
En el corazón del viaje del papa Francisco a Cuba y a los Estados Unidos hay un hilo conductor muy evidente y sumamente actual sobre el nuevo sueño americano. No es el típico de la asimilación del hispano-parlante a la cultura norteamericana. Por el contrario, es la versión bergogliana del mensaje solidario de Juan Pablo II en su exhortación apostólica de 1999 sobre el imaginario de una Ecclesia en America.
El hilo se destaca primero en el encuentro con los jóvenes cubanos en el Centro Cultural Padre Félix Varela de La Habana. Cita (sin referencia directa) al Premio Nobel guatemalteco Miguel Ángel Asturias, que en su obra El Señor Presidente mencionó un ojo de vidrio y otro de verdad (“Los que ven con mi ojo de vidrio ven porque sueñan, los que ven con mi ojo de verdad ven porque miran!”). El Papa propone a los jóvenes que sueñen con los dos ojos. Tienen que realizar sus sueños como individuos, como cristianos, y como pueblo de Dios utilizando el potencial máximo de los ojos de vidrio en la situación encarnada de su propio momento histórico, un destino nuevo que no pertenece ni a Raúl Castro ni a Barack Obama. Son palabras revolucionarias, pero de una revolución que comienza en su conversión personal más allá de todas las ideologías políticas. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países es un avance al que ha ayudado el Papa, pero el movimiento decisivo de los corazones de la juventud en la isla es más importante para alcanzar los gran cambios que espera el Papa.
El hilo continúa con la llegada a la Casa Blanca. El Papa reveló el perfil de la visita entera diciendo en su original inglés que es “hijo de una familia de inmigrantes” y que éstos construyeron “en gran medida a este país”. Con esas palabras fue evidente que quiso identificarse no sólo como el diplomático internacional del Vaticano sino también como un latino peregrino que ocupa la sede de San Pedro.
La disertación frente al Congreso estadounidense marcó un momento único e histórico. No tanto por ser la primera visita de un Papa al Congreso, sino por el aplauso entusiasmado que recibió por parte de los dos partidos. Centró su mensaje en el recuerdo histórico de las palabras de Martin Luther King: “I have a dream”, que provienen de un momento clave en el desarrollo del progreso de los derechos humanos y civiles no sólo en los Estados Unidos sino en el mundo. Pero el sueño de Luther King en la visión del papa Bergoglio abraza tres testimonios complementarios: la voz de libertad de una figura que tiene un sentido histórico muy norteamericano, sobre todo para los republicanos en el Congreso (Abraham Lincoln); el testimonio personal y a la vez socialmente radical de una mujer laica católica (Dorothy Day); y las oraciones monásticas de un luchador por la paz internacional (el cisterciense Thomas Merton). La configuración de King, Lincoln, Day y Merton ofrece un cuadro pintado con colores norteamericanos pero con tintas muy católicas, tanto en el sentido religioso como en el social.
De Washington fue a Nueva York. Además de la visita a la ONU y la Zona Cero, también en Nueva York tenía otro compromiso revelador de su propio estilo de soñar una nueva sociedad. La homilía de Madison Square Garden, “el lugar emblemático de esta ciudad”, le permitió desarrollar un tema muy cercano a su corazón: “Dios vive en la ciudad”. La falta de contacto e intercambio personal en la zona metropolitana de Nueva York es legendaria, pero la Sagrada Escritura de ese día decía que «El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz.» La cercanía de Dios en la persona de Jesucristo, proclama el papa Francisco, nos ofrece una apertura personal dentro de la vida urbana: “Una esperanza que nos invita a ver en medio del smog la presencia de Dios que sigue caminando en nuestra ciudad.(2)”
Finalmente, en el Independence Mall en Filadelfia, pronunció un discurso sobre la libertad religiosa. El sitio es considerado la cuna de la independencia porque allí se firmó la Declaración de Independencia en 1776. Además, dio la charla con el mismo atril que utilizó el Presidente Lincoln en su famoso discurso de Gettysburg del 19 de noviembre de 1863, que concluyó la guerra civil. No es imaginable más simbología norteamericana. Sin embargo, ha entretejido dos temas que normalmente no están conectados en mi país: la defensa de la plena libertad religiosa no limitada al ejercicio del culto y la bendición de la presencia de los hispanos católicos para la cultura norteamericana. Hablando en español con acento argentino dijo a todos los inmigrantes recientemente llegados a los Estados Unidos:
“Les pido que no olviden que, al igual que los que llegaron aquí antes, ustedes traen muchos dones a esta nación. Por favor, no se avergüencen nunca de sus tradiciones. No olviden las lecciones que aprendieron de sus mayores, y que pueden enriquecer la vida de esta tierra americana. Repito, no se avergüencen de aquello que es parte esencial de ustedes. También están llamados a ser ciudadanos responsables y –como lo hicieron con tanta fortaleza los que vinieron antes– a contribuir provechosamente a la vida de las comunidades en que viven. Pienso, en particular, en la vibrante fe que muchos de ustedes poseen, en el profundo sentido de la vida familiar y los demás valores que han heredado. Al contribuir con sus dones, no sólo encontrarán su lugar aquí, sino que ayudarán a renovar la sociedad desde dentro”(3).
Es decir, a partir de la memoria histórica comunicada por el Papa latinoamericano, el destinatario principal del mensaje de la Declaración de Independencia es el más recientemente llegado al país del llamado sueño americano. El futuro de los Estados Unidos, nos recuerda el Papa, depende de la realización de éstos y muchos otros nuevos sueños americanos.
Isaías 9,1.
(2)Homilía del Santo Padre de Madison Square Garden del 25 de septiembre de 2015, disponible en la red: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2015/documents/papa-francesco_20150925_usa-omelia-nyc.html.
(3) Charla de Santo Padre de 26 de septiembre de 2015, Encuentro sobre la Libertad Religiosa con la Comunidad Hispana y Otros Inmigrantes, disponible en la red: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/september/documents/papa-francesco_20150926_usa-liberta-religiosa.html.
El autor es profesor de Teología de la Universidad de Notre Dame