
Que una revista cumpla 90 años de publicación ininterrumpida, y más aún en la Argentina, no parece ser un dato menor. Mérito, claro, de quienes la han escrito, leído y colaborado a lo largo de décadas. CRITERIO fue fundada en 1928 por el abogado y diplomático Atilio Dell’Oro Maini, aunque algunos recuerden más la larga dirección de monseñor Gustavo Franceschi, francés de nacimiento y argentino por vocación, que asumió la dirección en 1932. Ambos estuvieron vinculados a la creación del Partido Demócrata Cristiano en el país y fueron particularmente curiosos y comprometidos con el desarrollo cultural y social. Siguieron luego direcciones que marcaron vigorosamente su tiempo, en particular las de Jorge Mejía (que varios años después fuera creado cardenal y desempeñó funciones en la Santa Sede), el presbítero y filósofo Rafael Braun y el historiador y politólogo Carlos Floria. En los años del Concilio Vaticano II, CRITERIO fue para América latina un privilegiado aggiornamento sobre lo que acontecía en la Iglesia universal y pionera en las relaciones ecuménicas e interreligiosas.
La revista, si bien nunca tuvo una relación institucional con la jerarquía de la Iglesia, fue considerada por muchos lectores en el país y en el extranjero como exponente de las ideas cristianas en temas de Iglesia, política y cultura. Acaso en determinadas ocasiones ganó más prestigio como formadora de opinión que simpatías eclesiásticas, pero fue por lo general respetada y apreciada por sus artículos y sus firmas, no obstante algunas memorables polémicas. Además, las épocas y las circunstancias le dieron orientaciones y sesgos diferentes. Mérito de largos años de reflexión y de atentos analistas, CRITERIO supo optar claramente por la distinción entre Iglesia y Estado, por la libertad de pensamiento y por el respeto a la Constitución y la República, tomando distancia de visiones más integristas en este campo.
Hoy, la publicación (tanto en papel como on line) intenta reflejar diferentes análisis y visiones en la convicción de que el pensamiento cristiano siempre está llamado a ser plural y crítico, a dialogar con la sociedad en su conjunto y en las más variadas disciplinas. Esa posición despierta a veces severas críticas y apasionados debates. Pero continúa, en la medida de lo posible, la compleja y entusiasta relación entre la fe y la cultura que determinó su surgimiento.
Por otra parte, los tiempos actuales imponen cambios en el arte de escribir, diseñar y en la imprescindible presencia digital. Es algo que nos llevó a su actual presentación, donde se combinan artículos breves con otros más propios de la tarea ensayística, y a apuntar al discernimiento y la profundidad; lo que exige sumar nuevas temáticas y generaciones. En efecto, a partir del presente número, en coincidencia con los 90 años, renovamos la imagen gráfica integral de CRITERIO para estar en consonancia con las estéticas actuales. Para ello contamos con la generosa disposición y creatividad de la diseñadora Any de la Piedra. A través de las próximas tapas queremos rescatar las virtudes humanas, con imágenes creadas especialmente por artistas plásticos argentinos a quienes también entrevistaremos. Comenzamos con una obra sobre el valor de la justicia de Eduardo Stupía, y le quedamos particularmente agradecidos.
Por otra parte, durante 2018 convocaremos a conferencias y otras iniciativas. Organizaremos un ciclo de cursos de cuatro clases cada uno orientados a la difusión y el debate sobre conocimientos de interés general, dictados por miembros del Consejo de redacción y del Consejo de asesores. Serán encuentros presenciales y se realizarán en la sede de la revista. Las temáticas rondarán la política nacional e internacional, el cine, la literatura, la psicología y la espiritualidad.
Lo más difícil para iniciar esta novena década es estar más atentos a los cambios sociales, políticos y culturales, interpretar las nuevas sensibilidades y exigencias de las personas y de los grupos, acrecentar los diálogos y la apertura, siempre en el respeto de las tradiciones que fueron enriqueciendo la vida de la Iglesia en sus relaciones con la sociedad. Creemos que una mayor atención a las expresiones artísticas y generacionales, a las tendencias literarias y cinematográficas, al quehacer institucional y a la defensa de los derechos de los más desprotegidos, según exige la justicia social, serán clave para un renovado ímpetu en la tarea.
La historia está a nuestras espaldas, nuestro territorio es el presente, nuestra mirada está puesta en el futuro. Estimamos necesario, al menos por ahora, preservar la edición en papel (una suerte de «marca» para CRITERIO) al tiempo que desarrollar en los nuevos medios y las redes sociales la presencia de un pensamiento que no se someta imposiciones arbitrarias o gustos pasajeros y contemple los temas de fondo.
¿Qué nos deparará el futuro? Eso no podemos saberlo, pero intentaremos colaborar desde nuestro trabajo intelectual (expresión empleada por Jean Guitton en un valioso libro que publicó hace mucho tiempo CRITERIO) y en la medida de nuestras fuerzas en la construcción de esperanzas para un porvenir que se presenta colmado de incógnitas.
Sabemos que la comprensión de la complejidad del mundo no admite respuestas fáciles o improvisadas. Ante este desafío, queremos seguir ofreciendo un espacio de pensamiento, discusión y generación de propuestas para que aquellos que tienen una mirada inquieta, compartan o no nuestra fe, puedan encontrar aquí un ámbito de intercambio libre y respetuoso.
La FUNDACIÓN CRITERIO se sostiene económicamente gracias a la generosidad de los colaboradores (todos ad honorem) y al aporte imprescindible de suscriptores, amigos, instituciones y empresas, con cuyo apoyo aspiramos a seguir contando. Este acompañamiento que hizo y hace posible la ardua empresa de editar una publicación permitirá continuar la misión de CRITERIO y, abierta a los cambios que se descubran necesarios, renovarse en su camino.
2 Readers Commented
Join discussionMis felicitaciones por 90 años de excelencia. Daniel Artola.
Gracias a todo el equipo por esta maravillosa revista que es un placer para el alma y el intelecto