Nunca un momento de tranquilidad (never a dull moment, según el dicho sajón), casi acostumbrados al bombardeo de whatsapp, redes sociales, grupos de relaciones (familiares, consorcios, colegios, profesionales, etc…), publicaciones, emails y, a veces, hasta llamados telefónicos, nos enteramos que los smartphones han entrado en su etapa declinante. La empresa que ya da indicios de este ocaso es, por supuesto, Apple, cuyas ventas del iPhone dejaron de crecer. Tampoco es cuestión de creer que por llegar a la cotización del billón es demasiado grande como para no sufrir las crisis de la permanente mutación tecnológica. El avance irá hacia los automóviles, los servicios, los anteojos, la nube, la televisión, la ropa y otras cosas que todavía no existen. El problema radica en saber cuáles serán esas cosas. Indudablemente las bases de la próxima transformación serán la inteligencia artificial y los datos. El problema de Apple es que no ha sido tan “eficiente” como Google o Amazon en acumular información de sus usuarios. Uno de los campos que más velozmente ha crecido, y que está vinculado con la inteligencia artificial, es el de los asistentes de voz (Siri, Google Assistant, Amazon Alexa, Microsoft Cortana, los más difundidos). Según Forbes, estarán cada vez en más hogares (los departamentos ya vendrán equipados con Alexa o Echo Plus), cambiarán la manera en que consumimos (las compras y las búsquedas se realizarán en forma oral), los comercios deberán cambiar sus estrategias para atraer clientes y, obviamente, podremos conversar con nuestros electrodomésticos, lo que nos planteará un desafío intelectual en extremo interesante. Heladeras, lavarropas, relojes, auriculares, hornos de microondas…, todos tendrán su propia voz y quizás discutan entre ellos.
Pero los riesgos existen y ya hubo hechos alarmantes comprobados. Una pareja de Oregon bromeaba habitualmente sobre si sus diálogos eran escuchados por Alexa. La sorpresa fue cuando se enteraron de que Alexa nos sólo los había escuchado, sino que también los había grabado. La pareja lo supo cuando un colega del trabajo le preguntó a uno de ellos si realmente estaban pensando en remodelar su casa. Alexa, además de grabar los diálogos había seleccionado una lista de contactos a quienes enviarles los audios. La explicación que dio Amazon fue: “Echo (el micrófono) se activó debido a alguna palabra en la conversación que le sonó a Alexa” y posteriormente escuchó algo parecido a “enviar mensaje”.
La esperanza que nos queda es que con el ocaso de los smartphones, aunque suceda en el largo plazo, también disminuya la cantidad de smombies (esos sujetos que caminan por las calles sumergidos en las pantallas de sus celulares). Algunos números con respecto a estos seres: han causado el 10% de las emergencias de los hospitales de Nueva York. Según el Pew Research Center, el 53% de todos los usuarios de celulares han chocado con algo o alguien en algún momento. El 40% de los adolescentes ha sufrido accidentes con un auto, moto o bicicleta mientras caminaba. El Observatorio Vial de Latinoamérica relevó que el 13,8% de los peatones cruzan las calles distraídos con las pantallitas. En Hayward Florida, las esquinas tienen un cartel que dice: “Levantá la cabeza para cruzar, actualizá Facebook después”. En las veredas de Amberes, Estocolmo y Chongqing (China) hay sendas exclusivas para los smombies, en tanto que en Utah ya los multan con valores que van de 50 a 100 dólares.

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