El diálogo judeocristiano, fundamental en el siglo XX, es el eje de la publicación de Hacia el futuro. Ensayos sobre relaciones judeo-católicas en memoria del rabino Leon Klenicki, editado por Celia M. Deutsch, Eugene J. Fisher y James Rudin (Paulist Press, New Jersey, 2013).
No podía faltar un volumen in Memoriam de León Klenicki, el argentino que fue precursor del diálogo entre judíos y cristianos a nivel mundial. La historia de Klenicki muestra significativas coincidencias entre judaísmo y cristianismo. El célebre rabino y el papa Wojtyla, ambos de ascendencia polaca, escribieron sus tesis doctorales sobre San Juan de la Cruz. Klenicki fue hasta su muerte en 2009, un buen amigo, consecuente lector y apreciado colaborador de Criterio –una fuente católica por él consultada con asiduidad–, y tuvo a su cargo durante un prolongado periodo la dirección de asuntos interconfesionales (Interfaith) de la Liga Anti-Difamación (ADL), que adquirió su autonomía propia (unos años antes de morir el homenajeado) respecto de una de las instituciones más importantes del judaísmo en la escala global: B’nai B’rith (Hijos de la Alianza).
Klenicki, una personalidad relevante dentro del panorama religioso internacional, a quien se le atribuye una labor ímproba respecto a una superación de la teología del menosprecio y del prejuicio antijudío en la Iglesia católica, era conocido por la firmeza de sus convicciones religiosas tanto como por su talante dialoguista, en el que resaltaba la necesidad de no poner entre paréntesis la propia identidad tanto como el mirar al otro reconociendo en su realidad propia a un hijo de Dios.
Pero por otra parte, el rabino Klenicki protestaba vivamente todas las veces que advertía que el diálogo se mantenía en niveles superficiales y no hincaba el diente en la carnadura profunda de las cuestiones de la teología y de la espiritualidad. Supo así salir airoso de la trampa del sincretismo uniformizante tanto como de la de un integrismo fideísta.
Condecorado por la Santa Sede en mérito a su fructuoso servicio a las relaciones entre judaísmo y cristianismo, cuando Klenicki murió, el entonces cardenal Jorge Bergoglio, también como justo reconocimiento a su egregia personalidad y a su formidable labor de toda una vida en esta materia, organizó un solemne acto recordatorio en su memoria en la catedral de Buenos Aires.
Aquel gesto de caridad fraterna fue criticado por un remanente catolicismo integrista aún subsistente en el país, que ha quedado preso del odio, de una ideología autoritaria y de una visión arcaica de la fe cristiana, despojada de su sentido más esencial. Como se evidenciaría en fecha reciente en la misma catedral primada, se trata de una rama cada vez más separada del magisterio de la Iglesia, también de un modo paradójico, anacrónicamente invocado para justificar sus propios desvaríos. Sin embargo, la Iglesia no ha cesado en su vocación universal y los invita también a ellos a una comunión en el amor.
En uno de sus abundantes escritos, que expresa gráficamente sus sentimientos más íntimos, Klenicki confiesa su angustia ante la cruz como un desafío para su paz interior por la utilización que de ella han hecho los hombres. Al mismo tiempo reflexiona sobre una mujer a la que encuentra cotidianamente leyendo el Nuevo Testamento en el metro, y con la que simpatiza, aunque, concluye, tal vez ella no entienda su espiritualidad y acaso la rechace, pero le llena el alma saber que “estamos juntos en Dios”.
En este mismo espíritu se inspira Hacia el futuro. Ensayos sobre relaciones judeo-católicas en memoria del rabino Leon Klenicki, que fue el que dio vida a la plenitud existencial de León Klenicki. En momentos en que se han celebrado los veinte años de relaciones entre la Santa Sede y el Estado de Israel, y ya próximo el viaje de su santidad Francisco a Tierra Santa, la figura de Klenicki y esta publicación adquieren una particular significación.
Siendo los editores reconocidas figuras del diálogo judeocristiano en su país y aun fuera de él, merece un aparte su caracterización. Celia Deutsch, nacida en la fe católica aunque de padre judío, es una religiosa norteamericana experta en las sagradas escrituras, perteneciente a la congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de Sión. Enseña en Barnard University College, de Nueva York, donde también vivió Klenicki, y se especializa en la historia cristiana y judía de los primeros tiempos.
James Rudin es un rabino también norteamericano que ha escrito un libro sobre Francis Spellman, Richard Cushing y John O’Connor, tres cardenales de su país que fueron, desde la vertiente católica, como el rabino Klenicki lo fue de la judía: precursores en trazar las líneas de una nueva sensibilidad hacia el judaísmo por parte de los fieles cristianos. Entre otros cargos, Rudin fue director de asuntos religiosos del American Jewish Committee, unas funciones que desempeñó por casi cuatro décadas.
Eugen J. Fisher, amigo de Klenicki, con quien escribió un libro y numerosos trabajos teológicos, es también una alta personalidad católica en la materia. Como titular de la Secretaría de relaciones judeocatólicas de la Conferencia episcopal norteamericana, ha sido una figura clave en esta historia y es reconocida su labor como consultor de la Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo, establecida en 1974 por el papa Pablo VI en vínculo con el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Fisher también ha representado a la Santa Sede en el Comité de Enlace Católico-Judío, una de cuyas sesiones se desarrolló en Buenos Aires y contó con la participación de Norberto Padilla.
La obra refleja el trabajo editorial de todos ellos y la consagración de sus vidas a una mejor calidad de las relaciones entre judíos y cristianos. Constituye un testimonio de la riqueza de una temática que es uno de los ejes de los más recientes pontificados de la Iglesia católica durante el último medio siglo, incluido el actual de Francisco.