teatro-krappde S. Beckett. Teatro General San Martín

Esta obra corta del célebre autor irlandés, integra con otros textos breves el núcleo de su producción teatral posterior a los grandes títulos con los que revolucionó el teatro contemporáneo, Esperando a Godot y Fin de partida y marca, con respecto a ellos, el avance de un gradual despojamiento formal y de una marcada desesperanza frente a la condición humana.

En un espacio cerrado y claustrofóbico, un viejo “deteriorado y de andar penoso” confronta sus reflexiones grabadas treinta años atrás, cuando aún siendo “un pobre cretino” existía para él alguna probabilidad de ser feliz, con su presente desolador. De este monodiálogo fragmentado que entabla Krapp con su otro yo, en el que no faltan –según ha descubierto la crítica– referencias autobiográficas, van surgiendo de manera descarnada los temas recurrentes de la obra: la soledad, el amor como experiencia fallida, el fracaso y la inutilidad de la memoria y la palabra en tanto que ahondan el sinsentido de la vida. En la cosmovisión de Beckett, la memoria actualiza y realza la insignificancia humana mientras que el lenguaje es el único medio, hostil y ajeno, del que dispone el hombre para dar cuenta de la tragedia del existir.

Juan Carlos Gené, responsable de la traducción y de la puesta en escena, conjuga con gran plasticidad escenografía, iluminación, vestuario, sonidos y voces en off para instalar en la pequeña sala Cunill Cabanellas la atmósfera de irreparable devastación que se respira en el cuchitril de Krapp.

Walter Santa Ana realiza un notable trabajo de composición del protagonista cuya degradación y extravío se perciben tanto desde el gesto y la mímica de su andar simiesco como desde la expresividad matizada de su voz. Si aceptamos “Signifique quien pueda” como la propuesta beckettiana de lectura de sus textos, encontraremos en esta versión de Krapp una genuina vía de acceso al universo del autor y a nuestros propios enigmas.

3 Readers Commented

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  1. Gustavo on 24 enero, 2010

    Realmente impresentable. La gente de los laterales se fue y la del medio se quedo dormida. Somos, junto a mi mujer, gente de asistir al teatro ( y no de revista precisamente ) fue para la mayoria que me rodeaba y que por respeto no se fue antes, un despojo. Metafóricamente, me robaron $ 90.- y estuve de rehen 50 minutos ( porque no podia salir )….fue una desgracia con suerte….no nos lastimaron y la podemos contar!!!!

    Gustavo Spalletti

  2. Juan on 25 febrero, 2010

    Impresentable es una opinión como la de usted, señor Gustavo. Se ve que la «gente de asistir al teatro» se parece cada vez más a la gente de no-quiero-pensar-por-un-rato.
    Beckett es imprescindible.

  3. daniel teveles on 12 marzo, 2010

    Krapp Excelente versión de Beckett. Teatro de reflexión y de la condición humana. La fragilidad de la memoria,la frustraciones, la vida misma y lo que debería ser y no fue. Angustia porque al fin al cabo es de este Sr Krapp y de casi todos los humanos. Muy bien interpretado por Walter Santa Ana.
    A muchos no les gusta quizás por nuestras propias miserias y nos alejamos de esa cinta grabadora tan cruel!!!!Vale la pena aunque duela

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