cris-perritoA partir del discurso y los métodos de acción del matrimonio Kirchner es posible comprender el particular estilo de un gobierno que pretende configurarse como paladín de los años setenta.

cristina_fernandez_junto_a_nestor_kirchner_en_la_plaza_de_mayo_-_junio_de_2008Un vestido blanco, un poncho rojo, un pañuelo blanco o un vestido negro pueden decir poco en sí mismos, meros ropajes anodinos; pero la visión cambia cuando son llevados por las Damas de Blanco, las Madres de Plaza de Mayo, el Gauchito Gil o nuestra Presidenta. Así transformados en símbolos, remiten a una épica, una historia, una mística; a una estética particular. Mito y rito, diálogo con el que las figuras tutelares interpretando las expectativas de sus fieles forjan una identidad comunitaria.

Es difícil creer que la Presidenta continúe guardando luto por su marido. A nadie  sorprende verla bailar alegre en cuanta tarima se le ponga a mano, que se imagine como amante del general Manuel Belgrano o se muestre con ropas poco apropiadas, en contradicción con lo que normalmente se reconoce como el símbolo de un período de dolor. Es ésta una más de las actitudes que causan azoramiento entre los sectores que la critican, pero no la menor, ya que no dudan en calificarla de irracional por su particular estilo de transformar las diferencias en enfrentamientos, como si el destino de la nación se jugara en cada una de ellas, asumiendo costos que cualquier político “normal” evitaría. No obstante, los pensadores menos tradicionales de nuestro medio entienden que  actúa con la lógica de la teoría del conflicto como acción política esencial, pero de todas maneras han comenzado a surgir fuertes pedidos de revisión. ¿Por qué no escucha estas voces? ¿Por qué permanece en una posición que muchos ya ven como un suicidio político? El columnista Carlos Pagni escribió: “ella aspira a consolidar una clientela propia, es decir, una franja del 20% del electorado  que le permita seguir siendo una protagonista decisiva cuando haya otro gobierno” (La Nación, 12/09/13).

No se encontrará esa “clientela propia” dentro del núcleo duro del Partido Justicialista; la migración actual de los peronistas hace innecesaria cualquier demostración en ese sentido. Ella, que votó en 1973 con la lista del “Colorado” Ramos, y que ideológicamente comulgaba, según sus propios dichos, con los imberbes que Perón echó de la Plaza de Mayo, poco tiene en común con el peronismo tradicional. Mucho menos pueden ser de su riñón los sindicalistas, a los que nunca apreció y con quienes sostiene una convivencia política forzada.

En general el “pueblo” vota con el bolsillo, tal como Perón mismo reconoció en su momento. Lejos de las ideologías y lamentablemente cerca de los beneficios y el abusado recurso clientelista, mantiene con el líder de turno un diálogo de mutua conveniencia y alta sensibilidad. Mira a las figuras políticas como si fueran estrellas de Hollywood (rol del que muchas veces no están tan alejadas), mientras que barras correctamente entrenadas saben cuándo corresponde aplaudir o insultar. No hay que engañarse: en este frenesí comunicacional la ideología no participa. El interrogante se mantiene: si el pueblo la vota por motivos pecuniarios y ya no hay más caja; si el peronismo duro se abre; si los sindicalistas nunca fueron “del palo”; si la clase media se siente defraudada; entonces ¿a quién le habla? ¿A quién dirige sus actuaciones?

Rescatando la canción de Pink Floyd en The Wall uno podría preguntarse “Is there anybody out there?” Si no hubiera nadie “ahí afuera”, resultarían adecuados los comentarios y análisis políticos que describen a la Presidenta como un personaje en soledad; sólo ella, La Cámpora, Unidos y Organizados, la cohorte de aplaudidores y algún desprevenido más. Esta es una visión que carga con el peligro de la sobresimplificación. Como todo esquema reduccionista, busca llevar lo que no se comprende bien al terreno que se domina mejor para poder manipularlo con tranquilidad y solvencia.

Es imposible juzgar un nuevo paradigma desde los postulados del anterior. Resulta difícil pensar que quien ha sido  tan exitosa en su carrera política durante los últimos 25 años haya sufrido tal pérdida en su capacidad de lectura de la sociedad como para caer en los gruesos errores que se le imputan, que, juzgados con un paradigma distinto, ella considera que no son tales.

Si, por otra parte, hay alguien “ahí afuera”, ¿quién es? ¿Qué piensa? ¿Cuál es su importancia política? ¿Encarna un fenómeno pasajero? ¿Es adecuado el lenguaje (gestual y verbal) que usa CFK para comunicarse? Habrá que buscar las respuestas dentro del discurso y los métodos de acción del matrimonio Kirchner. Pocas veces se vio que se construyera  poder en forma tan decidida y consistente. Esa rápida concentración estuvo surcada por distintos ejes, el manejo económico jugó un papel crucial con las provincias y aliados políticos, pero también en ese momento comenzaron a aparecer dos términos: transversalidad y progresismo. El primero abrió la base política a jugadores no peronistas y el segundo llevó la política a sectores que se habían visto excluidos por los grandes partidos nacionales. Entender la transversalidad no presenta mayores complicaciones: fue desde el borocotismo a las alianzas partidarias. Más exigente es el fenómeno del “setentismo”; para aprehenderlo hay que volver al mundo de entonces. Las ilusiones de los ’60 duraron poco. Coinciden en aquella época manifestaciones que marcan una realidad no tan segura ni promisoria: la lucha por los derechos civiles, Mayo del ´68, Vietnam, la Revolución Cubana, la Revolución Cultural China, la Guerra Fría, la Cortina de Hierro, la guerrilla y el terrorismo de Estado en Latinoamérica, los Black Panthers, las Brigate Rosse, la crisis del petróleo, el advenimiento del Ayatollah Khomeini y la posterior toma de rehenes. El mundo no era lo que habían prometido las grandes democracias y ya no había posibilidades de que lo fuera. El mito del progreso continuo fue una promesa que se derrumbó con estrépito arrasador. Las diferentes teorías surgidas de la Ilustración, del liberalismo al marxismo, perdieron su capacidad de convencimiento o adhesión. La razón, que se presentaba como la guía obligatoria de todos los actos, tuvo que abandonar su posición de única vía necesaria y suficiente. Surge el relativismo posmoderno, que renace ahora de la mano de los ecologistas, los humanistas, los indignados y los damnificados por las últimas crisis del mundo occidental. Esta nebulosa social sacude las bases de la representatividad. Los políticos pierden credibilidad, la confianza se deposita en asambleas, movimientos, marchas, cacerolazos y otras acciones desde donde se pretende ejercer una suerte de democracia directa.  Al decir de Michel Foucault, “el fracaso de las teorías políticas no se debe probablemente ni a la política ni a las teorías, sino al tipo de racionalidad en la cual tienen sus raíces”.

La nueva socialidad emergente, al cuestionar la razón del Iluminismo, cuestiona también la existencia de Una verdad y, por ende, la moral resultante. Ya no más Una verdad ni tampoco Una moral. Aparecieron las tribus posmodernas que, con sus maneras de ser y de pensar, anómicas, miméticas y emocionales, pusieron en cuestión todo el sistema de pensamiento que guió al mundo en los últimos tres siglos. Ellas marcan el fracaso de la política distante, poniendo en juego nuevas formas de solidaridad y de entender el mundo, un mundo que no se pretende dominar sino al que se quiere disfrutar en una revalorización del presente que no aspira a ningún sentido trascendente.

Estas tribus, de amplio espectro socioeconómico y diversidad de causas, desde Occupy Wall Street a los Black Blocs, desde el fundamentalismo religioso más extremo al panteísmo utópico y el relativismo absoluto (valga el oxímoron), postulan un nuevo sistema de relación, fundado en una estética que está fuera de la vieja moral, que le importa más la ecología que la economía, que usa claros signos distintivos en la piel, el cuerpo o la ropa. El saturado discurso político tradicional ya no los implica y tienen en común un mismo postulado básico: descreen del sistema racional occidental que soporta a los actuales sistemas políticos del mundo democrático. Forman redes, globalmente sustentadas en los medios digitales, que no por ser invisibles e inorganizadas son por eso menos sólidas; redes que actúan como esqueleto de las diferentes acciones que son noticia en los diarios del mundo. Tal como lo explica el sociólogo francés Michel Maffesoli, no es un cambio provisorio sino el germen de las nuevas y desconocidas formas sociales que están por venir. Tanto como para no descartar rápidamente la posibilidad de que en estas tribus esté anidando un germen de cambio social profundo, sirve recordar la aparente insignificancia que en sus orígenes tenían los primeros cristianos en el Imperio Romano, los bolcheviques en la Revolución Rusa o que sólo eran 82 los combatientes que desembarcaron en Cuba con Castro en 1956.

La Argentina no quedó fuera de las frustraciones que dan sustento al posmodernismo. Al dolor de los muertos de los años de plomo debe agregarse la irracionalidad de la Guerra de Malvinas y las auténticas defraudaciones políticas de la década del 90. Era una juventud ilusionada la que ovacionó a Sting y Peter Gabriel cuando actuaron junto a las Madres de Plaza de Mayo en octubre de 1988. Pero esos mismos jóvenes ya habían comenzado el derrotero de la decepción cuando las promesas alfonsinistas chocaron con la hiperinflación para luego ir profundizando su mirada escéptica y descreída con los gobiernos siguientes. Nada quedó en pie y la generación más joven se posicionó lejos de la política, a la que veían como un monstruo saturado, extraño y ajeno.

El matrimonio Kirchner, haciendo gala de una habilidad y olfato políticos envidiables, sedujo a los frustrados setentistas, pero no encarnando el pensamiento insurgente de aquel momento histórico sino sólo con la estética de entonces. Ellos nunca comulgaron con la acción revolucionaria que decían defender, pero supieron devolver la política a los jóvenes y los jóvenes a la política con un astuto discurso pleno de reivindicaciones y estética rebelde, pero muy lejos de la auténtica lucha guerrillera de los años ‘70.  Estos setentistas saben muy bien que no tendrán peso dentro de la estructura del PJ y que la única persona que les garantiza reconocimiento es CFK. Fuera del cristinismo, a esta nebulosa progresista sólo le queda la posibilidad de integrarse al ecologismo, a alguna tribu rebelde o retornar a la desidia política. Cristina y los setentistas, los de antes y los de ahora, tienen un vínculo de mutua dependencia que no pueden, y no desean, resolver sin asumir grandes costos.

CFK, subida a la política convencional, reconoció la existencia de este relegado conglomerado irreverente y supo captarlo. Ella hace gala de dotes actorales importantes sobre las que sostiene su dualidad comunicacional, donde el contenido no es lo importante, lo que realmente cuenta es mantener la empatía con su base electoral. En un sutil juego debe atender al sector vinculado con la política tradicional pero no por eso dejar de cautivar a la nueva constelación social, que todavía es un archipiélago de islotes aglutinados alrededor de su persona. Así maneja, muchas veces con admirable simultaneidad, un doble discurso disparado a dos públicos muy diferentes.  Uno es el que pretende explicar la realidad intentando transmitir racionalidad y objetivos acordes con las pautas habituales de los regímenes representativos; el otro es el de la ampulosidad, las “gastadas” públicas, las grandes causas universales y las denuncias de conspiraciones desde todo sector no leal, dirigido a la muchachada que no deja de entusiasmarse con cada palabra o gesto de su repertorio.

La racionalidad o la habilidad negociadora no forman parte de sus prioridades. De ahí deriva una axiología incomprensible para todos aquéllos de pensamiento más clásico; antes que lo racional está la magna estética de la acción con dedicatoria, el gesto cómplice, lo sobreentendido. No le faltan argumentos cuando dice que “su” modelo es la solución de las crisis de occidente, porque un componente esencial de éstas es la saturación de la política y su incapacidad para dar respuestas convincentes. Con cierta lógica percibe que esa problemática no la afecta con tanta profundidad, ya que es muy probable que ella sea percibida como alguien más confiable por la mayoría de sus electores que el resto de los gobernantes democráticos por los propios. No le importa ganar o perder cuánta batalla acometa. Tiene que representar su papel de gladiadora sin medir consecuencias y no negociar jamás, porque encarna la visión estética de “su” tribu. El ethos de esta relación está marcado por una causa rebelde y la misma se manifiesta en la negación de la negociación política. Ella avanza hacia el quiebre, hacia “ni un paso atrás”, “hasta la victoria siempre”, hacia “nunca menos”; todos slogans que suenan completamente huecos a la luz de la razón, pero que expresan una estética indudable. Es bajo estas  circunstancias donde hay que buscar el sentido de la repetida referencia a los intentos “destituyentes”. Las tribus posmodernas descansan sobre el no reconocimiento de lo instituido, afirman que las instituciones actuales son obra del pensamiento decimonónico y que no deben ser defendidas como baluartes sociales, ya que no sólo no cumplieron su promesa de progreso y felicidad universal, sino que son el gran obstáculo para que esos objetivos se logren. Se sienten a sí mismas como las generadoras de una nueva realidad, con una visión distinta y necesaria, en síntesis, son “instituyentes”. Cristina participa de esta comunión emocional y no duda en verse como una alternativa del cambio que debe producirse. Dentro de esa lógica cualquier intento de cuestionar en  lo más mínimo sus propósitos de cambio es “destituyente”; pero no porque ataque a las instituciones existentes, sino porque obstaculiza la función “instituyente” que ella sólo reconoce para sí.

Como todo fenómeno social importante, esta eclosión de tribus posmodernas, donde cada una es un nodo de una extensa red global, excede a la circunstancial Cristina. Existen más allá de ella y van a seguir existiendo a pesar de los rechazos o adhesiones que generen. Ese sentimiento social que la Presidenta reproduce con tanta facilidad va a subsistir aunque deje de figurar en la cartelera política. El desafío que enfrentan los políticos, y la sociedad entera, es la necesidad de adaptarse a esta nueva realidad, saber interpretarla y dar las respuestas adecuadas para que esta nebulosa social pueda integrarse en un sistema político que todavía está por inventarse.

El autor es estudioso  de la historia del mundo oriental. Colaboró en guiones cinematográficos y actualmente trabaja sobre los mitos homéricos y en ensayos sobre nomadismo y alteridad.

13 Readers Commented

Join discussion
  1. ralph pikielny on 10 diciembre, 2013

    excelent análisis de este fenómeno socio político t de como el discurso o relato se va modificando de acuerdo a quien se dirige…muy bueno Ramón!!

  2. Cristina Oliveira Cézar on 11 diciembre, 2013

    Estupenda reflexión de lo que parece ser el espíritu de destrucción que arrastra esta política
    en su espectacular autoinmolación. La época le ha dado un podio y ejerce su fascinación desde
    su discurso antisistema , pero en esta contaminación de todos los valores que parecían formar
    su narrativa ya ordenó que prendan la pira. Habrán más penas y no habrá olvido .

  3. Francisco Jorge DARDAN on 18 diciembre, 2013

    Es interesante el análisis, pero mas por lo que NO dice, que por lo que dice.-
    El DISCURSO y/o RELATO de los KIRCHNER (al igual que el de la casi totalidad de la demás clase política) es muy pequeñito, muy modesto y va dirigido a una población que IGNORA o SIMULA IGNORAR, la verdadera raíz de nuestros problemas, males y las soluciones correspondientes.-
    Y por que se impone ?.- Por «LA CAJA».- En un país con mucho mas del 55 % de la población viviendo directa o indirectamente DEL ESTADO, los ciudadanos dejan de ser tales y se transforman en súbditos de los estipendios, subsidios y canonjías estatales.- En la Argentina NO HAY VIDA fuera del Estado.-
    Es decir, las gentes PIERDEN LA LIBERTAD DE ELEGIR.-
    Pero aunque quisieran, TAMPOCO EL MENÚ POLÍTICO ofrecido tanto por los oficialismos cuanto por las oposiciones, tiene alguna opción auténtica.-
    Dentro de ese esquema, a esta mujer y a los que ocuparon su lugar con anterioridad, solo les queda SOBREACTUAR y con lo que tienen a mano.-
    Y lo que tienen a mano es DESORDENAR aún más lo ya desordenado.-
    Por que ES DESORDEN:
    Que un presidente baile el himno nacional en público o privado
    Que un presidente se ponga a tocar tambores en actos públicos
    Que un presidente elogie y pondere las «barras bravas» del futbol
    Que un presidente use calzas en actos oficiales
    Que un presidente elogie o tolere la ocupación ilegal del espacio público
    Que un presidente no se preocupe de la exactitud de sus enunciados, políticos, sociales, históricos o técnicos.-
    La importancia de lo precedente es por que SON SIGNOS y ellos anticipan desórdenes mayores, tales como:
    Financiar el gasto público con emisión monetaria
    Usar y abusar del empleo público estatal ñoqui para reducir los índices de desocupación
    Intervertir el destino de los fondos del Anses y Banco Central para enervar los consumos y mostrar falso bienestar
    Continuar con políticas de endeudamiento y mala atribución de los fondos así obtenidos (ahora irán al consumo), etc. etc..-
    Acabado el control de «LA CAJA», mas nada quedará de los KIRCHNERISTAS, PROGRESISTAS y/o SETENTISTAS y ni siquiera EL RECUERDO (oráculo).-
    Así pasó con todo en la Argentina.-
    Y el día en que alguien o algunos, muchos o pocos, se atrevan a asumir la realidad de la Argentina y lo que se debe hacer con ella, mas nada quedará del peronismo y/o radicalismo.-

  4. josé on 18 diciembre, 2013

    Dan asco, cada vez mas!!!

  5. josé on 18 diciembre, 2013

    Criterio ha perdido el criterio, una vez mas verdaderamente patéticos!!!

  6. Carlos Coppa on 18 diciembre, 2013

    Excelente y lúcido análisis. Sin embargo, me cuesta descubrir algún cambio paradigmático en la conducta de nuestra presidenta. Creo más bien que se ha afirmado en los aspectos más oscuros de una pseudo-racionalidad que nos ha llevado a un estado de crisis recurrente. La democracia como modo de vida exige una acción racional, más allá de los mitos del «contrato social» o del «totem del padre muerto» como fundamentos de la comunidad. Por supuesto que «hay alguien allá afuera» (para contestar la pregunta de Pink Floyd), y son precisamente sujetos en búsqueda de nuevas formas de convivencia con una racionalidad decididamente militante.Así la justicia, la fraternidad, los derechos humanos, etc. no son entidades discursivas meramente: son desafíos y tareas a realizar, concretamente (o conquistas a defender)más allá de los «relatos». ¿Puede convivir la democracia con la crisis social, la inequidad económica, el desastre ecológico? Evidentemente no, y eso implica un esfuerzo adicional para no caer en «irracionalismos» que siempre serán anti-humanos.

  7. Lidia Graciela Romero Díaz on 26 diciembre, 2013

    Si Cristina logra sacarse de encima esos «progre» de bolsillo (intelectualoides «tilingos») y se vuelca al pueblo peronista, va a lograr algo más que un «discurso», un «chamuyo», un «verso».

  8. Lidia Graciela Romero Díaz on 26 diciembre, 2013

    En cuanto a los «80» de la Revolución Cubana, no hay que olvidar que tenían apoyo de los Estados Unidos, y a Canadá (que es colonia británica) que jamás bloqueó a Cuba y que antes bien la apoyó y la apoya monetariamente, es decir, Canadá financió las campañas militares cubanas hacia América Latina, África y Asia, mientras el pueblo cubano que sufrió el furor de la revolución, se moría de hambre.

  9. Juan Carlos Lafosse on 31 diciembre, 2013

    Es evidente que el autor es estudioso de la historia del mundo oriental, mitos homéricos, nomadismo y alteridad.

  10. Eduardo Masllortens on 2 enero, 2014

    Muy buenas sus apreciaciones Ramóm, acertadas y expresadas con el necesario desapasionamiento digno de un intelectual como Ud.
    Le cuento que tuve ocasión de hacer un «Tour Evita» y conversar mucho con Michel Maffesoli, hace un par de años y el estaba obsesionado con la relación slogans-símbolos-realidad, como lo hace Ud. tan bien en esta nota y recuerdo que me dijo que si alguien consiguiera el copyright de las figuras de Perón y Evita, tendría asegurado no solo su futuro económico sino el control de la pòlítica argentina. Exageración que no deja de expresar una realidad. Nuevamente lo felicito Ramón, y creo que el tema debería seguir, … tal vez otro artículo más

  11. Gustavo on 7 enero, 2014

    En un país tan tirado a la derecha como este, que siempre fue gobernado por la extrema derecha con el apoyo de los poderes concentrados económicos internacionales que un gobierno que los identifica como tales…es decir como enemigos de la PAtria, como los cuasantes de la decadencia Argentina de todos estos años, del atraso y la pobreza endémica, de la ignorancia,que un gobierno que plantee esas contradicciones abiertamente y perdure durante diez años ya es un MILAGRO!!!! Creo que hay que reconocerle algo a Nestor y Cristina por haber sobrevivido tantos años a todos los vendepatrias que siempre trabajaron denodadamente para mantener sus pobres privilegios y entregar al apis a la mas absoluta decadencia….

    • Y si, el gobierno sobrevivió, pero sobrevivir no es vivir.- Es cierto que a la fecha lleva 10 años, pero sus resultados son pobrísimos o mas bien inexistentes (según el lector Gustavo solo habrían servido para identificar a los enemigos).-
      Konrad ADENAUER recibe en l945 una Alemania totalmente destruida en en 1955 ésta ya era el primer país de Europa Occidental.-
      DESPUES DE ESTOS 10 AÑOS DE GESTIÓN KIRCHNER TODOS LOS ARGENTINOS DE CUALQUIER CLASE Y CONDICIÓN SOCIAL SABEMOS PERFECTAMENTE QUIENES SON LOS ENEMIGOS Y NO NECESITAMOS BUSCARLOS AFUERA.-
      Sería bueno que el lector Gustavo publicara también su apellido.-

      • Gustavo ANTONIO PIZZI on 16 enero, 2014

        Francisco… Gracias por contestar!. Me llamo GUSTAVO ANTONIO PIZZI, vivi en Hernando, Córdoba, soy casado y tengo dos hijos adoleolescentes…tengo 44 años y soy docente, director de escuela y un apasionado por nuestro país… Creo que este gobierno POR LO MENOS puso en evidencia poderes que SIEMPRE estuvieron DETRAS del poder…es decir los poderes REALES…Además de problematizar cuestiones fundamentales para cualquier país. llamese: educación, deuda externa, justicia histórica, manejo de precios, propiedad de la tierra…etc etc…nos guste o no lo pusieron en el tapete…pérmitieron debates que en todos estos años no se daban..Los que SIEMPRE se quedaron con todo. Es decir: la Sociedad Rural, los grupos concentrados de poder económico que se enriquecieron a costa del hambre del pueblo via Deuda externa que después la pusieron TODA afuera…Estan totalmente identificados Lo novedoso es que antes sólo u grupo accedia a esta información y los poderes REALES cambiaban FIGURITAS, NOMBRES a los que manejan segun sus intereses… Este gobierno permitio por lo menos que algo de todo esto salga a la luz. Creo que FALTA mucho…el mismo Kirchnerismo esta sujeto a contradicciones internas. Pero hay que VALORAR el proceso de desenmascaramiento. de puesta en claro. de despertar conciencias. Creo que los jóvenes han tomado nota de esto y mantengo la esperanza que se profundice esta toma de conciencia y las nuevas generaciones puedan trabajar por un país JUSTO, LIBRE y Soberano… Como lo hicieron muchos Alemanes después de la segunda guerra mundial. El ejemplo es bueno…Falta que miremos bien quien es quien y para quien trabaja cada cual…No bajar los brazos… y trabajar MUCHO desde el lugar de cada uno CON DECENCIA, HONESTIDAD; LABORIOSIDAD; SINCERIDAD… y buscar lo que a cada uno le parece lo mejor para los demás…

¿ QUIERE DEJAR UN COMENTARIO ?