Brasil: ejemplo de una Justicia en serio

La crisis política en Brasil pone en evidencia un substrato de debilidad ética en importantes sectores de la dirigencia económica y política de ese país, que ha podido ser descubierto y aniquilado gracias a la entereza de la institución judicial brasileña.

La globalización, que hace que la interdependencia internacional potencie los efectos internos generados por causas externas, se acentúa cuando los Estados están unidos por procesos de integración. No es de extrañar, entonces, que en la Argentina se hagan sentir inmediatamente los efectos de la situación del Brasil, máxime cuando existen indicios de que la corrupción originada en empresas brasileñas habría tenido también vastas ramificaciones entre algunos dirigentes argentinos, no menos débiles, éticamente, que sus socios brasileños.

La diferencia, como no pocos observadores han señalado, radica en la solidez y eficacia de la Justicia en uno y otro país.

El proceso que se ha desatado en Brasil, y sus potenciales secuelas en la Argentina, no ha terminado su camino. Pero si es cierto que cada crisis representa también una oportunidad, sería auspicioso que la trama sórdida que ha chupado recursos públicos, empobrecido la población y frenado nuestros desarrollos, fuera cortada de raíz en ambos países. Ello permitiría retomar el rumbo de la integración que nuestras democracias renacidas idearon con el Mercosur, un proyecto que trasciende lo comercial y que representa para América del Sur la promesa de lo que Alemania y Francia lograron en Europa, sin haber pasado, como estos últimos, por la locura de las guerras.

2 Readers Commented

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  1. Fernando Yunes on 25 mayo, 2017

    La justicia en Brasil funciona porque hay un pueblo permanentemente movilizado que la acompaña y respalda, consciente que la anomia y corrupción de los dirigentes constituyen una violación a los derechos humanos, el bien común y la posibilidad de futuro y esperanza para el país y sus ciudadanos. Contrariamente, salvo reacciones esporádicas, incluso no siempre masivas, en Argentina impera la apatía y la indiferencia funcionales a la impunidad y la significativa lentitud de los fiscales y jueces en causas sensibles. Parece que para gran parte de los argentinos la corrupción está naturalizada. Cabe la pregunta si es por resignación o porque también la corrupción y la anomia son instrumentos útiles para algunos sectores de la sociedad.

    • lucas varela on 26 mayo, 2017

      Estimado Sr Fernando Yunes,
      Muy bien dicho¡¡
      Sí al espíritu crítico. Sí a la movilización, contra la falsedad, y contra la degradación de las instituciones republicanas.
      No caben dudas: la corrupción y la anomia son instrumentos útiles para algunos sectores de la sociedad.

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