galli-gera-1El pasado 7 de agosto murió Lucio Gera, uno de los más importantes representantes del pensamiento teológico en lengua castellana, a los 88 años. galli-gera-2A pedido de Criterio escribo sobre Lucio Gera. Como un peregrino al santuario, murió el 7 de agosto –fiesta de san Cayetano, el santo más popular de la Argentina– aunque siempre vivió en la Casa del Padre. La premura de la ocasión invita a ir al núcleo de su figura sacerdotal y teológica. Desde el comienzo damos gracias a Dios que nos dio a Gera y a Gera que nos dio a Dios.

 

BIOGRAFÍA

Lucio Gera fue presbítero de la Arquidiócesis de Buenos Aires y profesor emérito de la Facultad de Teología. Nació en el Véneto, Italia; fue ordenado sacerdote en 1947; se licenció en Teología en el Angelicum de Roma en 1953; obtuvo el Doctorado en Bonn, Alemania, en 1956. En 1957, con Carmelo Giaquinta, Ricardo Ferrara y Rodolfo Nolasco, sumados a Jorge Mejía, formaron el grupo de profesores del Clero secular en esta Facultad, creada en 1915. Fue el primer Director de Estudios que reemplazó a la Compañía de Jesús (1958/61). Durante 55 años sirvió a la institución, dictó incontables cursos hasta 1997, colaboró hasta 2010, siempre fue persona de consulta.

Fue profesor ordinario y titular de cátedras de teología dogmática y pastoral, dirigió 32 disertaciones de postgrado y 10 tesis doctorales, profundizó especialmente la eclesiología. Fue el primer Decano cuando la Facultad fue reconocida por la Pontificia Universidad Católica Argentina, creada en 1957. Ejerció el decanato en tres períodos: 1965/69, 1979/82 y 1982/85, cuando la Facultad alcanzó el tope histórico de alumnado, con más de 500 estudiantes. Fue el primer Director de Teología, revista fundada en octubre de 1962, en el mismo mes del inicio del Concilio, que cumple medio siglo. Fue el primer Director del Instituto de Investigaciones Teológicas en 1996 y el primer profesor designado como “emérito” por méritos académicos sobresalientes.

Fue un exponente notorio de la teología latinoamericana. En 1970 estuvo entre los fundadores de la Sociedad Argentina de Teología. Fue miembro del Equipo de Reflexión Teológico-Pastoral del CELAM y de la Comisión Teológica Internacional. Participó en las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano en Medellín (1968) y Puebla (1979). En la Argentina, fue perito de la Comisión Episcopal de Pastoral (COEPAL) y de la Comisión Episcopal de Fe y Cultura. Colaboró con la redacción de documentos del Episcopado Argentino, sobre todo, la Declaración de San Miguel (1969), Iglesia y Comunidad Nacional (1981) y Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización (1990). En 1995 recibió el premio José M. Estrada en Ciencias Teológicas.

 

RECONOCIMIENTO

Gera estuvo unido a la Facultad de Teología. Varios los identificaron. Siendo decano en 2005, cuando la institución cumplía 90 años, hice una encuesta entre los profesores y les pregunté quiénes fueron más influyentes desde 1957: 23 de las 55 respuestas señalaron a Lucio en el primer lugar.

Él fue uno de nuestros grandes maestros. Desde 1996, la institución les rinde homenaje en vida, da a conocer su obra y difunde sus libros en las bibliotecas teológicas. Durante el primer decanato de monseñor Ricardo Ferrara (1996/99), la Facultad reconoció a Gera, cuando cumplía 40 años de profesor y 50 de ministerio. En 1997 se publicó el Festschrift: Presente y Futuro de la teología en la Argentina. Homenaje a Lucio Gera, con 31 trabajos argentinos. En ese año, amigas y amigos editaron otro libro con textos de Gera y testimonios entrañables.1 En ambos se destacan los textos del Cardenal Eduardo Pironio, su amigo de toda la vida. Se titulan Semblanza sacerdotal y Carta de amistad desde el corazón de la Iglesia. Ambos libro son actuales y merecen ser leídos.

El segundo reconocimiento fue recopilar parte de su obra dispersa en libros y artículos. En mi segundo decanato (2005/08) se publicaron sus Escritos teológico–pastorales. El trabajo dependió de un Comité Teológico Editorial formado por Virginia Azcuy, Carlos Galli, Marcelo González y José Caamaño. Hubo que convencer al padreGera, quien consideraba que no dejaba una obra teológica de envergadura. El grupo de trabajo, con varios colaboradores, llevó adelante, junto con el autor, la paciente tarea de buscar, seleccionar, transcribir, informatizar, corregir, contextualizar y enmarcar los escritos que él decidió recopilar. El resultado es una magna obra.2

 

ESCRITOS

El primer volumen, Del Preconcilio a la Conferencia de Puebla (1956-1981), fue editado en 2006, tiene 928 páginas y 24 escritos. El segundo,De la Conferencia de Puebla a nuestros días (1982-2007), apareció en 2007 con 1032 páginas y 50 textos de Gera, junto con escritos de otros, porque él se sentía miembro de una generación marcada por el Vaticano II.

La selección siguió un criterio fijado por el autor más allá del contenido. Se publicaron sólo textos que él escribió para revistas especializadas y libros en colaboración, antes o después de exponerlos oralmente. No incluye desgrabaciones de ponencias, folias de cursos, borradores de documentos, textos institucionales, informes reservados ni escritos incompletos.  

Se suele decir, por desconocimiento, que Gera escribió poco. En rigor, escribió mucho más de lo que publicó. Las 1960 páginas de los Escritos son un testimonio elocuente. Por cierto, escribió mucho más que aquellos que dicen que escribió poco, sin contar las miles de páginas inéditas.

El Concilio Vaticano II es el acontecimiento decisivo de la historia eclesial moderna y el núcleo de la teología católica renovada. Gera fue un teólogo conciliar. El Concilio, indisociable de Pablo VI,marcó su vida y pensamiento. Participó en sus sesiones como perito de los Obispos argentinos. A partir del estudio de las fuentes, pensó en diálogo con el magisterio pontificio y latinoamericano. No hizo una “teología del magisterio”, pero tampoco “sin el magisterio”. Pensó la fe del Pueblo de Dios y la enseñanza de la Iglesia, a la que prestó muchos servicios teológicos.

Sus escritos se organizaron por sucesos eclesiales significativos. El tomo 1 abarca Preconcilio: 1956-1962, el Concilio y la primera fase postconciliar: 1962-1968 y De Medellín a Puebla: 1969-1981. El tomo 2 incluye 1981-1992: De Puebla a santo Domingo y 1995-2007: El tercer milenio. El índice y la bibliografía muestran la variedad de temas y estilos de su reflexión, que fue de Dios a Dios, dando vueltas sobre el corazón trinitario y cristocéntrico de la fe con sus proyecciones antropológicas y sociales. Tenía un pensamiento humanista y podía citar a Virgilio, Agustín, Dante, Lope de Vega, Pascal, Víctor Hugo, José Hernández, Claudel, Macedonio Fernández, Octavio Paz.

Sus textos reflejan un pensamiento teológico y pastoral, profético y sapiencial, clásico y actual, inculturado y universal, original y eclesial. La calidez de su personalidad, la hondura de su espiritualidad y la belleza de su palabra dejaron huella en personas, comunidades, instituciones, iniciativas, documentos y escritos. Quien desee conocer sus aportes dispone de los tomos editados por la Facultad de Teología y Agape. Los textos sorprenderán gratamente.

 

MINISTERIO

Para muchos, Gera fue el teólogo argentino más importante de la segunda mitad del siglo XX. La mayoría del público teológico hispano no ha oído hablar de él, por el bajo perfil que mantuvo, la falta de difusión internacional de sus trabajos y la exclusión que sufre la teología argentina en Europa. La obra del jesuita Juan Carlos Scannone, el filósofo-teólogo argentino más conocido en el exterior, hace referencias permanentes a las ideas y obras de Gera.3

Gera unió teología, espiritualidad y pastoral. Su obra combina los lenguajes del discurso sapiencial con sabor místico, el discurso científico con rigor argumentativo, el discurso profético con sentido histórico. En una entrevista inédita citada en el prólogo a sus Escritos, dijo:“Lo primero que yo escribo tiene que ver con lo pastoral; en mí, la teología brota de la pastoral… Creo que mi generación hereda una gran disociación entre teología, pastoral y espiritualidad… soy consciente de que la Argentina ha puesto algo característico en el pensar teológico latinoamericano… Algo distinto que no han puesto las teologías de otras regiones: temas como cultura y religiosidad popular, por ejemplo. Entonces creo que sí, que hubo elementos que iban poniendo un cierto cauce al pensar. Por mi parte, creo que quise aportar algo que no disocie sino que asocie: Iglesia y mundo, pastoral y teología, espiritualidad y teología. Creo que éste ha sido mi esmero. Yo diría que es una intención por marcar ciertas líneas de reflexión, no es una escuela acabada…”.

Gera acompañó paternalmente a obispos, sacerdotes, religiosas y laicos. Muchos acudían a su hogar, una casa de amistades compartidas. Desde 2000 estuvo más retirado junto a las queridas monjas del Carmelo Santa Teresa del Niño Jesús. Su silencio siempre fue la fuente de su palabra cuando confesaba, aconsejaba, predicaba, enseñaba. Sus homilías eran pequeñas obras de arte.

Él procuró unir vida y teología por la caridad. En 2007, cuando cumplía 60 años de su ordenación sacerdotal, al presentar el tomo dos de sus Escritos, mostró el arraigo del pensar en su ministerio pastoral. Recordó su primera parroquia en el barrio de Boedoy señaló que los grandes temas surgen de la fe que busca y sabe entender al Dios presente en los hechos de la vida:“Mi inclinación a la teología surgió y se desarrolló en el seno de mi vocación al sacerdocio… como una semilla depositada en el surco de una determinada forma de la profesión sacerdotal, la propia del clero diocesano, cuyos miembros, en esta Arquidiócesis, asumen normalmente el ejercicio de una pastoral propia de la parroquia…”

En la huella de santo Tomás de Aquino, Gera tenía intuiciones que percibían dimensiones asombrosas del misterio, junto a un enorme vigor especulativo que pensaba los temas yendo hasta las raíces, persiguiendo las ideas por un doble movimiento que iba y volvía del fondo a la superficie.

 

TEOLOGÍA

A Gera le gustaba la figura de san Juan Bautista, el Precursor. Lo consideraba una figura señera porque todo en él orientó hacia Cristo: “Es necesario que Él crezca y que yo disminuya” (Jn 3, 30). Gera es una figura señera de la teología argentina. Como escribí en el Epílogo del primer tomo, al interpretar, valorar y actualizar la obra de Gera hasta Puebla, estoy convencido de la vigencia de casi todos sus aportes, que contribuyeron a gestar, junto con los de otros colegas, una teología en, desde y para la Argentina. Es una incipiente tradición teológica que nos han legado como un don y que está en nuestra responsabilidad continuar y completar. Su ejemplo nos exige mirar más lejospara pensar, decir y escribir una teología católica en lengua española, con tonada argentina, perspectiva latinoamericana y validez universal en el siglo XXI.

Gera representa a teólogos y teólogas de la Argentina que vivimos en el sur del Sur y desarrollamos la actividad intelectual en circunstancias complejas, inmersos en muchos compromisos institucionales, académicos y pastorales, con una notable pobreza de recursos comparados con los del Europa. Y simboliza la emergencia del clero diocesano como un nuevo sujeto teológico que irrumpió en la escena académica marcada durante siglos por la vida religiosa masculina.

La Iglesia en la Argentina debe mucho a Gera, aunque algunos sólo repitan puntos controversiales o hechos circunstanciales de cuatro décadas atrás. Como escribió Monseñor Laguna: “Alguna vez la Iglesia argentina tendrá que reconocer con gratitud la acción de Gera y todo su grupo”.4 Ya hay investigaciones de distintas disciplinas sobre su pensamiento y espero que surjan muchas más.

En 1972, a mis quince años, vi y oí por primera vez a Gera en el CentroNazaret de Buenos Aires. En 1973 lo escuché en las IV Jornadas Académicas de Filosofía y Teología del Colegio Máximode San Miguel. Después de una magistral ponencia ante filósofos y teólogos de toda América latina, respondió muchas preguntas enmarcadas en el clima de la época. Llamó a “pensar viviendo y vivir pensando”. En Gera brilló la humildad de la sabiduría y la sabiduría de la humildad. Su sencillez impresionaba: era la paradoja de la grandeza de su humildad.

En 2007, cuando Gustavo Gutiérrez visitó la Argentina, los tres nos encontramos en la casa de Lucio. Luego le pedí una carta para el libro en homenaje a Gutiérrez por sus 80 años de edad y 50 de ministerio. Gera destacó rasgos del teólogo peruano que ambos compartieron: la figura de Job a la luz de Cristo –rasgo que recordó monseñor Joaquín Sucunza en la homilía de la Misa de las exequias–, la vocación sacerdotal, la fidelidad a la Iglesia, la inserción de los pobres en la teología, el equipo de reflexión del CELAM, la orientación evangelizadora de la tarea teológica.5

 

TESTIMONIO: LA LUZ DE LA CRUZ

Desde 1979, cuando volvió de Puebla y nos dio el curso de eclesiología, he tenido un prolongado diálogo con Gera. Él dirigió mi tesis doctoral, que presenté en 1993 en Villa Devoto, haciendo una opción por la Facultad. Él y Ricardo Ferrara han sido mis principales maestros. En otros lugares estudié su pensamiento y, sobre todo, expresé mi gratitud.6 Aquí me limito a un testimonio sobre la cruz pascual reflejada en vida y su teología.

Gera pronunció la “palabra de la cruz” (1 Cor 1,18) con su vida atravesada por el sufrimiento. Así realizó la consigna recibida en la ordenación: “conforma tu vida con el misterio de la Cruz del Señor”. Es el punto culminante de su teología de la Encarnación. Por eso en su tarjeta de ordenación puso el anuncio del ángel a María pintado por Fra Angélico y la frase “Aquí vengo, Dios, a hacer tu voluntad” (Hb 10,7). Él vivió en comunión con el Crucificado y ya se encontró con el rostro del Resucitado. Llama la atención la última frase del último artículo que escribió por sí mismo, posterior al tomo II de sus Escritos. En 2007, lo publiqué en la revista Pastores: “Ya mi vista no me deja leer todo lo que quisiera; mis oídos no me dejan escuchar con suficiente claridad a los demás, inclusive a penitentes que vienen a confesarse; pero mi pensar retorna a los viejos temas del comienzo: la muerte, el amor, la vida, la cruz de Cristo que reúne en sí las mayores paradojas del misterio de Dios y del hombre. Cristo en la cruz enlaza el amor con la muerte para dar vida. La Cruz de Cristo es la alegría del mundo”.7

“Dios es Luz” (1 Jn 1,5). ¿Hacia dónde miraba Gera cuando hablaba y su mirada se perdía más allá de lo visible? Tal vez a la luz de la cruz, el punto fijo del mundo que gira. Ella condensa el amor gratuito, eminente y excedente del Dios que enjuga las lágrimas y hace brotar la alegría a través del grano de trigo y la mujer que da a luz. La gloria de Dios brilla en la cruz del “Cristo de la Pascua” (frase repetida por Pironio). Hubo un hombre llamado Lucio, nombre que proviene del latín lux, lucis. Pasó per crucem ad lucem. La cruz de Cristo es la alegría luminosa del mundo.

 

1. Cf. R. Ferrara; C. M. Galli (eds.), Presente y futuro de la teología en Argentina. Homenaje a Lucio Gera, Buenos Aires, Paulinas, 1997, 531 ps; AA. VV., Juntos en Su memoria. 50 años de sacerdocio con Lucio Gera. 1947-1997, Buenos Aires, Abadía de Santa Escolástica, 1997, 319 ps.

2. Cf. V. R. Azcuy; J. C. Caamaño;  C. M. Galli; M. González (Comité Teológico Editorial), Escritos teológico – pastorales de Lucio Gera. 1: Del Preconcilio a la Conferencia de Puebla (1956-1981), 928 ps.; 2: De la Conferencia de Puebla a nuestros días (1982-2007), 1032ps., Agape – Facultad de Teología UCA, Buenos Aires, 2006/07.

3. Cf. Cf. J. C. Scannone, “Aportaciones de la teología argentina del pueblo a la teología latinoamericana”, en: S. Torres; C. Abrigo (coords.) Actualidad y vigencia de la teología latinoamericana. Jornadas Teológicas Regionales del Cono Sur, Santiago de Chile, Universidad Católica Silva Henríquez, 2011, 203-225.

4. J. Laguna,Luces y sombras de la Iglesia que amo, Buenos Aires, Sudamericana, 1996, 42.

5. Cf. L. Gera, “Carta de Lucio Gera a Gustavo Gutiérrez”, en:C. de Prado; P. Hughes (coords.), Libertad y esperanza. A Gustavo Gutiérrez por sus 80 años, Lima, CEP – Instituto Bartolomé de Las Casas, 2008, 546-548.

6. Cf. C. M. Galli, “Ubihumilitas, ibisapientia. El amor a la sabiduría de la fe y la fe en la sabiduría del amor”, en: M. González; C. Schickendantz(eds.), A mitad de  camino. Una generación de teólogas y teólogos argentinos, Córdoba, Editorial de la Universidad Católica de Córdoba, 2006, 119-145, esp. 124-125.

7. L. Gera, “Vocación sacerdotal y ministerio teológico. Testimonio de Lucio Gera”,Pastores 40 (2007) 84.

2 Readers Commented

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  1. Graciela Moranchel on 6 septiembre, 2012

    Muchas gracias Carlos por esta hermosísima semblanza de nuestro querido padre Lucio, completada con tu propio testimonio. Ya descansa en los brazos de Aquél por quien vivió y a Quién nos enseñó a amar. Un abrazo.

  2. carlos gera on 27 octubre, 2014

    Muchas gracias por el recuerdo de Luicio, felicitaciones por el raconto de su obra

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