Ante la imposibilidad de presentar toda la riqueza de la visita de Francisco a Bolivia, nos limitaremos a siete instantáneas significativas:
1. En el aeropuerto de El Alto, luego de los saludos oficiales de protocolo, Francisco besa a los niños y niñas que con trajes típicos de cada región y etnia se habían acercado para darle la bienvenida. Un niño se saca un “selfie” con el Papa y otros caminan de su mano. Una escena de ternura y cariño, con sabor evangélico.
2. Bajando en papamóvil del aeropuerto a la ciudad de La Paz, Francisco se detiene junto al lugar donde fue encontrado el cuerpo acribillado a balazos de Luís Espinal (1932-1980), sacerdote jesuita mártir de la fe y la justicia. El Papa dice que “nuestro compañero” predicó el evangelio y por esto lo mataron. Con un minuto de silencio y un Padrenuestro finalizó esta breve pero simbólica parada de gran de sentido profético.
3. En la catedral de La Paz, en su mensaje a la sociedad civil, exhorta al diálogo, a construir puentes, no muros y sugiere que el problema del mar exige diálogo para hallar una solución equitativa para dos países hermanos. Nadie esperaba esta alusión.
4. En la multitudinaria celebración eucarística de Santa Cruz, comentando la multiplicación de los panes, exhorta a dar de comer a la gente, a no excluir a nadie, a pasar del descarte a la inclusión.
5. A las religiosas, religiosos, seminaristas y sacerdotes Francisco les pidió que se acercasen y escuchasen al “santo Pueblo de Dios”, no ser capataces sino pastores, no sentirse una casta superior, sino recordar los propios orígenes.
6. Al 2º Encuentro Internacional de Movimientos Populares les pidió que luchasen por el trabajo, la tierra y el techo y respetasen la creación para poder cambiar nuestra sociedad egoísta y consumista en una sociedad alternativa que viva una ecología integral. Y pidió perdón del genocidio de los indígenas en tiempo de la conquista, en el cual la Iglesia participó.
7. A los 5.000 reclusos y reclusas de la cárcel de Palmasola en Santa Cruz, que viven en situaciones muy precarias, retardación de justicia y hacinamiento, abraza y besa a muchos de ellos y se presenta como un hombre que ha sido perdonado por Dios y que confía en su misericordia y les anima a mantenerse unidos y con esperanza en el futuro.
Esta visita ha sido una verdadera misión pastoral en la que Francisco ha confirmado la fe de los cristianos y ha animado a cambiar de modelo de sociedad. Al final, todos hemos experimentado la alegría del evangelio. Con Francisco Dios ha pasado estos días por Bolivia y nos ha dado un gran abrazo.
El autor es sacerdote y teólogo jesuita, profesor en la Universidad Católica de Cochabamba.