Un reciente memorandum de teólogos alemanes, austríacos y suizos pone en discusión el futuro de la misión de la iglesia a partir del replanteo de varios aspectos como las estructuras de participación y la libertad de conciencia.Con el título “Iglesia 2011: Un resurgimiento necesario”, hace poco más de un año un grupo de teólogas y teólogos de diversas universidades alemanas, austríacas y suizas llamaron la atención pública con un Memorandum en el que, a raíz de los graves escándalos de abusos sexuales, instaban a plantearse otros problemas de fondo que en apariencia no tienen una relación inmediata con esa terrible tragedia que azotó a la comunidad eclesial. Desde entonces, la iniciativa ha cosechado el aval de otros colegas de diversas nacionalidades, incluidos varios países latinoamericanos. La iniciativa transparenta una genuina preocupación por la Iglesia y por el futuro de su misión en la sociedad. A diferencia de la “Iniciativa de los párrocos”, nacida en Austria, el Memorandum no convoca a la “desobediencia” sino que se autocomprende como expresión de la responsabilidad que les cabe.

El breve texto enumera seis ámbitos que requerirían un replanteo impostergable. Cada uno incluye diversas cuestiones concretas que deberían estar en la agenda de la discusión. Sintetizo sus puntualizaciones:

-Estructuras de participación: según el principio antiguo de derecho, “lo que concierne a todos, debe ser decidido por todos”, se necesitan más estructuras sinodales en todos los niveles. Los fieles deben participar en el nombramiento de ministros ordenados importantes (párrocos, obispos).

-Comunidad: por la escasez de sacerdotes se construyen cada vez unidades administrativas más grandes, “parroquias XXL”, en las cuales ya no puede experimentarse cercanía y sentimiento de pertenencia. Los fieles se distancian si no se les confía corresponsabilidad en estructuras democráticas de la dirección de su comunidad. La Iglesia necesita también sacerdotes casados y mujeres en el ministerio eclesial.

-Cultura de derecho: el derecho canónico solamente merece este nombre si los fieles realmente pueden hacer valer sus derechos. Urge una cultura jurídica, primer paso para avanzar es la creación de una jurisdicción administrativa eclesial.

-Libertad de conciencia: el respeto a la conciencia personal significa tener confianza en la capacidad de decisión y responsabilidad de las personas. Esto concierne sobre todo al área de las decisiones personales y de los estilos de vida individuales. La elevada valoración eclesial del matrimonio y del celibato está fuera de discusión, pero no implica excluir a personas que viven responsablemente el amor, la fidelidad y el cuidado mutuo en una relación con otras personas del mismo sexo o a aquellos divorciados y vueltos a casar.

-Reconciliación: la solidaridad con los “pecadores” supone tomar en serio el pecado en las propias filas. La Iglesia no puede predicar la reconciliación con Dios sin crear en su propio obrar las condiciones de reconciliación con aquellos frente a los que ella misma se ha hecho culpable: por violencia, por privación de justicia, por perversión del mensaje liberador de la Biblia en una moral rigorista sin misericordia.

-Celebración: la liturgia vive de la participación activa de todos los fieles. Experiencias y expresiones actuales tienen que tener su lugar. La pluralidad cultural enriquece la vida litúrgica y no centralista. Solamente si la celebración de la fe incorpora situaciones concretas de la vida, el mensaje eclesial llegará a las personas.

Crisis de Dios y crisis eclesial

La publicación del escrito suscitó innumerables reacciones, tanto a favor como en contra. Una de esas respuestas fue un importante artículo del cardenal Walter Kasper en el que sale al encuentro de sus colegas teólogos. En un tono prevalentemente defensivo, el antiguo obispo de Rottenburg-Stuttgart, entre otros interesantes argumentos, menciona un olvido que, a su juicio, es altamente llamativo en el Memorandum: en el diagnóstico de la situación los teólogos habrían olvidado hablar de la “crisis de Dios” que caracteriza nuestro tiempo.

Si bien afirma que nadie puede desconocer que nos encontramos ante una verdadera crisis de la Iglesia, Kasper prefiere poner el acento en otro punto: la crisis de la Iglesia es en realidad una consecuencia de la crisis de Dios. En esto se apoya en la obra de Johann Baptist Metz: “Yo me pregunto cómo, siendo teólogo, se puede hablar de la situación presente y de sus necesidades, sin mencionar lo que J.B. Metz ya hace años ha llamado la crisis de Dios” 1.

El padre de la teología política ha tematizado la “crisis de Dios” y le ha atribuido un lugar fundamental en su lectura del cristianismo actual.2 No obstante, el mismo teólogo se distancia de la objeción de Kasper y no se reconoce plenamente en la interpretación de éste. Para Metz, el Memorandum toca la causa de la crisis (“pone la mano en la herida”) y lamenta que la Iglesia no se plantee el problema de su propia contribución a la “crisis de Dios”.3

Todo intercambio de opiniones es estimulante para la reflexión. La fugaz carta de Metz parece traslucir una manera de leer la “crisis de Dios” que no evade la pregunta por la responsabilidad que le cabe a la Iglesia. Pareceríaser coherente con su propuesta de una

“mística de los ojos abiertos”. De sus últimas expresiones se puede deducir que el discípulo de Rahner entiende que la relación entre ambas –crisis de Dios y crisis eclesial– es más compleja que la de causa-efecto. Ambas concurren simultáneamente y se retroalimentan. En la respuesta de Kasper, en cambio, parece percibirse un peligro sutil: la mono direccionalidad esgrimida (la crisis eclesial, fruto de la crisis de Dios) podría llevar fácilmente a subestimar un dato evidente de la dirección contraria: el vínculo existente entre la vida de la Iglesia y la disponibilidad –por parte del hombre– a acoger al Dios que anuncia.

Su testimonio de coherencia, el espíritu genuinamente evangélico de sus prácticas y de sus estructuras contribuirán siempre a la aceptación de su mensaje. Por el contrario, sus falencias, sus estructuras insuficientemente evangelizadas, sus lentitudes o sus descuidos pueden convertirse en un instrumento al servicio de la crisis de Dios. No se puede separar lo que Dios ha unido. En este sentido, algunos años atrás, la filósofa española Adela Cortina, en unas jornadas de reflexión en la facultad de teología de San Miguel, hacía referencia sugestivamente a esta realidad: “¿Qué Dios habremos predicado si cuando se declaró su muerte, en lugar de llorar, muchos aplaudieron de alegría?”. Es una pregunta incisiva que quizás debamos plantearnos más a menudo. ¿Qué Dios dejamos traslucir no sólo desde el ambón sino también desde la manera de pararnos en la sociedad y de comunicarnos? ¿Qué Dios se manifiesta en nuestras estructuras, en nuestras opciones, en nuestros acentos? Puedo comprender que el Dios que se “revela” en algunas formas de “pastoral beligerante” no sólo no suscite la mínima atracción en muchos de nuestros contemporáneos sino que también los condicionen de manera significativa para una vida de fe. Plantearnos el rol que nos cabe en la crisis de Dios es un ejercicio y una actitud que quizás hoy tenga una urgencia particular. Lo que no se asume no se redime.

Conversión y credibilidad

El Memorandum pone sobre el tapete una consideración imprescindible que va más allá de la problemática vivida en el país que lo vio nacer: la Iglesia tiene la inmensa responsabilidad de hablar del Padre de Jesucristo a los hombres. Nada de lo que haga o deje de hacer será irrelevante en relación al fruto de esta misión; ninguna de las formas que asuma, de las actitudes que tome o de las estructuras que implemente serán indiferentes o inofensivas para su credibilidad. Ésta tiene siempre una relación directa con el espíritu evangélico de toda su praxis.

Por ello es vital una discusión real en su seno, incluso sobre temas incómodos. Es poco creíble una Iglesia que sólo proponga el diálogo ad gentes pero que no logre encarnarlo con decisión y madurez ad intra. En este sentido, se puede estar en desacuerdo con algunos o varios puntos del Memorandum, pero no se puede evadir la obligación de afrontarlos y de escuchar. Cuando Salomón le pide a Dios la sabiduría para poder regir a su pueblo, lo hace con una expresión elocuente: “Concede a tu siervo un corazón que escuche” (1 R 3, 9). Ninguna de las propuestas concretas está desprovista de argumentos o razones importantes que haga imposible su discusión. Los avances de la exégesis y de la teología de los últimos tiempos como así también el aporte valioso de la ciencia nos brindan importantes herramientas y nuevas luces para un discernimiento más aquilatado en innumerables campos.

Pretender que el diálogo sobre algunos puntos esté ya definitivamente cerrado es condenarnos al aislamiento y a la pobreza del pensamiento único. Ello tiene que ver con el cambio de mente queimplica la conversión a la que todos estamos llamados, requisito sine qua non para acoger el Reino (Mc 1, 15). A la luz de la historia remota y reciente no me animaría a repetir que la Iglesia es “experta en humanidad” 4. No porque ponga en duda que le ha sido confiado el don de la Palabra (DV 10) sino más bien porque no querría inducir a una falta de vigilancia. La asunción ingenua y acrítica de ser en dad” (1 Tm 3, 15), desconociendo que “nuestra comprensión del Evangelio es siempre histórica” que “debe por lo tanto dejarse interpelar por los procesos culturales y las nuevas situaciones que ellos generan”5, no rara vez nos ha llevado a cometer errores que han dejado secuelas graves para la credibilidad. Con ello no creo conceder ventaja a la “dictadura del relativismo”. Simplemente quisiera poner de relieve que también la “dictadura del absolutismo” le hace daño a la Iglesia y a la sociedad.

Una negación más o menos sistemática al diálogo sobre temas que, al menos, tienen suficientes fundamentos como para ser discutidos y tratados de manera responsable, no estaría muy lejos de esta actitud.

En estos días ha tenido lugar en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma un simposio internacional sobre prevención de abusos: “Hacia la curación y la renovación” reza su lema6. Con una claridad histórica, altas personalidades de la Iglesia se han pronunciado de manera ejemplar y han buscado caminos concretos de crecimiento. Se ha escuchado el testimonio conmovedor de una de las víctimas. Algunos medios calificaron el hecho como

“una revolución copernicana querida por Benedicto”7. Nadie dudará en reconocerlo como un signo fuerte y un paso fundamental en la ardua tarea de reparar las heridas y de reconstruir credibilidad. Pero es una semilla que dará sus frutos si se convierte en un hábito constante.

El autor es licenciado en exégesis bíblica por elPontificio Instituto Bíblico de Roma.

1. Cf. W. Kasper, Theologen-Memorandum – KommenwirzurSache!, en: Ibid., 148-153, 148.

2. Cf. J. B. Metz, MemoriaPassionis. EinprovozierendesGedächtnis in pluralistischerGesellschaft (Freiburg – Basel – Wien 32006), 69-78.

3. Id., LeserbriefzumTheologen-Memorandum, en: Münsteraner Forum fürTheologie und Kirche, 12.3.2011. Disponible online: http://www.theologie-und-kirche.de/leserbrief-metz.pdf.

4. Cf. Pablo VI, Discurso a las Naciones Unidad, 4 de octubre de 1965; R. Martino, Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, Presentación.

5. Revista Criterio, “Iglesia y Cultura: ¿cada vez más lejos?”,

6. Abundante material disponible en: http://thr.unigre.it/vescovi2012/intro.aspx

7. Así, por ejemplo, el “Corriere della Sera”: http://www.corriere.it/cronache/12_febbraio_08/simposio-anti-pedofilia-

vecchi_3c5d14e6-529a-11e1-9430-803241dfdaad.shtml

35 Readers Commented

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  1. Graciela Moranchel on 13 abril, 2012

    Comparto las apreciaciones de Adrián Taranzano sobre la situación de la Iglesia actual, a partir del análisis del «Memorandum» de estos teólogos europeos, que ha sido interpretado equivocadamente por el Vaticano como un «llamado a desobedecer» las instancias jerárquicas romanas, y no como un impulso a la acción conjunta en la responsabilidad que a todos nos cabe como miembros del Cuerpo de Cristo para darle cabida y solución a tantísimos problemas del hombre actual.
    Hay multitud de cuestiones que el Pueblo de Dios necesita resolver en torno a su vida de fe y a su inserción plena en la comunidad cristiana. Dichos problemas sencillamente «no son escuchados». Se impide el diálogo sacando este o aquel documento magisterial que intenta dirimir la cuestión, pero de modo superficial, en la medida en la que «cierra» definitivamente la posibilidad de proseguir con los planteamientos o con la búsqueda de soluciones más acertadas.
    Por supuesto que esta metodología no produce los resultados queridos por Roma, en cuanto la Iglesia toda prosigue con sus reflexiones, con sus opiniones, con sus investigaciones teológicas, y lo que es más importante, continúa «viviendo», pero mucho más allá de lo que las reglas vaticanas «le permiten», porque sencillamente la realidad, la verdad de las cosas, siempre termina imponiéndose con fuerza, con mucho más fuerza que los mismos documentos del Magisterio, los cuales, para la gran mayoría del Pueblo de Dios, son escritos desconocidos que no revisten el menor interés.

    Como bien señala el autor de la nota, la Iglesia jerárquica pide continuamente un respeto
    a la libertad de conciencia «hacia afuera», al mundo secular, que no es capaz de respetar en sus fieles, en el mismo seno de sus instituciones, propugnando la práctica de un «pensamiento único» que jamás existió en las comunidades cristianas primitivas. Las diferencias de intepretación (y consecuentemente, de teologías) del Misterio Pascual en los cuatro Evangelios y en las cartas católicas, nos da cuenta acabada de ello.

    Los cristianos esperamos con ansias que se produzca un verdadero milagro, que deberia brotar de una decisiva decisión papal: esperamos una «la revolución copernicana» que de una vez por todas, cambie la situación de tensión y malestar que hoy vivimos tantos católicos en el interior de la Iglesia, considerando tantas cuestiones candentes, sobre todo que nos permita, como afirma Taranzano. comenzar a sanar nuestras heridas y a renovar nuestra credibilidad eclesial. ¡Credo ecclesiam!

    Saludos cordiales,

    Graciela Moranchel
    Profesora y Licenciada en Teología Dogmática

  2. Anna Belloni Saraceno on 25 abril, 2012

    Comparto lo dicho por Graciela Moranchel; lo que vive el «pueblo de Dios en este momento es una sensación de gran confusión, perplejidad e incomprensión. No solamente por la imposición de un «pensamiento único» sino también por la mareas de opiniones diferentes que encuentra «ad interim». Teologoos, Obispos, sacerdotes, laicos que opinan sobre las diferentes temáticas de la actualidad, de forma completamente diferente, a menudo opuestas! En el laicado, cada uno, desde el católico con una seria y profunda formación, hasta el que tiene una formación elemental o superficial, se va forjando su propria creencia y sus proprias reglas!! Aunque dudo de que llegue, deseo ardentemiente esa «revolución copernicana» ya que de otra manera en lugar que camino a la unidad iremos (también en lo religioso) hacia un individualismo feroz.
    Anna Saraceno

  3. María Teresa Rearte on 27 abril, 2012

    Análisis como el del Memorandum de los teólogos alemanes, austríacos y suizos, da la impresión de que responden a inquietudes actuales y legítimas. Pero que por lo menos en algunos aspectos no están en sintonía con la naturaleza de la Iglesia. Se menciona la democracia. Y la aspiración a procedimientos democráticos. Pero la Iglesia no está constituida de ese modo. Su estructura es jerárquica. Por lo tanto, no se puede esperar ni se podria pedir que se comporte democráticamente. Basándose en el evangelio, yo pensaría y pediria que lo haga de modo más fraternal. Lo que implica que se aparte un poco de su estructura piramidal.
    Al respecto San Agustín decía: «Para vosotros soy el obispo, con vosotros soy un cristiano.» Si lo pensamos bien, coincidiríamos con Juan Pablo II en que «significa mucho más cristiano que obispo, aunque se trate del obispo de Roma.» ¿Pero se vive esto? ¿Lo viven los obispos? ¿Lo vive el Papa?

    No sé si se aceptaría la modificación de la ley del celibato. Pero de lo que me parece estar segura es que no hay que esperar la admisión de la mujer al sacerdocio. Es demasiada la cerrazón con relación a la mujer que hay de parte no sólo del Papa y los obispos. Sino de los mismos sacerdotes.Promovamos que se haga efectiva la participación de la mujer en los roles, ministerios y ámbitos que le corresponden. Y que se la respete. Recuerdo que un sacerdote me decía con relación a un tema sobre el que yo le podía hablar, que el obispo le preguntaría a él. La palabra de una mujer quedaba devaluada al lado de la palabra del clérigo. Por ser varón y ser sacerdote. Esa es la realidad.

    Personalmente, y con relación a los ámbitos «que requerirían un replanteo impostergable», hay propuestas que no comparto. Por ejemplo no comparto el amor, como dice la nota, la fidelidad y el cuidado mutuo en una relación con otras personas del mismo sexo. Puedo comprender su situación. Y tienen todo mi respeto. Pero por una concepción antropológica, por el reconocimiento del orden natural, no puedo aceptar que se hable de amor humano entre personas del mismo sexo.
    No están capacitadas para ejercitarlo. No pongo en duda que pueda haber cariño, cuidado mutuo, etc. Pero no amor humano, con todas las implicaciones que la expresión comporta. Y espero que se respete mi pensamiento, como yo respeto las expresiones de quienes pueden disentir conmigo.

    Como la antedicha, puede haber también otras cuestiones en las que disienta. Y otras con las que coincida. Por ej. coincido en que para predicar la Reconciliacion hay que tomar en serio el pecado en las propias filas de la Iglesia. En su interior se peca. Y se peca gravemente contra la justicia, se miente que es una forma de injusticia, con grave daño para el prójimo, etc. y nadie se arrepiente. Por el contrario, cada uno se asegura su parcela de beneficios en cercanías del poder eclesial. Y se sigue muy cómodo y tranquilo.

    En coherencia con el Magisterio, sostengo el respeto debido a la conciencia; pero no al punto de que se desconozca la ley moral. Incluso, si lleváramos al extremo el valor de la propia conciencia, podría degenerar en el desconocimiento de la ley civil, como ordenadora de la convivencia social.

    Es real que falta el diálogo ad intra. Por eso no creo en algunas mesas del diálogo, como no creo tampoco en algunos mensajes pastorales, si no se ha aprendido a escuchar a los otros. Y se hace acepción de personas, que es un pecado contra la justicia. Y también contra la caridad.

    Se habla en la nota de la necesidad de una discusión real en su seno. En la Iglesia no se debate. Se polemiza. E incluso voy a insistir en lo difícil que resulta sostener un mensaje en público, escribir, frente a algunos, felizmente escasos sacerdotes, que a uno lo controlan. Sobre todo porque es laico y es mujer. Dije felizmente escasos, porque a veces no es el obispo ni son la mayoria; pero hay algunos que controlan.

    Pienso que la credibilidad depende de la fidelidad a lo que creemos. Que a veces se gana en credibilidad por la conducta de algunos cristianos, sacerdotes y laicos. Y que también se pierde por algunas conductas que no condicen con la fe.

    Lamentablemente, Benedicto XVI aprovechó la Semana Santa, supongo que el Jueves Santo, para expedirse en contra de los «desobedientes». E hizo objeto de su malestar a quienes pretenden el sacerdocio femenino, un tema que podría haberse analizado en otro momento. Y dedicar la reflexión papal a temas propios de la celebración. Pero las mujeres seguimos siendo un punto sensible en la compleja estructura de la Iglesia católica.

    El cambio es algunas cuestiones es necesario. Pero es difícil porque la formación de las nuevas generaciones de sacerdotes es, en buena medida, el calco de las anteriores. E incluso por la influencia de la dirección espiritual. Y tratándose de una Iglesia jerárquica el cambio no puede provenir de las bases. No es factible.
    Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

  4. Graciela Moranchel on 27 abril, 2012

    Voy a detenerme en un punto del «Memorandum», que me parece sumamente importante atender y modificar en la forma de comprender la Iglesia: su forma de gobierno, que tal como están dadas, impide que existan estructuras de participación más amplias que incluyan, no solo al laicado, sino a la gran mayoría de los sacerdotes que, en definitiva, son los que trabajan de modo más directo junto al Pueblo de Dios.
    El «Memo» dice algo importantísimo: «lo que concierne a todos, debe ser decidido por todos». Ello implica comprender de una vez por todas que si bien la Iglesia no es una «democracia», de ninguna manera puede comprenderse como una «monarquía», de la cual ha copiado el modo de gobierno que adoptó la institución desde hace siglos.
    El hecho de que en la Iglesia no se practique la democracia, no implica ni justifica el autoritarismo. La Iglesia debería ser «mucho más» que una democracia y muchísimo más que una monarquía, dado que lo que mandó Jesús en la Última Cena fue mantener una relación de «fraternidad» entre todos, que Él mismo se ocupó de iniciar: («Si yo que soy el Maestro y Señor les he lavado los pies…»; «Ya no los llamo siervos, sino amigos…», etc.Cf, Jn 13).
    Por ello, a partir del ejemplo de Cristo, la institución eclesial debería adoptar un modo de ejercer la autoridad haciendo hincapié en la fraternidad, en las relaciones de igualdad, en el respeto por la libertad de conciencia, en el servicio desinteresado, en la escucha atenta de las propuestas laicales, etc.
    Sin embargo, ¿no receló siempre la Iglesia jerárquica de los logros democráticos en la vida civil, de la lucha por las libertades individuales, quizá por miedo a que estos avances pudieran influir con pedidos de mayor participación por parte de los fieles?
    Aquí no se está hablando de «acefalía» o de proponer un anarquismo eclesial. Por supuesto que la estructura jeráquica tiene su finalidad en una comunidad con las dimensiones que ostenta la Iglesia. Sin embargo, creo que se debe replantear seriamente el problema del gobierno, cómo modificar sus estructuras y sobre todo cómo llevar a cabo relaciones más igualitarias y fraternas que integren y permitan una excelente participación de todo el Pueblo de Dios. En definitiva, la Cabeza de la Iglesia es Cristo.
    Saludos cordiales,

    Graciela Moranchel
    Profesora y Licenciada en Teología Dogmática

  5. María Teresa Rearte on 28 abril, 2012

    Hay tantas tentaciones con relación a la Iglesia, que algunos quisieran modelarla de un modo. Y otros de otra. La tentación de la crítica es fuerte. Y más en tiempos de marcado individualismo.

    Originariamente había llamado la atención sobre la dificultad de conciliar los procedimientos democráticos, postulados en el «Memorandum», con la estructura piramidal que es propia de la Iglesia.
    Dificultad que por mi parte había sostenido se podría paliar apelando a vínculos más fraternos en el interior de la Iglesia.

    Prosiguiendo con mi análisis, pienso que la Iglesia no reproduce en sí ninguna forma de gobierno propia de las sociedades naturales. Cristo, su fundador, no le copió a nadie.

    Quiero hacer mención al triple ministerio conferido por Cristo a los Doce. Y a sus sucesores. Es decir, a quienes conforman el episcopado. E integran el Colegio Apostólico. Esto es básico. El poder o potestad de santificar, enseñar y gobernar la Iglesia se los otorgó a ellos. Y este poder no se «derrama» hacia el pueblo cristiano, en nombre de ninguna igualdad, porque como ya lo hemos enunciado, la Iglesia es jerárquica. Si bien puede o podría haber diferentes formas de ejercer el ministerio jerárquico, que actualmente se nos presenta demasiado imbuido de poder. Y necesitado de una inspiración más humilde y servicial.
    Podemos argumentar que, al final de cuentas, Cristo es la Cabeza de la Iglesia. Pero a renglón seguido tendremos que aceptar que Pedro y sus sucesores, están investidos de la función vicaria. El Papa desde siempre estamos acostumbrados a decir es el vicario de Cristo en la tierra. No hay que darle más vueltas al tema. Por lo menos en mi opinión. Y por la sencilla razón de que es necesario guiarse por el principio de la realidad. Y no por lo que nos gusta, o preferiríamos que fuera.

    Nosotros, bautizados, tenemos el sacerdocio común. Es algo más que un consuelo. Significa mucho. Pero como ya dije en otra oportunidad, la contextura humana de la Iglesia quizás nos decepcione. Podemos criticar un poco. Sobre todo podemos y necesitamos hacer auto-crítica, por ahí algo de lo que decimos desde el llano llega a las altas esferas.

    Con todo, y aún en medio de este juego de luces y sombras, si pienso, si rezo, hasta si critico. comprendo que, sin la Iglesia, estaríamos muy solos. La fidelidad a la Iglesia no es fácil. No estoy tratando de dar consejos a nadie. Pero por experiencia sé que a veces es necesario plantarse, no ante la Iglesia, sino ante algunos hombres que -de hecho- representan una mínima expresión de este misterio grande que es la Iglesia querida y fundada por Cristo. A la que, en definitiva, aún cuando critique, y hasta haya tenido que sufrir, sé que amo. Y que, con envolturas y rasgos humanos, es gracia.

    Prof. María Teresa Rearte

  6. María Teresa Rearte on 29 abril, 2012

    Ante tanto fervor reformista por parte de algunos cristianos, a los que no censuro, sólo que observo, constato e incluso respeto, quiero transcribir una breve cita de Julia Kristeva, psicoanalista búlgara, radicada en Francia, y mundialmente conocida, no creyente, la cual -refiriéndose a Juan Pablo II- dice así:
    «Ni en su vida ni en su muerte Juan Pablo II fue un reformador. Se conformó con revelar, a la globalización estupefacta, el genio del catolicismo. Es muchísimo, en estos tiempos de angustia nihilista y de su reverso maníaco que es el integrismo.
    Paradójicamente, este hombre de fe recién fue universalmente oído cuando proclamaba su fe en los «derechos humanos.::» (De su libro «Esa increíble necesidad de creer. Un punto de vista laico»)

    Deseo que nos sirva para pensar. Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

  7. Graciela Moranchel on 2 mayo, 2012

    Algunos afirman con mucha soltura que la Iglesia es «jerárquica» sin pensar que esa estructura y modo de gobierno monárquico es incoherente con el mensaje de Jesús. Hoy sabemos muy bien que los Evangelios no son libros de historia ni reportan los diálogos que el Maestro tuvo con sus discípulos, sino que son constructos muy posteriores al hecho de su Resurrección (entre 40 y 70 años después), de comunidades eclesiales que ya estaban organizadas o que se comenzaban a organizar según los modelos de gobierno conocidos en el área política de cada cultura.
    Por lo tanto, el modelo de gobierno que la Iglesia ejerce en la actualidad y que ha ejercido durante siglos, no es una cuestión «inamovible», que no pueda ni deba cambiarse. Muy por el contrario, la Iglesia DEBE revisar su estructura jerárquica y modo de gobierno a fin de responder mejor a la situación actual, y con el fin de una mayor participación de todo el Pueblo de Dios en su vida.
    Por otro lado, los «poderes» que se atribuyen a la jerarquía eclesiástica de modo único, no fueron otorgados por Cristo a un grupito de hombres que eran sacerdotes u obispos, sino a todos los creyentes, ya que lejos de las intenciones de Jesús, según el conjunto total de los textos sagrados, fue el estar pensando en la estructura funcional que iba a tener la Iglesia de modo definitivo.
    El criterio de discernimiento es siempre la «coherencia» entre el mensaje de Jesús y lo que hace la Iglesia. La pregunta es: ¿Es la monarquía absoluta que detenta la Iglesia como forma de gobierno voluntad de Cristo? ¿Es coherente este modo de ejercer la autoridad con el mandato de fraternidad y de igualdad que nos dejó Jesús en la Última Cena? ¿O más bien son formas que deben ser repensadas y adaptadas a los momentos culturales y necesidades propias de las Comunidades actuales?
    Me inclino por esta última posibilidad, y jamás por ponerle «punto final» al asunto, como pretenden quienes no desean que se habla más del tema. Una Iglesia madura es una Iglesia que «dialoga». No existen temas de los cuales no se pueda reflexionar, simplemente porque la última palabra aún no se ha dicho de ninguna realidad sobre la tierra.

    Saludos cordiales,

    Graciela Moranchel
    Profesora y Licenciada en Teología Dogmática

  8. Cuando la sra. Graciela Moranchel dice «algunos» en su comentario del 2 de mayo, se refiere a mí. Ha progresado, porque antes no me consideraba a la altura de los intercambios de Criterio. Antes, el 27 de abril, había comentado la relación originada en el binomio democracia-jerarquía, al que yo había aludido precedentemente. Es decir, que son comentarios de mis comentarios.

    Graciela Moranchel está en su derecho de expresar su pensamiento. Y yo en el mío de manifestar mi percepción de la realidad de la Iglesia jerárquica. Y del cuerpo doctrinal que le da sustento. Poco cuenta para el caso la historia de la conformación jerárquica, y lo mismo ocurre con la constitución del cuerpo doctrinal que le sirve de sustento. La realidad es que uno y otro están, y bien asentados, bien firmes. Esa es mi percepción de la realidad de la Iglesia, lo cual no significa que concuerde con todo. Porque también hay que ser conscientes de que no hay que cargarse ni cargar las conciencias con más dogmas de los que hay.

    Pienso que no se puede sin más aplicar a la Iglesia las formas de gobierno que son propias de las sociedades políticas. Y tampoco transpolar postulados propios de movimientos emancipatorios de orden político, como ocurre quizás inconscientemente con la proclama de, palabras más, palabras menos, de la libertad, igualdad, fraternidad, que recuerdan aquello de «liberté, égalité,fraternité, ou la mort «, que fue propio de la Revolución Francesa. Y que no duró mucho por el terror que desataban.
    Por mi parte había propiciado relaciones fraternas, fundándome en el evangelio, las cuales, aún en las actuales condiciones de la estructura eclesial, se pueden dar perfectamente. Todo depende de los cristianos, cualquiera sea el rol y la jerarquía que desempeñe u ocupe.

    No veo como posibles ciertos cambios. Tampoco creo que una participación amplia sea posible, si no lo es ni siquiera en el espacio de la vida política, en la cual el pueblo gobierna por medio de sus representantes. Eso es lo que dicen; pero no lo que es.

    No me opongo a las ideas de Graciela Moranchel. Son sus ideas. Lo que no sé es cómo las concretaría. Hace poco adhirió al pensamiento de Simone Weill en cuanto a la nota de la catolicidad de la Iglesia, pero yo no he visto que le diera una fundamentación.

    Por mi parte, sin soltura de cuerpo alguna como ella dice, yo creo que una manera de contribuir a mejorar la participación en la Iglesia, pienso que los laicos debemos ser estudiosos. E investigar en distintos temas, que encontraremos enseñanzas que permanecen relegadas en el silencio. En eso sí coincido con el P. Ariel Álvarez Váldez, cuando escribía sobre la maldición a la higuera estéril, de que hay pasajes del evangelio, y agregaría que también textos del Magisterio, de los cuales no se habla. Por experiencia sé que molestan, porque dicen la verdad con relación a la falta de coherencia entre la conducta, las posiciones que ocupan, etc. ciertos miembros de la Iglesia y el evangelio. Y sé que no son aplausos precisamente los que cosechamos quienes escribimos en medios de pública difusión. Pero también compruebo que gozan de buena recepción en el pueblo. E incluso entre algunos sacerdotes. Y hasta algún obispo, pese a algún cosquilleo que pueda producirle a algunos. Pero hay que fundamentase, ser valientes y estar interesados en ayudar a pensar. Porque sobre esto último hay que reconocer que a algunos sacerdotes les molestan los laicos instruídos o medianamente formados. Dije algunos. En otros casos se da una gran colaboración y puesta en común del estudio, las propuestas, etc.

    Así es la Iglesia, en la cual creo que todos tenemos cabida, el pensamiento y aspiraciones de Graciela Moranchel. Y también el mío. La suerte que corra el suyo, o el mío, o el de tantos, no creo que sea la misma que la de la jerarquía. Yo me conformo con desempeñar mi rol, modesto, pero que me ha dado satisfacciones en el sentido de que moviliza el pensamiento y las conciencias. Se habla. etc. Y que parte de quienes lo reciben son los jóvenes. Y aún algunas personas que no frecuentan la iglesia.

    Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

  9. Matias Vaccarini on 10 mayo, 2012

    Estimados lectores yo no soy especialista en teología ni en el magisterio, pero soy una de las células del dedo chiquito de un pie de la Iglesia. Y sólo me remito a usar el sentido común que muchos estudiosos pierden en el mar del estudio. También le ha pasado a muchos científicos. Muchos parten de hipótesis que aceptan ligeramente y sin razonar y luego producen grandes razonamientos en sus conclusiones posteriores y olvidaron su vaga y ligera hipótesis inicial, y sin querer caen el agujero negro de explicar y reinterpretar lo que no existe como tal. Fundan y fundamentan ideas pero su base no es de roca es de arena, basta nombrar a Michelson y Morley cuando querían probar la existencia del éter, este es un ejemplo de cómo una mala hipótesis puede llevarte a otro lugar.
    En él foro se menciona que :” Hoy sabemos muy bien que los Evangelios no son libros de historia ni reportan los diálogos que el Maestro tuvo con sus discípulos, sino que son constructos muy posteriores al hecho de su Resurrección (entre 40 y 70 años después)”.
    Esto no esta bien planteado, pues es como faltar el respeto intelectual a los evangelistas y a todos los que formaron los concilios selectores del canon. Yo por ejemplo me acuerdo de ciertos diálogos que tuve con mi tía abuela y lo podría escribir y sin la infusión del Espíritu Santo. Decir “hoy sabemos” esto y aquello como si antes fueran brutos y no supieran, el hombre no cambio y eso es soberbia, no hay otra palabra para definirlo, obviamente que fueron escrito luego que Jesús ascendió. San Lucas dice que él mismo reporteó a los testigos oculares de la vida de Jesús, el evangelio según San Juan, dice que el vio la sangre y el agua salir del costado de Cristo en la cruz. Decir a la ligera que no son los diálogos que se dieron en la época de Jesús entre Él y todos lo que se mencionan en los evangelios es una falta de respeto a miles de personas y una intelectualidad sin razonamiento lógico, y va directamente en no creer en nada por poner en duda todo, y entonces no tiene sentido la FE.
    Jesús fue muy claro en la organización de su iglesia, y esto no es fundamentalismo, es la verdad de lo que esta escrito, me guste o no, y sino me gusta entonces puedo dudar de los 4 evangelios y de la misma presencia de Jesús y mas vale creo en el nirvana (filosofía shramánica).
    Pero si creo, entonces Jesús dejo señales bien claras que Él hacia una nueva alianza y al igual que en la vieja, Dios escoge doce depositarios, pero sólo en uno dejaría la promesa de estar hasta el final, prefigura de la tribu de Judá. Pues por eso Dios padre le revela a Pedro que Jesús es el verdadero hijo de Dios, se puede afirmar que desde el cielo Dios Padre indicó quien sería el de la promesa, que luego Jesús confirmó, dando la orden de apacientar el rebaño, el tener la llaves de su reino, ser la PIEDRA de su Iglesia y llevárselo a parte para hablar personalmente. Alguien sabe de que hablaron?
    Todos entendieron eso y no lo pusieron en duda, años después cuando surgió un problema en la iglesia de Corintios no se recurrió a San Juan apóstol que estaba vivo, sino al obispo Clemente de Roma, el papa. Si Dios cuidó hasta el último detalle de lo prefijado en la antigua alianza para ser cumplido en la nueva alianza, si el mismo Hijo de Dios sabía que Él no regresaría al menos por 2000 años más, y que existirían otros tipo de gobierno en el mundo, cómo puedo pensar yo que Dios fue poco previsor.
    Si creemos que los evangelios fueron manipulados y no reflejaron de lo tanto que había realizado Jesús, lo mas adecuado para la gente a quien fuera predicado, podemos poner en duda todo y todo.
    A parte de eso, no deben olvidar el magisterio, donde también esta depositada la predicación de los otros 9 apóstoles. No olvidemos que nosotros somos la Iglesia de Occidente pero está la Iglesia de Oriente.

    Menciono lo anterior porque en fin es la semilla en todas las ideas del Memorándum, y esa forma de pensamiento donde todo se pone en duda, donde todo se acomoda a la época y la cultura. Lamentablemente no muchos se pierden.
    Hay que orar muchos por los sacerdotes, no es casualidad que Nuestra Madre nos lo insita mucho, será acaso que el enemigo los esta corrompiendo? La Madre pide artillería de oración, deberíamos pensar por qué?. Ya no pide por Rusia. Lástima que no creen en el mundo espiritual, parecen saduceos.
    En ese documento se menciona la cuestión del celibato, a pesar que muy bien Jesús lo profetizó y dijo que muchos no lo entenderán, hoy día si lo entienden pero no quieren aceptarlo. Pues esta cuestión no es ni un problema de amor, ni de necesidades fisiológicas y ni siquiera es una acción de caridad o misericordia y nada tiene que ver con la pedofilia, esto ataca deliberadamente contra la Eucaristía. Hoy día si un sacerdote, casi ni esta en el confesionario, muchos no tienen casi nada tiempo, se refleja hasta en algunas preparación de los sermones. Entonces si tuvieran casados sabemos que con alta probabilidad tendrán muchos hijos los cuales deberán mantener y educar, que deberán proveerle estudio y ayudarlos en una sociedad cada vez más compleja y más alejada de Dios, también deberán atender a su esposa. Y por otro lado sabemos que la mayoría de los católicos dan monedas en las ofrendas (yo antes lo hacia), se escuchan los ruiditos del choque de las mismas acompañando el canto en las misas. Y no podemos dejar de ser hipócritas y pensar que vamos a ser cuando el hijo de algún curita corra picadas en auto, o se lo vea con un grado de alcohol interesante. No va a faltar en una sociedad corrompida, egoísta que voces fuertes acusen y proclamen “yo no voy a estar manteniendo al vago ese, el hijo del curita, si quiere que trabaje ese curita como todos”, y alguna catequista apoyará “sí claro San Pablo lo hacia”. Y entonces “curitas a enviar curriculum” con datos sobre celebraciones de misa, estudios bíblicos, cuantas horas de confesionario y cantidad de bautizos por año, para conseguir un puesto de reposito en el super. Esto es SENTIDO COMUN, HAY QUE SACAR LA CABEZA DEL LIBRO. Por favor SON CIEGOS!. Acaso no conocen en que mundo viven? No tiene sentido tapar el pozo después que se ahogo el niño. No seamos hipócritas, cuando oficiará misa, cuando confesará, o claro vamos a desestimar la Confesión y la Eucaristía para convertir a los curas en un telepastor o en un asistente social. Esto no viene de Dios, es fácil verlo, sino somos hipócritas. El enemigo es muy mentiroso y engaña, como engaña a esas feministas con bigotes que ofreciéndole libertad de género para que la mujer sea libre y tenga luz verde para permitir un asesinato, luego vean las estadísticas en Inglaterra, la India y otros países, donde el sexo femenino es el predilecto para el aborto. El enemigo la engañó una vez y la esta volviendo a engañar, pero no lo ven. Algo parecido pasa con estos sacerdotes que perdieron la brújula.
    Referente a si las mujeres pueden ser ordenadas, si Jesús que es Dios, y no vive en el crono, hubiera pensado en eso, hubiera dejado esa orden en la última cena junto a las mujeres. Dios lo quiso, Dios lo hizo. Que merito le quita eso a la mujer, ninguno. Jesús fue revolucionario en esos tiempos y lo sigue siendo contra todo, nada hubiera costado realizar la última cena con las mujeres. Miren yo creo que esto deben pregúntenselo al mismísimo Jesús el día que les toque verle. Igualmente el lugar que Jesús recuperó para La Mujer, fue el mas grande sobre todos los demás hombres y se llama María, el resto medimos menos.
    Matrimonio entre sexo iguales, hoy es la moda, pero si el cambio debe adaptarse al cultural, porque no con las mascotas y animales. Ya hay mujeres que desearon casarse con mascotas y en España querían darle derechos civiles a los monos en el congreso. Que cada cual viva como quiera, pero que necesidad de profanar el matrimonio de la Iglesia Católica, por qué estos sacerdotes extraviados no se meten con los musulmanes, porque los degüellan. La Iglesia no obliga a nadie, tu la tomas o la dejas, por qué los “nadie” quieren obligar a la Iglesia.
    Si todos los que están dentro de la Iglesia Católica y critican a su poder eclesial y su forma de gobierno que lleva más de 2000 años y no pudo ni el Imperio Romano, ni Napoleón, ni la reforma, ni los musulmanes, ni el comunismo, ni las internas conciliares etc, por qué permanecen dentro de ella. Qué los retiene?

    Antes de dejar una excelente explicación de nuestro actual pontífice, ya que son mas entendidos que yo. Piensen lo siguiente, si yo pienso y pongo en duda las escrituras y el evangelio, y me tiento en reinterpretar lo que dijo Jesús. Obviamente argumentando buenas intenciones, amorosas misericordias y comienzo a decir, pero Jesús lo que quiso decir es esto u aquello, porque era la época, pero ahora diría esto otro porque hoy en el siglo XXI la cultura es moderna, post moderna o futurista. Me pregunto no estoy queriendo ocupar el lugar de Jesús con un nuevo lenguaje de amor, no estoy queriendo ser como Dios, no estoy siendo un nuevo Cristo, creo que en griego se dice anteponiendo el prefijo “anti”. Creo que la pelea ya no es siendo diferente sino ocupando el lugar.
    La relatividad bien dicha por Einstein depende del punto de vista de cada observador, entonces todo es relativo. Pero para los que no saben física, Einstein en sus postulados de la época explica que todo es relativo, menos la luz, que cruza todo a la misma velocidad. Hasta la física con una interpretación metafórica termina siempre confirmando lo dicho por la Iglesia. En la antigüedad la luz solo se pensaba que era para iluminar, hoy , futuro de esa época tal vez debamos remarcar que el mensaje de Jesús es radical y no relativo y esto no es fundamentalismo, sino ser fiel a lo que uno cree.

    «¡Cuántos vientos de doctrina hemos conocido en estos últimos decenios!, ¡cuántas corrientes ideológicas! (…) A quienes tienen una fe clara, según el Credo de la Iglesia, a menudo se les aplica la etiqueta de fundamentalismo. Mientras que el relativismo, es decir, el dejarse llevar a la deriva por cualquier viento de doctrina parece ser la única actitud adecuada en los tiempos actuales. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida solo el propio yo y sus antojos». Joseph Ratzinger (Benedicto XVI), Abril de 2005.

    Recemos todos por estos y todos los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas y teólogos para que sean fieles a la Santa Iglesia. Lo que se necesita es re-evangelizar y no reinventar la doctrina.

    Bendiciones+++

  10. Graciela Moranchel on 15 mayo, 2012

    Estimado Matías Vaccarini:

    Nadie está «faltando el respeto» a ninguna persona o institución por recordar cómo debe ser interpretada la Palabra de Dios, según la teología bíblica actual enseñada en todas las Facultades de Teología católicas del mundo. Por sus afirmaciones, algunas de ellas realmente temerarias, le sugiero que, ya que Usted parece una persona de buena fe, se tome el trabajo de estudiar y formarse un poco en ciencias bíblicas, que es al menos a las que se refiere refutando conceptos absolutamente comunes en dicho ámbito de estudio, y que ya no sorprenden a nadie (excepto a Ud), como por ejemplo, afirmar que muchas palabras atribuidas a Jesús en los Evangelios son construcciiones catequéticas o simbólicas de las que echaron mano las primitivas comunidades, ya organizadas, y no palabras auténticas de Jesús.

    Ud afirma que «HAY QUE SACAR LA CABEZA DEL LIBRO» (sic). Yo le recomiendo, con toda humildad, que se anime a sumergirse, al menos una vez, en los libros, que seguramente le aclararán un panorama que, por lo que Ud. escribe, se ve que se le presenta como bastante oscuro.
    Los libros no muerden. La ignorancia es la fuente de muchos fanatismos y fundamentalismos que sólo traen intolerancia y violencias varias, cuando no el deseo de eliminar al que piensa diferente, por considerarlo un enemigo, y en ámbito religioso, un condenado por Dios.
    Saludos cordiales,

    Graciela Moranchel
    Profesora y Licenciada en Teología Dogmática

  11. Matias Vaccarini on 16 mayo, 2012

    Estimados lectores, por si alguno puede quedarle alguna duda, debemos aprender como humanidad de nuestros errores. Yo mencioné un experimento famoso y que se realizó en 1887 por dos prestigiosos académicos e inclusive uno de ellos premio nobel de Física. Y antes de esa fecha se enseñaba en muchas facultades la existencia del éter. Lo que quería demostrar y anticiparme a la respuesta o comentario de algún otro forista es que no todo movimiento académico esta siempre en lo cierto, muchas veces yerran en las hipótesis. Y en este caso lamentablemente no hay un DVD grabado y nada filmado de la época de Jesús. Creer que nuestro razonamiento es superior a la de otras generaciones es la falta de respeto a la que me refiero. Yo no puedo afirmar que por ejemplo el Sr. A. Valdez o el Sr Anselm Grün sean inferiores o superiores al Sr. Agustín de Hipona o al Sr. Ambrosio, en lo que se refiere a intelectualidad y razonamiento teológico. Es mas diría que mucho más cerca estaban estos dos últimos señores de la verdad apostólica.
    Y cuando afirmo “SACAR LA CABEZA DEL LIBRO” es invitarlos a que usen el sentido común, lamentablemente es el menos común de los sentidos hoy día. Uno debe leer e instruirse, pero luego debe pensar con sentido común. Tal como les mencioné lo que pasaría con el fin del celibato en la actualidad que sería el fin de la Eucarística, al mismo tiempo nadie de nosotros puede lograr imaginar ni siquiera una mínima escena en nuestro cerebro donde el Sr. Jesús promueva la elección de género y consuele a una mujer para que pueda abortar con tranquilidad, y sin prejuicio alguno tratando a lo que tiene es su panza como meras viseras. Entienden a lo que me refiero con sacar la cabeza del libro!!. Nadie puede leer cualquier traducción bíblica de la Nueva Alianza y lograr luego imaginar a un Jesús invitando al aborto como posible solución, nuestro corazón y nuestra conciencia nos juzga internamente y no nos lo permite, sabemos que vamos a mentir. No importa el año que esta cursando la cultura, para la maldad cualquier año da igual.
    Esto es a lo que me refiero con usar el sentido común. Y estimada Graciela, no hay nada temerario cuando uno defiende con la espada de la palabra la verdad y que inclusive usted también la tiene en su interior, solo debe dejar que crezca el fuego y no ahogarlo con tanto razonamiento intelectual cuando pierde el sentido común. Y defender como lo hago yo, estos intentos que nos hace el enemigo, que por cierto ahora muchos dicen que no existe , estos tienen suerte porque con seguridad a ellos ya no los visita. Pida la asistencia de nuestra Madre y luego verá la verdad que el corazón le va confirmar y no le quedará duda alguna, y esto no es ser fundamentalista. Mirar a mis papis con dos miembros masculinos no es lo que me gustaría elegir, me lo dice mi corazón, por más bendición que tengan. Romper el cráneo de un feto y succionar su cerebro o envenenarlo y que muera de dolor pero sin poder gritar, me lo niega mi corazón. Seguir a cuanto predicador me diga que dice la verdad, y piensa en las cosas anteriores, se resiste mi corazón. Mi corazón quiere alguien duro. Duro y sólido como una Piedra, y ese es Pedro y sus sucesores. Y solo cenando con Jesús nos podemos mantener fuertes.
    Bendiciones+++

  12. Graciela Moranchel on 16 mayo, 2012

    .Estimado señor Vaccarini:

    Usted mezcla temas que no tienen nada que ver con el artículo que estamos comentando, que trata sobre el «Memorandum» de los sacerdotes alemanes, austríacos y suizos sobre la seria «crisis de credibilidad» que está atravesando la Iglesia católica y de la cual la jerarquía misma es responsable en gran parte.

    Ud se refiere a temas como el aborto, del cual se habla en otra nota y del que, por mi parte, ya di mi postura inflexible a favor de la vida, y formula hipótesis sin ninguna consistencia, como por ejemplo, se anima a decir que «el fin del celibato sería el fin de la Eucaristía» (?).

    Al respecto, quiero recordarle que no sólo el celibato sacerdotal es una práctica «tardía» en la historia de la Iglesia (los apóstoles eran casados), sino que el Concilio Vaticano II, en el decreto «Presbyterorum Ordinis» nº 16 nos habla de que el celibato no se exige por la naturaleza misma del sacerdocio, es decir, no es algo «esencial» al mismo. El mismo concilio alaba a los presbíteros casados de la Iglesia Oriental como muy beneméritos, y aclara que de ningún modo se pretende modificar aquellas disciplina en vigor en dichas iglesias.

    De modo que, siendo una cuestión «disciplinar» impuesta por ley canónica a la Iglesia de occidente, está sujeta a posibles modificaciones, que deberían darse dado que muchos sacerdotes están pidiendo la revisión de esas prácticas.
    Ello de ningún modo implica pensar en una Iglesia donde deje de existir el celibato como «signo» de un amor más grande por Reino de Dios, como efectivamente lo es. Pero en ese caso no sería impuesto por ley canónica, sino una posibilidad de elección libre del sujeto a este estado de vida tan particular.

    Lo invito a opinar sobre el aborto o sobre los matrimonios entre homosexuales en las notas relacionadas con esos temas en esta misma Revista. Aquí estamos hablando de la crisis de Dios y de la fe de los bautizados, de los cuales la misma Iglesia jerárquica tiene enormes responsabilidades que asumir.

    Saludos cordiales,

    Graciela Moranchel
    Profesora y Licenciada en Teología

  13. Graciela Moranchel on 16 mayo, 2012

    Señora María Teresa Rearte:

    En el artículo de Adrián Taranzano sobre «Crisis de Dios, conversión y credibilidad» se tratan cuestiones importantísimas, en las cuales están incluidos los problemas del gobierno de la Iglesia, de la participación plena de todos los bautizados, del respeto por la libertad, de la reconciliación, de la liturgia, etc.

    En mis comentarios, sólo me he referido a algunos puntos. Pero de ningún modo, cuando me refiero a ellos, estoy hablando de «sus» comentarios, señora Rearte, como Ud. supone con tanta seguridad. Me estoy refiriendo a cuestiones candentes de las que están dando cuenta, no sólo este grupo de sacerdotes de Alemania, Austria y Suiza, sino muchos laicos, religiosos y teólogos de todo el mundo, ya que incluso algunos piensan, con mucho fundamento, que estamos a las puertas de un verdadero «cisma».

    Comparto con Ud. en que no se puede «aplicar a la Iglesia las formas de gobierno que son propias de las sociedades políticas». Pero, ¿acaso el sistema de gobierno que ostenta la Iglesia, una monarquía absoluta, no se corresponde con un tipo de gobierno civil que en pleno siglo XXI se ha mostrado totalmente inconducente allí donde se ha practicado y que realmente «no da para más»?

    Yo postulo que para el gobierno de la Iglesia no va ni una «monarquía absoluta», ni una «democracia», porque el Reino de Dios presente y actuante entre nosotros exige «otros modos de relación» en la comunidad eclesial. Y también porque el mandato de Jesús es que seamos «hermanos», en condición de igualdad, donde no deberían existir cuestiones de «poder», de las cuales el mismo Jesús nos advirtió severamente cuando se refería a que esa forma de gobernar es propia de las naciones, pero que entre los cristianos no debe ser así (cf. Mt 20, 25 – 26).

    Ello no implica no reconocer la existencia de unas instancias ministeriales a las que debemos respeto, pero siempre desde un espíritu de «comunión fraterna», ya que nuestra única Cabeza es Jesucristo.

    Y de ningún modo creo, como Ud., que las cosas estén tan «firmes» con respecto a la jerarquía y al gobierno de la Iglesia, que no se puedan cambiar. La historia nos da sorpresas cuando menos lo esperamos. Porque la historia está formada por multitud de acciones humanas imprevisibles. Es fruto del intercambio de libertades. Y no sabemos qué puede suceder cuando se deja actuar al Espíritu de Dios. De lo que estoy segura es que donde se eleva la vida espiritual del Pueblo de Dios, allí desaparecen las rigideces, y surge la tolerancia, el respeto, la libertad, la vida, el dinamismo, el movimiento y el cambio.

    Es importantísimo que los laicos salgan de una vez por todas de esa situación de inmadurez e infantilismo en el que los ha sumergido muchas veces la misma jerarquía, y tomen las responsabilidades que les corresponden en medio de sus comunidades. Es sorprendente, tanto como lamentable, que las mismas personas que en la vida civil exigen el respeto por sus derechos y por su libertad de conciencia y de acción, que en las iglesias se muestren tan pasivas, como niños que necesitan que se les diga cómo tienen que vivir, qué tienen que hacer, a quiénes tienen que votar, etc., y acepten gobiernos y cuestiones que se les imponen en nombre de un supuesto mandato divino.

    Saludos cordiales,
    Graciela Moranchel
    Profesora y Licenciada en Teología dogmática

  14. María Teresa Rearte on 18 mayo, 2012

    Desde el 3 de mayo, fecha en la que hice el comentario al que la Sra. Moranchel responde, ha pasado un tiempo considerable. Y debo decir que, en mi percepción Ud. hizo exactamente lo que dije que hizo. Por lo que lo ratifico.

    Ud. postula un clima de libertad, por lo que espero que no le moleste que yo haga uso de la mía. Y que exprese un pensamiento maduro y fundamentado.

    Ud. tiene su percepción y yo la mía. Esto no es una «pulseada» para ver quien puede más. Pero lo que es obvio, es que no podremos intercambiar ideas, porque tenemos estilos muy diferentes. De modo que, por mi parte, como ya lo había anunciado en otra oportunidad, y no seré la primera en decirlo, doy por terminado este tema con relación a usted.

    Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

  15. María Teresa Rearte on 18 mayo, 2012

    Quiero añadir que no es sólo por su estilo que los comentarios de la Sra. Moranchel no me motivan. Sino que resultan sin «sustancia». Para tenerla se requiere incluso precisión, o justeza en el lenguaje.
    Se equivoca cuando habla de «intercambio» de libertades. Las libertades no se intercambian. Interactúan, sra. Y esto es sólo un ejemplo de lo que uno advierte en sus comentarios.

    El gobierno monárquico, que se da en el orden secular, no diría civil porque los monarcas no son ciudadanos en pie de igualdad con el resto del pueblo, ostenta prerrogativas de sangre, por ej. que no se dan en la Iglesia, en la cual hay otro tipo de prerrogativas.

    La referencia a las aspiraciones que tenemos en política, que no las trasladamos a la vida eclesial, da cuenta en primer lugar que lee mis comentarios sobre la realidad política. Pero debiera advertir que se trata de realidades diferentes, con diferente metodología. Y también diversidad de comportamientos de sus miembros. Y sobre todo deja ver un total desconocimiento de la realidad eclesial de las comunidades locales, por ejemplo del interior del país. etc.etc.

    La sra. tiene temas a los que no ha terminado de responder, como cuando se refirió a la catolicidad postulada por Simone Weil. ¿Cómo la plantearía ella? Tampoco ha dado respuesta, que yo sepa. a las observaciones que le hiciera el Pbro. Nicolás Alessio, que si ella lo interpela y él contesta, debiera hacerse cargo de ese intercambio que se ha generado. Hacerse cargo significa que la otra parte, es decir el Pbro. Nicolás Alessio tiene derecho a esperar que justifique sus dichos, sobre todo cuando ha refutado las apreciaciones de él.

    En fin, los suyos resultan comentarios con cierto estilo «reformista» pero débiles de argumentación. Y por añadidura, como dije, carentes de precisión linguística.

    Por hablar, podría extenderme mucho; pero para quien está habituado al ejercicio del pensamiento, lo de la sra. se torna un pasatiempo, y como tal no me interesa. Prefiero cultivar mi modesto jardín.

    Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

  16. Matias Vaccarini on 19 mayo, 2012

    Estimados
    Estamos viviendo tiempos muy raros. Tiempos en donde no es solo desde afuera de la Iglesia que se la quiere destruir, sino desde adentro mismo. No hay un solo tema o temas diferentes, van desde una punta a la otra, contradiciendo toda la enseñanza de la Iglesia, incluso algunos dogmas y en contra total del magisterio. Casualmente yo no soy el que mezcla los temas, son aquellos que desean cambiar lo que no necesita cambio. Pues muchos somos los que en libertad elegimos vivir bajo esas reglas. Don Lutero veía necesidad de cambios pero se olvido de Francisco de Asís y eligió el camino de la desobediencia y hoy día tenemos mas de 34000 iglesias cristianas que todas dicen tener la verdad, o el Espíritu Santo enloqueció lo cual lo dudo, o sigue habiendo una sola Iglesia y es la única depositaria de la verdad, pues la verdad al fin de cuenta es una sola.
    Estos grupos tocan temas que van desde la ordenación de mujeres, eliminar el celibato, aceptar el divorcio, distribuir la Eucaristía entre otras creencias y otros temas con vientos de cola de hasta permitir el aborto. Dentro de estos grupos lo hay con diferentes ideas y no solo lo que se menciona en esta nota del memorándum, por eso hablé del aborto, pues existen grupos dentro de estos grupos que están de acuerdo con eso. Yo no soy el que mezcla, son ellos lo que mezclan y es mejor escribir sin medias verdades. Les pregunto a los críticos, nunca pensaron que Lutero podría haber logrado grandes cambios dentro de la Iglesia si optaba por otros caminos. Para el caso San Francisco de Asís viendo como se vivía en esa época inclusive algunos ordenados, podría haber optado la desobediencia.
    Estimados foristas les propongo este razonamiento: si estos sacerdotes no creen en los dogmas, ni en el Magisterio, ni en la jerarquía eclesiástica, entonces ¿por qué tienen tanto interés en cambiar a la Iglesia? Es decir, si tienen esa mentalidad, ya no necesitan a la Iglesia. Si no creen en las reglas del juego, no necesitan sentarse delante del tablero, ya no necesitan el tablero. ¿Por qué entonces tanto interés en cambiar a la Iglesia por las buenas o por las malas? Desde un planteamiento antidogmático, no pueden estar enfadados ante una Iglesia conservadora. No pueden estarlo porque el asunto ya no va con ellos. Es como el que se enfada con los que se tiran en paracaídas porque tú no te tiras. Supongo que ellos dirán: Es que somos amantes de la libertad!!!. Pues entonces respeten a aquellos que usan y usamos nuestra libertad para vivir en esa Iglesia en la que ellos ya no creen, para vivir según esas ideas que ellos no comparten.
    Si quieren permanecer dentro de la Iglesia y generar cambios que procedan de un buen Espíritu, deben lograrlo dentro de la Iglesia y bajo obediencia a sus obispos y al obispo de Roma. Si el cambio proviene de Dios, Dios sabrá el camino, obviamente tienen que seguir creyendo en Dios. Pero lo que si estoy seguro es que Dios NO nos va a enseñar la obediencia para luego enseñarnos que ya no debemos emplearla. Me vienen al recuerdo, muchos fundadores de ordenes religiosas innovadoras para las épocas, también la vida de muchos santos, todos vivieron en obediencia a sus obispos y al obispo de Roma.
    Y estimada Graciela, que entiende usted por obediencia? Yo soy libre y ni el papa sabe si me voy a ir al horno. La obediencia no es transformarse en robóticos, la verdadera obediencia te hace libre.
    Por otro lado hay un vicio protestante que es “un versículo fuera de contexto es un pretexto”, pues algo parecido le esta pasando. Usted me hace alusión al Concilio Vaticano II, pero debo informarle que antes se dio el Concilio Vaticano I en donde también se definió, que no es lo mismo que inventar, el dogma de la infalibilidad pontificia. O toma los 2 concilios o deja toda la doctrina como le he dicho. Usted no se da cuenta lo que tratamos de decir. Todo cambio es bueno y yo respeto las buenas intenciones de cambiar pero todo debe ser bajo la obediencia. Mire sabe yo reto a mi hijo, y al principio algunas veces no lo escucho, pero luego me cae la ficha y le pregunto y debo cambiar de parecer y eso que soy un padre de medio pelo, yo tengo Fe en que la puertas del infierno no prevalecerán y como le comenté no han prevalecido a pesar de muchos intentos, inclusive del mismo papado, pues al fin todos somos pecadores.
    Por otro lado, usted cree en hipótesis de seudo-reinterpretación de los evangelios escritos a mas de 1900 años y concluidas hoy día, aunque lo digan 1 o 5 teólogos y se enseñe en diferentes facultades, pero no es capaz de VER a su lado como actuaríamos HOY. No se imagina los programas de chimento haciendo dulce con las familias de los sacerdotes. Y usted no puede ni si quera imaginar como un sacerdote SOSTENDRÁ a su familia cuando los católicos manden a trabajar a los curitas porque ni monedas van a dejar. Eso es muy claro, cómo que no lo ve? Para ver esto no necesito ni un versículo bíblico por mas que los hay. Acaso no ha leído las estadísticas de la deserción espantosa de pastores protestantes y que casualmente no es siempre por problemas económicos.
    Usted conoce algún sacerdote? Cuantas horas confiesa? Le sobra tiempo? La deducción es simple, la Confesión y la Eucaristía son los más atacados. No lo ve? Disculpe yo si.
    Tampoco sabe bien como es en la Iglesia Oriental, lo que menciona es una media verdad. Dentro de la Iglesia no existe ningún rito para que un sacerdote se pueda casar. Lo que ha pasado en la Iglesia de oriente es que ha permitido que algunos casados se puedan ordenar de sacerdote (que no es lo mismo, que ser sacerdote y querer casarse), de hecho la Iglesia oriental nunca a permitido que un sacerdote célibe se case. Y hasta por ejemplo si han sido casados, se ordenan sacerdote, y si luego enviudan ya no pueden volverse a casar. Y ningún sacerdote casado puede ser obispo, es decir, llegar a la plenitud del orden sacerdotal. Entonces que el Concilio haya visto con buenos méritos esa decisión, no radica en lo que usted desea dejar a media expresado y para confusión de los lectores. Por qué no informan que por ejemplo en el Sínodo de la Eucaristía de los obispos orientales presidido por Benedicto XVI en su primer año, aclararon a los obispos latinos que el ordenamiento de casados como sacerdotes de ninguna manera es una solución a la falta de clero. Y lo justificaron en que a pesar de todas las bendiciones que puede traer un sacerdocio, el hecho que además se encuentren casado genera también un problema en la movilidad, pues un sacerdote de rito latino puede ser trasladado de parroquia en parroquia o de pueblo a pueblo, pero en aquel que es casado, obviamente su familia hecha raíz y entonces es mucho mas complejo movilizarlo.
    Hay que usar el sentido común, Dios lo usa y lo dijo (Mateo 19,12 “ a causa del REINO de los CIELOS” “el que pueda entender que entienda!”, en el siglo XXI y hay gente que todavía le cuesta).
    Cuál fue el primer pecado? Respuesta: La desobediencia.
    Cuál es la forma de actuar de estos sacerdotes? Respuesta: La desobediencia.
    Siempre caemos en lo mismo.
    Bendiciones +++

  17. Matias Vaccarini on 20 mayo, 2012

    Convocatoria
    Por último de mi parte y lo mas importante, pido a TODOS los foristas y lectores, que por favor, ustedes saben que tenemos un enemigo en común y tenemos un único Dios que es amor y Misericordioso que ofreció su propio hijo como cordero Pascual. Pongan en vuestras oraciones a todos los sacerdotes y principalmente a aquellos que se encuentran en desobediencia y que con seguridad tienen buenas intenciones aunque no puedan ver todo y también por todos aquellos que han perdido la fidelidad o bien les esta flaqueando. Que recobren la FE y la fuerza en la Oración. Dios proveerá.
    Recemos todos y si es posible con el Santo Rosario por estas intenciones y roguemos a Nuestra Madre que interceda por ellos.
    Bendiciones +++

  18. H. Héctor on 22 mayo, 2012

    Señores de Revista Criterio:
    Una y otra vez, en una y otra nota veo que esta señora María Teresa Rearte agrede con apreciaciones despectivas, fuera de lugar e inconsistentes a cuando forista no está de acuerdo con sus ideas. Es una falta de respeto muy grande la de esta mujer que se permite atacar infundadamente a quienes se dirigen a ella con el máximo de delicadeza, y muy por el contrario de lo que ella esgrime, con muchísimo fundamento en las opiniones que sobre los diferentes temas se van planteando. Observo perplejo que por ejemplo aquí critica desaforadamente a la señora Moranchel, quien con altura y paciencia, tolera sus embates. En otras notas y con otros foristas sucede lo mismo. ¿La libertad de expresión, la decisión de no censurar, no tiene acaso los límites del respeto que debe primar en este tipo de espacios? Pues la señora Rearte siempre se extralimita en sus derechos y utiliza de modo agresivo la libertad que esta Revista tiene la decisión de concederle. Lamentablemente estas actitudes rebajan el nivel del diálogo que siempre tuvo este medio.

  19. Graciela Moranchel on 22 mayo, 2012

    Señor Vaccarini:

    Usted habla mucho de «obediencia». Sin embargo, el Evangelio nos invita a ser «libres» (puede leer la Carta de san Pablo a los Gálatas, un verdadero himno a la libertad cristiana a la que somos llamados).

    «Obediencia» viene del griego «hyp-akoé» y del latín «ob-audire» que significan «escuchar».
    En los Evangelios jamás va a encontrar expresiones que hablen de «obediencia» referidas a las relaciones entre los miembros de la comunidad cristiana. El término aparece sólo referido a la obediencia de Jesús ante el Padre y a las fuerzas de la naturaleza, que escuchan la voz de Jesús y se calman.

    De modo que según las palabras y prácticas de Jesús, «obedecer» significa siempre «escuchar la voz de Dios», lo que inevitablemente puede llevarnos a ser considerados «desobedientes» por las autoridades religiosas, como tuvieron que padecer el mismo Señor y los discípulos, que por obedecer a Dios antes que a los hombres fueron perseguidos.

    Ser cristianos implica un profundo llamado a la libertad y a la responsabilidad. Si ser cristiano significara «ser obedientes», obedecer a un obispo, a un Papa, nuestra vocación sería realmente penosa. Y evidentemente nadie querría ingresar a las filas de la Iglesia. ¿Qué sentido tendría?

    No, estimado Matías. Las cosas no son tan así como Ud. las imagina. Acepte por favor otras perspectivas y otros pareceres. Me es imposible responder a todas las cuestiones que Ud. plantea. Estaría haciendo un abuso del espacio que nos concede la Revista. Pero piense que en la Iglesia hay más colores de los que Ud. piensa, y debemos dar gracias infinitas a Dios de que así sea.

    Saludos cordiales,

    Graciela Moranchel
    Profesora y Licenciada en Teología Dogmática

  20. Graciela Moranchel on 28 mayo, 2012

    Estimado H. Héctor:

    Tiene Usted razón. Las expresiones totalmente fuera de lugar y de tono de esta señora rebajan el nivel del diálogo respetuoso con el que afortunadamente se puede intercambiar opiniones con la mayoría de los foristas.

    No estoy a favor de la censura. Es más: no participaría en ningún medio donde se la aplicara. Pero creo que debe haber algúna clase de «auto- limitación».

    Calificar los comentarios de alguien como de «sin sustancia, carentes de precisión y de justeza en el lenguaje, débiles de argumentación, carentes de precisión lingüística», etc. es totalmente irrespetuoso, porque desacredita, minusvalora, menosprecia la opinión de quien siempre se ha manejado con absoluto respeto, delicadeza y conocimiento de los temas tratados.

    Me parecería muy bueno que la Revista Criterio preste atención a este tipo de cuestiones, al menos que permita el debate sobre los «límites de la libertad de expresión». Lamentablemente observo que los foros se han convertido en lugares especiales para la violencia verbal, y para opinar de todo y sobre todos, pero sin fundamento, sin conocimiento, con el sólo objetivo de llenar páginas y páginas con palabras vacías y decires disonantes.

    Los comentarios de la nombrada no aportan absolutamente nada, eso lo sabemos. Son sólo un cúmulo de palabras donde se mezcla un poco de todo. No vale la pena siquiera detenerse a considerarlos. Sí en cambio creo que tendríamos que pensar un poco más qué está pasando en estos medios, donde muchos se escudan incluso en el anonimato para dar vía libre a sus instintos más primitivos.

    Le agradezco su aporte, esperando que sirva para rever estas situaciones que perjudican el prestigio de la Revista, y que pueden causar malestar en muchos foristas de buena voluntad.

    Saludos cordiales,

    Graciela Moranchel
    Profesora y Licenciada en Teología Dogmática

  21. Juan Carlos Lafosse on 29 mayo, 2012

    Estimados Graciela Moranchel, H. Héctor y Delia M. de Castro,

    Personalmente no estoy de acuerdo con ninguna forma de censura. Yo prefiero no participar de intercambios con agresiones sin sentido, no conduce a nada útil.

    No hay soluciones perfectas, pero hace tiempo he sugerido a Criterio que modifique la presentación de los comentarios, usando formatos más modernos que permitan seguir el hilo de las respuestas y también que elimine el proceso de “moderación”, que parecería no ser muy efectivo. Mostrar solo los últimos cinco comentarios y demorar a veces muchos días en publicarlos en tandas reduce la interactividad y quita riqueza al diálogo que se puede lograr hoy en día.

    Yo creo, como otros, que no hay placer mayor que “entender”, ese momento mágico en el cual uno siente que una pieza encaja un poco mejor en el rompecabezas de la vida, incluso solo entreviendo las posibilidades que se abren ante ideas distintas. Por eso es un gusto leer la mayoría de los comentarios. Se esté o no de acuerdo con ellos siempre muestran algo que vale la pena considerar.

    Cordialmente,
    jc

  22. Graciela Moranchel on 30 mayo, 2012

    Estimado Juan Carlos Lafosse:

    Comparto plenamente tu comentario. También creo que sería bueno que la Revista publicara más cantidad de «comentarios recientes», porque muchas veces nos perdemos reflexiones interesantes sólo por no tenerlas a la vista. Lo mismo con la «moderación»: se tarda mucho en publicar los nuevos post, y se van «enfriando» las ideas.

    Con respecto a lograr un clima más respetuoso con respecto a algunos foristas, es una cuestión difícil de resolver sin aplicar la censura. Creo que nosotros mismos somos los que debemos revisar nuestros decires antes de publicarlos, porque muchas veces pueden sonar injuriantes para el prójimo. Y como alguien dijo por aquí, realmente rebajan el nivel del diálogo que se pretende lograr sin aportar nada positivo. Como está a la vista, hay personas que realmente «abusan» del espacio que nos regala Criterio, sólo para llenarlo con expresiones fuera de lugar que realmente no aportan absolutamente nada a un intercambio enriquecedor.

    Pido disculpas a la Revista Criterio por este «excursus» fuera del tema del artículo, pero sí relacionado con el modo de encarar los comentarios. Es importante que en algún lugar podamos expresarnos sobre este punto y buscar soluciones prácticas, que no tengan que dejar fuera del diálogo a nadie, pero siempre en un clima de educación y de «valoración» del otro, aunque piense distinto que uno.

    Saludos cordiales,

    Graciela Moranchel
    Profesora y Licenciada en Teología Dogmática

  23. Matias Vaccarini on 30 mayo, 2012

    Estimada Graciela, no pensaba escribir pero usted me condiciona a explicar.

    Yo entiendo su punto de vista pero esta en el error y le pido que cambie, porque no está utilizando el sentido común y no se deje influenciar por un deseo de una libertad distorsionada que muchos están evangelizando.
    Yo entiendo y acepto que estamos llamados a la libertad y que el mismo Dios respeta la libertad por sobre el pecado, pero debe coincidir que seguramente eso lo entristece.
    Los diáconos, sacerdotes, obispos (incluidos los papas) y los teólogos, son todos humanos pecadores al igual que yo y se pueden equivocar, pero debemos procurar no entristecer a nuestro Padre.
    Ahora si usted piensa que la obediencia es hacer lo que se le ocurre a cualquiera de estas personas sin que uno ponga un mínimo de criterio de conciencia, estaría de acuerdo con usted. Y en ese caso yo sería un tonto.
    Pero la verdad no es así.
    Usted como profesora de teología dedica sus esfuerzos en estudiar lo que una institución con aprobación de una persona y en todo su conjunto definió como el canon bíblico. Esta institución y esa persona son los Concilios y el Sumo Pontífice respectivamente. Uno lo puede saber, pero es posible que ya no lo acepte. Pues en esos libros radica el corazón de vuestro estudio teológico. También es la misma institución y con la aprobación de la misma persona que definió quien es Jesús, la Santísima Trinidad, etc.
    Le vuelvo a repetir para los lectores, esta institución son los Concilios y la persona que aprueba es el obispo de Roma.
    Ahora bien, en el orden del Concilio Ecuménico Vaticano II se definió el Catecismo de la Iglesia Católica, de uso actual y completo. Pues entonces la obediencia para el que se considera católico se simplifica en ajustar su vida a la regla de esta doctrina, muy simple aunque no siempre hagamos el bien, pero vale la pena intentarlo. Así mismo usted menciona a San Pablo, por favor revise Romanos 6,17. Esta doctrina siempre coincide con nuestras conciencias. Y cuando a la conciencia la tenemos distorsionada por la familiaridad con el pecado, nos queda como único recurso ver los frutos. Y cuando aquellas doctrinas tienen que ver con aspectos litúrgicos o del magisterio, también debemos pensar en la historia y en los frutos. Como comenté hay que usar el sentido común.
    No es de sentido común tomar del catecismo, es decir, de la enseñaza de la Santa Iglesia lo que me conviene y lo que no me gusta dejarlo o peor aún combatirlo. O tomo todo, o dejo todo, no sirven las medias verdades, no se puede estar medio preñado. Si acepto la Santísima Trinidad acepto la doctrina de esta institución.
    Entiendan que la obediencia nos es a “xx” persona, sino a lo que esta fundando, definido y vivido por muchas personas. Si usted duda por ejemplo de la presencia del Espíritu Santo dentro del Concilio Vaticano II, y que además sus enseñazas no se contradicen, y se alinean con nuestras conciencias. Entonces me pregunto cuál sería el criterio de estos sacerdotes en desobediencia a su obispo (compromiso realizado en su ordenación) para discernir cuándo y cómo se presenta el Espíritu Santo?
    Saben es muy peligroso pensar que ser católico es vivir a mi manera y con tal que me sienta bien y piense que siempre hago el bien de acuerdo a la cultura y los tiempos actuales, es como hacerse mi propia religión y crear mi propio Dios, ajustar a Dios a mi forma de ver las cosas. Y lo peor aún pensar que es el propio Espíritu Santo el que me inspira y revela de acuerdo a los tiempos. Dios no se contradice.
    Estimada Graciela es cierto que dentro de la Iglesia hay muchos colores y estos son las Ordenes religiosas (franciscanos, dominicos, jesuitas, etc) legionarios de María, Neocatecumenado, etc. Diferentes ritos, como el rito Romano, de Braga, etc. , ritos Mesquita, Maronitas, etc.
    Sí!. Hay de todos los gustos y para todas las espiritualidades pero todas y totalmente todas en “obediencia” a la doctrina que se encuentra expresada en el Catecismo de la Iglesia Católica. Y no quiero dejar de nombrar a la Renovación Carismática que atraviesa horizontalmente a todas las espiritualidades. Luego lo que no está ajustado al Catecismo de la Iglesia Católica no es católico, le guste a quien le guste (obispo, sacerdote o quien sea). Yo no puedo ser argentino y al mismo tiempo pretender vivir con leyes chinas, para eso me hago chino y me voy de Argentina. Entiende lo que le digo, si yo pienso que el Espíritu Santo inspiró una y otra vez, luego que criterio uso, que no pueda haber usado antes para afirmar que ahora no estoy de acuerdo. Es simple lo que planteo. Si yo me pusiera en su postura todo lo pondría en duda y ya no tiene sentido seguir teniendo Fe. Y eso en qué me beneficia?
    En nombre de la libertad no puedo pensar religiosamente en lo que se me cante y como se me cante y aludir que nuestras inspiraciones vienen de lo alto cuando están en contra de toda la enseñanza, raro es ese espíritu inspirador, parece que le gusta generar contiendas.
    Por favor, leer en el Catecismo los puntos: 1269, 1790, 1733, 1850, 1862, 2515, 2240. Y ver especialmente para el caso de estos sacerdotes que escribieron este memorándum que con seguridad olvidaron el punto 1567. Deben llamarse a la coherencia, un abogado no inventa sus propias leyes, un ingeniero debe regirse por las leyes de la naturaleza que se encuentran modeladas, un médico lo mismo. Todos pueden proponer mejoras pero nunca ir en contra. Más aún porque el sacerdocio no es una “profesión”. No estarán pecando de soberbia? Nadie los obligó a ser sacerdotes, si pudieron discernir que el Señor los llamó deberían recordar esos momentos.
    Debemos orar por ellos y para que Dios saque algo bueno de todo este revuelo cismático.
    Oro (en serio) por usted.
    Bendiciones+++

  24. María Teresa Rearte on 30 mayo, 2012

    Considero necesario aclarar, y espero que se publique, que yo debato ideas y por ideas. No con relación a las personas. Por eso dije y lo reiteré, que a veces no se puede hacer con algunas personas. Y este espacio es el mejor testimonio del aporte de ideas que he realizado.

    Por otra parte, no adhiero al «pensamiento k», precisamente porque excluyen a los que no pensamos igual. No obstante, siempre mantengo el debido respeto por la Sra. Presidenta de la Nación.

    Prof. María Teresa Rearte

  25. Juan Manuel on 1 junio, 2012

    Parece que la señora Teresa Rearte tiene un exceso de aprecio por sus propios aportes que muchos acá no compartimos. Ha perdido objetividad. Por otro lado, está a la vista que el articulo comentado no tiene nada que ver con críticas o no críticas al gobierno actual. No entiendo que tiene ver la señora presidente de la Nación en todo esto y el respeto que le debemos todos los ciudadanos (¿?)
    La señora Teresa Rearte dice que debate ideas y no se mete con las personas. Esta claro que sí se mete con las personas y que no aporta nada más que un montonazo de palabras y que sería bueno recortar.
    Está claro que en la iglesia hay una gran crisis, que es de lo que habla la reflexiòn. Pero los responsables son los sacerdotes que no saben adecuar el evangelio a los tiempos actuales. Por eso la gente se va a otras iglesias más comprensivas y en las que no se nos está preguntando cómo vivimos, el estado civil que tenemos o cosas así. En esas iglesias se permite leer a todos la palabra de Dios y ser más participativos, formar una comunidad de hermanos, cosa que en la católica no pasa. Por eso la gente se aburre, se cansa y se va. Los saludo a todos con respeto.

  26. María Teresa Rearte on 1 junio, 2012

    Al Sr. Juan Manuel le quiero responder que, en primer lugar, mi nombre es María Teresa Rearte.

    En cuanto a mis apreciaciones no es mi objetivo sumar consenso. Eso no hace a la razón de un tema, por lo que lejos de mí querer que otras personas piensen como yo. Cuando he expuesto, digo mi pensamiento, que no tiene por qué ser igual que el de otras personas. Así de simple. ¿O me va a negar el derecho de expresarme?

    Sobre lo que digo con relación al gobierno actual de la presidenta de la Nación, se lo explico.Unificaba en una sola respuesta mi posición. ¿Por qué? Porque rápidamente he visto sumarse al cuestionamiento que me hace la sra. Moranchel, y otro sr., a quien me cuestiona porque disiento con el gobierno nacional. Y ha incursionado buscando información de mi provincia, para desautorizarme, cosa que no ha logrado. Así como ha subestimado, en otra nota al escritor Jorge Luis Borges, etc. La persona a la que me refería, no es necesario que la nombre, lo sabe y es suficiente.

    Sobre debatir ideas y no cuestiones personales, se advierte que no es usted un lector atento y perseverante, para darse cuenta de mi comportamiento, así como el de otras personas. Y no tengo yo por qué ponerme a darle explicaciones en ese sentido. En todo caso, si es su problema, debería buscar usted la explicación.

    Si ud. no puede seguir mis explicaciones, y por eso las desestima con expresiones que dan cuenta de un lenguaje poco cuidado (montonazo, por ej.), no es tampoco mi problema La psicología tiene estudiadas conductas de quienes, no pudiendo acceder a un objetivo, tratan de devaluarlo, en vez de reconocer que no han logrado alcanzarlo.

    Yo no me aburro en la Iglesia, si bien pienso que hay aspectos en los que las cosas podrían mejorar. Por lo demás, como decía San Francisco, «el evangelio no tiene necesidad de ser justificado, se lo toma o se lo deja.»

    En síntesis, Sr. Juan Manuel, está en su derecho de tener ideas propias. A lo que no tiene derecho es a cuestionar mi derecho a expresar las mías, sobre todo si carece de fundamentos. Porque no he visto que exprese ni uno solo.

    Por último, no se arrogue la representatividad de «muchos», como dice, porque no sé que muchos le hayan otorgado esa facultad. Y aunque así fuera, yo seguiría sosteniendo mi parecer. Y quédese tranquilo que con fundamento, experiencia docente y de debate en ámbitos académicos, etc.etc.etc.

    Atte. gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

  27. María Teresa Rearte on 4 junio, 2012

    A REVISTA CRITERIO:

    NO ES SUFICIENTE, PORQUE AL SR. JUAN MANUEL LO ANUNCIARON. Y A MÍ, QUE ME ASISTE EL DERECHO DE RÉPLICA, APENAS PUBLICAN.

    EL DÍA QUE LIBEREN EL DEBATE, EL INTERCAMBIO, UDS. VAN A GANAR EN EL NIVEL DE ESTA REVISTA, QUE ES INTERESANTE. Y ALGUNAS PERSONAS VAN A CRECER Y MADURAR, EN LUGAR DE QUEJARSE. LES VAN A HACER UN BIEN.

    TENGO UNA INTERESANTE EXPERIENCIA EN EDUCACIÓN. QUE ME CERCENEN EL DERECHO DE EXPRESIÓN VA EN DETRIMENTO DE LA CALIDAD DE ESTA PUBLICACIÓN Y DE ESTE SITIO.
    A MÍ NO ME FRUSTRAN PORQUE A MÍ MEDIOS DE EXPRESIÓN NO ME FALTAN.

    LO QUE ME FALTA ES TIEMPO. POR LO TANTO, LES REITERO, LÁSTIMA, POR UDS. QUE HAGAN LO QUE ESTÁN HACIENDO CONMIGO.

    DESEO SINCERAMENTE QUE LLEGUEN A COMPRENDERLO. NO TANTO POR MÍ COMO POR USTEDES MISMOS. Y QUE EL CRITERIO PARA CONDUCIR ESTA PÁGINA LES SIRVA A QUIENES PARTICIPAN, PORQUE NO ES SUFICIENTE CON TENER ESTUSIASMO O TENER UN TÍTULO. EN ESTO COMO EN OTRAS COSAS TAMBIÉN SE REQUIERE UN APRENDIZAJE, QUE LO DA LA PARTICIPACIÓN, NO LA IMPOSICIÓN.

    ATTE.

    PROF. MARÍA TERESA REARTE

    .

  28. Juan Manuel on 5 junio, 2012

    Señora Teresa Rearte: ¿por qué usted critica mi forma de expresarme diciendo que mi lenguaje es «poco cuidado» por usar la palabra «montonazo»? ¿Quién es usted para juzgar lo que dicen los demás, si yo he hablado con toda educación? Le rogaría que se limite a opinar sobre las notas de la revista y que no vuelva a criticar a las personas. Me parece que es una total falta de respeto y consideración hacia los demás. Y no sé qué quiere decir con eso de » con fundamento, experiencia docente y de debate en ámbitos académicos, etc. etc. etc.». La verdad, todos sus comentarios con confusos, mezcla los temas y no habla con claridad.

  29. Soy mujer sacerdote católica carismática, de la iglesia católica carismática Jesús Rey. El viernes 29 de Junio hemos festejado el 10° Aniversario de la ordenación de la 7 mujeres sacerdotes católicas en el barco del Danubio. El reformador católico Monsignore Rómulo Braschi (Argentina) fue quien 1° consagró al obispo Rafael Regelsberger (Austria), para proceder a consagrar a las mujeres de Austria, Alemania, Australia y EEUU. (Co-Consagrante Obispo Rafael). La historia de la Iglelsia católica romana en Argentina está llena de sangre, traiciones y por lógica mentiras. Monsignore Braschi es quien después de sufrir persecusión, torturas y prisión durante la dictadura militar argentina funda la iglesia católica carismática Jesús Rey en 1978 (Buenos Aires) y en 1995 en Múnich. No obstante la persecusión por parte de la iglesia Católica romana siempre se hace presente en sus más diversas variaciones. Quienes practican estas formas de descalificaciones deberían hacerse muchas preguntas a sí mismos como hermanos en la misma Fe y Verbo que profesan. Se dicen muchas cosas entre los clérigos a puertas cerradas, y se practican muy pocas a conciencia y en el verdadero espíritu de Jesús y del llamado de la flama del Espíritu Santo! La iglesia católica carismática es una iglesia viva y carismática y no se ha reducido a una iglesia católica canónica.
    Es una iglesia que representa a la teología de la liberación y al pueblo latinoamericano y del mundo! Les saludo en CristoJesús!
    Sacerdote María Bethania

  30. Matias Vaccarini on 5 julio, 2012

    Estima María Bethania

    La invito a utilizar el sentido común. Usted confunde doctrina con vivencia, al igual que ese obispo en desobediencia. Si por cada escándalo que hay dentro de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, cada obispo funda una nueva iglesia en una esquina. Imagínese que hubiera realizado Mateo, Juan, etc al ver al Iscariote, o bien que hubiera hecho Tomás al escuchar a sus amigos lo que vieron. Fundar una iglesia en la esquina, y Pedro se la hubiera tomado y fundar el “Pedrologísmo”. La invito, al igual que a muchos protestantes que comprendan que hay una enorme diferencia entre hipocresía e incoherencia. La verdadera FE se vive y muchos son incoherentes con su FE y su vida. En cambio la hipocresía es decir algo que ya pensamos diferente cuando damos nuestra palabra. Jesús pidió al Padre que no nos saque del mundo pero que nos proteja. Pues bien estamos en el mundo y hay pecado. Creer que uno es un grupo selecto y sin pecado es lo que le pasa a todo aquel que se aleja de la Iglesia fundada por el propio Jesús, la Iglesia Católica Apostólica y Romana.
    Podemos con seguridad asegurar que Iscariote hacia milagros en nombre de Jesús, pero eso no garantiza nada. Por otro lado tiene otro error, tener un carisma no es garantía de salvación, es decir, usted puede tener el carisma de sanación o el de hablar en lenguas y se puede ir con cualquiera de las dos carismas o ambas derechito al horno, con pandereta incluida. Pues Jesús dirá » alejaos de mi», aunque muchas veces hayas gritado «Señor! Señor!». Que autoridad tiene ese obispo para cambiar el magisterio? Acaso la tiene mas clara que San Pablo? Y por otro lado podemos proponerle a otro que haya visto otro escándalo que ordene niños sacerdotes, si da igual. Y otro por ejemplo podría decir que la Trinidad no existe, si total daría lo mismo. El sentido común dice claramente que si cada uno hace lo que quiere podemos tener como los protestantes 1 nueva iglesia cada 2 días con una doctrina diferente o mutilada. Solo mantenerse unidos a la Iglesia de Cristo se mantiene la promesa que la puertas del infierno no prevalecerán, todo lo demás se desintegra, se subdivide o desaparece. Si lee el evangelio de San Juan, Jesús dice que a partir de ahora les hablará claramente y sin parábolas, me puede decir donde esta todo lo que hablo Jesús después? Justamente San Juan dice que Jesús hizo muchas cosas mas que no están, también podemos leer como se llevo a Pedro a otro lado y que Juan lo siguió. Todo esto se llama Tradición y esta en el Magisterio y que ya hoy día se ha escrito. 2000 años después no podemos hacer lo que se nos canta y decir que es inspiración divina si va en contra de lo fundado hace 2000 años y con sucesión.
    Recuerde NADA TIENE QUE VER LO QUE VIVE CADA CATOLICO (PAPA, OBISPO, SACERDOTE, RELIGIOSO Y LAICO) CON CAMBIAR LA DOCTRINA Y EL MAGISTERIO. Con firmeza le confirmo que el que escandaliza no vive la verdadera FE, pero ni ese ni el que señala con el dedo tienen el poder de fundar otra versión o upgrade.
    Espero pueda comprender y vuelva al rebaño.
    Bendiciones
    PD: cómo resuelve el dilema: ya que el Verbo se hizo carne y eligió ser varón, porque se le cantó, y ya no puede deshacer el hecho carnal, para ministrar en nombre de Cristo, en su persona? Qué inventó el obispo para suplantar esa definición?

  31. Graciela Moranchel on 7 julio, 2012

    Estimada Sacerdote María Bethania:
    Han dado un enorme paso en la Iglesia. Deseo profundamente que vivan su ordenación con espíritu evangélico y que ayuden al Pueblo de Dios a conocer cada día más y mejor a Jesús, y que su ejemplo nos ayude a ser más tolerantes y abiertos.
    Dios las bendice.
    Un abrazo en Xto Jesús,
    Graciela Moranchel

  32. María Teresa Rearte on 12 julio, 2012

    Con relación a lo manifestado por la persona que dice ser sacerdote católica María Bethania, deseo expresar mi pensamiento:

    Lo primero, es que pienso que casos como el suyo responden a una cultura de la transgresión, con vistas a desafiar a la Iglesia Católica Apostólica Romana, de la cual entiendo está vigente un decreto de excomunión latae sententiae para quien ordenare mujeres y para las mujeres ordenadas.

    Corresponde aclarar, me parece, que la pena de excomunión se propone tutelar la naturaleza y validez del sacramento del Orden Sagrado. Y se impone como medida medicinal, que busca el arrepentimiento, la conversión y reparación del pecado.

    Lo que personalmente puedo observar es que estas conductas provienen generalmente de países anglosajones (Austria, Gran Bretaña, EE.UU., etc.), que sostienen la superioridad anglosajona con respecto a otros países, culturas y personas. Por eso, no nos extrañe que algunos de esos países fueran y continúen siendo colonialistas. Ej. Margaret Thatcher, Ronald Reagan, etc., son nombres ligados a esa concepción.

    En el aspecto ideológico, ellos se consideran cultores de «valores» que otros países, culturas y personas no poseen. Y consecuentemente hay personas procedentes de esos países, y casos en el mundo, que pueden responder a esa interpretación ideológica.

    Sobre lo dicho en este caso particular por la persona que dice ser sacerdote María Bethania, ella se considera miembro de otra iglesia. No es sólo que está excomulgada de la Iglesia Católica, sino que menciona otra iglesia, que denomina católica carismática Jesús Rey. Sé lo que significa católica en la Iglesia Católica Apostolica Romana; pero no sé lo que significa en esta iglesia de la que ella dice ser sacerdote. ¿Podría explicarme, por favor, a mí y a todo el que desee informarse?

    Además,quien funda esta iglesia configura una iglesia y él mismo lo está, en actitud de cisma con relación a la Iglesia Católica Apostólica Romana.

    Las afirmaciones de esta persona con relación a la Iglesia Católica me parecen inexactas. No sostengo la impecabilidad de los miembros de la Iglesia a la que pertenezco, en comunión con Roma. Pero tampoco suscribo sus afirmaciones que no voy a repetir, porque ella ya las expresó. Más aún, la fe de los hijos de la Iglesia Católica en comunión con Roma ha dado frutos de santidad. Y en el proceso militar argentino, que ella menciona, hubo sacerdotes y obispos que no adhirieron y que, incluso fueron perseguidos, y perdieron la vida. Por lo tanto, me siento en la necesidad de sugerirle un poco de respeto por la verdad histórica. Y por estos hijos de la Iglesia Católica, hermanos nuestros en la fe, que sufrieron la persecución y la muerte.

    También por todos los bautizados en la Iglesia Católica que guardamos la comunión con Roma, entre los cuales me cuento.

    No voy a analizar el tema del sacerdocio ministerial sólo conferido a los varones. Pero si quiero decir que la tarea docente me ha dado la oportunidad de sondear la opinión de la juventud femenina con relación al tema. Me estoy refiriendo a estudiantes de una universidad privada confesional católica. Ni una sola se inclinó por el sacerdocio conferido a las mujeres. El argumento preponderante: que cada una, las mujeres, debían vivir su vocación. Realizarse en lo que son.

    Personalmente no me siento inquieta por la veda del Orden Sagrado a las mujeres.
    Por una parte, pienso que quienes se sienten inquietas, y aún atrapadas por esta preocupación, viven una especie de sexismo (o más claramente machismo) a la inversa. O al revés. Ser para ellas es hacer todo lo que hacen los varones. Si no, se sienten seres incompletos.

    Téngase en cuenta que no he recurrido a argumentos teológicos. Pero quiero añadir también que la mujer tiene amplios campos para su desenvolvimiento vocacional en la Iglesia Católica, actualmente muy debilitados, como ocurre con la vida religiosa. Pero se piensa en que querer incursionar en el sacerdocio. ¿No es cuanto menos incongruente?

    Sí,personalmente apoyo todo lo que se haga o pueda hacerse por el efectivo reconocimiento de los roles e incluso funciones litúrgicas, responsabilidades, etc. que una mujer puede cumplir en la Iglesia. Y que no están de hecho reconocidos. Incluso abogo por la libertad de expresión, sobre la cual voy a reiterar lo que otras veces he dicho, hay censores. Y no hay que pensar necesariamente en el obispo de la diócesis a la que uno pertenece, que en ocasiones ha sido o es quien ha defendido o alienta nuestro trabajo. Esa censura suele provenir de algunos sacerdotes de mente estrecha y desmesurada ambición de poder, y puede que hasta de desequilibrios emocionales que los afectan. Por lo que no todo lo que puede considerarse limitante de las expresiones femeninas en la vida de la Iglesia haya que atribuirlo a «la Iglesia», así en términos institucionales.

    Por último quiero recordar la oración de Jesús por el amor y la unidad de los discípulos. Estos desprendimientos como el representado por esta «iglesia» nombrada conspiran contra la unidad de la Iglesia. Está en cada uno decidir consciente y responsablemente en dónde estar, o qué obrar. Incluso qué decir, porque las palabras expresan realidades y también intenciones.

    Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

  33. Héctor on 15 julio, 2012

    Lo expresado por la señora Rearte con respecto a la Sacerdote María Betania me parece totalmente fuera de lugar, en cuanto juzga, condena, marca una excomunión para quien se considera miembro de otra iglesia cristiana. Pretender considerar como un desafío a la ICAR el hecho de fundar otras iglesias me parece desacertado, por cuanto la Sacerdote María Betania no se considera ni quiere considerarse miembro de esta Iglesia, ni le interesa ser juzgada por el Papa o la jerarquía sacerdotal católica, pues no le reconoce ninguna autoridad sobre la iglesia a la que ella pertenece.
    Por otro lado la señora Rearte generaliza con respecto a la supuesta opiniòn de las mujeres sobre la ordenación sacerdotal femenina, poniendo como medida de referencia al grupito minúsculo que tuvo como alumnas. Me parece realmente muy poco seria la estadística que pretende hacer. Que la señora Rearte no se inquiete por la «veda del Orden Sagrado a las mujeres», como ella afirma, es un problema personal de ella, que no la autoriza a desacreditar las opiniones de infinidad de mujeres que sí ven con preocupación las limitaciones que ha puesto la jerarquía católica a la población de mujeres. Sus juicios sobre quienes «se sienten inquietas» por ello son inconcebibles, ya que vuelve a generalizar cuando pretende que quienes aspiran al sacerdocio femenino implica querer «ser todo lo que hacen los varones». El argumento es falaz e infantil. No merece más consideraciones.
    Sería bueno que la señora Rearte aclare cuáles son los «amplios campos» que tiene la mujer para desenvolverse en la ICAR, ya que luego dice que los mismos están «actualmente muy debilitados». ¿En que quedamos, señora?

    Sintetizando, no me parece que haya que juzgar, ni menospreciar ni desestimar como hace la señora Rearte, a esta mujer sacerdote ni a este grupo de cristianos que, ante la rigidez de la ICAR, han tomado decisiones realmente valientes. Si están, si quieren estar o si en un futuro estarán unidos con la ICAR, es algo que creo no le debería importar mucho a nadie. Por mi parte las felicito porque asumen y enfrentan la crítica de muchos con real valentía. Y en medio de todas estas persecuciones, intentan seguir a Jesús del mejor modo que pueden, sin someterse a una iglesia que debería ya haber cambiado, desde hace siglos, el modo de relacionarse con las mujeres, con el poder y con el dinero.

  34. María Teresa Rearte on 19 julio, 2012

    Con relación a lo expresado precedentemente por el Sr. Héctor sobre mi comentario anterior al suyo, deseo decir lo siguiente:

    -Todo lugar de exposición o debate tiene sus reglas. Entre ellas, el derecho de expresión, o réplica de la otra parte, que ha sido aludida, del cual hago uso para responder sus dichos.

    -Es obvio que a la persona mencionada no puede interesarle que la Iglesia Católica Apostólica Romana (y en adelante pasaré a designarla sólo como Iglesia Católica) haya dictado la excomunión de quien/es ordenan mujeres y de las mujeres ordenadas. El suyo no es el único caso.
    Pero me interesa a mí, que pertenezco a la Iglesia Católica, y estoy en comunión con el Obispo de Roma, que preside la Iglesia. Y me asiste el derecho de expresar mi punto de vista.

    -Ratifico lo que dije el 12 de julio de 2012. Y añado que para la Iglesia Católica no revisten validez estas ordenaciones. El sacramento requiere determinadas condiciones en el ministro y el sujeto del sacramento.

    -Con el mismo criterio que esta persona ingresó a esta página para decir lo que deseaba decir, yo ingresé a mi vez para decir lo que entendía que debía decir. Así de sencillo.

    -El sr. Héctor no debe confundirse. La estadística es una ciencia, tiene sus métodos y técnicas. Existen la carrera y los profesionales, dedicados a la misma. Por lo tanto, ni remotamente se puede pensar que la mención de una experiencia docente, que hago, sea para ser propuesta como una «estadística». Por lo cual le sugiero al sr. Héctor que no me atribuya a mí todo lo que él piensa.
    En este mismo número de la revista, el P.Irrazábal en su nota sobre la fe y el emotivismo, cita una experiencia suya como docente basada en una consulta a los estudiantes sobre el tema de la
    resurrección y la respuesta que le dieron. A nadie, incluso a mí que leí la nota, y la comenté, se le ocurrió pensar que el P.Irrazábal estaba haciendo una estadística, porque no lo hacía. ¿No será que en reiteradas oportunidades está rápida la crítica, el propósito descalificatorio, las interpretaciones erróneas, etc. etc. por el sólo hecho de que mantengo una línea de fidelidad a la Iglesia, que es fidelidad a la fe, y no me pliego a las expresiones de distinta índole contra la Iglesia Católica?

    -Sobre mi interpretación de las mujeres que quieren ser ordenadas, en las actuales condiciones de la cuestión, he estudiado el tema de la génesis de algunas actitudes y expresiones del feminismo. No «toco de oídas» sobre el particular. Incluso en mi comentario lo he planteado desde el ángulo de la cultura de ciertos países. Y de sus sistemas de valoraciones. Sobre ese particular no hay ninguna consideración del sr. Héctor. Después se dice que no digo nada. En realidad, digo mucho, y fundamentado; pero no se lo entiende o no se lo quiere entender.

    -Si el sr. Héctor quiere descalificarme le sugiero no recurrir al vocablo «infantil», por comprensión y respeto a los niños, que tiene su propia «lógica». Y no hay que desmerecerlos. Hay mucho que estudiar y aprender sobre los niños.

    -Dice que había espacios, roles, responsabilidades, etc. que requerían del desempeño de las mujeres en la Iglesia. Y se iban debilitando, o quedando vacíos. No incurrí en ninguna contradicción. Téngase presente el amplio campo de la educación católica, en todos sus niveles, incluido el universitario, que van quedando vacantes por al falta de religiosas, y lo que quizás sea peor aún, la falta de vocaciones.
    En mi ciudad, tras la partida de la última religiosa que quedaba en un importante hospital público, el jefe de cirugía hizo pública una carta en un medio periodístico, expresando cuánto había valorado la labor de la hermana y cuánto le faltaría al hospital al no estar ella.
    En alguna diócesis necesitada, había religiosas, incluso una médica al frente de un hospital regional. Ocurre que ahora faltan.
    En los medios de comunicación, es conocida la falta de hermanas para la atención de los distintos centros de las Hnas. Paulinas, algunos de los cuales están actualmente en manos de laicos. Y puedo asegurar que su ausencia se siente. Lo siente la ciudad, por ej. en la organización de la feria del libro. Así como se siente su presencia, por ej., allí donde están a cargo de una emisora radial de carácter solidario.
    En fin, etc. Por otra parte, en este nº de la revista, se incluyen las opiniones de la Dra. Virgina Azcuy, teóloga. Es conocida y reconocida por su erudición la Hna. Josefina Llach, teóloga. La una y la otra, tengo entendido, son profesoras universitarias. Etc. Entonces, no podemos decir que no hay campos que requieren la presencia femenina. Y que no se nos brindan oportunidades para desenvolvernos.

    -Toda comunidad creyente, toda religión, iglesia, etc. tiene su propio «patrimonio» que mostrar. Su origen, sus libros sagrados, su doctrina, estructura y organizaciòn, el número de miembros, sus formas de presencia, etc. etc. Lo tienen las grandes religiones cristianas. Lo tiene el judaísmo, y es enriquecedor leer o escuchar a algunos de sus rabinos. Etc. etc.Pero ¿qué sabemos de esta iglesia católica carismática Jesús Rey»? La citada «sacerdote» ha formulado críticas contra la Iglesia católica, es buena parte inexactas, y por lo tanto falsas. Tampoco sabemos, o sé, porque se llama «católica». Lo menos que uno hace con una persona que conoce, una asociación, así sea un club de barrio, es informarse, interiorizarse, conocerlo, etc. Incluso ese deseo de conocimiento no nace necesariamente del rechazo, la hostilidad, ni actitudes parecidas. Sino del interés por el conocimiento del otro que precede a cualquier sentimiento de estima y a cualquier actitud de acercamiento.
    Aquí lo único que se sabe es que están en contra de la Iglesia Católica. Ese parece ser el motivo por el cual algunas personas «están de acuerdo». ¿Pero cuál es el motivo, la razón, de ser positivo, de suyo, etc. de ese grupo?

    -Asistimos a una ola de críticas y ataques contra la Iglesia católica, cuyos miembros no somos perfectos. Sería suficiente leer el Catecismo de la Iglesia Católica para saber en qué sentido debemos interpretar la nota referida a la santidad de la Iglesia, que nuestra fe confiesa. Pero ha dado frutos de santidad, tiene medios para santificar. Y por sobre todo, SANTO es su fundador. Santo es Dios.
    Algunas de esas críticas son totalmente falsas, como la formulada por esta «sacerdote» referida a la actuación de los católicos (obispos, sacerdotes, etc.), durante la última dictadura militar. No todos tuvieron el mismo comportamiento. Incluso algunos fueron perseguidos y perdieron la vida, como lo dije anteriormente.

    -Por último, en los últimos tiempos se ha producido el «paso» de integrantes de otras grandes religiones cristianas, como la anglicana, a la Iglesia católica. Por lo que sé, también de algunos luteranos.
    Sabemos de un hombre público, en Inglaterra, como el ex-premier Tony Blair, convertido al catolicismo. Etc.

    -El sr. Héctor no debe atribuirme intenciones de menospreciar, desestimar, etc. Sí, he juzgado y ratifico mi juicio, el cual es una operación del entendimiento. Y como tal previamente necesario para pensar y luego expresarse.
    Vengo de una universidad católica (como estudiante y profesora) en la cual convivimos en feliz y fraterna armonía católicos, evangélicos, adventistas, judíos, e incluso un musulmán, y estudiantes que no tienen religión.
    Pero además vivo en una provincia, una ciudad, y una diócesis, donde la convivencia y el mutuo respeto es una realidad. Pero no soy indiferente. Tengo ideas, convicciones, creencias. Una conducta. VIVo en obediencia a la fe de la Iglesia católica, apostólica, romana. Y en ocasiones tengo algunas actitudes críticas. Pero soy bautizada en la Iglesia católica. Y aspiro en una sociedad pluricultural a poder expresar libremente mis ideas.

    Gracias a la revista «Criterio» por este amplio espacio para expresarme.

    Atentamente.

    Prof. María Teresa Rearte

  35. María Teresa Rearte on 19 julio, 2012

    Con relación al tema comentado precedentemente, quisiera añadir una reflexión en torno a la complementariedad que se da y debe dar entre el varón y la mujer.

    Dios creó al hombre como varón y mujer. Destinados a complementarse en la vida conyugal. En el amor matrimonial.

    Pero esta complementación entre unos y otros no se limita al matrimonio. Se puede observar, por ejemplo en la vida de los santos, y a propósito de la celebración del día del amigo, el día viernes 20, que los santos, varones y mujeres, vivieron en una santa relación de amistad entre ellos, por ejemplo santa Teresa de Ávila y san Juan de la Cruz, San Francisco y santa Clara, San Benito y su hermana santa Escolástica, San Francisco de Sales y Sta. Juana de chantal, San Antonio María Claret y santa Micaela del Ssmo. Sacramento, etc.

    La cita de estos ejemplos viene a propósito de resaltar la esencial e igual dignidad del varón y la mujer; pero también la diversidad vocacional a la que pueden ser llamados uno y otra. Y como se pueden complementar en su modo de vivir cada uno la propia. Lo cual no está limitado a los santos, ni a los religiosos, sino que ofrece también la posibilidad de vivirla en la vida laical.

    En síntesis, lo que trato de expresar es que si bien varón y mujer son esencialmente iguales en su dignidad, no somos totalmente iguales. Las diferencias individuales explican las vocaciones, en cuanto estados de vida e incluso en la elección profesional, la complementación mutua entre el varón y la mujer. Pienso que se debería valorar esa posibilidad. Y descubrirle todos sus matices.

    Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

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