Dos versículos del Evangelio de Lucas podrían haber sido incluidos por un escriba y, sin embargo, no por ello dejan de ser inspiraciones de Dios.

De los muchos padecimientos narrados en la pasión de Jesús, quizás el más impresionante es el sudor de sangre que experimentó en el monte de los Olivos, horas antes de morir. El único evangelista que lo narra es san Lucas. Según su relato, mientras Jesús rezaba a solas en el huerto de Getsemaní, “se le apareció un ángel del cielo para darle fuerzas; lleno de angustia, él oraba con más insistencia; y su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra” (Lc 22,43-44).
Este fenómeno es conocido en medicina como hematidrosis (del griego: haima=sangre e hydro-sis=sudoración): cuando una persona sufre una tensión extrema, gran angustia o un temor muy fuerte, pueden romperse las finísimas venas capilares que están bajo las glándulas sudoríparas; la sangre entonces se mezcla con el sudor y aflora sobre la piel, extendiéndose por todo el cuerpo. Si bien se trata de un hecho científicamente explicado, hoy los exegetas dudan de que Jesús haya sudado sangre, y de que se trate de un episodio histórico. ¿Por qué?

Una antigua ausencia
Apenas comenzamos a leer el texto, ya nos encontramos con dos dificultades. La primera es: ¿quién vio a Jesús sudar sangre aquella noche en el huerto? Según el Evangelio, se hallaba rezando solo, y sus discípulos estaban lejos y dormidos (Lc 22,41.45). ¿Qué testigo ocular pudo presenciar las espesas gotas que brotaban de su cuerpo?
La segunda objeción es que el texto afirma que el sudor de Jesús era “como” gotas de sangre, pe-ro no dice que haya “sudado” sangre. El “como” expresa una simple comparación, una manera figurada de hablar.
Pero dejando de lado esas observaciones, hay una tercera dificultad que es la más importante pa-ra rechazar la historicidad del suceso. Y es que los dos versículos que lo cuentan (Lc 22,43-44) no aparecen en los manuscritos más antiguos del Evangelio de Lucas (llamados Papiro69 y Papi-ro75). Tampoco aparecen en los códices bíblicos antiguos más importantes, como el Códice Vati-cano (del año 350), el Códice Sinaítico (del 350), y el Códice Alejandrino (del 400). Además, otros manuscritos antiguos del Nuevo Testamento citan el sudor de sangre de Jesús, pero dentro del Evangelio de Mateo (a continuación de Mt 26,39). Para complicar más las cosas, un antiguo libro del siglo XIV llamado Historia de la Pasión de Cristo, dice que el sudor de sangre de Jesús está contado en el Evangelio de Los Nazarenos. Incluso varios escritores de los primeros siglos (como Clemente de Alejandría, Tertuliano, Orígenes, Atanasio, Ambrosio), cuando estudian los detalles de la agonía de Jesús en el Evangelio de Lucas, no conocen el sudor de sangre, como si no figurara en sus Biblias.

Ayuda de manos anónimas
Los dos versículos de Lucas (el del ángel que conforta a Jesús y el del sudor de sangre) forman un pequeño bloque errático, es decir, un breve relato con una información que en los primeros siglos de la era cristiana no termina de ser aceptado unánimemente por la tradición. Por alguna extraña razón, unos manuscritos lo incluyen y otros no, unos códices lo admiten y otros no, unos escritores lo aceptan y otros no.
¿A qué se debe esta indecisión? Los biblistas han elaborado una hipótesis que permite explicar el misterio: la causa por la que esos dos versículos no aparecen en muchos manuscritos antiguos se debe a que no pertenecían al Evangelio original de Lucas. Es decir, el libro que él compuso (alre-dedor del año 80) no incluía la aparición del ángel ni el sudor de sangre. Pero hacia el año 150 un copista anónimo añadió esos dos versículos. De esta copia luego se hicieron otras, de modo que con el paso del tiempo algunos manuscritos circularon con ese relato y otros no. Según en qué re-giones se difundían los ejemplares, algunos lectores antiguos llegaron a conocerlo y otros lo igno-raron. Finalmente, las copias con el episodio del sudor de sangre se extendieron tanto, que todas las ediciones posteriores lo incorporaron. Pero las versiones más antiguas que sobrevivieron, que-daron sin contarlo.

El cuerpo como disfraz
Esta hipótesis nos lleva a una pregunta: ¿por qué un escritor del siglo II querría agregar esos dos versículos al Evangelio original de Lucas? Al parecer, la causa se debió a la aparición de una extraña herejía. A comienzos del siglo II surgió entre los primeros cristianos una corriente de pensamiento llamada “docetismo” (del verbo griego dokein=aparentar), que negaba la humanidad de Jesús. Los docetistas sostenían que, como Jesús era Dios, no podía tener verdadero cuerpo humano, porque éste es un elemento perverso y ruin en las personas, y resultaba indigno. Por eso, el cuerpo que Jesús tuvo durante su vida era aparente, simulado, ficticio, pero no real. Estas afirmaciones se fundamentaban en ciertos pasajes del Evangelio. Por ejemplo, en la transfiguración, donde se dice que el cuerpo de Jesús se transformó en luminoso y radiante (Lc 9,28-29). O en la caminata sobre las aguas (Mt 14,24-25), donde el cuerpo de Jesús parece flotar sin peso alguno.
Al negar el aspecto físico de Jesús, los docetistas negaban también la posibilidad de que hubiera sufrido dolor físico durante su vida. Pretendían así eliminar el escándalo de su crucifixión y su muerte.
El docetismo se extendió rápidamente entre las comunidades cristianas, predicado por figuras importantes como Cerinto (en Asia Menor, hacia el 110), Saturnino (en Antioquía, hacia el 130), Cerdón (en Siria, hacia el 135), Basílides (en Alejandría, hacia el 140) y Valentín (en Roma, ha-cia el 150).

Para reafirmar la doctrina
Frente a esta herejía, muchos pensadores cristianos reaccionaron con firmeza. A través de libros, escritos y sermones, explicaron que aunque Jesús era Dios, también tuvo verdadero cuerpo humano y sufrimientos físicos.
En medio de esta polémica, hacia el año 150, un escritor anónimo, que probablemente se encontraba haciendo una copia del Evangelio de Lucas, decidió agregar los dos versículos sobre el sudor de sangre, para reafirmar la doctrina oficial de la Iglesia sobre el aspecto humano de Jesús. Así, en el v. 43 contó que Jesús, como hombre que era, sintió tanto temor ante la muerte, que Dios debió mandarle un ángel del cielo para que lo confortara. Y en el v. 44 relató que su tristeza era tan grande que le provocó un enorme sudor, como cuando alguien se lastima y le sale sangre que chorrea hasta el suelo (cabe apuntar que, de acuerdo con el relato, el ángel fracasó en su em-peño de animar a Jesús, porque éste no sólo no se consoló, sino que se puso a sudar sangre).

Las tres citas más antiguas
Pero el contenido de estos dos versículos añadidos no fue un invento total del escriba. Ya existía una antigua tradición que narraba cómo, durante las horas previas a su muerte, Jesús había experimentado angustia y aflicción. Esa tradición se encuentra hoy en la Carta a los Hebreos, donde se dice que Jesús rogó a Dios y le suplicó “con fuertes gritos y llorando” para que lo librara de la muerte (Hb 5,7). Este dato, si bien no quedó escrito en los Evangelios, se transmitía oralmente, de modo que nuestro escriba debió de haberlo conocido. Decidió entonces transformar aquellos gritos y lágrimas en “sudor de sangre”, y agregarlo al Evangelio de Lucas como un argumento más contra los docetistas.
¿Por qué lo transformó en “sudor de sangre”? Porque, al parecer, éste era un tópico literario co-nocido en la antigüedad cuando se quería expresar una situación de angustia extrema. En efecto, hay una novela judía llamada José y Asenet, escrita hacia el año 100 (es decir, contemporánea al Evangelio de Lucas), donde la heroína Asenet se ve envuelta en un trance angustioso y también suda sangre.
Hay un hecho que puede confirmar estos dos versículos. Y es que los tres escritores eclesiásticos más antiguos que mencionan el sudor de sangre de Jesús, lo citan precisamente en polémica con-tra los docetistas, para defender la naturaleza humana de Jesús: san Justino, san Ireneo e Hipólito de Roma.
Esos dos versículos cumplieron su objetivo, que era el de servir de apoyo a la doctrina de la hu-manidad del hijo de María.

Porcentajes de anormalidad
Por otro lado, ¿se puede demostrar que esos dos versículos tienen un estilo que no es el de Lu-cas? Sí. El análisis del vocabulario usado en el relato del sudor de sangre confirma esta hipótesis. Por ejemplo, la palabra “angustia” (en griego, agonía) es absolutamente extraña para Lucas, que jamás la usa en ninguno de sus dos libros (Evangelio y Hechos de los Apóstoles). El término “sudor” (en griego, hidrós), tampoco pertenece al vocabulario lucano. El vocablo “gota” (thróm-bos), resulta igualmente ajeno.
Por si fuera poco, hay un segundo argumento interno más fuerte aún. Y es que no coinciden con el pensamiento de Lucas, es decir, con su “teología”. En efecto, en el sudor de sangre se cuenta que a Jesús se le apareció “un ángel del cielo”. Pero Lucas, si bien muchas veces menciona a los ángeles, nunca dice que vengan “del cielo”. Se refiere a ellos como el ángel “del Señor” (Lc 1,11; 2,9), o el ángel “de Dios” (Lc 12,8), o el ángel “santo” (Hch 10,22).
Además éste es un ángel mudo, que acompaña en silencio a Jesús pero no le dice ni una palabra. En cambio los ángeles de Lucas siempre aparecen para transmitir algún mensaje. Así, a Zacarías le comunica el nacimiento de Juan Bautista (Lc 1,11). A María le anuncia su embarazo (Lc 1,26). A los pastores les pregona el nacimiento de Jesús (Lc 2,9). A las mujeres en el sepulcro les comu-nica la resurrección de Jesús (Lc 24,32). A los apóstoles en la cárcel les pide que prediquen en el Templo (Hch 5,19). A Felipe le manda evangelizar a un eunuco (Hch 8,26). A Cornelio le ordena buscar a Pedro (Hch 10,3). A Pedro en la prisión le enseña cómo escapar (Hch 12,7). Y el ángel que se aparece a Pablo en medio de una tormenta le comunica que nadie del barco morirá (Hch 27,23).

Los nervios que desentonan
En tercer lugar, Lucas nunca presenta a Jesús emocionalmente angustiado durante su pasión. Al contrario, siempre lo muestra sereno y tranquilo. Una simple comparación con el Evangelio de Marcos, que Lucas usó como fuente de su relato, bastará para darnos una idea.
Por ejemplo, Marcos cuenta que Jesús estaba “triste hasta la muerte” (Mc 14,34), mientras que Lucas lo omite. También omite que “comenzó a sentir horror y angustia” (Mc 14,33). Y en vez de decir que Jesús “cayó en tierra y suplicaba” (Mc 14,35), escribe que “se puso de rodillas a rezar” (Lc 22,41).
Además, Lucas nunca presenta a Jesús desbordado por las circunstancias, sino manteniendo el dominio de la situación y de sus emociones durante la pasión: no permite que Judas lo bese (Lc 22,47), cura tranquilamente la oreja del soldado que lo quería arrestar (Lc 22,51), conversa sin prisa con las mujeres en el camino al calvario (Lc 23,28-31), perdona serenamente a los verdugos que lo crucificaron (Lc 23,34), dialoga con los dos ladrones mientras está en la cruz (Lc 23,39-43), y antes de morir, en vez de dar un tremendo alarido (como dice Mc 15,37), reza una oración encomendando su alma al Padre (Lc 23,46) como si controlara hasta la hora de su muerte.
El único pasaje que desentona con esta visión es justamente el del sudor de sangre, pues describe a un Jesús aterrorizado, sudando de miedo, y necesitando que baje un ángel del cielo para ayu-darlo a enfrentar su turbación.

Un sudor elocuente
Jesús no sudó sangre durante las horas previas a la pasión. Eso no significa que el relato no forme parte de la Biblia. Es parte integrante de las Sagradas Escrituras, y está tan inspirado por Dios como el resto del Evangelio, aunque no lo haya escrito Lucas. Algo similar ocurre con otros pasa-jes evangélicos, como el relato de la adúltera (Jn 8,1-11) que no pertenece a san Juan, o las apariciones de Jesús resucitado (Mc 16,9-20) que no las escribió san Marcos, y sin embargo están inspiradas y son plenamente canónicas.
Pero la imagen de Jesús que resulta de este breve añadido es de extraordinaria importancia para los lectores. No por el fenómeno patológico, sino por la intención del autor. Quería subrayar su cabal naturaleza humana. Quería mostrar cómo él, siendo el Hijo de Dios, se hizo plenamente hombre para salvar a los hombres.
El mensaje es grandioso: para ayudar a salvar a alguien, primero hay que rebajarse, achicarse, apocarse y descender a la pobreza. Desde arriba, desde la comodidad de un escritorio o desde la distancia que da a veces la autoridad, es muy difícil auxiliar a nadie. Quien quiere ayudar a otro a salir del barro, debe estar dispuesto a embarrarse. Y Jesús lo estuvo. Asumió nuestra condición humana, y así nos salvó. Un programa de vida para quienes siguen dando recetas teóricas desde arriba, sin compartir nunca la condición dolorosa y pobre de los demás.

El autor es Doctor en Teología bíblica.

20 Readers Commented

Join discussion
  1. Martín Homero Lara on 4 enero, 2019

    Excelente. ¿Serían tan amables en decir el nombre del autor del artículo?

  2. Robert on 30 octubre, 2019

    Buenas noches doctor ahora tengo otra duda. Si esos pasajes no fueron escritos por alguno de los evangelios quiere decir que alguien podría confrontarme diciéndome q entonces la biblia solo es un montón de cuentos inventados por personas y hacer que pierda su validez

    • erika on 28 junio, 2020

      buenas robert las dudas son del enemigo, y toda la escritura es inspirada por DIOS si esto te ayuda en algo el apostol lucas era medico y si bien marcos relata que jesus les dice a sus discipulos mi alma esta muy triste hasta la muerte eso me dice que una gran tristeza puede matar a una persona, jesus ese dia estaba triste por todo loque le iba acontecer en la cruz y lo que lucas dice al nombrar su sudor como gotas de sangre como medico el queria decir que jesus en ese momento sufrio de hematridosis como medico el lo explica asi Amen

  3. Juan Domingo Giròn on 1 diciembre, 2019

    Me gustò mucho la explicaciòn exegètica de estos dos textos. Solo quiero agregar que Lucas fuè un excelente mèdico de su època, que conocìa la fisiopatologìa del fenòmeno de la hematridosis, y no creo que se lo haya inventado. Por otro lado si estoy de acuerdo en el argumento de apologìa que hace del evangelio elEscriba que incluyò estos dos textos, por el pensamiento docetista que circulaba en el siglo II. Gracias.

  4. Antonio on 13 marzo, 2020

    Con todo respeto a este autor, Doctor en teología, quiero hacer notar algunas cosas. Más bien de sentido común y algo de conocimiento de las escrituras,; no me atrevo a enfrentarme a él.Sólo exponer lo que creo y es mi opinión. Dice, al comienzo, que quién vio a Jesús sudar sangre, ya que los discípulos estaban lejos y, adormilados o dormidos. Esto de dormidos se confirma por los otros evangeistas. Como para decir que estaban lejos y no podían verlo. Bien, siguiendo el contexto, Jesús después de decirles que se qedaran y esperaran, orando y vigilando, se llevó con El a Pedro, Santiago y asu hermano Juan. Y, como a un tiro de piedra, se alejó para orar. Un tiro de piedra se entiende con la mano, no con una honda. Desde esa distancia claro que podían ver a Jesús y su sudor de sangre. Y más que las exclamaciones y llanto y dolor de Jesús, por mucho que estuvieran adormilados, les tendrían despertados, al menos, bastante tiempo. No podían ser indiferentes, después de que les dijo: » Triste está mi alma hasta la muerte. Quedaos aquí y velad conmigo». Claro que se uedaron aunque de rato en rato, se aburrirían, ya que la oración de Jesús solía ser larga, como en otras ocasiones habían comprobado. y aguantado hasta dormirse. Dicho esto, dice este doctor que aunque este pasaje no sea hist´rico, que no sudó sangre, sí es parte de la Biblia y está inspirado. Si está inspirado¿ como no es histórico y real el sudor de sangre? Parece que se contradice. En el momento de apresarlo dice que rechazó, que no dejó a Judas besarle. Pero el texto dice que a Judas, después de besarle, les había dado la señal de que a quien besra ése era el que buscaban, ya que en medio de la oscuridad de la noche no se sabría, Jesús le dijo: » Judas, con un beso entregas al Hijo del Hombre? Ya lo había besado. Este es un pequeño detalle, pero desdcie lo que afirma este buen doctor. El no aparecer este pasaje en muchos códices, no en todos, ya que tres importantes de la Iglesia de los primeros siglos, y que el doctor cita, afirman su existencia. También es de tener en cuenta la opinión de otros teólogos e historiadores que dicen que era tan increíble y tan duro para la fe que Jesús con ese sudor de sangre y sus palabras de dudas de si podía o no aceptar el cáliz, que por miedo a qu la fe de algunos se debilitara y hasta se perdiera, suprimieron ese pasaje, ya que presentaba a Jesús como un puro hombre, desprovisto de su divinidad, cosa wue aprovecharían los docetas. Dice, categ´ricamente: » Jesús no sudó sangre». Esra afirmación rotunda y contradictoria con haber dicho antes que es un texto y un hecho inspirado, hace bastante daño, no só a la fe, sino a los sentimientos de amor y compasión de los creyentes que, en este pasaje, han visto reflejado su sufrimiento, el que ellos también tienen que beber su ca´liz y el ejemplo de Jesús, les anima aceptarlo por mucho que les duela, viendo en él, como Jesús la voluntad del Padre. Es el miesterio de dolor, de la cruz. Misterio de dolor y misterio de amor. Cuesta creerlo y aceptarlo, ya lo creo. Y este intento de este doctor no es bueno, salva su buena intención. Hay cierto número de teólogos que parecen prresumir de originales, de demostrar cosas que siempre se han creído como que no son verda, ni históricas. ¿»Jesús no sudó sangre»? Creo que en la Sábana Santa de Turín de la que ya no se puede dudar de su autenticidad, har restos de sangre, que no corresponde a la flagelación, ni a otras causas dutante ella. Analistas, científicos, afirman que son originadas por la sudoración sangrienta anterior a la pasión. Me alegraía mucho si esto ayuda a esclarecer algo y a mantener ese sentimiento y fe de tantos que tienen beber su cáliz les anima a compartirlo con amor con Jesús. Con todo respett a este buen doctor, sea dicho todo esto.

    • erika on 28 junio, 2020

      buenas antonio el apostol lucas era medico y cuando el dice eso a pesar que no lo vio pero el ESPIRITU le dijo escribe ahi lucas, jesus que estaba angustiado y triste hasta la muerte osea lo que se conoce cientificamente hematridosis

    • Reinaldo Díaz on 3 junio, 2021

      Apreciado caballero, las gotas de transpiración no se podia ver a la distancia decun tiro de piedra que sería de entre 30 a 45 metros de distancias. No olvidemos que era de noche y con escasas luz de antorcha que en este caso, ni a los ochos metros se podría ver. Saludos

      • Gloria Mateo Salazar on 16 febrero, 2022

        Yo creo k fue por inspiración

        • Dailyn on 3 enero, 2023

          Gran error creer que porque alguien estudia y es licenciado, dr, y suma cum Laude etc entonces tienen la revelación que solo da el espíritu de Dios. Si la biblia la pudiera entender cualquier maestro, cualquier persona o estudiado entonces debería ver la respuesta que dió Jesús respecto al porque de las parábolas y tal vez entienda que entender la biblia va más allá de ciencia, licenciatura, estudios etc…

    • Maria Fernada on 29 septiembre, 2021

      Querido Antonio. Ud dijo que sabe «algo» de Biblia.
      Este hombre dedicó su vida al estudio de la Biblia no solo es licenciado y Doctor, sino que lo distinguieron con el Suma Cum Laude que no a muchos de lo otorgan. No se crea que para entender Biblia basta con saber leer. Un saludo

  5. Javier on 13 abril, 2020

    Opinión mía
    El cordero tenía que ser perfecto
    Jesús era el cordero y como explican arriba que las venas fueron las que sangraban entonces ya no sería cordero perfecto ahí dice COMO gotas de sangre no especifica es como cuando el Espiritu Santo COMO Paloma y no era una paloma Gracias

    Gracias por dejarme opinar

  6. edison velez on 14 julio, 2020

    El apóstol Lucas, entre el resto de los apóstoles tenía seguramente el título reconocido como médico como la afirman las Escrituras, dice la Biblia que Dios escogió lo más vil para avergonzar a las personas esclarecidas humanamente y que tienen títulos, poder y condición económica. La mayoría de los apóstoles eran hombres humildes y pescadores, de tal manera que ellos no tenían conocimiento sobre las ciencias médicas. Voy a poner un ejemplo judicial penal en la que se imputa a alguien de haber cometido un delito de falsificación de documento, el juez o el fiscal por si propio no pueden determinar la falsificación del documento, sino que es mediante la designación de un perito calificado, es decir un especialista, una persona experta en la materia, que mediante su firma puede afirmar o negar la falsificación del documento. El punto es que si el resto de los apóstoles no conocían y no podían explicar en las escrituras el tema de la sudoración, entonces ¿a quien le correspondía dar el conocimiento y explicación?, la respuesta es lógica y razonada de forma concluyente, es al experto, al perito, en este caso específico no se necesita cuestionar de quien lo vio a Jesús sudar, sino la declaración del experto médico apóstol Lucas.

  7. Jesús sabía desde que se bautizó a lo que se enfrentaría. El sufrimiento de saber que iba a caer en manos de los romanos, sanguinarios y asesinos obviamente lo angustiaba. Al saber que se acercaba la hora de cumplir todo lo que estaba escrito de él lógicamente produce angustia. El médico Lucas no pondría todos los términos médicos que en su tiempo se conocían porque los evangelios no son libros de medicina y están dirigidos a gente común.
    Estaba ahora en manos de Jesús que satanás es un mentiroso al argumentar que todo se humano puede maldecir a Dios si se amenaza de muerte. Estaba en tela de juicio la integridad del ser humano, estaba en juego la salvación de la humanidad. Toda esta carga se deja ver en todas las escrituras. Si sudó como sangre o no es un tema que no debería desviar nuestra atención de tan valioso rescate que Jesús por amor hizo a favor de la humanidad.
    Por otro lado, ¿que sucedería con nuestras escrituras inspiradas si agregamos textos con el fin de pelear con cada grupo incrédulo que surgiera en el tiempo?

    • Gloria Mateo Salazar on 16 febrero, 2022

      Lo k hizo nuestro Sr Jesucristo fue por amor a la humanidad solo por amor k linda misericordia

  8. Maria Fernada on 29 septiembre, 2021

    El autor es el Dr Ariel Álvarez Valdez

  9. Enna on 25 marzo, 2022

    No hace falta ser teólogo, para dejarse engañar por el enemigo de Dios. Cuándo tenemos amor, y criterio propio qué viene de Dios; no hace falta desviar mi fe en la credibilidad, o en las diferentes expresiones humanas; por qué es lógico qué Jesús sintió angustia no sólo de su muerte cruel, sino de la impresión por la visión de todos nuestros pecados tan grandes y ofensivos; qué le impactó no sólo moralmente, sino físicamente; y yo creo por qué no es necesario ver para creer; algo qué hasta un ciego puede ver, pero la seguera y confusión qué viene del mal, y manipula a los débiles de corazón y sin criterio propio; es muy difícil de quitar, si no amas al mismo Creador de tu propia vida, y su gran poder; y es lógico qué después de tanta oración, ayuno, vigilia en intimidad con su PADRE, por su puesto qué le dió paz, serenidad, sabiduría, y fortaleza; para vencer al mal con semejante sacrificio.
    Te parece poco toda la demás sangre derramada, no sólo por la sangre de los vasos entre la piel; sino las heridas más profundas con la corona de espinas, latigazos, qué desgarraron su piel con carne y nervios más profundos; y cómo si fuera poco, los clavos qué traspasaron hasta sus huesos.
    La persona qué se atreve a dudar de Jesucristo de todo su amor, y todos sus sacrificios; es por qué no se ama así mismo, ni aprecia su propia vida; qué no le permite abrir su corazón; para qué sea El mismo Espíritu Santo; quien le revele directamente, y le de a conocer él grande y verdadero amor infinito de Nuestro Padre Celestial, el de Nuestro Amado Jesucristo, y él inmenso amor y dolor de Nuestra Madre Santísima, y ÉL gran poder del Espíritu Santo; y no hace falta desgastarse y perder él tiempo en descubrir si coincide tal fecha, tal palabra, frace, en fin.
    Si Dios nos regaló inteligencia, intuición, sabiduría qué viene del Espíritu Santo; y no de la sabiduría humana imperfecta.
    Es lógico qué todo ser humano puede ser testigo de un mismo evento; y todos lo describen diferente, por qué además, él enemigo no pierde el tiempo para hacer su lucha de desviar siempre la verdadera FE, y él verdadero amor.

    Creer sin ver; tiene más privilegio. Y para descubrir la verdad, y conocer más a Dios, no es necesario irse a las pruebas o evidencias humanas; sino él tener una buena relación con Nuestro Padre, para conocerlo personalmente, y nadie podría confiar en alguien qué no conoce; y para conocerlo no es por medio de pruebas, o evidencias de otros; por qué no es lo mismo qué yo lo conozca directamente; y tendré mi propia amistad, relación, e intimidad con Él, y no hace falta las evidencias de otros, por qué yo ya lo conozco; y por éso confío plenamente en Él; y los qué dudan y cuestionan a Dios, es por qué no lo conocen personalmente.
    Además no me importa descubrir sus misterios, sino a Él mismo.
    Quien quiere descubrir sus misterios, no le ama a Él, sino qué lo único que le importa es satisfacer su curiosidad, y su propio interés.
    Por éso sí alguien consiguiera descubrir sus misterios por que Nuestro Padre se lo permita; será desdichado; por qué ya no tiene ningún mérito qué crea y confíe en Nuestro Padre.
    Por qué has creído por haber visto, y no por amor y FE.
    Dichosos los qué cren sin haber visto. Ésto si tiene mérito.
    No se puede juzgar; si Tomás qué lo conoció, convivió, comió, y bebió su propio Cuerpo y su propia Sangre en él mismo pan qué Jesús con sus propias manos se dió cómo alimento del alma, y le dijo qué quien coma y beba de su Cuerpo y Sangre, tendrá vida Eterna; y comió hasta saciarse de los peces qué multiplicó Jesús, y vió cómo sacaba demonios, y resucitó a Lázaro 4 dias después de morir, y descompuesto; y qué Jesús se conmovió y lloró; y aún así hasta todos dudaron de Él, cuándo resucitó, y Jesús caminaba junto con ellos, y no le reconocieron, y cuándo por fin lo reconocieron; y sólo Tomas no estuvo, no creyó; y se atrevió a decir; qué hasta qué no meta su dedo en su llaga; no creerá.
    Imagínate el dolor y vergüenza cuándo lo tuvo cara a cara; y le dijo Jesús qué meta su dedo en su llaga.
    Qué no te pase a Ti; qué cuándo mueras; lo tengas en frente; viéndolo sudar las gotas de Su Preciosa Sangre, y llorando Jesús con serenidad y paz frente a ti; diciéndote con calma, tu no me recociste en vida; yo no te conozco; y no puedas entrar al Paraíso.

    Dimas siendo pecador criminal, lo reconoció, y no por las gotas de sangre qué sudó; si no por qué pudo ver qué cra justo; y qué era ÉL Hijo de Díos, y qué Dimas si era pecador, y con humildad y fe, sin conocerle antes, le dijo: Acuérdate de mi cuando estés en Tu Reino; y Jesús le dijo: Hoy mismo estarás conmigo en él Paraíso.
    Quizá hay diferentes maneras de decirlo; y aún así no es necesario para mí, investigar las versiones; sino confiar y creer sin cuestionar, con amor, humildad, y FE; cómo la Santísima Virgen; qué si se asustó; y preguntó cómo será posible qué suceda el embarazo; si no conocía varón; y era algo natural la pregunta; y ÉL Ángel le dijo qué será por obra y gracia Del Espíritu Santo; y no siguió haciendo preguntas; sino qué aceptó sin cuestionar a Dios. Ése es él amor auténtico y Real qué tiene valor para Dios.

    Cuándo tú le das una orden a tú hijo; y se niega hacer lo qué le pides; y le dices: Confía en mí, yo soy tú padre, te amo, me importas, y no voy a decirte qué hagas algo qué te dañe; por él contrario, te quiero proteger; y él hijo insiste en qué se le compruebe qué lo qué le dices es para bien; y quizá te sientes frustrado; qué tú hijo no confía en ti, y si lo hizo no fué por qué confió en tí, sino en las evidencias. ¿ No te sientes triste? Que tú hijo no confíe en tu amor?
    Ya no hay tiempo que perder en pruebas, dudas, no sea qué pierdas toda tú vida en investigar para creer; y cuándo quieras creer por tú propio corazón; ya sea demasiado tarde.
    Sólo amar a Dios, a Jesucristo, a Nuestra Madre Santísima; y al Espíritu Santo, y lo demás llega por añadidura; y poco a poco Dios nos va revelando lo qué si necesitamos saber para afianzar más nuestra FE y amor.

  10. María Fátima Oliva on 15 mayo, 2022

    Los hechos que Jesús vivió en la tierra son irrefutables, porque hasta ahora seguimos viviendo que en su nombre hay poder y ese poder es creativo, trae sanidad y libertad a nuestras vidas… insensatos que quieren sembrar dudas, no lo conseguirán jamás!!!

  11. Fernando albarracin on 9 agosto, 2022

    LA BIBLIA Q HIY TENEMOS ES LA QUE DIOS QUISO… JAMAS DIOS EL GRAN DIOS NOS DEJARIA UNA BIBLIA INCUNCLUSA O CON AGREGADOS…. SI ESTO FUERE VERDAD Q AGREGARON ENTONCES TODA LA BIBLIA SERIA FALSA EN OARTES…. PERO NUESTRO SEÑOR ES DIOS Y SABE LO Q HACE TENEMOS HOY BIBLIA PERFECTA……..JESUS DIJO INVESTIGAD LA ESCRITURA….. PERI NUNCA INVESTIGUEN A LA BI LIA Q ES DIFERENTE…ESTA GENTE Q INVESTIGA A LA BI LIA SON LOS Q ENCUENTRAN ESAS COSAS RARAS….. AHORA ESCUDRIÑAR COMO DIJO EL SEÑPR ES HACERLO DENTRO D LA BI LIA DENTRO D LO YA ESCRITO Y NO PPR FUERA..

  12. Laura ceron on 28 febrero, 2023

    Buenas noches, en lo personal no creo que se le haya agregado por azar, creo que Dios a guiado para que su palabra sea fiel transmitida al hombre, y hay que recordar que..

    No añadiréis nada a la palabra que yo os mando, ni quitaréis nada de ella, para que guardéis los mandamientos del SEÑOR vuestro Dios que yo os mando. Cuidarás de hacer todo lo que te mando; nada le añadirás ni le quitarás. No añadas a sus palabras, no sea que El te reprenda y seas hallado mentiroso.
    Quién traduce las escrituras… Y ama a Dios respeta esto.
    Quién no… Siento pena por èl.

Responder a erika Cancelar