Reflejos del peronismo

Reseña de Crímenes y mentiras. Las prácticas oscuras de Perón, de Hugo Gambini y Ariel Kocik (Buenos Aires, 2017, Sudamericana).

Borges nos ha regalado, más allá de su obra literaria, algunas muestras de su reconocido humour británico. Una de ellas es la definición de la democracia como la superstición de la estadística. Otra es la caracterización de los peronistas como incorregibles. Podemos discrepar del sarcasmo borgiano, pero si hay algo que no admite controversias es que el peronismo sea una fuente inagotable de literatura.
La bibliografía sobre el peronismo comenzó expresando la defensa militante de su lógica, como el catecismo político La razón de mi vida, unas vibrantes memorias de Evita escritas por el periodista catalán Manuel Penella de Silva.
Sin embargo, en el periodo que siguió a su traumática caída, llegaría el turno de una impiadosa crítica opositora, también muchas veces de la mano de recuerdos personales, y signada por un natural revanchismo. Fue un nuevo blanco y negro, durante el cual los grises fueron suprimidos. La mujer del látigo, de Mary Main, que es la matriz de la construcción del mito negroevitista, constituye el paradigma más contundente de esta actitud especular.
Pasados los años, sobrevino un periodo literario muy unido a una idea reivindicativa –la Resistencia– que, con una perspectiva radical, fecundó la posterior peronización de la generación setentista. La producción historiográfica de Juan José Hernández Arregui, Rodolfo Puiggrós y Jorge Abelardo Ramos, así como la revista Cristianismo y Revolución, ejemplifican acabadamente ese periodo. Finalmente, sobreviene un camino más ponderado, del cual la obra de Félix Luna sobre la materia –singularmente El 45, quizás su mejor libro– puede constituir un buen ejemplo.
La rueda de la historia sigue girando. Crímenes y mentiras, de Hugo Gambini y Ariel Kocik, refleja el actual momento histórico, donde el peronismo parece retorcerse agónicamente frente a una de sus crisis más agudas, a todas las cuales pudo hasta ahora superar.
El corsi e ricorsi nos situaría ante un intento de recreación de aquella primigenia oposición frontal al peronismo. Buena parte de los argentinos ve y no sin sólidos motivos al kirchnerismo como una edición posmoderna del “hecho maldito del país burgués”, según la caracterización de John William Cooke.
De la mano de la grieta parece haberse filtrado el antiguo espíritu gorila, representativo del antiperonismo visceral, que define al peronismo como una maldición o un mal absoluto y que encuentra en Borges una de sus mejores expresiones.
Casi sin nombrar al kirchnerismo, pero expresivamente presente en los estilos y en sus contenidos, Crímenes y mentiras recoge la tradición a partir de la cual, a lo largo de diez capítulos, procura desarmar con la paciencia y la minuciosidad de un brigadista antiterrorista todas las construcciones míticas que estructuraron su sustento histórico.
No les falta autoridad ni razón a sus autores, y aunque la obra aparezca teñida de una retrospectiva hoy ya vista como un tanto arcaizante, ese renacer de sus enemigos acredita su legitimidad. No por algo Gambini escribió una de las mejores historias del peronismo que ocupa un destacado lugar en esa saga historiográfica.
El peronismo pasará, pero su literatura, como acontece con el rosismo, quedará. En este sentido, quizás haya que reconocer que, además de irredimible, el peronismo es interminable.

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