Los gozos y las sombras: perspectivas económicas para 2017

A pocas semanas de cumplirse un año de gestión del nuevo gobierno, el balance que puede hacerse deja un gusto amargo en el devenir económico y mejores resultados de los esperados en el plano político.
La mayoría de los nuevos funcionarios esperaban que a esta altura del año estaríamos creciendo, habiendo superado los impactos negativos del cambio de régimen económico. Lo concreto es que la mayoría de lo indicadores de producción y consumo siguen cayendo y están en niveles sensiblemente menores a los de fines de 2015.
El salto inflacionario luego de las medidas del primer trimestre de 2016 licuó gran parte del poder de compra de las familias y aplastaron el consumo, principal motor del PBI. El ciclo recesivo se agravó con el deterioro del mercado laboral por pérdida de puestos de trabajo. Hacia mediados de año, las autoridades económicas recalcularon el plan original dando lugar a una estrategia de gradualismo fiscal (es decir, no corregir abruptamente el déficit), financiándolo con deuda y atrasodel tipo de cambio. El problema de este plan para impulsar el consumo es que choca con una política monetaria muy dura cuyo único objetivo es abatir la inflación, aspirando liquidez de la economía y manteniendo elevada la tasa de interés. Conclusión: el año va terminando, los brotes verdes no aparecen y la mayoría corrige las proyecciones hacia una mayor baja del PBI (la caída será superior al 2% y puede rondar 2,5%).La inversión y el sector externo tampoco han dado mejores noticias. La primera se ha contraído a lo largo del año, fundamentalmente por la caída de la construcción, mientras que el déficit de la cuenta corriente se viene cubriendo en una mínima parte por inversión extranjera directa y lo restante con nuevo endeudamiento.
A favor le queda al Gobierno una mayor confianza respecto de que puede dominar la inflación en una zona del 20 al 25% anual para los próximos doce meses (pero tampoco hay credibilidad respecto de que puede ser 17% anual como máximo, como postula el BCRA en sus metas de inflación de 2017). Mejor en inflación y peor en nivel de actividad:así terminará 2016 respecto a los planes y deseos del oficialismo.
Paradójicamente, para un gobierno dividido (Ejecutivo sin control del Legislativo), los brotes verdes se ven en el plano político. Con diálogo y consenso con otras fuerzas políticas ha logrado pasar la mayoría de las leyes (más de 70), y una decena de ellas han sido troncales para la gobernabilidad y para mantener un clima de expectativas hacia el futuro que le da oxígeno. Cabe mencionar la resolución del conflicto con los holdouts, el blanqueo y reparación a jubilados, los nuevos jueces de la Corte, la ley Pyme, la sanción del presupuesto 2017 y la ley de participación público-privada o PPP (estas dos requieren aun aprobación del Senado, aunque se descarta su éxito). Aquí reside la razón por la cual al Gobierno le fue bastante mejor que lo que auguraban los opositores acérrimos.

¿Cómo viene el 2017?
Al contrariode lo que sucede este año, es probable que el gobierno logre que aparezcan los brotes verdes en la economía, aunque comenzarán a marchitarse en la política.
Para el año entrante el oficialismo apuesta a un rebote económico (estima que el PBI subirá 3,5%) vía el aumento del consumo y el manteniendo del impulso fiscal (el déficit primario rondaría 5%). Para financiar este desequilibrio, además de apalancar un aumento de la inversión (fundamentalmente en obras e infraestructura) seguirá la apelando al financiamiento víaemisión de deuda. Necesita la friolera de unos 60.000 millones de dólares para renovar vencimientos y financiar déficit y obras públicas.
Blanqueo, reparación histórica a los jubilados, agroindustria y obra pública resultan las apuestas centrales para la reactivación de 2017, esperando que Brasil mejore para reanimar algo la alicaída industria manufacturera. Pero la verdadera prueba de fuego para que el crecimiento esperado del próximo año sea factible es tonificar el consumo con paritarias y política de ingresos (jubilados y planes sociales) que le ganen (y por varios puntos) a la inflación (lo opuesto de lo que sucedió este año). De aquí que luego el mercado interno tenga más empuje para mover la producción y algo de inversión del entramado PyME, que requiere salir de la tormenta perfecta que enfrentó en 2016 con tarifazos, desplome de la demanda (interna y externa) y suba del costo del crédito.
Del sector externo no se espera nada positivo, en el marco de un contexto internacional que se está complicando y donde la competitividad de nuestras exportaciones luce maltrecha, ya que además de la debilidad de la demanda externa todo indica que se seguirá profundizando el atraso del tipo de cambio. Hasta el propio FMI recientemente ha observado la sobrevaluación del peso en rangos del 10% al 15%.
El mayor riesgo del camino elegido es que resulta muy vulnerable a factores fuera de control de las autoridades; y además no permite cimentar las bases para que el rebote se transforme en crecimiento sostenido. En el mejor de los casos se logrará hacer que arranque la economía (rebote en torno a un crecimiento del 3% del PBI), aunque de manera selectiva (la mejora no llegará a todos los sectores y será más débil en los que crean empleo).
Al depender del influjo de capitales del exterior (sean dólares financieros para deuda o dólares reales para inversión directa), cualquier evento negativo externo puede comprometer este sendero y provocar la reversión abrupta de los capitales (o deberemos pagar tasas de interés imposibles de afrontar). De más está decir que luego del reciente triunfo de Trump, los riesgos han crecido. Si bien aún no se ha explicitado el rumbo que seguirá el próximo Presidente norteamericano, los mercados se han anticipado mostrando un aumento de la aversión al riesgo (selectiva) en los países emergentes y se ha encarecido el costo de financiamiento.
Así como la economía puede dar mejores noticias (dependiendo de la materialización o no de los riesgos señalados), el campo de juego en “lo político” lucirá más inclinado para el gobierno. La cooperación tratando de buscar las mayorías ley por ley tendrá otro panorama cuando las fuerzas políticas comiencen a rearmarse de cara a las legislativas de octubre de 2017. Resulta posible especular con menos producción legislativa en el Congreso a medida que éstas se acerquen. La dinámica de los distintos actores del peronismo también jugará un rol fundamental porque dará dos batallas: la interna por el liderazgo hacia el 2019 y la externa frente a Cambiemos. Resta apelar a la responsabilidad de todos los actores institucionales para que el año entrante se estructure como un juego de suma variable que supere políticas agonales y péndulos económicos de suma cero que por años nos alejaron de la meta del desarrollo.

El autor es Socio Director en M&R Asociados.

4 Readers Commented

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  1. lucas varela on 3 diciembre, 2016

    Amigos,
    A pocas semanas del primer año de gobierno, las previsiones no se cumplen. Se sabía, y ahora la realidad es mucho, mucho, más difícil que hace un año.
    Y llegó la hora de huir del desastre. Pero los dogmáticos siempre huyen hacia adelante. Deuda, déficit, devaluación, pobreza,…., Se avanza más y más avanza, aunque en rigor, avanzan por miedo.
    Pero de pronto, se sorprenderán de su huída y pararán. ¿Por valor? No. Sino que el cansancio venció al miedo. El cansancio será más fuerte que el miedo al desastre.
    Y es una leyenda lo de la “fatiga mental”; leyenda forjada por quienes son incapaces de ponerse a pensar.
    Parados, buscarán enemigos, pero no los encontrarán. Aunque, hay quienes temen de los pobres más que de los enemigos.

  2. horacio bottino on 8 diciembre, 2016

    ¡Qué mirada economicista que no va más!¿Con el crecimiento económico se bajará la desocupación se recuperará el 10% de los salarios reales perdidos?¿Habrá más trabajos en condiciones dignas?¿Va a seguir gobernando para los ricos y ladrones?¿Va a seguir mintiendo?

  3. lucas varela on 9 diciembre, 2016

    Amigos,
    Los gozos son efímeros, bastardos, falsos. Especialmente en política.
    El gobierno y sus dueños nos están conduciendo al final de una encrucijada previsible: ser república democrática, o republiqueta empobrecida, violenta, injusta.
    Estamos en el medio de una verdadera rebeldía institucional por parte del ejecutivo. Amenaza de veto, negación de promesas incumplidas, negación de la cruda realidad.
    En esta huida hacia adelante del gobierno, surgirán los «ordenadores». «Ordenadores por la fuerza» , que por serlo se equivocan. Ordenadores políticos que vetan, y ordenadores económicos que acorralan.
    Y comenzará a hacerse evidente el viejo principio germánico que dice : «en términos generales, no es bueno que quien posee patrimonio sea incapáz de proteger su posesión».
    Y así, todo argentino que se precie, será un argentino «offshorizado». !como el Mauricio presidente¡
    Y el resto…!tendrá que sufrir¡

  4. lucas varela on 27 diciembre, 2016

    Amigos,
    Las sombras y las perspectivas se oscurecen cada día.
    Prat Gay se fué (o lo fueron) antes del 31, y parece que se viene más endeudamiento, ahora del FMI con 25.000 millones de dólares.
    El Cambio acaba por ser repetición, y la acción de gobierno desemboca en una huída hacia adelante.
    !Que pena¡ Así debe ser la pena en el infierno.

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