Las academias científicas, utilizando su potencial e influencia, deben tener la misión de ser genuinas y actuar como auténticas brújulas de la ética.

En nuestro tiempo enfrentamos dos problemas que requieren una solución urgente: la pobreza extrema y la crisis global ambiental en un contexto de rápido avance tecnológico.
La definición del MilleniumDevelopmentGoals para encarar la cuestión de la pobreza,o el SustainableDevelopementGoals, que ha planteado metas concretas en relación a la sustentabilidad en vistas al año 2030, dan cuenta de que estas preocupaciones se traducen en acciones concretas para afrontar dichos temas.Esto presenta un panorama optimista acerca de la disposición y responsabilidad de distintas esferas de la sociedad involucradas en proponer soluciones duraderas a los problemas urgentes de la humanidad.
Sin embargo, para la mayor parte de los habitantes del planeta(aproximadamente 1.500 millones de personas), las preguntas inquietantes no son sobre el futuro, sino sobre el presente. Esta inmensa mayoría debe enfrentar el hambre y la enfermedad a diario. ¿Qué cambios deben hacerse en los años venideros atendiendo a esta demanda básica impostergable? ¿Cuál debe ser nuestra actitud frente a esta problemática?
El futuro va a ser modelado por nuestras acciones y aptitudes de hoy; pero además, también, nuestras respuestas de hoy son sumamente influenciadas por lo que pensamos respecto del futuro.Noam Chomsky escribió: “El optimismo es una estrategia para hacer un futuro mejor. Porque si uno no creyera que el futuro podríaser mejor, no estaría probablemente dispuesto a asumir la decisión y la responsabilidad de querer hacerlo”.Una poderosa fuente de optimismo consiste en advertir que existe mucha gente dedicada a trabajar intensamente en las diversas esferas de la sociedad para encontrar soluciones a problemas existentes y para promover una paz duradera.La solidaridad de la gente común, más que cualquier otra fuerza, impulsará beneficiosamente a la humanidad en los desafíos que enfrentemos.
No obstante, paralelamente, puede observarse que diversos desarrollos en el mundo de la ciencia y la ingeniería se despliegan escindidos de toda reflexión ética. Como bien señaló Edmund Husserl (1859-1938), a principios del siglo XX,hace tiempo que se ha abandonado el proyecto inicial de la ciencia moderna: unir a la ciencia con la vida y la filosofía. La ciencia moderna ha devenido un saber experimental y utilitarista escindido de toda consideración respecto de fines y valores.
En un contexto en que el mundo atraviesa constantes transformaciones a causa de los veloces avances de la tecnología científica y que existe una tendencia a cuantificar y estandarizar, se impone el peligro de que el hombre se convierta en mera herramienta para estas disciplinas en lugar de que sus esfuerzos estén orientados a proveer soluciones para la humanidad. Todo parece indicar que el hombre ya no domina la ciencia, sino que ésta lo domina a él.
La sociedad actual está constituida sobre dos pilares: el de la ciencia y el de la tecnología; se impone pues de modo imperativo el establecimiento de un ordenamiento ético que regule o evalúe sus desarrollos y alcances.En palabras de DaisakuIkeda, organizador y director de la asociación TheSokaGakkai International (SGI), a BuddishForumforPeace, Culture and Education: “El establecimiento de un sistema ético generalizado en la ciencia y la tecnología, ya que la sociedad presente está basada justamente en la ciencia y la tecnología, es una meta urgente hoy”. En efecto, su avance debe ser guiado por una reflexión ética. Y en particular, la ingeniería, la rama de la tecnología científica destinada a la creación de artefactos que afectan directamente la vida humana, debe prestar especial atención a la moralidad de los fines y valores implicados en su desarrollo.
Consideramos que esta propuesta debería implementarse ya en la etapa formativa de los futuros profesionales. La educación en ciencia e ingeniería debería estar orientada hacia una articulación de estos conocimientos con la reflexiónética. Y para llevar a cabo esta tarea es fundamental el rol de las academias.
Las academias de ingeniería están integradas por grupos profesionales de ingenieros con conocimientos calificados, sólida experiencia e inteligencia vivaz. Las filosofías de las academias fundadoras se caracterizaron por ser neutrales e independientes de los gobiernos y de las ideologías. En la actualidad, estas instituciones son extremadamente importantes, pues pueden cumplir el rolde guiar a la ingeniería del futuro en el camino correcto: el de la consideración ética respecto de sus medios y fines.
Un trabajo reciente sobre las tendencias de las academias científicas e ingenieriles mostró una fuerte inclinación hacia la educación. Pero, ¿cómo debemos inculcar la reflexión ética a los jóvenes que liderarán el futuro? ¿Cuáles son los temas a seleccionar para educar en la ética y cuáles son los obstáculos a vencer?
En los Estados Unidos la educación primaria y secundaria se focaliza en el desarrollo de una plataforma orientada a la construcción de un futuro innovador, promoviendo el desarrollo de una conciencia ética en los estudiantes. En esta línea, la educación en la ética debería incluirse en la educación en general, debería discutirse en todas las academias científicas e ingenieriles, y también introducirse como tema de debate en organismos internacionales como la International Council of Engineering and TechnologicalSciences Inc. (CAETS), poniendo el foco en su gran importancia para el desarrollo futuro de la ciencia y la tecnología y formulando acciones específicas.
Aunque la ingeniería es extremadamente relevante, no es el objetivo principal para la evolución de la humanidad. Se trata de un medio para alcanzar seguridad personal, felicidad y calidad de vida en nuestro planeta. Nuestra meta como profesionales es utilizar la ingeniería como un instrumento positivo para los seres humanos y otras formas de vida. Confiamos en que la CAETS inicie y encabece con energía ese futuro de excelencia para todas las academias científicas e ingenieriles a nivel mundial.

El autor es Ingeniero, académico y profesor universitario.

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