Qué hacer?

  29. Elisa Abarza on 11 junio, 2017

    me gusta mucho la psicología y sobre todo de la niñez y como funciona la mente de los niños que libro podrían recomendarme de psicología

  30. Mariela Rodriguez on 18 febrero, 2018

    Hola!Muy buen artículo!

  31. Juan desde Colombia on 19 noviembre, 2022

    Personalmente viví la pesadilla y la angustia que se cita el articulo. Me desvaloricé y me defraudé a mi mismo hasta el punto de ver la opción de hacerme daño como una vía de escape (no de solución) para poder descansar. Busqué, intenté, pero no encontraba respuesta hasta que empecé a verme, a escucharme, a comprender. Desde ahí definí caminos y empecé a mejorar. Hoy vivo muchísimo mejor. Tengo muchos más días tranquilos y brillantes que días grises. Y los días grises son cada vez menos frecuentes y más claros.
    Si alguien que lea este comentario quisiera que hablemos, con gusto, estoy para servir y apoyar, y para compartir mi experiencia y el camino que me ha traído a superar la angustia. No es fácil ni rápido, pero sí se puede lograr. Puede escribirme a paulialmax@gmail.com

¿ QUIERE DEJAR UN COMENTARIO ?