Sinopsis de una civilización de 5.000 mil años de historia que fue centro del mundo durante siglos y que hoy, luego de años de ostracismo, se ha convertido en una de las máximas potencias mundiales.

Para comprender a un país como China, que ha marcado un hito con una capacidad de crecimiento que resulta a todas luces increíble, es preciso comenzar por su mapa político. El proceso de apertura comienza en el año 1978 con las reformas económicas que implementa Deng Xiaoping (1904-1997). En ese año las reservas del Banco Central chino eran de 167 millones de dólares, suma que al día de hoy alcanza los tres billones de la misma moneda, lo que implica un crecimiento sin precedentes en la economía mundial.
China tiene una población de casi 1.400 millones de habitantes con un territorio de 9,5 millones de km², de los cuales sólo entre el 5% y el 7% es cultivable, lo que genera un problema para el Gobierno chino y una gran oportunidad para países productores agropecuarios como la Argentina.

mega-desarrollo-chino_2_1187282El desarrollo de la economía ha generado un crecimiento exponencial en la demanda de alimentos, en especial el consumo de carne. Los chinos consumen principalmente carne porcina y aviar (la correlación entre la soja y este tipo de carnes reside en que la primera se utiliza para hacer alimento balanceado y alimentar a las aves y los porcinos). Además, cada año crece el consumo de carne vacuna, cuyo costo es mucho más elevado que las mencionadas. Este contexto no ha sido debidamente usufructuado por nuestro país a través del fomento de políticas integrales orientadas al aprovechamiento de la coyuntura, exceptuando la soja. Considero que China es un diamante en bruto para los productos que pueden generar nuestras economías regionales, sumidas al día de hoy en una grave y profunda crisis. Pero resultará inalcanzable sin una política de Estado con objetivos claros y a largo plazo, por ejemplo, como los avances en productos como los limones y las cerezas.
Después de haber viajado asiduamente durante ocho años a China, pude constatar con sumo dolor las posibilidades desaprovechadas ya sea en el ámbito de las frutas y los lácteos como así también la de nuestros vinos, entre tantos otros productos, frente a una embajada argentina sumida en un estado de letargo e incapaz de generar negocios.
Paulatinamente tomé conocimiento de que el papel simbólico de la embajada argentina en Beijing tenía una razón de ser: las negociaciones que implicaban inversiones en nuestro país se realizaban directamente entre el Gobierno chino y el Poder Ejecutivo argentino, generando acuerdos como el de la base espacial en la provincia de Neuquén, con cláusulas secretas que al día de hoy se desconocen, así como las confusas cláusulas por las que el Gobierno chino se compromete a financiar en el 80% la construcción de las represas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner.

Embajada argentina en Beijing
El presidente Mauricio Macri y el presidente de China Xi Jinping acordaron revisar los acuerdos y asumieron el compromiso de afianzar los lazos comerciales y de cooperación en diversas áreas entre ambos países.
China se ha convertido en la segunda economía a nivel mundial, y algunos economistas vaticinan que antes del 2020 habrá de convertirse en la primera. Al día de hoy, nuestra balanza comercial con China es deficitaria en más de 5.000 millones de dólares, con el agravante de que importamos productos con un alto valor agregado mientras que exportamos productos sin o con bajo valor agregado.
La competencia en lo que hace a los productos agropecuarios es muy intensa en China y participan Brasil, Australia, los Estados Unidos, Canadá, Chile y Ucrania. Los precios son determinantes en algunas áreas, pero un factor que ha sido descuidado por nuestra política exterior es la promoción, la calidad y el servicio.
La Argentina es el quinto exportador de productos agropecuarios hacia China. En 2015 las exportaciones de estos productos fueron por un monto de 5.900 millones de dólares, lo que implica un incremento del 12,7% respecto del año anterior. Las exportaciones son lideradas ampliamente por la soja; es habitual escuchar que somos un país soja-dependiente de China.
En 2015 China importó de la Argentina 9,44 millones de toneladas de soja, lo que implicó un incremento del 57,2% respecto del año anterior. Nuestro país es su principal proveedor de aceite de soja, y en 2015 se exportaron 525 mil toneladas, registrándose un incremento del 9,5%. El mayor crecimiento interanual se reconoció en las exportaciones de carne vacuna: se exportaron 43 mil toneladas, lo que implica un aumento del 151,4%.
Además, la Argentina es la quinta fuente de importaciones de carne vacuna para China y China es el principal mercado para la carne argentina. Por otro lado, somos el segundo proveedor de carne aviar de China. En 2015 se exportaron 38 mil toneladas, lo que implicó una suba del 37,9% respecto del 2014. Un factor de interés es el incremento de las exportaciones durante el 2015 se registró en el sector vitivinícola: creció 19,7% y alcanzó 5,14 millones de litros de vino.
Se hace difícil encasillar a China en cuanto a su coyuntura económica. Hay tres bolsas de comercio (Beijing, Shanghái y Shenzhen) y es real que existe libre mercado, pero se desenvuelve bajo la tutela de un régimen autoritario que interviene cuando lo considera oportuno o conveniente para los intereses del Partido Comunista de China. Ellos se definen como un socialismo de mercado, aunque el partido mantiene el control de las empresas estratégicas, es decir, las relacionadas con los recursos naturales, la tecnología espacial y militar, etc. Éstas pueden ser calificadas claramente como paraestatales.
Es interesante analizar los emprendimientos a nivel internacional de dichas empresas, porque en la mayoría de los casos hay intereses geopolíticos de por medio, por eso el caso de Neuquén debe ser analizado con mucho cuidado. La columna vertebral del sistema es el Partido Comunista que, con sus 80 millones de miembros, todo lo controla. China es un régimen autoritario, aspecto que se ha agudizado con el gobierno del presidente Xi Jinping, lo cual sorprendió a los analistas, pues se esperaba que su gobierno trajera mayor flexibilización y apertura en cuanto a los derechos civiles, y no ha ocurrido. China es un país donde no se respetan las libertades individuales, los derechos humanos ni la libertad de expresión.

Congreso Nacional del Partido
China cuenta con un Congreso integrado por tres mil miembros, que se conoce como la Asamblea Popular Nacional (APN), y que se reúne una vez al año durante el periodo de una semana. Existe el comité permanente del APN, integrado por 157 miembros que manejan el funcionamiento del mismo durante el año. El poder real lo detenta el Comité Permanente del Buró Político, el cual está integrado por siete miembros; ellos son los que deciden las políticas que habrá de seguir el país. Según el análisis de los máximos especialistas en China, éstos representan lo que milenariamente fueron las decisiones del Emperador, que para los chinos era considerado el hijo del cielo.
La máxima autoridad del Buró, no obstante ser un cuerpo colegiado, es el Presidente de China Xi Jinping, que es además el secretario general del Partido Comunista y Presidente de la estratégica Comisión Militar Central. Otro de los hombres fuertes dentro del gobierno es el Primer Ministro Li Keqiang.
Podemos definir a China como un partido-Estado: esto lo tienen en claro todos los países del mundo que hacen negocios con China por más democráticos que sean; las cuestiones que hacen a la política interna China no están en discusión cuando lo que importa es hacer negocios. Un ejemplo interesante es que los primeros en oponerse a los cambios en las condiciones laborales que implicarían encarecer la mano de obra local son los países llamados democráticos.
La situación económica de China se ha visto modificada ya que pasó de tener un crecimiento de dos dígitos a una retracción en su crecimiento a menos del 7%, lo que ha repercutido fuertemente en la economía mundial por la disminución de la compra por parte de China de determinados commodities, por ejemplo, acero, hierro, cobre, etc. Por otro lado, el anterior presidente, Hu Jintao, había planteado la necesidad de un cambio en la matriz económica china, idea que sigue al día de hoy su sucesor, Xi Jinping. Lo que China busca es convertirse en un país donde los servicios tengan una incidencia de al menos un 54% del PBI. También se busca manufacturar productos con mayor valor agregado a partir de los adelantos tecnológicos que día a día logra el país; el objetivo fundamental de este plan económico es el de fomentar el consumo interno de manera de blindar la economía china frente a los vaivenes de las crisis de la economía mundial, difícil tarea siendo China el país donde la gente más ahorra. Esto es producto del temor del ciudadano común a lo que les puede deparar el futuro frente a un sistema jubilatorio deficiente o casi inexistente y la insuficiente cobertura médica. Una consecuencia visible es que los padres chinos dependan de sus hijos para sobrevivir en su vejez.
La gran pregunta es: ¿qué lugar ocupa la Argentina en la agenda china? El eje de la política en Latinoamérica de China es Brasil; así lo demuestra el nivel de inversiones hechas por China y el intercambio comercial entre ambos países hoy afectados por la desaceleración de la economía oriental. La Argentina es tan importante como cualquier otro país que le brinde rentabilidad y recursos naturales. Este gigante tiene la necesidad de obtenerlos a toda costa, sobre todo los recursos no renovables para poder alimentar la voracidad de sus dimensiones. Depende de nosotros generar y fomentar el intercambio comercial con China y no desaprovechar este inmenso mercado lleno de oportunidades. Debemos buscar negocios que nos permitan equilibrar la balanza comercial deficitaria, exportar productos con valor agregado y atraer las inversiones chinas, cuidando siempre nuestros intereses soberanos.

El autor es abogado y sinólogo

1 Readers Commented

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  1. Francisco J E Stefano on 16 agosto, 2016

    Quizás el autor deberá haber comentado el esfuerzo realizado por el gobierno chino enviando miles de jóvenes al exterior(USA y Europa) para su entrenamiento en las diversas áreas de la ciencia y tecnología que a su retorno formaron la base del desarrollo industrial al cambiar la política.

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