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El autor señala la existencia de presiones internacionales sobre América latina con respecto a temas de salud reproductiva e identidad de género.

Las cuestiones relacionadas con la llamada “salud reproductiva” (control de la natalidad, aborto, etc.) y con la “igualdad de género” (matrimonio homosexual, adopción de niños por parte de parejas homosexuales, educación sexual que imponga esta concepción del matrimonio y la sexualidad, etc.) son objeto de constantes presiones de los países ricos y los organismos internacionales sobre los países de América Latina. El objetivo de este artículo es simplemente ilustrar estos procedimientos con algunos ejemplos significativos del trienio 2010-2012, particularmente referidos a la Argentina. Muchas veces, escuchando comentarios acerca de este asunto, me he inclinado a pensar que se trataba de fantasías obsesivas o de teorías conspirativas poco fundadas, pero mi búsqueda personal me llevó a confirmar la seriedad de algunas sospechas.

El antecedente de Nicaragua

El caso de Nicaragua es un antecedente muy claro, porque implicó serias amenazas de sanciones económicas, expresadas con toda evidencia. El 26 de octubre de 2006 la Asamblea Nacional de Nicaragua acordó penalizar el llamado “aborto terapéutico” y defender el inalienable derecho a la vida de todo no nacido. Antes y después de la votación de la norma, las insistentes presiones de la Unión Europea y la ONU amenazaron con detener la ayuda económica al país si no modificaba esa decisión. Por ejemplo, la Ministra de Cooperación y Desarrollo de Alemania, HeidemarieWieczorek-Zeul, dijo que “la comunidad internacional de los países donantes claramente ha expresado al Presidente Ortega que habrá consecuencias inmediatas en términos de cooperación para el desarrollo, si esta legislación nacional (que penaliza el aborto) no se rechaza”. Después de la sanción de la ley contraria al aborto, otro funcionario de la Secretaría general del Consejo de la UE, Karl Buck, manifestó la “enorme indignación” de esta entidad, en una nota enviada al embajador de Nicaragua ante la UE en la que amenazaba al país con marginalizarlo de la comunidad internacional si no revertía la ley pro-vida. Así consta claramente en el Documento de Sesión del Parlamento Europeo del 23/04/2007, al que tuve acceso directo. En el número 26 de las preguntas al Consejo, con el título “Derecho penal en Nicaragua”, el parlamentario Koenraad Dillen (H-0237/07) menciona las amenazas sufridas por Nicaragua, y cuestiona: “¿En qué fundamento jurídico se basa el señor Karl Buck para amenazar al embajador de Nicaragua en relación con el Derecho penal de su país, y para hacerlo en nombre del Consejo y de los Estados miembros de la Unión Europea?”.1

Avances firmes de los Estados Unidos entre 2010 y 2012. El 6 de diciembre de 2011, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ordenó a todos los organismos gubernamentales, incluidos los de cooperación y ayuda, promover en el resto de los países los derechos de homosexuales: “En este memorándum estoy instruyendo a todos los organismos en el extranjero para que aseguren que la diplomacia estadounidense y la ayuda exterior promueve y protege los derechos humanos de las personas gays, lesbianas, bisexuales y transexuales”. Consiguientemente, ordenó a las agencias de ayuda exterior y desarrollo a comprometer a los gobiernos y a grupos de la sociedad civil en el extranjero a “fomentar el respeto a los derechos humanos de los homosexuales”. Al mismo tiempo, Hillary Clinton anunció desde Ginebra que su Gobierno asignó varios millones de dólares para lanzar un Fondo Mundial para la Igualdad, que apoye a los colectivos de “lesbianas, gays, bisexuales y transexuales en todo el mundo”. En ese discurso, la Sra. Clinton condenó justamente todos los actos de violencia que sufren las personas homosexuales. Un documento de la Santa Sede dice cosas semejantes: “Es de deplorar con firmeza que las personas homosexuales hayan sido y sean todavía objeto de expresiones malévolas y de acciones violentas. Tales comportamientos merecen la condena de los pastores de la Iglesia”.2 Lo cuestionable es que en la práctica la ayuda a estas personas pretenda exigir, como derechos humanos básicos, el matrimonio de personas del mismo sexo, la imposición educativa de una ideología de género sin el consentimiento de los padres, etc. En efecto, todo lo referido a la “igualdad de género” y a los “derechos reproductivos” suele incluirse indiferenciadamente dentro de los “derechos humanos”, en el mismo nivel que el derecho a la vida, a la alimentación o a la educación. Por ello se convierten en objeto de enorme presión, como la expresada en Mayo de 2012, cuando el Departamento de Estado norteamericano difundió su informe anual en materia de derechos humanos. Hillary Clinton brindó un discurso en el lanzamiento de este informe, donde aseguró: “Estos informes, que el gobierno de los EE.UU. ha publicado por casi cuatro décadas, le dejan claro a los gobiernos del mundo que estamos observando y los estamos haciendo responsables. Y dejan claro a los ciudadanos y activistas de todo el mundo que no están solos. Estamos junto a ustedes”. La mención de los derechos “reproductivos” y “de género” como si integraran los derechos humanos fundamentales se pudo advertir, por ejemplo, en enero de 2010, cuando Hillary Clinton indicó que Estados Unidos busca hacer que la atención de la «salud reproductiva» se convierta en un «derecho básico» como parte de las Metas del Milenio. Por otra parte, en marzo 2010 en Quebec, explicitó claramente que al utilizar la expresión “salud reproductiva” se incluye ineludiblemente el aborto legal: “Si hablamos de salud materna, no puedes tenerla sin salud reproductiva. Y la salud reproductiva incluye la anticoncepción, la planificación familiar y el acceso al aborto seguro y legal”.

Por consiguiente, una legislación que no permita el aborto pasa a ser considerada como violatoria de los derechos humanos básicos, y la presión sobre gobiernos que no sostengan una legislación abortista se vuelve extrema. El episodio más reciente ocurrió el 22 de junio de 2012, después de las sesiones en la Cumbre de la ONU en Río de Janeiro (“Rio+20”), cuando Hillary Clinton se expresó de esta manera: «Si bien estoy muy satisfecha de que el documento apoye la salud sexual y reproductiva y el acceso universal a la planificación familiar, para alcanzar nuestras metas sobre desarrollo sostenible también tenemos que garantizar los derechos reproductivos de las mujeres […] Se debe dar a las mujeres el poder de tomar decisiones sobre si quieren tener hijos y cuántos […] Los Estados Unidos seguirán trabajando para garantizar que esos derechos sean respetados en acuerdos internacionales».

Presiones sobre la Argentina entre 2010 y 2012 El Comité de Derechos Humanos de la ONU, en marzo de 2010, expresó su preocupación por la falta de acceso a los “derechos sexuales y reproductivos en Argentina”. Fue en las sesiones realizadas entre el 8 y el 26 de marzo en la Sede de Naciones Unidas en Nueva York. Allí el Comité revisó el informe presentado por Argentina y destacó los “principales motivos de preocupación y recomendaciones”. El informe es muy contundente respecto a los temas pendientes que abarcan los “derechos sexuales y reproductivos”. Concretamente, expresó su “preocupación por la legislación restrictiva del abortocontenida en el artículo 86 del Código Penal”, y consideró que “el Estado Parte debe modificar su legislación de forma que la misma ayude efectivamente a las mujeres a evitar embarazos no deseados”. El 29/03/2011 el mismo Comité de Derechos Humanoscondenó a la Argentina por el caso de L.M.R., una muchacha violada, a quien el sistema sanitario negó un aborto. Ordenó que se tomen medidas para evitar casos similares. El organismo consideró que la obstrucción del aborto constituyó una violación de los derechos humanos de la joven y ordenó al país que proporcionara “medidas de reparación que incluyan una indemnización adecuada” y se apresurara a “tomar medidas para evitar que se cometan violaciones similares. Puntualmente, el CDH dictaminó que la judicialización del pedido del aborto de L.M.R. constituyó “una injerencia arbitraria” del Estado y debe ser considerada una violación del derecho a la intimidad de la joven. En el punto 12, el dictamen urge a la Argentina a presentar“información sobre las medidas que haya adoptado para aplicar el presente Dictamen”. La organización Amnistía Internacionalarrancó el capítulo sobre Argentina de su informe global de 2011, denunciando que “las mujeres y las muchachas que quedaron embarazadas como resultado de una violación siguieron enfrentando grandes obstáculos para acceder al aborto legal”. Sobre la Argentina, la organización destacó en particular los casos conocidos de dos chicas de Chubut, “presuntamente violadas por sus padrastros” y a quienes “se les negó el aborto legal por parte de dos jueces, causando retrasos y poniendo en riesgo sus vidas”. Además, el informe recordó que tanto la comisión de Derechos Humanos como la oficina de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer de las Naciones Unidas, le pidieron a la Argentina que modifique “la legislación que penaliza el aborto”. En diversos escenarios internacionales, se insta a Argentina para que asuma plenamente el polémico Protocolo del Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), cuyo Comité de Vigilancia reclama a diversos gobiernos latinoamericanos que despenalicen el aborto.

Después del contundente Memorandum del Presidente Obama de diciembre de 2011, en Argentina se precipitaron varias decisiones, leyes y proyectos de ley relacionados con los intereses de los gays, lesbianas y transexuales. No solamente la ley de identidad de género de mayo de 2012, sino varias iniciativas más que se relacionan con ella. No se puede demostrar un nexo causal pero cabe presumir una vinculación, especialmente por la asombrosa prontitud con que se produjeron los avances. Se comprende mejor si se tiene en cuenta que los organismos internacionales y los Estados Unidos condicionan su apoyo económico y político en algunas cuestiones, de acuerdo con el avance efectivo en lo que respecta a temas de salud reproductiva e igualdad de género.

En cuanto al Banco Mundial y la Argentina, por ejemplo, para indicar concretamente ayudas financieras conectadas con compromisos sobre salud reproductiva o igualdad de género, basta mencionar un hecho comprobable. Consta en un documento programático del Banco Mundial: “Estrategia de Alianza con la República Argentina (2010-2012)”. Allí, entre los fundamentos que se indican para el otorgamiento de un préstamo, dice que Argentina “ha dado pasos importantes en la promoción de la igualdad de género en el ámbito de la salud, la seguridad social y la violencia de género… Entre los logros se incluye la aprobación de la ley sobre salud reproductiva y la ley de educación sexual” (página 21, punto 22).3 En esta misma línea, en el Presupuesto Nacional 2012 de Argentina constan las partidas presupuestarias vinculadas con Salud Sexual y Reproductiva que se financian con dinero del BIRF (Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, del Grupo Banco Mundial). Por ejemplo:

* En el Programa 17, Subprograma 04 (Ministerio de Salud), que incluye “el acceso a las prestaciones priorizadas por el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable”, se mencionan claramente como Unidad ejecutora el préstamo BIRF 7409 y el préstamo BIRF PP106735 aprobado por el Directorio del Banco Mundial en el mes de abril de 2011.

* El Programa 25, Subprograma 3 se denomina “Desarrollo de la salud sexual y la procreación responsable”. Menciona expresamente los compromisos con CEDAW y el préstamo BIRF 7412- AR, que aporta 36.041.327 pesos.4

Existe un largo historial de créditos del Banco Mundial para Argentina en este sentido, donde el financiamiento para planes sociales y desarrollo productivo se conecta con compromisos en torno a cuestiones de salud reproductiva.

*** Los pocos ejemplos mencionados bastan para comprender que los países de América Latina siguen sufriendo una dependencia que los condiciona enormemente. Los casos de los derechos reproductivos y las cuestiones de género son un ámbito particular de presión, aunque no el único.

El autor es doctor en Teología y rector de la Universidad Católica Argentina.

1El mencionado Documento de Sesión del Parlamento Europeo, que incluye todo el turno de preguntas para los días 24 y 25 de abril de 2007, se puede consultar íntegro en la siguiente dirección electrónica: http://www.europarl.europa.eu/RegData/seance_pleniere/

textes_deposes/questions/2007/0017/P6_B(2007)0017_ES.doc

2 Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales (1/10/1986), 10.

3 El texto completo se puede consultar online en la siguiente dirección: htpp://www.wds.worldbank.org/external/default/WDSContentServer/WDSP/IB/2009/10/15/

000334955_20091015033012/Rendered/PDF/484760SPANISH01eAlianzaconArgentina.pdf

4 Ver la Jurisdicción 80 – Ministerio de Salud, en la página 36 y especialmente en las páginas 76-79 del Presupuesto 2012 correspondiente a ese Ministerio. Este texto se puede consultar online en la siguiente dirección: http://www.mecon.gov.ar/onp/html/presutexto/proy2012/jurent/docs/P12J80.rtf

19 Readers Commented

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  1. María Teresa Rearte on 2 agosto, 2012

    Las afirmaciones del autor en cuanto a las presiones internacionales sobre América Latina, en temas referidos a salud reproductiva e identidad de género, se pueden verificar en la información disponible.

    Si lo pensamos con relación a EE.UU. no debería extrañarnos, si tenemos en cuenta que se trata de una Nación imbuida del pragmatismo filosófico, que los lleva a valorar los resultados antes que los valores en juego.

    Si lo analizamos desde el ángulo de las diferentes confesiones religiosas, nos encontraremos con la fragmentación y dispersión de las mismas, que mal puede contribuir a la fundamentación de una postura ética frente a los dos temas que nos ocupan.

    Si a lo dicho le sumamos el hecho de que se trata de un Estado que se ha convertido en el «gendarme» del mundo, entenderemos el por qué de su comportamiento con relación a América Latina.

    Alemania registra el antecedente de su planteo con respecto a Nicaragua. Pero Alemania también registra la conjunción de legislaciones provenientes de la RDA y la RFA. Desde el ángulo de la religión, tiene tambien sus diferentes confesiones, que no al punto de EE.UU. pero que dan cuenta de cierta fragmentación y división. Y de la interpretación de su rol de garante de determinadas políticas implementadas. Lo de garante corre por la exclusiva cuenta de Alemania. Son junto a otros, Estados que se consideran en condiciones de imponer sus políticas a una América Latina por ellos considerada débil, de una particular idiosincrasia más vinculada al sentimiento que los países antes nombrados, con cierta inestabilidad política, problemas económicos, etc., que los hace vulnerables frente a las presiones de otros naciones que se consideran más fuertes. Y aún más ordenadas.

    Lo que llama la atención, y me parece una flagrante extralimitación de sus funciones, es lo que se deriva de la ONU, sobre todo si tenemos en cuenta que en otros aspectos su accionar no resulta tan efectivo.

    Lo referente al Banco Mundial obedece sin lugar a dudas a una cuestión ideológica, básica, para un organismo de corte financiero, monetarista, etc. Que por consiguiente ejerce un fuerte control sobre los países que a él acuden.

    Lo que yo modestamente interpreto, es la importancia que para los pueblos de América Latina tiene la defensa de los valores propios de su cultura, en la cual podemos tener coincidencias.
    Y también en la fe y religiosidad de nuestros pueblos, que puede dar cabida a los valores religiosos y morales, a las instituciones como el matrimonio y la familia, etc.

    Lo interesante sería destacar que las relaciones de cooperación, ayuda, préstamos, etc. no implican más cumplimiento que el que es afín al beneficio monetario recibido. Pero no la obligación de vender el alma.

    Por su parte, la Iglesia y su ministerio evangelizador tiene el cometido de hacer conocer su doctrina y su pastoral con relación a ambas cuestiones. Lo que requiere que los propios hijos de la Iglesia no se plieguen a las demandas en pro de los así llamados derechos reproductivos, o de salud reproductiva, como quiera llamárselos, y de identidad de género. En esa línea, me parece necesario que la Iglesia haga conocer su doctrina, porque por ej. la planificación familiar no es contraria a la moral católica, si bien personalmente la llamaría paternidad responsable. Aunque depende con qué metodología. En cuanto a la identidad de género falta información o conocimiento en muchos aspectos, como que no son necesariamente negaciones de la Iglesia. Sino que hay un fundamento natural que incapacita por ejemplo para alcanzar los fines del matrimonio, en parejas del mismo sexo. Etc.

    Pienso que no debemos quedarnos en el mero enunciado de una situación de hecho, como la que apunta esta nota. Sino que es necesario pensar e incorporar una respuesta a la misma, que contribuya para abrir caminos a la independencia real y efectiva de nuestros pueblos y países, que -como afirma el autor- sufren una situación de dependencia con relación a otros Estados más fuertes.

    El recurso a la cultura y la estima de los propios valores no es menor. Lo cual supone dejar de subestimarse como hacen algunas personas con relación a otros países. Y también el ordenamiento de nuestros respectivos sistemas políticos, que impidan el acoso de quienes se saben fuertes frente a la vulnerabilidad de algunos gobiernos.

    Es mi modesta opinión. Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

  2. Horacio Sanchez de Loria on 14 agosto, 2012

    Es un muy buen artículo que muestra concretamente con datos ciertos la presión de esta verdadera cultura de la muerte y destrucción de la familia que encarnan las potencias occidentales y los colaboradores vernáculos. Es importante que los católicos tomemos conciencia del pecado al prójimo que significan estas conductas y no nos pleguemos a las modas de turno de cada momento histórico.
    Horacio Sánchez de Loria

  3. María Inés Maceratesi on 14 agosto, 2012

    Me alegra enormemente que una personalidad tan importante y respetada en todos los ámbitos como Víctor M. Fernández , no sólo se preocupara sino que se ocupara de interiorizarse sobre estos temas tan candentes.

    Hace mucho tiempo que, a quienes nos preocupa el desarrollo humano y también somos agentes de pastoral familiar que obtuvimos un Diploma en el Instituto para el Matrimonio y la Familia, cuando éste funcionaba dentro del ámbito de la Facultad de Teología de la UCA, se nos miraba de manera muy rara cuando advertíamos sobre muchas de estas situaciones que nos estaban alcanzando a pasos agigantados y que habíamos reflexionado y estudiado muy profundamente durante nuestra formación.

    Recuerdo que, formando parte del equipo de Pastoral Familiar de la Arquidiócesis de Bs. As. cuyo referente era en ese entonces Mons. Héctor Aguer, nos reunimos un día con Mons. Jorge Bergoglio. Recuerdo bien esa reunión en el año 1997 porque Mons. Bergoglio, que se mantenía muy atento y callado,escuchando hablar de proyectos quizá irrealizables en ese momento, nos dijo «les pido que trabajen mucho con la familia porque lo peor del mundo todavía no nos llegó pero va a llegar», lo coloco entre comillas pero no es textual, es la idea que me quedó grabada a fuego, palabras más o menos.

    Lo triste fue que, a la hora de intentar trabajar bajo esta premisa, fueron más las puertas que se cerraron que las que se abrieron, lo digo con dolor y desde la experiencia y me refiero concretamente a algunos ámbitos religiosos, sociales y educativos pertenecientes a la Iglesia Católica en su gran mayoría, ámbitos algunos con personas (laicos y/o clérigos) a cargo que no confiaron (no sé si aún será así) en un puñado de laicos formados especialmente para la misión de hacer que el matrimonio y la familia sean comprendidos en su plenitud humana y trascendente por todos los creyentes a los que tuviéramos acceso.

    No pudimos, no supimos o no era el momento de poner vino nuevo en odres nuevos. Hay temas que los cristianos que asisten a la catequesis, los agentes de pastoral que actúan improvisadamente, aquéllos que no se actualizan,los que transmiten y opinan en los medios de comunicación, tienen que conocer y abordar antropológica y teológicamente pero ésta es una decisión que no me compete y que atañe a cada uno.

    Lo que no encuentro en el artículo de Víctor Fernández una explicación del sentido que puede tener el que algunos países y gobiernos, intenten cambiar a la humanidad promoviendo la homosexualidad y el aborto.

    ¿Tal vez el sentido sea reemplazar a Dios por una ley humana y producir el exterminio de la humanidad tal como la conocemos?.

    ¿Quizá nos quieran convencer de que es un paso evolutivo necesario hacia otra conformación humana?.

    ¿A quiénes beneficia esta movida mundial?

    Pienso que todos, y especialmente los cristianos, deberíamos conocer mucho más a fondo estas cuestiones para que, cuando tengamos que opinar, lo hagamos desde bases sólidas y no hablando como religiosos fundamentalistas a las que nadie les presta atención.

  4. María Teresa Rearte on 15 agosto, 2012

    Me parece interesante el comentario reflexivo de la lectora que me precede, María Inés Maceratesi. Quisiera añadir, no para corregirla, sino para que se perciba el clima socio-cultural e incluso político en el que vivimos, que para reconocer el derecho fundamental a la vida no es necesario hacer cursos, si bien contribuyen a la formación personal.

    Ocurre que el clima socio-cultural y político en el que nos desenvolvemos ha oscurecido la conciencia acerca del carácter evidente del bien y valor inviolable de la vida humana. Es como que lo ha ido opacando. Y hasta tornando ambiguo. Vale para algunos casos sí. En otros no. Las mismas condiciones políticas han contribuido a esa ambigüedad y ambivalencia. Por ej. hay quienes rechazan la pena de muerte (aclaro que no estoy a favor); pero aprueban el aborto directo.

    Además, hay un equívoco en la interpretación que aún en los ambientes católicos, y en quienes dicen tener formación, se da al juicio de la conciencia. No se advierte la diferencia entre norma objetiva de la moralidad y norma subjetiva. La conciencia es norma subjetiva de la moralidad, que debe fundarse en la norma objetiva. La conciencia moral no es el fundamento del valor moral. En fin, el tema daría para un comentario más amplio. Pero no se puede comentar todo.

    Reitero, y quiero dejarlo en claro, que no he tratado de corrigir a la lectora que comenta la nota. Sino añadir un comentario de mi parte.

    Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

    • Liliana González on 17 agosto, 2012

      Estoy de acuerdo en que para defender el derecho fundamental a la vida no es necesario hacer cursos,pero también apoyo a la lectora que dice que a veces se vuelve necesario tener argumentos sólidos para defender nuestra opinión,ya que la gente generalmente asocia esta defensa de la vida con la religión,especialmente la Católica, que es quizás la que mas se hace oír en estos temas (o la única).Y esto no es cuestión de religión,es moral,pura y llana.

  5. María Teresa Rearte on 18 agosto, 2012

    Con relación a la referencia, a lo que dije que para defender el derecho a la vida no es necesario hacer cursos, que aún sin nombrarme hace la lectora Liliana González, como es obvio que se refiere a mí, quiero aclarar que lo que quise y quiero significar es que el valor inviolable de la vida es «evidente». Se impone a la conciencia como un bien fundamental. Pero que en el contexto social, cultural, político con su carga ideológica, se encuentra opacado. Ha perdido su fuerza vinculante.

    Una mujer sencilla, incluso sin demasiada instrucción, defiende ese bien, la vida del hijo, a veces con riesgo de la propia vida. De modo anàlogo a como se defiende y promueve la vida del anciano, el enfermo, etc. Y como lo debería defender cualquier persona con uso de razòn para percibir el valor «vida humana». Porque no es sólo responsabilidad de la mujer madre proteger la vida del hijo.

    A lo que apuntaba, es que por la simple razon natural podemos apreciar ese bien y valor, independientemente de que tengamos o no creencias religiosas. A que es suficiente la razón natural para percibirlo. Y añado independientemente de lo que pueda sancionar una ley positiva. Más aún, no es un bien que sólo lo pueda defender y promover la Iglesia Católica. Sino que la recta conciencia lo percibe como tal.

    Por eso -expresamente- aclaré que no corregía a la lectora María Inés Maceratesi. Sino que entendí que era una buena ocasión para reforzar las actitudes a favor de la vida. Y también dije que los cursos, u otros estudios, contribuían a «la formación personal.» De ahí en más, cada uno decide que uso darle a esos conocimientos adquiridos y a esa formación. Incluso comprendí claramente la experiencia que ella relata, al igual que sus sentimientos.

    Y en cuanto a la lectora Liliana González, estoy de acuerdo en que hay que tener argumentos para debatir. Aprender, saber, etc. Pero vuelvo a lo que dije al inicio: ¿cómo estará el contexto social, cultural, político, que necesitemos emprender apasionados debates para demostrar lo que es evidente?

    Y más aún, cómo se necesita no sólo una línea argumental, sino la compasión social, frente a la realidad que tenemos ante nosotros. Y que pudo conducir a este desvalimiento de la vida, en un mundo que ha alcanzado en otros aspectos elevados niveles de progreso.

    Pienso que este espacio que ofrece la revista Criterio no sólo es para que podamos expresarnos. Sino también para «sumar», cuando lo que está en juego así lo requiere.Y es lo que traté de hacer. Espero haber sido comprendida.

    Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

    • María Inés Maceratesi on 20 agosto, 2012

      Se me ocurrió volver a este lugar tan especial para compartir y me encuentro con que las tres personas que nos expresamos, lo hacemos con diferentes palabras pero, si mal no percibo, estamos expresando lo mismo.

      Justamente por esa razón es que alguna vez se pensó una formación en pastoral familiar, para poder dialogar con la cultura sin caer en fundamentalismos.

      Estoy de acuerdo-sería una actitud soberbia negarlo- en que cualquier madre, cualquier persona, es capaz de advertir el valor de la vida humana por la sola luz de la razón, no quiere decir ésto que, si alguna persona, organización u otra entidad, quisiera argumentar en contra de la vida, podría convencer a alguien no suficientemente educado, ése es el inconveniente que encontramos hoy en día, la falta de vocabulario para dialogar cuando se trata de temas controvertidos como aborto, homosexualidad, eutanasia, anticoncepción, fertilización asistida, etc.

      Y no me refiero en este punto a gente que tuvo acceso a niveles educativos superiores, pienso sí en los pobres, en aquéllos que no tienen la fortuna de recibir lo que algunos hemos recibido.

      Creo en la máxima evangélica que pregona el anuncio a través del «den de lo que recibieron» en ése y no en otro sentido, me refería a la formación, más nunca lo denominé «curso».

      Pero sí quiero decir que como cristiana tengo una responsabilidad mayor puesto que mi vida está iluminada por un Maestro del que soy discípula misionera, no puedo ni debo separar mi persona para que, por un lado opine la cristiana y por otro la civil, tengo que encontrar el punto justo con el cual expresarme para que los que me escuchan entiendan lo que quiero decir sin enarbolar el escudo de la fe, aunque lo llevo en mi ser a partir de mi Bautismo que me incorporó a la comunidad eclesial. Espero se me entienda bien, no es lo mismo dialogar cara a cara que haciéndolo a través de la escritura, pueden surgir erróneas interpretaciones, ojalá no sea éste el caso.

  6. María Teresa Rearte on 20 agosto, 2012

    Deseo ampliar mi respuesta a la Sra. Liliana González, porque su intervención me dejó la impresión de no haber sido comprendida.
    1º Puede estar segura de que estoy preparada para el debate en torno a la defensa de la vida, porque soy prof. de Ética, con amplio curriculum y desempeño en instituciones educativas católicas.Más mi pública defensa de la vida, sostenida en el periodismo. Sólo que hubiera preferido no incluir referencias personales mías.
    Mi opinión no obedeció a que desestime la importancia de estudiar, prepararse, etc. Sino, como ya lo señalé, de «sumar» un aspecto que me pareciá de importancia.

    2º La sra. Liliana González deja «flotando» la idea de que la Iglesia, o la religión católica, sería la única que plantea el tema. Y que se trata de una cuestión moral «pura y llana».
    Pienso que se equivoca. No es solamente una cuestión moral, sobre lo cual se podría opinar que entonces es una cuestión meramente subjetiva. Pero ocurre que no es sólo una cuestión moral.Sino del ordenamiento jurídico de un país. Y por lo tanto, es una cuestión objetiva. Esto es, que compromete a los poderes del Estado.
    Por eso la preocupación de la Iglesia, precisamente en tiempos de tantas reformas, cambios, etc. (de leyes, códigos, etc.).No es una cuestión de confesionario. Sino de pública incumbencia, en la que está en juego la defensa del bien común, en el cual queda incluida la defensa de la vida humana, en cualquier estadío de su desarrollo.

    3º Por eso también mi interés en expresar que el valor inviolable de la vida es evidente para una conciencia recta. Porque no esté tan segura de que en los medios católicos haya una correcta interpretación del juicio de conciencia. Si le interesa, le sugiero leer la enc. Veritatis splendor de Juan Pablo II.
    Además, vivimos en sociedades pluriculturales, en las que hay diversidad de sistemas éticos. Y no se puede pensar, como parece pensarlo la Sra. Liliana González, que es sólo una cuestión «moral», como si hubiera una sola interpretación de la moral.
    Por eso mi interés en señalar el valor de la razón natural, aún para cualquier persona sencilla, que sabe distinguir entre el bien y el mal, aunque no haya hecho cursos.
    Aún, lo aclaro, cuando soy consciente de que la ley natural es rechazada por el positivismo jurídico. Pero sin llamarla ley natural, por lo menos convengamos en que hay datos evidentes para la razón natural, como es el valor inviolable de la vida. Si bien, dentro del contexto de la evolución social, cultural, e incluso la ideologización del tema, en un país que ha sufrido procesos de violencia extrema, y sigue padeciendo episodios de esa naturaleza, la evidencia del valor vida, queda, como dije, desprovista de evidencia, y si se la percibe, de su carácter vinculante.

    4º Los documentos del Magisterio eclesial tienen en cuenta, en buena medida, los aportes de la ciencia. La cual no tiene religión ni moral. Son avances autónomos del progreso científico y técnico, y es bueno que sea así.

    5º Siendo el Dr. Tabaré Vázquez presidente de Uruguay vetó la despenalización del aborto, aún contrariando a su propio partido. Y fundándose en su condición de médico, que reconocía por la ciencia la presencia de vida humana desde la concepción. Y siendo fiel a la tradición hipocrática que le enseñaba que la profesión médica estaba al servicio de la salud y la vida.
    Quiero destacar, por las dudas, que el Dr. Tabaré Vázquez es agnóstico. Por lo tanto no lo hizo en nombre de ninguna creencia.

    6º Sugiero reflexionar acerca de la importancia de tener una visión global de los temas y las situaciones, del debate público, porque no son sólo una cuestión moral a resolver. Y hay diferencia entre los ámbitos propios de la moral y los de la ley civil, positiva. Y comprender que los miembros de la Iglesia sólo somos parte de este debate. Y que la Iglesia sólo es parte de la sociedad civil.

    Gracias a la revista «Criterio» por este espacio.

    Prof. María Teresa Rearte

  7. María Teresa Rearte on 22 agosto, 2012

    Coincido con la lectora María Inés Maceratesi en que es más fácil el intercambio personal de las ideas, que por medio de la escritura.Pienso que interpreté correctamente su primer comentario, la importancia de formarse, la experiencia vivida de «las puertas que se cerraron», etc.etc.

    El argumento por mí expresado de la evidencia del valor inviolable de la vida, lo dije y lo reitero, es una argumentación de peso. Lo he planteado incluso en la universidad, porque los alumnos decían cómo no iban a conocer la malicia del aborto, si la Iglesia lo decía siempre. Está bien que escuchen lo que dice la Iglesia. Pero la persona debe usar la razón natural, abordar las cuestiones no sólo por la fe, o porque lo dice la Iglesia, sino por lo que la razón percibe, conoce, argumenta.

    No estoy tan de acuerdo con lo que dice en el 3er. y 4º bloque, sobre los pobres, que no tuvieron acceso a niveles de escolaridad, o no recibieron lo que ud. recibió, etc.
    Una mujer pobre, sencilla, puede tener y de hecho tiene muchas veces muy claro el valor de la vida, salvo que viva en un ambiente agresivo, hostil, de miseria, etc. Y alguna otra, con formación universitaria, puede que no lo tenga. No es tan categórico lo uno ni lo otro. No es determinante.

    Además de mi desempeño en el nivel terciario y universitario, he sido profesora en el nivel medio, de una escuela nocturna, en un barrio periférico. Es fácil imaginar que una chica o un muchacho que van a una esc.nocturna lo hacen porque de día trabajan, o tienen responsabilidades familiares, etc. A veces ni siquiera viven con los padres. Sin embargo, a veces esos chicos encuentran en la escuela lo que no encuentran fuera de ella, y da mucha alegría ver cómo se comportan y los temas que plantean y preguntan. También en la escuela «estallan» los problemas irresueltos, los conflictos que traen, etc.
    También pude ver la preocupación de las madres por los hijos, para que se superen, el trato de esas señoras, etc. El pobre tiene valores. No hay que pasarlos por alto.

    Tomando otro tema que menciona, la homosexualidad. Por mi desempeño en una universidad he conocido muchos chicos del interior de mi provincia, incluso orientados a determinada carrera vinculada con el trabajo del campo. Y me encantaba tratarlos, por su sinceridad, su transparencia. Más bien algunas costumbres que pueden dar debate están ligadas a la vida en las ciudades.

    El resto son opiniones personales. No añadiré nada más.

    Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

    • María Inés Maceratesi on 22 agosto, 2012

      Profesora Rearte, con el mayor de los respetos: leo y releo su último comentario y me convenzo de que no me he sabido expresar correctamente para que se me entienda y me preocupa mucho, porque parecería que subestimo, sobrevaloro, determino categorizo y argumento erróneamente…nada más alejado de mi intención. No iba a volver a escribir pero para cerrar mi participación en este foro quiero decirle que estoy también
      muy lejos de poder expresarme y argumentar con el nivel de una profesora universitaria como usted, mi misión es simple, muy simple, casi una nada. Pido disculpas por no poseer el don de hacerme entender, quizá algún día Dios me lo regale.

  8. María Teresa Rearte on 22 agosto, 2012

    El Episcopado Argentino emitió un comunicado sobre el proyecto de reforma del Código Civil, con severos y fundados cuestionamientos sobre los métodos llamados de procreación asistida, la concepción del matrimonio y la familia, los bienes propios del matrimonio, como la fidelidad, etc.

    Lo menciono porque por una parte la Sra. María Inés Maceratesi decía que le parecía que las tres personas que estábamos opinando decíamos lo mismo. Y quizás sólo se trataba de las dificultades para interpretarnos propias de la comunicación escrita. Y la lectora Liliana González sostenía que eran cuestiones de «moral». Lo que yo había objetado, porque no son exclusivamente morales. Sino que tienen que ver también con el ordenamiento jurídico del país. Más aún en tiempos de reformas de las leyes, códigos, etc. como los que estamos viviendo.

    Sin ánimo de confrontar, sino de aportar a un mismo fin que es la defensa y promoción de la vida, el matrimonio, la familia, el bien de los esposos y los derechos de los hijos, etc., sugiero la lectura del pronunciamiento de la CEA.

    Incluso, cómo será de relevante el tema, a nivel legislativo, porque se trata de reformas jurídicas, objetivas, como yo había planteado, que Mons. José María Arancedo, Arzobispo de Santa Fe (diócesis a la que pertenezco), y presidente de la CEA, se ha inscripto como participante de la audiencia convocada para mañana en el Senado de la Nación.

    Por eso también mi sugerencia de un enfoque global de los temas, porque no quedan en lo moral, ni subjetivo. Además, vivimos en sociedades pluriculturales. Donde ser «discípula-misionera» de Cristo ( documento de Aparecida), como plantea la Sra. Maceratesi es de significación para ella, también para mí, y para el sentir cristiano. Pero vivimos en una cultura, y subculturas, para las cuales no tienen mayor importancia. Por eso no debe incomodarnos el ejercicio de la ciudadanía; sino por el contrario sentirnos, a través de ella, miembros responsables y opinantes de la sociedad civil a la cual pertenecemos. Donde el recurso a la razón, a los saberes profanos, es necesario. Y donde la cultura muestra rasgos distantes del sentir cristiano. E incluso una fuerte carga ideológica, con la cual hay que debatir.

    Con algunas coincidencias, importantes por cierto, pero también con aportes propios, y también matices, espero que este intercambio contribuya a la reflexión.

    Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

    • María Inés Maceratesi on 22 agosto, 2012

      En este punto, y volviendo puntualmente a mis reflexiones, es que puedo decir que usted y yo decimos lo mismo con diferentes palabara.

      Le transcribo mi primera opinión: «Pienso que todos, y especialmente los cristianos, deberíamos conocer mucho más a fondo estas cuestiones para que, cuando tengamos que opinar, lo hagamos desde bases sólidas y no hablando como religiosos fundamentalistas a las que nadie les presta atención».

      Ni desde la fe exclusivamente, ni desde la razón exclusivamente sino desde la razón y desde la fe, aunque por alguna razón tenga que ocultar mi fe para no ser mal interpretada por la cultura actual. ¡Muchas gracias Profesora! no me diga que no nos entendimos porque me voy a sentir muy frustrada. Un abrazo fraterno y quizá nos encontremos en algún próximo debate, fue un placer.

  9. María Teresa Rearte on 23 agosto, 2012

    Sra. María Inés:

    No tiene de qué disculparse. No conmigo, al menos. A mí su intervención no me molestó para nada. La sentí fresca, franca, en fin. Ocurre que el tema es apasionante. Y complejo. Nada más.

    Por mi parte, en ningún momento desestimé su intervención. Y me preocupó que se pensara que no comprendía la importancia, y también el empeño, que había puesto en formarse. Lo cual es importante, porque si me permite proseguir con el tema, la vida humana, y por consiguiente la vida cristiana, transcurre en distintos ámbitos. Y cada cual hace su aporte.

    Yo no pienso que lo suyo sea nada. Y no lo digo para «conformarla». Lo hago sinceramente. Pienso que es «su aporte» personal, de acuerdo a sus vivencias y experiencias.
    Si lo suyo fuera nada, no se hubiera suscitado este planteo.

    Sí pienso, como lo digo, que atravesamos un momento delicado en el país. Y deseaba reflejarlo, dejar en claro, que el tema no quedaba sólo en el plano moral. Sino que está planteado, lo habrá leído, o escuchado, incluso lo menciono en mi comentario, en el ámbito legislativo. Por eso lo que ud. dice en su primer comentario, acerca de lo dicho por Mons. Bergoglio, era como un «anticipo» de lo que está pasando.

    No pienso que deba volverse atrás de su decisión de participar, comentar, etc. en un tema que le interesó. Planteado por un autor que a ud. le merece estima.

    No se fije, por favor, en mi modo de expresarme. No puedo despojarme de algo tan personal como es el lenguaje. Cuando expreso públicamente mi pensamiento, incluso mi condición creyente, he tenido más de una vez que escuchar la réplica. Sin nombrarme, me doy cuenta que viene por mí. Así como cosecho adhesiones, también se da el pensamiento contrario. Y bueno, lo acepto, y sigo adelante. Es parte del «oficio.»

    Le reitero que no es necesaria ninguna disculpa. En el intercambio de opiniones se dan estas situaciones. Piense que, si se dan entre quienes orientamos el pensamiento en una dirección, cómo será cuando se disiente. Y cuando se den, porque se van a dar, estos debates. Pienso que el tema está instalado en la sociedad.

    Le expreso, cordialmente, mi respeto.

    Prof. María Teresa Rearte

    • liliana on 27 agosto, 2012

      Estimadas María Teresa y María Inés,vuelvo después d unos días y me encuentro que han seguido el debate y por cierto muy interesantes sus opiniones.Entiendo y estoy totalmente de acuerdo,porque como dicen,aunque con distintas palabras,estamos tirando para el mismo lado.Las felicito por los conceptos vertidos y espero encontrarlas en otras oportunidades,gracias al espacio que brinda esta revista para poder expresarse,siempre con respeto.Gracias,Liliana G.

  10. María Teresa Rearte on 25 agosto, 2012

    Sra.María Inés:

    Estoy volviendo a leer lo que escribió. Y no digo que no nos entendimos.

    Me alegra mucho que piense en la posibilidad de algún futuro debate.

    Cordialmente.

    Prof. María Teresa Rearte

  11. María Teresa Rearte on 31 agosto, 2012

    Un saludo respetuoso y fraterno para Liliana G. Me quedo, en lo humano y lo cristiano, muy reconfortada y esperanzada por este diálogo surgido entre ella, María Inés Maceratesi y la que suscribe.

    Gracias.

    María Teresa Rearte

    • La información ofrecida en el artículo escrito por Fernández es realmente preocupante y debería encontrarnos a todos los cristianos comprometidos con el mensaje del Nuevo Testamento en estado de alerta. Lo que desde mi perspectiva implica dos cosas: primero, intensificar nuestras oraciones a favor de que el Todopoderoso ponga las cosas en su lugar; segundo, dejarnos guiar por el Espíritu Santo para que cada uno desde el rol que ejerce pueda contribuir a crear conciencia de que la moral enseñada por la Biblia es la única que nos llevará a la vida abundante anunciada por el Señor Jesucristo según Juan 10:10.
      Raúl Ernesto Rocha Gutiérrez
      Doctor en Teología (SITB).
      Magíster en Ciencias Sociales (UNLaM).
      Licenciado y Profesor en Letras (UBA).

  12. María Teresa Rearte on 6 septiembre, 2012

    Pienso que, si bien hay principios éticos permanentes, que de ordinario tienen carácter orientador, la ética no es una ciencia estática. Los nuevos problemas y situaciones que el hombre afronta, despiertan o debieran motivar la pregunta ética. Sobre todo, cuando nos encontramos ante situaciones y problemas inéditos hasta el presente.

    Traducir los valores universales a circunstancias concretas requiere un proceso de elaboración, en el que los conocimientos científicos y la cultura tienen notable influencia. Esa traducción o explicitación de los valores no se realiza nunca de modo a priori, y de forma puramente metafísica, o religiosa (cualquiera sea la religión que se profese), sin reflexionar sobre los datos aportados por las otras ciencias y dentro de un contexto cultural concreto.

    No se puede deducir de la naturaleza humana en abstracto lo que es bueno para el hombre. Tampoco corresponde hacerlo en nombre de las Sagradas Escrituras, prescindiendo del contexto situacional.

    Es natural que los progresos científicos, técnicos, culturales, las cambiantes situaciones políticas no sólo a nivel nacional, sino también y sobre todo las que provienen de las relaciones entre naciones, del control, predominancia, etc. que pueden ejercer unas sobre otras, es natural -reitero- en función de todo esto que las valoraciones éticas anteriores, que se concretizaron y explicitaron bajo esquemas diferentes, entren en crisis.

    Ante situaciones así no es suficiente repetir lo anterior, y condenar lo que se presenta de nuevo. Tampoco lo es «refugiarse» en la Biblia. Sino asumir los nuevos desafíos de la ciencia, la tecnica, la cultura, la política, y someterlos a un nuevo análisis. Cuestionarlos. Lo que no significa ceder a la llamada ética de situación, que no comparto. Tampoco al teleologismo ético, que tampoco comparto. Etc. etc. etc.

    Pero el cristianismo, la fe católica, nunca ha rehusado asumir desde la razón el desafío que ofrecen los diferentes momentos históricos, que al hombre le ha tocado vivir.

    No obstante, como soy cristiana, católica, no quiero que lo dicho se preste a equívocos. En consecuencia, me remito, por ej., al juicio de conciencia y lo que dice san Pablo al respecto en Rom 2, 14-15. La conciencia es un juico práctico, por el cual se aplica la propia convicción racional, acerca del bien y el mal, a situaciones concretas. Es un dato, entre otros, de carácter bíblico. Y por consiguiente, tambien del Magisterio moral de la Iglesia.

    Lo aportado por esta nota es un relevamiento prolijo y fundamentado, que se presenta para el análisis y toma de conciencia, acerca del problema que representa lo expuesto. Lo cual no debería asombrarnos si prestamos un poco de atención a las circunstancias históricas, políticas, económicas, culturales, etc. en las que vivimos.

    Pero reitero mi posición como bautizada, de afrontar la cuestión no sólo desde la fe, sino también desde la razón. E incluso a reconocer la función de mediación que ésta cumple entre los valores y las situaciones concretas, por medio del juicio de conciencia. E invito a conocer el tratamiento que la constituciòn pastoral Gaudium et spes, del Vat.II, da al tema de la dignidad humana, que incluye el reconocimiento de la dignidad de la inteligencia. Esto sin contar otros documentos del Magisterio eclesial.

    Gracias.

    Prof. María Teresa Rearte

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