La enseñanza y el testimonio de 50 sacerdotes y 400 pastores evangélicos que perdieron la vida durante la pandemia en la Argentina.

La vocación por entregarse al servicio de los demás no se detuvo frente al avance de la pandemia del coronavirus, que en el último año y medio se llevó en la Argentina a cuatro obispos, más de 50 sacerdotes y unos 400 pastores de iglesias evangélicas, víctimas del COVID-19, según los primeros cálculos realizadas por las propias instituciones.

Un caso significativo fue el del padre Omar Di Mario, de 61 años, párroco de Nuestra Señora de Loreto, en Palermo, que mantuvo la iglesia abierta desde el primer día de la pandemia para asistir a la gente necesitada, y no pudo evitar contraer el virus. Permaneció 35 días internado en terapia intensiva en un sanatorio a una cuadra de la parroquia y, mientras tuvo fuerzas, en medio del sufrimiento, no dejó de dar bendiciones y mensajes de esperanza a otros enfermos internados y familiares, hasta que falleció el 6 de julio pasado.

“Siempre son dolorosas estas situaciones en las familias y en la familia eclesial. Da mucha tristeza, incrementada por no poder despedirlos. Es muy cruda la pandemia, produce mucha soledad”, es la sensación que transmite monseñor César Daniel Fernández, obispo de Jujuy y presidente de la Comisión Episcopal de Ministerios, que recordó especialmente a los curas fallecidos en un encuentro nacional de sacerdotes, realizado en forma virtual en la primera semana de agosto. La reunión remota se realizó desde Catamarca, en memoria de Fray Mamerto Esquiú, beatificado por la Iglesia el 4 de septiembre.

Entre los 400 líderes evangélicos fallecidos se encuentra el pastor Rubén Proietti, de 74 años, uno de los principales referentes de las iglesias cristianas en la región, que murió a comienzos de septiembre. En los últimos 23 años presidió la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (ACIERA) y semanas antes de contagiarse el virus del COVID-19, por lo que estuvo internado poco más de un mes en el Hospital Bautista de Miami, lamentó profundamente que nuestro país hubiera superado la barrera de los 100.000 muertos en la pandemia.

Consultado para esta nota, Proietti había declarado que “la gran mayoría de los casi 400 pastores fallecidos trabajaron incansablemente en medio de la emergencia sanitaria, en la entrega de viandas y bolsones de alimentos y en el traslado de enfermos de COVID-19 cuando las unidades de emergencia saturadas por la demanda no llegaban a tiempo, sin dejar de dar contención emocional y espiritual”.

Según estadísticas de las propias instituciones, en la Argentina hay unos 5300 sacerdotes, de los cuales se estima que 3700 atienden las parroquias y capillas de las diócesis y 1600 pertenecen a congregaciones religiosas. El porcentaje de fallecidos por el coronavirus ronda el uno por ciento entre los curas. Los evangélicos cuentan aproximadamente con 16.000 pastores en el país, por lo que los decesos por COVID-19 representan cerca del 2,5 por ciento. Los fallecidos serán recordados por ACIERA, en un homenaje que se hará cuando finalice la pandemia, informó la institución, afectada por la muerte de su titular Proietti. “Seguiremos asistiendo a quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad, ya sea porque están en depresión, han perdido sus empleos o forman parte del 45% de pobreza”, había asegurado el pastor fallecido.

En la comunidad judía se lamentó la muerte del rabino Baruj Plavnik, en mayo de este año, tras un mes de internación. Discípulo de Marshall T. Meyer, en los tiempos más críticos de la pandemia ofreció las instalaciones de su sinagoga para que funcionaran como centro de vacunación, contó el periodista Jaime Rosemberg en una nota publicada en La Nación.

Casos en la Iglesia Católica

Cuatro obispos no superaron la pandemia. José Melitón Chávez, titular de la diócesis tucumana de Concepción, contrajo dos veces el COVID-19 en ocho meses y permaneció un mes internado, hasta que murió el 25 de mayo último. Tenía 63 años. A él se suman Agustín Radrizzani, arzobispo emérito de Mercedes-Luján (fallecido el 2 de septiembre de 2020); Marcelo Melani, que había conducido la diócesis de Neuquén y a quien el virus fatal lo sorprendió como misionero en Perú (14 de abril de 2021) y Roberto Rodríguez, obispo emérito de La Rioja (3 de julio de 2021).

Al despedir los restos del padre Di Mario en la parroquia de Loreto, un templo de modernas líneas arquitectónicas inaugurado en 1993, el cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires, lo describió como “un sacerdote alegre, muy comprometido con la parroquia, noche y día” y se atrevió a hacer un pedido público a Dios: “Ya que te llevaste a un buen cura, danos la gracia de que pueden imitarlo muchos jóvenes”.

Otros casos conmovieron especialmente, por tratarse de curas jóvenes. A los 39 años sorprendió la muerte del padre Daniel Alejandro Martínez, que tenía a su cargo la parroquia Nuestra Señora del Rosario del barrio El Dique, en Ensenada, cerca de La Plata. En la diócesis de San Rafael se lamentó el fallecimiento del padre Damián Morales, de 41 años, del Instituto del Verbo Encarnado. Abel Peñaloza, de 44 años, fue víctima del coronavirus en la diócesis de Concepción. Y un fuerte impacto produjo el deceso del salesiano Oscar Alberti, a quien el COVID-19 le arrebató la vida, a los 48 años, el 23 de junio pasado. El Padre Chicho dejó un recuerdo imborrable en las comunidades educativas de Santa Catalina y San Juan Evangelista, entre otras obras de su congregación.

“Muchos son jóvenes y esperábamos que nos dieran el fruto de su trabajo, con tanto amor”, reflexionó el obispo Fernández.

Los vecinos de Villa Palito y otros barrios vulnerables de San Justo se sintieron un poco huérfanos con el fallecimiento del Padre Bachi (Basilicio Brítez), a los 52 años, en agosto de 2020, luego de tres meses de internación. Semanas antes había recibido un videomensaje de Francisco, en el que transmitía su cercanía y su preocupación por la salud del “pionero de Villa Palito”. El Padre Bachi formó parte del equipo de curas villeros que desarrollan su misión en estrecha sintonía con el Papa y desde el primer momento de la pandemia acompañó a su comunidad en los esfuerzos para garantizar el acceso a la ayuda social y le dio sostenimiento espiritual.

Muy sentida fue, también, la despedida del padre Pedro Velasco Suárez, sacerdote del Opus Dei que desarrolló gran parte de su obra pastoral en barrios marginales y entre los más pobres. Murió a los 61 años, en marzo de 2021, y su vida se caracterizó por la entrega y el fervor misionero.

La comunidad salesiana resultó una de las más afectadas en la Iglesia, especialmente en Bahía Blanca, una zona donde la orden fundada por San Juan Bosco tiene una fuerte presencia. Allí perdieron la vida seis sacerdotes –Alberto Calle, Franco Castellani, Cayetano Castello, Ricardo Llanes, Adrián Lucchiani y Antonio Mateos–, varios de ellos de avanzada edad y residentes en la Enfermería Don Zatti, de la familia salesiana.

El fruto de decisiones equivocadas

“Nos duele que nuestro país haya cruzado la barrera de los 100.000 muertos por el COVID-19. ¿Quién hubiera imaginado llegar a esta triste realidad al inicio de esta pandemia? Una realidad que ha generado un dolor difícil de calmar, porque no se revirtió la pandemia con una extensa cuarentena, ante tantas muertes y contagios que se avecinaban. Hubo falta de eficacia y de humildad para imitar a aquellos países que aprendieron a bajar la curva de mortalidad y que nos alertaron al ver nuestras decisiones equivocadas”, evaluaron en la comunidad de ACIERA.

“Como argentinos –añadió una fuente de la institución–, el pueblo evangélico también ha sido alcanzado por esta dura realidad, ya que son casi 400 los pastores que integran esa cifra, dejando a sus respectivas familias e iglesias en situación crítica, además de cientos de creyentes que han fallecido en distintos puntos del país”.

Entre otros pastores evangélicos fallecidos, además de Proietti, se recuerda a Ismael Meza, de activa participación en ACIERA y en la Federación Cristiana Evangélica Pentecostal (FECEP). Era uno de los referentes de la Iglesia Biblia Abierta y murió en agosto de 2020.

También perdieron la vida los pastores Gabriel Ciulla, Sub, quien conducía la congregación Camino de Vida, en Laferrere, y se desempeñaba como secretario de Cultos del partido de La Matanza; Mario Morana, de la Iglesia Príncipe de Paz , de San Telmo; José María Silvestri, fundador de Canal Luz, de Rosario; Gerardo Sander, quien integraba el consejo directivo de ACIERA y era presidente de la FECEP; Mario Vargas, que encabezaba el Consejo de Pastores de Salta; Juvenal García, de la Iglesia Bíblica Maranatha, de Jujuy, y Luis Aranda, presidente del Consejo de Pastores de Entre Ríos, entre muchos otros.

Exposición al contagio

Según la visión de monseñor Enrique Eguía Seguí, obispo auxiliar y vicario general de la Arquidiócesis de Buenos Aires, la fidelidad a las formas de vivir la vocación expuso a los sacerdotes a un mayor contagio: “Los casos de referentes religiosos contagiados y muertos por el COVID-19 ponen de manifiesto que la gente tiene no sólo necesidad de una sanación corporal y médica, sino una curación integral, que tiene que ver con la esperanza, con la búsqueda de ánimo y la necesidad de ser escuchada, de poder orientar la angustia, la tristeza, la sociedad y la distancia de sus familiares, al margen de los problemas de trabajo”.

La exposición de los curas al virus se vivió en distintas realidades geográficas y sociales. En la zona sur, muchos organizaron comedores para que no faltaran alimentos, con las parroquias abiertas todo el tiempo. En otros cordones de la ciudad, en las zonas centro y norte, muchos sacerdotes estuvieron disponibles ante la fuerte necesidad de vida sacramental.

“Los sacerdotes quedaron expuestos en las tres dimensiones que vive la Iglesia: la del servicio en la caridad, la del anuncio del Evangelio y la de la celebración de la fe”, resumió el obispo Eguía Seguí. La pandemia, en definitiva, renovó los riesgos y los desafíos en todos los campos humanos. Y deja enseñanzas que se pueden extender a todas las realidades.

Mariano De Vedia es abogado y periodista

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