Buenos Aires, 13 de julio de 1976 N° 1510/76
OGETTO: Conversación con el Ministro del Interior
A Su Eminencia el Sr. Card. JEAN VILLOT Prefecto del Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia. Ciudad del Vaticano. (Con adjunto)
Eminencia,
Esta mañana estuve en la Casa de Gobierno donde me entrevisté con el General Albano Harguideguy, Ministro del Interior de la Argentina, con el cual conversé durante tres cuartos de hora. El principal tema que se trató fue el estado de los detenidos políticos, el secuestro y la eliminación de personas, al margen de la ley, y la violación de derechos humanos fundamentales. Después de la masacre de cinco Religiosos Palotinos, el Ministro mismo había manifestado el deseo de tener un encuentro conmigo, y naturalmente yo estuve de acuerdo, considerando conveniente aprovechar esa audiencia para hablar también sobre los temas antes mencionados. Respecto del asesinato de los Palotinos, él me aseguró que prosigue la investigación para identificar a los autores; agregó que este hecho lamentable le ha producido al país un daño moral incalculable, “mucho mayor que el daño producido por la bomba que explotó en la Superintendencia de Policía y provocó 20 muertes y más de 60 heridos”; por eso, agregó, los responsables deben ser identificados y juzgados. Me confió después que tenía elementos para suponer que la mano asesina es “de extrema derecha”; ha dado órdenes a la Jefatura de Policía de hacer todo lo posible para esclarecer los hechos, a fin de “limpiar y rescatar la imagen del Cuerpo”.
Entregué al Ministro algunos folios donde había transcripto, según las distintas categorías, los nombres de los detenidos, los secuestrados y los desaparecidos cuyos familiares se habían dirigido a la Nunciatura para que nos interesáramos por ellos (Adjunto); he llamado la atención del Ministro sobre algunos casos que me parecen especialmente urgentes y merecedores de especial consideración, como el de los ingenieros de la Comisión de Energía Atómica, el director de cine Raymundo Glayser y el profesor Roberto Bergalli.
Harguindeguy me proporcionó luego detallada información sobre los sacerdotes que se encuentran detenidos, a disposición del Poder Ejecutivo o sometidos a juicio. Son 9, de los cuales 6 ya estaban en la cárcel antes del “golpe militar”; cinco están siendo juzgados y para ellos la Fiscalía ha pedido penas de hasta 8 años de reclusión; los otros cuatro quizás sean expulsados del país como “personas no gratas”, porque no son argentinos. Por último, hablamos sobre los refugiados y los residentes no ciudadanos del Estado. Por una parte su presencia y su número, muy elevado, plantean serios problemas de seguridad para las autoridades nacionales, y por la otra tienen derechos inalienables. Sobre los detenidos no argentinos, le he recordado algunos casos que se mantiene “incomunicados” y no pueden recibir ni siquiera la visita del agente consular de su respectivo país, lo que es contrario al artículo 36 de la Convención de Viena sobre las relaciones consulares, de la que Argentina es signataria. El Ministro admitió que en algunos cuarteles militares como el de Rosario, cuyo jefe es el general Díaz Bessone –un tipo muy “duro”-, se verifican abusos de este tipo, y prometió que hará todo lo posible para remediarlo. Ante la angustia que he manifestado por los actos de violencia que cometen los “escuadrones” de derecha y los métodos inadmisibles de lucha contra la subversión, el Ministro estuvo de acuerdo conmigo en que “es necesario desarmar todos los grupos que actúan fuera de las leyes del Estado”.
Al hacer este informe a Vuestra Eminencia aprovecho la circunstancia para expresarle mi más sincero aprecio, de Vuestra Eminencia devotísimo.
(firma Pio Laghi)
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Join discussionMe pregunto:¿Cual es el objetivo o la intención del CdR, al publicar un documento que no tiene, a simple vista, ninguna significación importante?
Aunque, recordando, algunos periodistas usaron este tema como base de argumentación de una posible actitud orgánica, cómplice con la dictadura, de una parte de la jerarquía eclesiástica. Hasta el papa Francisco, antes Bergoglio, cayó en la volteada periodística.
Quizás, lo del «Papa populista» no sea suficiente.
Me parece muy importante y pertinente que se pubiquen estos documentos para conocer la verdad y que todos podamos hacer una autocritica constructiva dentro de la Iglesia para superar errores.
Me llama la atención en esta carta que no haya ninguna referencia a los padres jesuitas Orlando Yorio y Francisco Yalics que estaban «desaparecidos» desde el 23 de mayo de ese año (habían pasado casi 2 meses) y que estaban en poder de la Marina. ¿No les interesaba su aparición con vida?
Me parece excelente el Informe, que pone en evidencia la actitud valiente y lúcida de Pío Laghi ante el drama que vivía nuestra Argentina, y me parece excelente que la Revista Criterio le haya dado publicidad.
Estimado Alejandro Gerardi,
Coincido con Usted en que la publicación de estos documentos es pertinente. Aunque, no creo que haciéndolo se conozca la verdad. Observe Usted que el documento tiene 40 años de antigüedad, y !hay tantas verdades ocultas aún¡
Yo, no habiendo sido víctima de esa época, me doy por satisfecho con que la publicación de estos documentos sirvan para el recuerdo. Nunca debemos olvidar que existió en la Argentina un gobierno militar, dictatorial, oscilante entre un sadismo delirante (vuelos de la muerte, desaparición de religiosos y ciudadanos comunes) y una religiosidad azucarada (invariable rutina dominical de Videla de ir a misa y tomar la sagrada comunión).
Amigos,
El documento de Pío Laghi es nuestra historia, la historia argentina, que no termina sino hasta que termine la patria.
Somos argentinos en ella y por ella, y no sabemos siquiera si alguna ley o designio regirá su caprichoso y a veces doloroso destino. Aunque, sí podemos fundar nuestro proceder en la historia de aquellos que vivieron y murieron en ella. Podemos repensar nuestra historia, la de Pío Laghi, y buscar un ideal. Pretender renovarla; buscar la reconciliación de nuestro pasado doloroso (cosa que no es simple). Y así, hacer factible un pensamiento político y social que sea mas humano, y no tan costos para los argentinos. Un pensamiento que no oculte, que muestre las injusticias y desigualdades que existen y se acrecientan en nuestra sociedad.
La palabra clave es: humanidad. Simplemente, debemos aceptarnos como argentinos, para corregir la convivencia de nuestras libertades con la desigualdad. Caso contrario, siempre viviremos con el temor del retorno de algún sádico delirante con derechos para hacer desaparecer argentinos.
¿le creyó Pío Laghi a Harguindeguy?¿Qué pasó despues con la NO INVESTIGACIÓN?.»iGLESIA Y DICTADURA»eMILIO mIGNONE PÁGINA 86:»El 27 de junio de 1976 aceptó visitar la zona de operaciones de Tucumán…relata La Nación:Pío Laghi «Ustedes-los oficiales-saben encontrar bien una definiciónde la Ptria…»»era una gran cuota de sacrificio;sigan ustedes las órdenes con subordinación y valor y mantengan la serenidad de los espíritus»»En ciertas situaciones de autodefensa (sic) exige tomar determinadas actitudes,con lo que en este caso habra de respetar el derecho HASTA DÓNDE SE PUEDA (SIC).página 88 se pregunta Mignone»¿Por qué ante la gravedad de la siuación Laghi no adoptó una actitud de denuncia pública?¿O acaso jugar al tenis con Massera podía cambiar la situación?¿No hubiera correspondido negar la comunión a Suarez mason?,dado que estaba convencido de su culpabilidad cuando se acercó a comulgar en la misa por los palotinos?¿Cómo se justifica que convencido del carácter CRIMINAL de la acción de las ff aa,pronunciase discursos haciendo un panegírico?
Estimado Horacio Bottino,
La referencia citada por Usted sí es muy importante; y también lo es su comentario.
Ahora, me pregunto yo, ¿para qué nos sirve éste tipo de referencia histórica?
Para saber la verdad, y aprender de ella; sin recetas ni preconceptos. Porque no debe haber razón para estar contra la verdad. La verdad está por encima de la Iglesia, y aún de la patria.
Éstos documentos de Pío Laghi nos enseñan sobre cómo vivió y cómo se comportó el nuncio apostólico en Argentina, lo cual ya es bastante. Nos permite hacer conciencia, y gracias a la Revista Criterio, nos permite comentar libremente, que es vivir civilizadamente.
No es difícil entender que la vida de Pío Laghi fue una vida de lucha, como la nuestra y la de todos. Pero, cuando vemos que la vida está en peligro, es humano entregarse a todo tipo de prácticas. El poderoso acosa al más débil. La historia de Pío Laghi, y nuestra historia argentina es una pesadilla persecutoria. Es una locura de perseguir y sentirse perseguido. Y nos rendimos más fácilmente al adversario duro y peligroso.
La historia de Pío Laghi no es instructiva, no es lo moral. Aunque su historia nos educa, cívica y humanamente.
Hay quienes, con el valor que da la personalidad, excluye toda dictadura, venga de donde viniere; y piensan más en el prójimo y menos en uno mismo. Tienen autoridad personal y prestigio; no suelen ser autoritarios. Son héroes que dicen:.»Doy cuanto soy»; son santos que dicen: «Me doy a mí mismo». Son quienes hacen el mundo moral. El mundo moral existe; y nuestra historia de vida, de buena vida, debe ser de realización progresiva de la moralidad.
Ahora, ¿quien soy yo, para juzgar el comportamiento de Pío Laghi?
Nuestra relación con los ausentes está a merced de nuestra subjetividad. Idealizamos al ausente con nuestra imaginación; el ausente es una proyección de nuestros deseos, odios, y temores; los ausentes se agigantan y se vuelven héroes o demonios.
Hay que desconfiar de los juicios históricos. Más de una vez hemos visto, y vemos, pretensiones de rectificar la historia mediante tribunales de justicia. No se debe sustituir a la conciencia general por una conciencia sectaria.