
Comentario a la película Frantz (Francia, 2016. Dirección: François Ozon. Intérpretes: Paula Beer, Pierre Nioney).
Quienes conozcan el viejo film Remordimiento del director judío-alemán naturalizado norteamericano Ernest Lubitsch (1892-1947), basado en una pieza teatral del francés Maurice Rostand (1891-1968), conocerán el desenlace de este drama que no pueden adelantar estas líneas en atención al resto de los lectores.
Con una fascinante fotografía que alterna el blanco y negro con el color, el muchas veces polémico director François Ozon presenta el encuentro en el cementerio de un pequeño pueblo alemán, después de la Primera Guerra Mundial, de una joven que llora a su novio muerto en Francia y un muchacho francés que va a visitar la misma tumba para llevarle flores.
Ella se llama Anna y es de una estupenda belleza y dulzura. Adrien, cuya figura puede recordar a Marcel Proust, es melancólico y reservado. Anna, que vive con quienes iban a ser sus suegros y la tratan como a una hija, invita al francés a la casa. Superados los primeros prejuicios en la familia (hacía poco que había concluido esa guerra que se cobró diez millones de muertos y el doble de heridos), no pueden evitarse los rencores en el pueblo.
Después de intercambiar cartas y cuando todo indicaría que los jóvenes están en camino de formalizar una relación, ante el repentino silencio de Adrien, Anna decide ir a buscarlo a París. Allí conoceremos algunos secretos del francés y a su madre, rica y posesiva. El peso de la conciencia agobia al muchacho. En Anna, en cambio, logra prevalecer la esperanza después de tanto luto.
Los dos son almas sensibles y finas: aman la música y el arte. Pareciera que juntos podrían exorcizar tanto sufrimiento. En los recuerdos, el actor Anton von Lucke personifica al añorado Frantz.
El alegato pacifista de Maurice Rostand encuentra en la obra de Ozón otros acentos y otros senderos interiores, como si no quisiera llegar nunca al corazón de la historia. ¿Es un amor imposible? ¿Es más fuerte la debilidad que la esperada recuperación?
Paula Beer y Pierre Niney se demuestran dos formidables actores. Y el romance entre ellos difícilmente pueda ser olvidado por el espectador. La película combina magistralmente la delicada introspección de los sentimientos, la cuidada reconstrucción de época, la compleja situación entre el resentimiento y el perdón, el melodrama y el suspenso.
1 Readers Commented
Join discussionEstimado Sr Poirier, muchas gracias.
Ante la increíble belleza Anna, la necesidad de ver ésta película se hace impostergable.
Es curioso, un cementerio es el origen. Quizás así deba ser. Cuando se convive con la muerte por culpa de una guerra, quizás lo único valioso es la muerte.
Aunque, una buena vida incluye una muerte. Negar la muerte, no es buena vida.