El Islam velado

Estambul, otoño-invierno de 1938. Ante la mirada atónita y fascinada de HerculePoirot, en la impecable interpretación de David Suchet, una adúltera es lapidada en las calles por una turba en ropas árabes. La escena corresponde al Asesinato en el Orient Express, versión fílmica del policial de Agatha Christie, pero no pertenece al libro original. La autora, viajera habitual y conocedora del Oriente Cercano, no se hubiera permitido un error semejante.
En noviembre de ese año y en la misma ciudad muere Mustafá KemalAtatürk. Sus principales reformas –abolición de la sharia, laicidad del Estado, un Código Civil basado en el suizo, voto femenino y posibilidad a las mujeres de acceso a cargos públicos, introducción del alfabeto latino y del calendario gregoriano, entre otras– estaban plenamente vigentes.
Si bien el “crimen de honor”, generalmente ejecutado por la familia de la “adúltera”, fue una costumbre todavía arraigada en todas las orillas del Mediterráneo hasta entrados los años ‘60 (GermaineTillion, La condición de la mujer en el área mediterránea), no es creíble que en el Estambul de esos años, máxime en las calles del sector europeo, se pudiera asistir a una lapidación. Es como si aceptáramos con normalidad ver en un film el linchamiento de un afroamericano en las calles de Washington DC, por parte del KKK en el mismo año.
Ahora bien, ¿qué necesidad hay de destacar el “error histórico” de un film realizado para la BBC? Un buen punto de partida es asumir que ningún mensaje es neutro o inocente. Menos aún una producción de 2010, con un bagaje disponible de conocimientos históricos importante. Tampoco se debe pasar por alto que en ese año Turquía todavía esperaba ser incorporada como miembro pleno a la comunidad europea. ¿Qué puede impulsar a la emisora oficial de un país a irradiar un mensaje donde se ve como normal la barbarie de un eventual socio? En 1938 Turquía era menos bárbara que muchos países “civilizados” de Europa. Sobre todo si tomamos la definición deTzvetanTodorov: “Los bárbaros son aquellos que niegan la plena humanidad de los demás”. En estos términos, la barbarie de aquellos años no fue patrimonio exclusivo de los regímenes nazi-fascistas. Las potencias coloniales, los Estados Unidos y la URSS, también cargaban con su cuota de inhumanidad.
La fantasía, como suele suceder, es la realidad más fuerte; alimenta los prejuicios coherentes con la aceptación de una escena acordecon el etnocentrismo, que todavía subsiste. El correlato de la definición de Todorov también es valioso: “Es civilizado, en todo momento y en todo lugar, el que sabe reconocer plenamente la humanidad de los otros… Lo bárbaro o lo civilizado son los actos y las actitudes, no los individuos o pueblos”.
Pero la modernización del Cercano Oriente ni comenzó ni concluyó en 1938. Los principales cambios modernistas fueron introducidos por Mahoma y el Corán en el siglo VII; sobre todo en lo que hace al rol de la mujer y la destribalización de los árabes. Las religiones monoteístas combaten frontalmente los tribalismos al plantear una realidad mística universal que unifica a la especie humana, en sentido contrario del paganismo que valida a los dioses tutelares fortaleciendo la estructura tribal.
En este campo la acción de Mahoma fue significativa: al unir las tribus hizo posible la formación de un Imperio que se mantuvo desde el siglo X (con tres califatos simultáneos, Bagdad, Cairo y Córdoba) hasta la caída final de los otomanos en el siglo XX.
El Corán, libro escrito en una época de patriarcalismo extremo y en un ámbito social de costumbres muy arraigadas, propuso reformas profundas en lo que hacía a los derechos de la mujer. Era una civilización de tribus endogámicas, endogamia causante del uso del velo desde el neolítico en adelanteen toda la cuenca del Mediterráneo, donde las mujeres eran esclavas sin derechos.
Los avances propuestos se manifiestan en distintos campos: en la religión, da a las mujeres la capacidad de interpretar la palabra de los profetas (incluido Mahoma), lo que las pone en igualdad con los imanes; en lo familiar, el derecho de disolver el matrimonio (repudio mutuo); las libera económicamente otorgándoles pleno dominio sobre su patrimonio y su capacidad de generar riquezas; y, algo socialmente trascendente, les reconoce derechos hereditarios. Estos últimos son casi subversivos, ya que atentan contra la endogamia y la unidad tribal al dispersar el capital acumulado en muchas manos. Con respecto al uso del velo, el Corán recomienda a hombres y mujeres que se conduzcan con modestia y decoro;aconsejaba a las mujeres del profeta, que ya eran intérpretes de su palabra,que hablasen con los creyentes detrás de un velo a efecto de no ser importunadas por ellos cuando visitaban la casa de Mahoma.
La mayoría de estas reformas se frustraron parcial o totalmente en el mundo árabesimplemente porque las costumbres y los intereses económicos son más fuertes que las indicaciones religiosas. Pero no es el Islam el responsable. En el decir de G. Tillion: “Debemos advertir que, cuando la religión se ha apropiado de una costumbre anterior, invariablemente la práctica refuerza la ley. Y a la inversa, cuando la religión se opone a la costumbre, la relación de las infracciones religiosas nos prestará las más útiles indicaciones acerca del arraigo de la costumbre en cuestión”. Condenar al Islam por la difusión anacrónica y estricta de ciertos suras es equivalente a justificar la discriminación de la mujer o el esclavismo basados en ciertas lecturas de San Pablo como Efesios 6, o 1 Corintios 11. Todos los textos merecen, y de hecho sufren, una exégesis sin fin. El cambio socio histórico nunca olvida interpretaren forma incesante el capital simbólico de los objetos culturales.
El Iluminismo diferencia a Europa de las otras grandes civilizaciones, la islámica, la china y la hindú. Sólo la cultura occidental logra separar la religión de la política. Esta es una de las dos grandes virtudes del pensamiento occidental; la otra es su capacidad de autocrítica. Pero esta diferenciación no debe obrar como una herramienta de calificación o discriminación. Cada civilización debe encontrar su propio sistema de realización socio política, que le permita ubicarse en la intersección de las costumbres del pasado y las exigencias de la época. La Ilustración fue el proceso seguido por Occidente, pero eso no lo universaliza ni lo impone.
Según algunos pensadores, la pérdida de mercados y territorios en Europa marca en el siglo XV el comienzo del declive cultural y científico del Islam. No obstante, no es justo hablar de un estancamiento o un retroceso. Desde mediados del siglo XIX hubo intensos movimientos sociales en la zona magrebí, egipcia y turca. En Egipto aparece una clase de intelectuales que difunden ideas de modernización. Las nuevas universidades árabes reciben a estudiantes de distintas partes del Imperio. La emancipación del individuo es enunciada por los Jóvenes Otomanos, que surgieron de diferentes comunidades; turca, árabe, griega, armenia, judía, etc. Se desarrolla una sociedad más urbana que recibe a los emergentes del sector rural. Comienzan a circular periódicos independientes y diarios femeninos.
En julio de 1908, luego de la rebelión de los Generales de Salónica, se proclamaba en el Imperio Otomano: ¡libertad, igualdad, fraternidad, justicia! Treinta años antes, en 1876, era promulgada una Constitución plena de reformas democráticas. En este período, 1876 -1909, el Estado otomano creó diez mil escuelas públicas. Ya desde un siglo antes los reformadores musulmanes proponían cambios profundos en la religión y la sociedad. Éstas son sólo algunas muestras de que el pensamiento de Oriente Cercano no es necesariamente reactivo a las reformas; considerarlos como pueblos irremediablemente conservadoresresponde al reduccionismode algunos intelectuales occidentales que pretenden explicar una situación política negando la responsabilidad de Occidente. Los movimientos intelectuales se vieron restringidos, y perseguidos, por las presiones de la Primera Guerra Mundial y el extraño proceso de descolonización recolonizadora sucesivo a la misma, principalmente a partir del acuerdo Sykes-Picot y la declaración Balfour.
Fue un momento en que las mujeres no llevaban velo y seguían la moda occidental. El incipiente movimiento feminista egipcio se consolida con la creación de la Unión Feminista de Egipto en 1925. En el año 1935, Evelyn Boustros, delegada oriental en el Congreso Mundial de las Mujeres, manifiesta: “Queremos elevar la condición de las mujeres progresivamente, permitirle vivir en una sociedad mixta, obtener para ella derechos sociales y derechos políticos”. El feminismo une su nacimiento a la lectura y a la escritura, hace su lugar en las páginas dedicadas a la mujer de los periódicos. Este feminismo árabe, que surge y se desarrolla en un contexto colonial, mezcla en las reivindicaciones femeninas la emancipación sexual con la nacional. Por este motivo coinciden en su censura tanto las potencias coloniales como las clases tradicionalistas árabes. Hoy, las peshmergas kurdas, en su lucha en las trincheras, son también una nueva avanzada de la liberación femenina en Oriente Cercano.
Las revueltas de la Primavera Árabe, con su resultado mixto, dejan ver aspectos importantes: los pueblos de Oriente Cercano se han rebelado contra los déspotas autocráticos, no están dominados por la religión, tienen un fuerte componente contra la occidentalización (americanización, segúnAbdelwahabMeddeb), buscan profundas reformas sociales y alientan una mayor laicización del Estado. El resultado en Túnez es muy auspicioso y aparentemente Egipto está en ese camino. La injerencia de las grandes potencias ha hecho que Siria y Libia continúen en sendas guerras civiles.El ánimo reformista está a la vista, el deseo de autodeterminación también; ¿será el momento de desvelar al Islam y no confundirlo más con el islamismo?

Algunas lecturas sugeridas:
Germaine Tillion, La condición de la mujer en el área mediterránea
Leyla Dakhli, Historia contemporánea de Medio Oriente
Tzvetan Todorov, El miedo a los bárbaros
Albert Hourani, A History of the Arab Peoples
Abdelwahab Meddeb, La enfermedad del Islam

1 Readers Commented

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  1. Alfredo Barcia on 11 septiembre, 2018

    El artículo parece escrito desde otro planeta o con solo un ojo, dejando la realidad aparte. Empezando por sostener o arhumentar que la mujer mahometana no sufre una despersonalización total convertida en objeto propiedad del marido y desaparecida bajo un velo de cabeza a los pies Hace unos días fue decapitada una mujer no recuerdo porque trivial desatención de alguno de los inhnumerables preceptos que esclavizan aún hoy a las musulmanas. Eso sin hablar de la necesidad de deambular con un hombre familiar en su compañía, de lapidaciones detenidas – o no – habidas en este mismo año en países musulmanes y de los desmanes y asesinatos que casi a diario se cometen hoy ya en España donde musulmanes atacan y destruyen templos cristianos. Sin mencionar los ghetos de mahometanos con su sharia a cuestas en Australia y Suecia. El velo del islamismo fundamentalista es demasiado pesado y denso como para ilusionarse en cuatro sabios seguidores de un improbable Mahoma pacífico predicando el segundo mandamiento de las otras dos religiones monoteístas como que en él se resumen toda la ley y los profetas. La buena fe para la convivencia debe ser a dos puntas y por los datos de la realidad todavía – y quizás nunca – se pueda confiar que un mahometano – fanáttico o no – opte por la aceptación del «infiel». Y, en última instancia – y sobran ejemplos – llegadas las cosas a extremos, siempre encontrarán en el Corán un versículo por el cual el musulmán «bueno» y pacífico deba aceptar la solución violenta del fanático so pena de sentir caer él también su cabeza segada por la sharia igualadora y fundamentalista.

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