Democracia, equidad y desarrollo integral

Novedades de la última edición de la Semana Social, donde, como todos los años, se reunieron obispos, movimientos, dirigentes políticos, sociales y sindicales y educadores de todo el país.

Los obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social invitaron una vez más, como lo hacen desde hace ya varios años, a  las distintas iglesias locales, movimientos eclesiales, dirigentes políticos, sociales, sindicales, productivos, educativos y profesionales a la “Semana Social”, que se realizó en Mar del Plata los días 28, 29 y 30 de junio.

La reunión se propuso generar un espacio de diálogo entre los distintos sectores del país con el objetivo de reflexionar sobre los logros y desafíos en el marco de la conmemoración de los 30 años de democracia. Se trataron temas tales como la calidad institucional, el rol del poder legislativo y judicial, los derechos humanos y las nuevas esclavitudes, teniendo en cuenta el contexto de pobreza y exclusión social en nuestro país.

La programación del encuentro consistió principalmente en paneles centrales a cargo de dirigentes nacionales, provinciales y municipales y mesas temáticas simultáneas. Tanto en unos como en las otras se reflexionó sobre los logros y desafíos en el marco de la conmemoración de democracia.

Tres aspectos dieron real relevancia a esta Semana Social. Uno de ellos fue el pluralismo y el clima de respeto mutuo que caracterizó todo el encuentro. En los distintos paneles participaron dirigentes provenientes de diferentes corrientes de pensamiento y mostraron la posibilidad de “sentarse juntos en una mesa”, y escucharse sin agresiones. El punto máximo, en este sentido, posiblemente lo constituyó el abrazo público de los dirigentes que militan en diferentes y opuestas organizaciones sindicales. Pero otro signo de pluralismo fue la presencia de las distintas regiones, lo que contribuye a comprender la heterogeneidad sociocultural de nuestro país.

Otros aspectos a resaltar fueron los temas específicos que se trataron en los paneles simultáneos y la profundidad con que se implementaron. Los temas de trabajo en grupo: “Organizaciones sociales y partidos políticos”, donde se dio espacio a los nuevos dirigentes y a la acción en los barrios; “Jóvenes y familia”, en el que además de presentarse un diagnóstico social se manifestaron propuestas desde el fuero penal y el ámbito sindical; “Fe como compromiso público”, donde se hicieron presentes tanto distintas regiones del país como diferentes generaciones; y otro muy novedoso sobre la “Problemática de la tierra”, que brindó el espacio para tratar tanto cuestiones correspondientes a los aborígenes como lo que aqueja a los productores minifundistas. Cada uno de los paneles tuvo una sesión por la mañana donde expusieron los especialistas invitados y se inició un diálogo con los asistentes. A la tarde volvieron a reunirse y el intercambio de ideas terminó con la redacción de conclusiones en cada grupo.

Un tercer aspecto a considerar fue el rol de pastores asumido por los obispos miembros de la Comisión y el ordinario del lugar. Ellos ayudaron a crear un clima de fraternidad con sus intervenciones como conferencistas, moderadores de paneles, en la celebración de la misa y en el encuentro informal en stands de publicaciones, tomando café o con el siempre bien dispuesto saludo cordial.

Finalmente cabe señalar que en este espacio de encuentro, según era previsible, estuvo siempre el papa Francisco como figura inspiradora para la construcción del bien común; y, como bien dijo uno de los obispos, con gratitud por la democracia, perseverancia ante las dificultades y esperanza en los proyectos.