
Un hombre de la comunicación audiovisual
Nos dejó Gustavo Andújar, por años presidente internacional de Signis (ex OCIC), la Asociación Católica Mundial para la Comunicación, un cubano católico por entero. La pandemia de COVID-19 ha sido la causa para que fuera al encuentro del Padre en su Casa.
En momentos en que Cuba vive un momento tan crítico, cabe recordar al buen amigo que compartió la generosa y pertinente nota de Signis Cuba en relación con los eventos en esta isla. Su insistencia constante en que la solución de los conflictos no puede provenir del enfrentamiento sino del acuerdo y la comprensión, fue su honda convicción. Esta certeza marcó toda su vida dedicada a la comunicación tanto a través de la palabra como la imagen, para él casi sinónimos. El cine y los medios audiovisuales no eran más que un instrumento que supo cultivar en toda su labor, en Signis, en Espacio Laical o como director del Centro Félix Varela. Verdadero “pontífice”, constructor de puentes, supo siempre estar al servicio de los demás y de la Iglesia. Con imágenes y palabras ha marcado la presencia de los católicos inclusive en iniciativas oficiales, en un país donde sólo éstas están permitidas. Tal ha sido el caso del Festival de La Habana, celebrado todos los años, donde Signis (Ocic) otorga el premio de la Iglesia en función de los valores éticos que la producción presente. Y el Gobierno cubano, en este sentido, le fue grato a la Iglesia porque en el momento en que muchos negaban apoyo al Festival, Signis (Ocic) nunca dejó de estar presente, cumpliendo su papel de destacar en el cine de valores aún en un contexto tan adverso.
Compartimos imágenes de Youtube donde se puede apreciar el valor y calibre de este periodista cubano que, a pesar de las ocasiones que se le presentaron en sus muchos viajes, nunca quiso abandonar su querida patria, a la que dedicó su vida.
El video se puede buscar en youtube como “Gustavo Andújar, historia de vida” o ver desde el link: www.youtube.com/watch?v=cRQY9uQRnvo
Ekke Bingemer (Río de Janeiro) fue coordinador de los programas de Porticus para América Latina
Un laico cubano de amplio perfil
Gustavo fue uno de esos laicos que decidió permanecer en su país para servir a su Iglesia y a su pueblo. Al conocer que tenía COVID-19 y que su estado de salud no era bueno, exclamé: “¡Caray, un hombre que echó pie en tierra desechando ofertas tentadoras en sus viajes al extranjero, mira lo que le pasa!
Lo conocí cuando cursaba el ingreso al Bachillerato en el colegio de los Maristas (1959); tengo su foto en la Memoria de ese año. A principios de los sesenta impartió clases en vivo por televisión.
Graduado de la licenciatura en Bioquímica trabajó en el Ministerio de Industria Alimentaria (MINAL), en los cárnicos en el Wajay (barrio de la ciudad de La Habana), donde se distinguió por sus aportes en la elaboración de la famosa hamburguesa. Tuve durante un tiempo un reportaje que le hicieron en aquellos años y se publicó en el periódico Trabajadores.
Vinculado a su Capilla del Loreto, en la barriada de Buena Vista, participó en la vida litúrgica y pastoral de la comunidad junto a su esposa Chelita y su hija Patricia. Estuvo vinculado a la Vicaría Playa-Marianao con multioficios, es decir, haciendo lo que hiciera falta, como era costumbre en esos tiempos. Un dato importante fue su formación en religión y en cuestiones eclesiales, además de su cultura general. Participó, por ejemplo, de los estudios en la Escuela de la Fe impartida para laicos en el antiguo seminario de la Avenida del Puerto y en el Instituto Teológico a Distancia.
La Reflexión Eclesial Cubana (REC), la comunidad, la vicaría y hasta la asamblea diocesana reconoció su trabajo en el equipo que redactó el documento de trabajo del Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC), en febrero de 1986, del que participó como delegado. Semanas antes nos encontramos para precisar algunas ideas a exponer en el evento. Ya en estos años se había vinculado a la OCIC y en el post ENEC participó en la formación de las Organizaciones Laicales Católicas (OLAC).
Mantuvo la relación con el Consejo Diocesano de Laicos, el Movimiento de Trabajadores Cristianos (MTC) y el apoyo a actividades nacionales de los laicos. En noviembre de 1997 fue uno de los invitados a recibir al subsecretario del Pontificio Consejo para los Laicos, el profesor Guzmán Carriquiry.
La visita del papa Juan Pablo II fue la ocasión para que el cardenal Jaime Ortega le encargara la dirección de la Oficina de Preparación del viaje del Santo Padre, un trabajo complejo al cual tuvo que dedicarse por completo.
Lourdes Morales, jefa de la Sala Cubana en La Habana
Amor y servicio por la Iglesia y la sociedad
Presidente de OCIC-Cuba desde 1994, de SIGNIS-Cuba, y presidente mundial de SIGNIS desde 2014 hasta 2017, cabe destacar la buena relación de trabajo de Gustavo Andújar con una gran mujer, apasionada del apostolado cinematográfico, como fue Gina Preval.
También fue muy relevante su papel como jurado en varias ocasiones del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, tanto en tiempo de OCIC como posteriormente de SIGNIS. En varias ocasiones lo convocaron como jurado SIGNIS de distintos festivales internacionales de cine como los de Venecia, Washington, Miami, Santo Domingo, Zimbabue, San Sebastián y Mar del Plata.
Creó y dirigió la revista Ecos, cuyo lema era “una mirada cristiana al mundo del audiovisual”, desde 1998 hasta su partida. También fue director de la revista Espacio laical y del Centro Cultural Padre Félix Varela. Una actividad quizás menos conocida fue su participación en Cine-Clubs presentando nuevas películas, acompañadas de sus precisos y claros comentarios.
Creó, junto a la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, el Taller “Talento para el Futuro”, que se realiza anualmente desde 2003, algunos días previos a la Muestra de Jóvenes Talentos organizada por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Para los comunicadores católicos del séptimo arte también impulsó el Concurso Caracol de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), con un jurado católico, al igual que en la Muestra de Jóvenes Realizadores, esta última desde 2004.
En el programa “Triángulo de la Confianza” del canal Habana participó en el debate sobre la fe, en el cual se destacó por la precisión y claridad de sus explicaciones.
Resultó honrado por el papa Benedicto XVI con la Cruz Pro Ecclesia et Pontífice y también por el papa Francisco, que lo nombró Caballero de la Orden de San Silvestre en 2017.
Dar a conocer la vida y obra de Gustavo Andújar es un deber de los laicos que hemos compartido el rico servicio que prestó durante tantos años. Si tuviera que caracterizar su personalidad diría que fue esposo-padre-abuelo dedicado, afable, con una sonrisa a flor de labios hasta cuando un tema le era adverso; trabajador silencioso, no se hacía notar pero sí su obra; era estudioso, siempre estaba actualizándose; martiano (por José Martí) y vareliano (por Félix Varela) convencido, amigo y camarada.
Supo conjugar su amor y servicio a la Iglesia con su amor y servicio a la sociedad como especialista en alimentos y como promotor de la cultura cinematográfica y de los medios de comunicación.
Gustavo para unos, Andújar para otros, a los longevos nos recuerda etapas pasadas del quehacer eclesial y social. Es importante que las nuevas generaciones lo reconozcan como un laico que asumió el arraigo patrio como compromiso serio y profundo durante toda su vida.
Jorge Villa, periodista cubano y crítico cinematográfico