La comunicación en tiempos de crisis económica

La asunción del nuevo gobierno ha despertado expectativas, entusiasmo y por qué no, esperanza. La transición será muy difícil y los tiempos que vienen muy duros para todos los que habitamos el país. Para que las expectativas no se frustren es imprescindible que la población conozca en detalle la gravísima herencia recibida y que el gobierno comunique muy bien cuál es esa herencia en todas las áreas, y las medidas que va tomando y tomará para superarlas.
Las líneas que siguen se centran en algunas cuestiones de política económica pero no pretenden ser una crítica. Intentan solamente señalar las fallas en la información y algunos hechos que muestran inconsistencias, en algunos casos más aparentes que reales, pero que ejemplifican la necesidad de una buena y permanente comunicación.
En muy poco tiempo el gobierno ha encarado con decisión muchos temas de política económica. El más importante hasta ahora fue la creación de un mercado único y libre de cambios, eliminando el “cepo” cambiario. Y fue una medida exitosa.
Sin embargo, las autoridades a veces no parecen tener del todo definido no ya el conjunto de la política económica (bajar la inflación, reinsertar la economía argentina en los mercados internacionales etc.) sino cómo piensan encararla. Comunicar bien es esencial cuando irremediablemente los temas a encarar afectarán al ciudadano, especialmente al sector de la población que vivió en los últimos años consciente de que le economía no funcionaba bien, pero que las políticas del gobierno anterior le permitieron mantener el nivel de consumo. En este sentido viene a cuento lo sucedido con el aumento de las tarifas energéticas. Todos somos conscientes de que el nivel de subsidios en el área energética era insostenible y eran parte de la gravísima situación fiscal heredada. En este contexto y, teniendo en cuenta el anuncio del Presidente de que habría “un equipo económico”, la forma en que fue anunciado el aumento de las tarifas eléctricas fue confusa. En principio, la dio a conocer por etapas y en soledad el Ministro de Energía. Se publicó el aumento en el Boletín Oficial por medio de un texto que solamente podían entender los expertos; en días sucesivos se conocieron más detalles, pero no siempre de manera clara. El siguiente paso serán los incrementos en las tarifas de gas y, al momento de escribir estas líneas, tampoco se conocen precisiones.
Al mismo tiempo que se reducen estos subsidios –que beneficiaron innecesaria e injustamente a la Capital Federal y el Gran Buenos Aires–, se anuncian otros sin explicar con claridad cómo serán financiados. El ejemplo más claro es el precio del petróleo en el mercado interno y la política diferente que se aplica en distintas provincias productoras.
El precio del petróleo en la Argentina es de 69 dólares por barril, más del doble de lo que cuesta en el mercado internacional. El gobierno nacional –representado por el Ministro de Trabajo– firmó un acuerdo entre los sindicatos, la provincia de Neuquén y las empresas, en el que acepta la suspensión de 2.000 trabajadores por tres meses, los cuales cobrarán el 50% de su remuneración. Una semana antes, los ministros del Interior y de Energía acordaron con la provincia de Chubut, el sindicato y las empresas petroleras que trabajan en esa provincia, subsidiar la exportación de petróleo con 54 millones de dólares por seis meses. Inentendible salvo por las relaciones políticas necesarias entre el gobierno central y los gobiernos provinciales. ¿Es esta una política permanente o circunstancial? ¿Se mantendrá un precio del petróleo en el mercado local distinto del que rige en el mercado internacional? ¿Continuará el subsidio a la exportación de petróleo o se subsidiará de manera directa a los trabajadores que sean suspendidos o despedidos?
Por otro lado, el telón de fondo de la situación económica es lo que ya parece una “maldición argentina”: la inflación. El Ministro de Hacienda y Finanzas habló del 25% –para llegar a una inflación anual de un dígito al fin del mandato de Macri–, y a los pocos días el Presidente se refirió a una tasa de inflación del 20%. Estas cifras fueron anunciadas por el Ministro de Trabajo como el techo de las negociaciones paritarias, dichos que tuvieron que ser “aclarados” por el Jefe de Gabinete, quien afirmó que se trataba de los objetivos de inflación del gobierno, y que esperaba que el resto de los actores económicos acompañara, pero que las negociaciones paritarias no tendrían techo. Si hubiera aumentos de 30% o más acordados en paritarias, ¿serán homologados por el Ministerio de Trabajo? Es una incógnita.
Debemos tener en cuenta que cuando el gobierno dice 25% o 20% de inflación en el año 2016, los índices del primer trimestre del corriente año anualizados –independientemente del origen de la estimación– implican tasas de inflación muy superiores al 25%. Por lo tanto, estas referencias obligarían a tener, en lo que resta del año, tasas mensuales de inflación muy bajas. Un objetivo difícil por cierto.
Sobre la política antiinflacionaria hay que agregar algunas, por ahora, incógnitas: ¿se intentará alcanzar una alianza entre empresarios, sindicatos y gobierno? ¿Se pretenderá un acuerdo de precios aún después de las malas experiencias de las políticas antiinflacionarias que los usaron como instrumento? ¿Se permitirá que un mercado abierto a las importaciones actúe como regulador del sistema de precios? ¿Cuál será el rol del Banco Central?
Además, el gobierno tiene entre sus objetivos que el país supere el aislamiento económico internacional. Un hito importante en la esperada reinserción, independientemente del resultado final, es la negociación con los “holdouts”. En este tema la Argentina ha demostrado una sincera necesidad de solucionar el problema y las discusiones fueron llevadas a cabo por funcionarios competentes.
También con referencia a la reinserción en el mundo hay que ser muy claros: estamos hablando de un mundo muy difícil en todo sentido, incluido el económico. Si bien hoy hay más discusión pública de las dificultades que enfrenta la economía mundial, no se enfatiza con suficiente claridad al tema.
El mundo, nuestro mercado, está estancado: la economía de los Estados Unidos crece a tasas bajas –alrededor del 2% anual–, y el aumento mínimo de la tasas de interés conllevó a la revalorización del dólar. La economía de la Unión Europea no logra despegar de cero crecimiento y se mantienen las altas tasas de desempleo. Brasil, nuestro principal socio comercial, enfrenta una caída de la actividad económica, tasa de inflación creciente, aumento en el desempleo y una pérdida en el valor de su moneda que nos afecta directamente. China, el gran motor de la economía mundial desde hace ya varios años, dice haber tenido en 2015 un crecimiento de su PBI del 6% anual, muy por debajo de las tasas de crecimiento de dos dígitos que presentó hasta el año 2010.
Los precios de algunos commodities han bajado de manera dramática. El valor del cobre pasó de un record 10 mil dólares por tonelada en 2010 a 4 mil por tonelada en 2015; el del mineral de hierro, de 180 dólares por tonelada en 2011 a 40 dólares por tonelada en 2015; la soja bajó en menor medida de los recordados 550 dólares por tonelada en el año 2008 a 389 dólares en 2015; y el precio del petróleo tuvo una caída de los 110 dólares por barril a mediados de 2014 a los actuales 34 dólares por barril, con serias repercusiones no sólo económicas sino también geopolíticas.
Está claro que cualquiera sea la política económica que el gobierno adopte, deberá superar escollos gravísimos, en el plano interno y en el internacional, como, nos atrevemos a afirmar, probablemente no haya tenido ningún gobierno argentino desde 1983.
La población necesita ser muy consciente de esto. El gobierno tiene la obligación de ser muy explícito en comunicar los problemas que enfrenta, tanto respecto del legado de la administración anterior como del difícil contexto internacional, al mismo tiempo que comunicar de manera eficiente las medidas que adoptó y adoptará para que la esperanza de hoy se prolongue en el tiempo.
Como lo expresó de manera brillante en La Nación el ex presidente de Uruguay Dr. Julio María Sanguinetti, refiriéndose a nuestro país, “Para mantenerla viva (a la esperanza) hay que darse un baño de realidad, única prevención posible de lo que podría llegar a ser un injusto desencanto”.

3 Readers Commented

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  1. horacio bottino on 2 marzo, 2016

    ¿cUÁNDO VA A SER DURO PARA LOS LADRONES DE LA SOCIEDAD RURAL PARA LOS CEOS DELAS MULTINACIONALES DE LAS GRANDES EMPRESAS ARGENTINAS DE LOS BANQUEROS?.Además ¿Qué magnitud de crisis comparada con 1983,89-91,2001?

  2. LUCAS VARELA on 3 marzo, 2016

    Amigo Horacio Bottino, Usted está en lo cierto.
    El nuevo gobierno viene con un cambio, ciertamente. Y si de economía hablamos, el señor Carlos Chevallier Boutell, Usted y yo, sabemos que el cambio ya es muy duro para muchos, y un festival para muy pocos.
    La incógnita es que las expectativas de quienes votaron al actual gobierno se frustren irremediablemente, o no. Y ésto es ahora lo importante; la hipótesis que plantea el señor Chevallier Bouttell es realista, y da miedo.
    Es la comunicación (o incomunicación?) lo que podría colorear ciertas crudas realidades.
    Por ejemplo: ¿Cómo comunicar el inminente incremento descomunal de la deuda externa?
    ¿Cómo comunicar la pobreza 0 +xx?
    ¿Cómo comunicar la persistente ausencia de índices oficiales de comportamientos?
    En fin, ¿Cómo comunicar la verdad, si duele?

  3. LUCAS VARELA on 7 marzo, 2016

    Estimados amigos,
    ¿cómo comunicar la verdad? Diciéndola siempre. Mauricio Macri lo sabe y lo proclama.
    Hagamos una breve reseña de los dichos de nuestro nobel presidente:

    La Nación, domingo 01 de marzo de 2015 •11:29
    Mauricio Macri, se mostró emocionado y nostálgico durante su última apertura de sesiones ordinarias en la legislatura porteña”:
    “gobernar es decir la verdad”

    La Nación, jueves 10 de diciembre de 2015 • 15:50
    “la política no es el escenario en que algunos líderes mienten para engañar a la gente y al mundo con datos falsos.”

    La Nación, martes 01 de marzo de 2016 • 14:39
    En su discurso con motivo de la apertura de sesiones ordinarias en el congreso de la nación el presidente citó al observatorio de la UCA:
    “según el último informe del observatorio social de la universidad católica argentina, el 29 por ciento de los argentinos está en la pobreza y el 6 por ciento vive en la indigencia. además, alrededor del 42 por ciento de la población carece de cloacas, el 13 por ciento no tiene agua corriente y más del 40 por ciento no tiene conexión a la red de gas.”
    Sin embargo, falseó las propias cifras de esta institución¡¡
    Abusando del nombre de la Universidad Católica Argentina, nuestro presidente…mintió.
    Les sugiero a los alumnos de la UCA, y especialmente a profesores de la UCA que conforman el CdR de esta revista Criterio, a que hagan el pequeño ejercicio de corroborar los datos del señor Presidente.
    Amigos, Verdad es calidad de lo que se dice, es conformidad de lo que se dice con la realidad. Mentira es lo falso o engañoso. Lo contrario a la «verdad moral» es la mentira.

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