Dios no se cansa. La misericordia como forma eclesial
de Stella Morra
Buenos Aires, 2019, Ágape Libros

El título del libro puede ser engañoso… quien piensa que se enfrenta a una obra piadosa acerca de la misericordia de Dios se encontrará claramente defraudado. Tiene en sus manos, en cambio, una poderosa obra de teología que busca poner en cuestión los modos habituales de razonar paradigmas teológicos.
Con Dios no se cansa llega el primer libro completo de Stella Morra (teóloga y socióloga italiana, profesora del departamento de Teología fundamental de la Universidad Gregoriana de Roma) disponible en español.
Bajo un título pío asoma, ya desde el subtítulo, el argumento fundamental de la obra: la puesta en crisis del modo de mirar, comprender, vivir y transmitir la experiencia de con-formación a Cristo en la Iglesia católica. Para esto se vale de la categoría “forma”. Bajo esta categoría, Stella Morra delimita un perímetro que permite visibilizar un conjunto de aspectos, incluidos los modos de razonar y de actuar, que están inscriptos de tal manera en los hábitos de una determinada comunidad que se dan como obvios y naturalizados.
El punto sobre el que hace foco Morra es, justamente, el cambio de forma que los tiempos que corren exigen a la Iglesia. La tesis de fondo es que la forma tomista (iniciada con la re-forma – justamente– gregoriana), que ha predominado en el último milenio, ya no ayuda satisfactoriamente a hacer vivible la experiencia cristiana en nuestras coordenadas socio-históricas, ni a darle visibilidad. Si, como señala el papa Francisco, vivimos un cambio de época más que una época de cambios, necesitamos ensayar una nueva forma de encarnar el ser cristiano (y por ende el modo de ser Iglesia): ¿será la misericordia proclamada con fuerza por el Pontífice actual la forma venidera? Es la propuesta de Stella Morra a lo largo del libro.
Los teólogos en los últimos años no se han animado a afrontar problemas complejos y difíciles, insinúa la autora. Frente a la caducidad de la forma asumida por el cristianismo en los últimos mil años, nos encontramos ahora en un tiempo donde es necesaria la audacia de experimentar nuevas propuestas. Vivimos, dice Morra, un tiempo sólo comparable con el que vivieron los Padres de la Iglesia (afirmación que la autora remite al teólogo benedictino Ghislain Lafont, quien además prologa hermosamente el libro). Así como ellos no tuvieron miedo de “usar” aquellos elementos de la cultura que los rodeaba para generar una forma cultural cristiana, nosotros tenemos que proceder con la misma valentía (parresia), animándonos incluso a sacudirnos prejuicios que nos entorpecen.
Afrontando un problema denso de epistemología teológica, con sus consecuencias eclesiológicas y de praxis pastoral, en un lenguaje llano y con imágenes cotidianas, el texto de Morra se lee fácil pero no velozmente. Es que lleva al lector a detener la lectura frente a afirmaciones o ejemplos que obligan a pensar y cuestionan nuestras representaciones habituales de la vida de fe y de la práctica cristiana, invitándonos a continuar razonando, por nosotros mismos y desde nuestras experiencias, las intuiciones que plantea.
En síntesis: un verdadero aporte a la reflexión, que interpela e invita a asumir con responsabilidad la aventura de un pensar riguroso que dé cuenta de la experiencia cristiana, de modo que sea traducible en una forma eclesial adecuada al cambio epocal que vivimos.

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