En el país no hay bipartidismo. La desintegración de la UCR, el partido político más antiguo de la Argentina, facilitó este hecho. La fuga de figuras relevantes, que crearon agrupaciones efímeras, acentuó la crisis radical y fragmentó a la oposición.La última elección presidencial confirmó la desintegración de la UCR que, durante décadas, garantizó la alternancia en el poder. La proliferación de agrupaciones –algunas creadas por ex radicales– que disputaron el 50% de los votos no oficialistas, facilitó que ningún partido alcanzara la calidad de verdadero opositor. La distancia entre Cristina Kirchner y el socialista Hermes Binner (segundo en cantidad de votos) junto con la pérdida de legisladores en el Parlamento, muestran un cuadro preocupante para los dispersos opositores.
Tras la caída del gobierno de Fernando de la Rúa, la UCR comenzó a desfigurarse. Radicales prominentes abandonaron el partido: Rodolfo Terragno, que incluso llegó a presidirlo; el economista Ricardo López Murphy; las legisladoras Elisa Carrió y Margarita Stolbizer, o el ex gobernador Julio Cobos y otros “radicales K”, que fueron expulsados.
En la elección presidencial de 2003, la UCR no alcanzó el 3% de los votos con Leopoldo Moreau de candidato; pero López Murphy casi disputó la segunda vuelta con una agrupación propia. En 2007 no hubo candidato radical y el partido se adhirió al extrapartidario Roberto Lavagna, que salió tercero, mientras Carrió era la más votada después de Cristina Kirchner, con una coalición inspirada por ella.
En 2011, Ricardo Alfonsín repitió el tercer lugar con un magro 11%. El partido ya estaba descabezado: sin candidato a gobernador por la provincia de Buenos Aires, acordó con el opositor mejor ubicado, Francisco De Narváez, para no perder los votos del mayor distrito electoral del país. La legisladora Stolbizer, que otrora sumaba votos para el radicalismo bonaerense, lo hacía ahora para el frente liderado por Binner que la designó candidata a gobernadora. Hasta el candidato a vicepresidente, Javier González Fraga, protagonizó un hecho singular: firmó su ficha de afiliación al partido radical, después de la elección. En su momento se comentó que se apeló a este economista, no radical, para alejar el recuerdo de la hiperinflación de Alfonsín padre, mientras el ex radical y economista López Murphy era candidato a jefe de Gobierno de la capital, por un partido que casi no tuvo votos. Y Carrió desaparecía electoralmente cuando el Frente de Izquierda, último en la primaria de agosto, la desplazaba en octubre a ese lugar.
Para completar la implosión radical, habría que recordar el salto de Julio Cobos al Frente para la Victoria, con el que llegó a la vicepresidencia de la Nación, bajo el novedoso apodo de “radical K”, habiendo ganado la gobernación de Mendoza por la UCR. Ninguno de los mencionados, radicales o ex radicales, cuenta hoy políticamente. Las agrupaciones creadas por algunos de ellos tuvieron éxitos efímeros. De haber disputado internamente sus diferencias, en el seno del partido, hubieran robustecido a la UCR y seguramente habrían llegado a la presidencia, por la alternancia del poder que caracteriza a las democracias maduras. Por el contrario, creyendo que por afuera ganarían todo, favorecieron la fragmentación opositora y la desaparición del bipartidismo, que los arrastró a ellos y al centenario partido de Alem, el más antiguo de la Argentina.
La anunciada renovación de la UCR es una esperanza necesaria. La estructura nacional que supo construir, deseada por muchas agrupaciones, está hoy vacía de contenidos. El tiempo dirá si logra recrear el bipartidismo perdido. El Partido Socialista y el Pro trabajan en ese objetivo, con algunas ventajas. Los radicales deberían aprender de los errores cometidos.
9 Readers Commented
Join discussionBuena síntesis, invita a la reflexión. Parecía imposible , que no encontraran estrategia política, cuando aparecía bien clara la derrota. Como propuso en algún momento López Murphy, el terre
no dividido en dos : en una parte un canditado, en la otra seis o siete. Claro que iban a perder.
Hubo muy buenas propuestas, en la oposición, de uno u otro partido.. ¿que falló ? personalismos ?
falta de consenso en cuatro o cinco puntos coincidentes,?
También en las razones profundas , hay que encontrar un vacío de formación ciudadana desde la
educación para todos. Se sabe que la gente , muvhos, votan por el bolsillo, y en muchos casos es
entendible. No pertenezco a ningún partido. Sólo espero que entendamos y defendamos la demo
cracia, y la república, la justicia y la equidad. Que no aceptemos tantos pobres, en una patria tan
rica.
Primera vez que coicido con el autor: los radicales deberían pensar que sin ellos la UCD puede resucitar de la mano de Macri y sus acólitos y terminarán convocando al Alsogaray de turno y los émúlos de Arguindeguy.
Qué palabras premonitorias!!! Hoy, mayo de 2019, se demuestra que lo obvio ni siquiera es premonición. El colonialismo y eurocentrismo de la intelectualidad argentina (izquierda o derecha) demuele cualquier proyecto liberador. Ahí va un ejemplo, el Romero medievalista de una concepción de la periodización de la historia absurda y retrógrada. La Edad Media sólo existió en «Europa» pero en estas tierras la Coca Cola es A EEUU lo que Da Vinci a Europa: propaganda barata de subproductos del subdesarrollo
Apuntar hacia un régimen bipartidosta en la Argentina sería una propuesta que no haría ningún mal sino lo contrario. Sería una oportunidad para reconstriur un sistema plítico disgregado luego de tantas décadas de desencuentros y de gobiernos basados en agrupaciones efímeras y sin rumbo ni objetivo, como la Alianza UCR-Frepaso y su paso por el poder, tan breve como patético. Por el contrario, partidos consolidados y fuertes garantizan, o por lo menos ayudan, a la supervivencia de la democracia. Laboristas y Conservadores en Inglaterra. Demócratas y Republicanos en Estados Unidos son los ejemplos. En la Argentina, radicales y peronistas sería una gran opción para que los ciudadanos se vayan agrupando según ideas afines y así, desarrollar políticas. Ambos son movimientos de muchos años de existencia que han representado a muchísima gente. Sería, entonces, una gran idea que estos movimientos puedan erigirse como las dos grandes alternativas de la política nacional. La pregunta es, ¿llegaremos a lograr, de esta manera, un sistema político que le devuelva la confianza al ciudadano y lo motive para querer volver a actuar, a involucrarse, a superar la apatía cívica que ha sido la característica del país en los últimos años? Apuesto a que sí.
Como dije en una carta publicada en El Tribuno de Salta con el tìtulo «La UCR. no necesita líderes», aquí digo lo mismo. Nuestro partido necesita que los radicales nos pongamos a trabajar, en forma científica y no verbalmente, atacando no a los adversarios políticos sino a los graves problemas que nos aquejan. En todo el pais, tenemos universidades en cantidad y calidad suficiente, como para que ellas, mediante convenios con los partidos políticos, capaciten a nuestros jóvenes, además de la ciencias tradicionales, en la problematica específica de cada provincia, para que los problemas que nos aquejan sean tarea serias a combatir y no letra de meros discursos estériles.Vicente Solá.Salta
Creo que la crisis es de los partidos políticos como tales. El peronismo tiene varias caras que sólo invocan la figura del Lider histórico como aglutinante, pero enmascaran posiciones totalmente divergentes en los hechos. El tiempo por venir dirá si decantan algunos partidos que se distingan por sus propuestas y no por una mera galería de candidatos que se increpan mutuamente.
Ilusionarse con que «la oposición unida» fuera una opción para ganar las elecciones, vaya y pase. Pero creer que podían ser una alternativa de gobierno, no era ni realista ni responsable.
Hay quienes preguntan que es el peronismo y al mismo tiempo parecen creer que los radicales han sido (e incluso que son) más coherentes. Sería interesante que analizaran también que ha pasado con los bipartidismos clásicos de Europa o EEUU, donde los personajes y sus giros a derecha, izquierda, arriba, abajo, atrás y adelante superan las de muchos partidos argentinos.
Pareciera que, empujones y sillazos mediante, algunos radicales empiezan a darse cuenta que a la gente hay que escucharla directamente y no a través de los diarios. Si lograran ser más independientes de los medios, cosa difícil, podrán aportar al debate de la Argentina y eventualmente llegar a ser una alternativa de gobierno.
Sr. Juan Carlos Lafosse:
He votado por la oposición. Por el Frente Amplio Progresista liderado por el Dr. Hermes Binner, ex.goberndor de mi provincia. Y no creo de ningún modo que me faltara realismo ni responsabilidad.
¿O ud. piensa que esas son cualidades que sólo las tienen quienes votaron por el Frente para la Victoria?
De hecho que no hemos votado para ganar la elección presidencial. Sino para generar un espacio que sea una alternativa de gobierno. Recuerde ud. que Hermes Binner ha rechazado «juntar» fuerzas políticas sin un plan de gobierno que implique coincidencias mínimas. Y es por todos conocido su dicho: «Hay sumas que restan.»
Por el contrario, el kirchnerismo introdujo aquéllo de la transversalidad, y así sumó al Ing.Cobos como candidato para la vice-presidencia, con los resultados por todos conocidos. Así surgió este raro fenómeno de los radicales K., de lo cual es un ej. el gobernador Zamora de Sgo. del Estero.
La misma presidenta fue y es muy generosa con los gobiernos provinciales alineados con la Casa Rosada. Y discrimina sin ningún problema a quienes no adscriben a esa postura. El senador
Carlos Alberto Reutemann, santafesino, acaba de pronunciarse en el Senado de la Nación, haciendo notar que «estamos en presencia de una Nación con una afluencia de recursos que son distribuidos parcial y discrecionalmente a las provincias.» (Diario El Litoral de S.Fe, 23-11-2011). Y añade que S.Fe habrá de recibir unos 23.369 millones de pesos , o sea el 4,63 % del total cuando su población, respecto del total nacional, es del 7,98%». (ibid)
Ud. puede buscar y leer ampliamente el discurso del senador Reutemann, con la información que fundamenta su afirmación acerca de la discriminación a la que la Nación somete a SFe. ¿Le parece que esto, discriminar, es propio de un buen gobierno, o de alguien que sabe gobernar? ¿Le parece que las sesiones maratónicas que tienen lugar en el Congreso de la Nación se corresponden con un buen gobierno?
Parece no estar de acuerdo con el bipartidismo, o la existencia de otras fuerzas políticas, por lo que me veo motivada para preguntarle si aboga ud. por la existencia de un partido único, como en Cuba por ej. Le sugiero leer la nota de Carlos Floria, titulada «Notas sobre el pluralismo», en este mismo número de Criterio.
Le sugiero también leer mi comentario sobre el suyo, en la nota “Cuestiones sensibles en torno al aborto”.
Bueno sería, Sr. Lafosse, que los representantes del oficialismo concurrieran a los programas políticos que se emiten por la televisión, para que los escuchemos debatir y dar razón de las medidas de gobierno.
Deseo aclarar que mis comentarios no asumen la defensa de la UCR, con la cual estoy en desacuerdo en muchas cosas. Sino que he querido expresar, sintéticamente, mis disensos con las posiciones asumidas una y otra vez por el Sr. Lafosse a favor del oficialismo. E incluso defender mi posicionamiento político. Y de modo particular el federalismo, porque como he dicho en otro momento, es enorme la fatiga de vivir en una país unitario. Y peor aún: injusto.
Gracias.
Prof. María Teresa Rearte
Pésimo analisis.
Debo recordar al autor que en la Argentina nunca existió tal bipartidismo.
Desde 1950 aproximadamente existen varios partidos doctrinarios y principistas de los cuales cinco sobrevivieron a la dictadura cívico militar más importante y sangrienta de nuestra historia.
En los noventa se dio un estallido de los sellos y los personalismos alentados por el tipo de marketing político que llevó a Fujimori a ser ejemplo de los candidatos, prescindentes del partido.
Debo recordar al autor que el PJ (¿que entiendo sería el otro partido?) obtuvo menos del 2 por ciento en una elección mientras crecía un espacio como el Frente Grande (varios partidos) y llevaba al gobierno a un De la Rúa que traicionó al electorado, continuando las políticas neoliberales hasta el estallido.
El análisis de los colores partidarios no evoca nada, deberíamos analizar los proyectos para darnos cuenta de la puja existente entre dos modelos de país dentro del cual luego se discuten matices y diferencias que dan origen a la persistencia de los partidos principistas o ideológicos.
Por un lado, el llamado MODELO AGROEXPORTADOR, que mantuvo y agrandó las brechas entre ricos y pobres, cada vez que tuvo de su lado el aparato estatal. Es el mismo que le torció la mano a Alfonsín y con una silbatina en la Sociedad Rural le impuso sus condiciones.
Por otro lado, el modelo de valor agregado local, industrialización y distribución que sólo se logra con un estado Keynesiano o algo similar.
El radicalismo no se define en en relacion a esta puja e intenta ser ADMINISTRADOR del estado. Se olvida que el gobernante es responsable de la conducción de los destinos del pueblo y deja esto en manos del Dios Mercado.
Storani hace un muy colorido discurso con respecto a la socialdemocracia, pero termina apelando al endeudamiento externo y la búsqueda de inversiones externas en lugar de apelar a lo nuestro.
Ademas del radicalismo dubitativo existen varias expresiones como la derecha ideológica que viene ganando adeptos de la mano de Macri, un socialismo latinoamericanista que a pesar de tener más discursos que políticas socialistas viene consolidando un marco de relaciones mucho más conveniente para América latina.
Creo que al autor le falta amplitud en el enfoque parqa evaluar los proyectos en pugna y su expresión en las propias divisiones intrapartidarias.