2015: asombroso preanuncio de la pandemia actual

“Cuando yo era un niño el desastre más temido era una guerra nuclear. En el sótano teníamos un barril con alimentos y agua para cuando llegara un ataque escondernos allí. Hoy, la mayor catástrofe mundial será un virus muy infeccioso. No matarán misiles sino microbios”.
Así comenzó Bill Gates una charla en Vancouver, el 18 de marzo de 2015, como invitado a las Conferencias TED (Tecnología, Entretenimiento y Diseño), donde anualmente importantes intelectuales y emprendedores del mundo exponen sobre una de las tres áreas que más los apasionan y que los organizadores entienden están incidiendo en nuestro futuro.
¿Por qué destacamos la conferencia de Gates en esta columna? Por la cuestión de fondo que él planteó. Antes de abordarla, digamos que la Fundación Bill y Melinda Gates –la más grande del mundo por el capital que posee– está comprometida a mejorar la salud de las 2 mil millones de personas más pobres del mundo. El matrimonio Gates entiende que, entre los pasos más importantes para salvar vidas en los países pobres, está la capacidad global de hacer frente a las epidemias. “Hacer las inversiones correctas ahora podrá salvar millones de vidas”, dijo Gates en Vancouver, agregando que había aprendido mucho en ese entonces sobre las epidemias.
Efectivamente, en 2015 el brote del ébola en África occidental era una tragedia. Más de 10.000 personas habían muerto. Los Gates seguían el tema con atención, observando que el problema no estaba en el mal funcionamiento del sistema de salud, sino en que no había ningún sistema. “La Organización Mundial de la Salud –recordaba Gates en su conferencia– existe para monitorear las epidemias, pero no hace nada sobre lo que estoy mencionando. La falta de preparación podrá significar que la próxima epidemia sea más devastadora que la del ébola. Por terrible que haya sido ésta, la próxima será mucho peor”.
Y así ocurrió: el coronavirus es más que una epidemia, es una pandemia. La epidemia es una enfermedad que afecta a muchas personas en un sitio determinado; la pandemia es una enfermedad epidémica en varios países.

LA CUESTIÓN DE FONDO
Para Gates, la razón principal de este problema está en que se han invertido cantidades enormes en disuasivos nucleares y muy poco en sistemas para detener las epidemias. En los tres años siguientes a la Conferencia TED de Vancouver (2016-2018), el gasto militar creció hasta alcanzar el nivel más alto de la historia: en 2018, US$ 1,8 billones, encabezando el ranking los Estados Unidos, con US$ 649.000 millones (36% del total mundial), seguido de China, con US$ 250.000 millones (14% del total), país donde se originó el coronavirus.
Frente a este panorama, la afirmación de Gates de que no son misiles sino microbios los que nos matarán, estaría corroborada por la del ex presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz, Oscar Arias, cuando dijo: “La carrera armamentista refleja la incapacidad de los gobernantes, pues en muchos casos está dirigida a combatir fantasmas y espejismos”.

EL SISTEMA DE SALUD: UNA FATALIDAD
De allí las críticas de Bill Gates, en su conferencia, a la ineficacia del sistema de salud frente a la epidemia del ébola: “No había equipos de epidemiólogos ni grupos médicos listos para viajar, a fin de observar en qué consistía la enfermedad y qué tanto se había expandido. Los informes se producían impresos en papel, con grandes demoras para compartirlos en internet, y eran terriblemente imprecisos. No había mecanismos para preparar a la gente. Médicos sin Fronteras hizo un gran trabajo formando voluntarios pero hacían falta cientos de miles de trabajadores para llegar al lugar de la epidemia y no los hubo. Nadie estudiaba métodos de tratamiento, diagnósticos, instrumentos a utilizar. Se podría haber tomado sangre de pacientes recuperados, que contiene los anticuerpos que los curaron, y aplicarlos a los nuevos pacientes. Nunca se intentó. Hicieron falta muchas cosas. Fue una fatalidad mundial”.
Gates agregó que, no obstante, el ébola no se propagó más por tres razones: el trabajo heroico de los pocos trabajadores de salud que salieron al encuentro de la gente para prevenirla; la naturaleza del virus, que hizo que no se propagara por el aire, pues quien lo contraía quedaba muy enfermo en cama; y, finalmente, que el virus no llegó “por pura suerte” a áreas urbanas, pues de lo contrario el número de casos habría sido mucho mayor.
A continuación, sin saberlo, describió asombrosamente al coronavirus: “La próxima vez podemos no tener la misma suerte. Podría ser un virus con el que los transmisores no se sientan mal y puedan viajar en avión o ir al supermercado. Con un virus que se propaga por el aire como el de la gripe española de 1918, se difundiría por todo el mundo, muy, muy rápidamente. Éste es un problema muy
serio por el que deberíamos preocuparnos”.

EL SISTEMA MILITAR: UNA PERFECCIÓN
Notablemente, cuando Gates buscó un modelo eficaz para el sistema de salud mundial, lo encontró en el sistema militar que, al gozar de enormes presupuestos, tiene toda la capacidad de actuar en una guerra muy menor a la que se libra contra los microbios. En su conferencia describió como perfecto al sistema de defensa mundial: “Tiene soldados a tiempo completo listos para desplazarse y reservistas que pueden aumentar el número enormemente. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) tiene unidades móviles que pueden activarse con gran rapidez. Hace simulaciones para saber si la gente está bien entrenada y conoce el manejo de combustibles y toda la logística con radiofrecuencias incluidas para desplazarse. Éste es el tipo de acciones que debemos hacer frente a las epidemias”.
La OTAN es la mayor alianza militar del mundo con 29 países miembros, de América del Norte y Europa, con un enorme presupuesto: gastó el 53% del mencionado más alto de la historia en 2018: US$ 963.000 millones.
En referencia al área de tecnología que eligió para su conferencia TED, Gates dijo: “Es posible construir un sistema de salud bien eficaz. Tenemos a favor toda la ciencia y la tecnología de las que tanto hablamos. Tenemos celulares para recibir y difundir información al público. Tenemos mapas satelitales para ubicar a la gente y ver cómo se moviliza. Tenemos avances en biología por los que cambia enormemente el tiempo de los estudios y la posibilidad de producir drogas y vacunas que ataquen los microbios. Tenemos todos los instrumentos necesarios, pero hay que ponerlos al servicio de un sistema mundial de salud. Necesitamos estar preparados y la mejor manera de hacerlo es seguir el modelo militar, pero para otra guerra. Si empezamos ahora, estaremos listos para la próxima epidemia”.

SABER CUÁL ES LA VERDADERA GUERRA
La exposición de Bill Gates puso por primera vez el tema en su lugar. Generó otra inteligencia frente a la guerra. Se gastan miles de millones de dólares para un sistema que hiperdimensiona de quien defenderse, o como dijo el mencionado Nobel de la Paz, cada vez se producen más armas para “combatir fantasmas o espejismos”. Mientras tanto, el verdadero enemigo está ahí, frente a un inexistente sistema para defendernos.
Los dirigentes del mundo ignoran cuál es la verdadera guerra. Un ciudadano lo anticipó en 2015. No fue escuchado.

Arturo Prins es Director Ejecutivo de la Fundación Sales

3 Readers Commented

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  1. Alfredo Barcia on 26 mayo, 2020

    ¿Será quizás por esto que los Gates dedican fondos multimillonarios dirigidos a fomentar el aborto en el mundo, la esterilización de personas en África y donde se lo pidan y políticas de eutansia? Habría menos gente y más sana en el mundo, sin duda.

    • Damian on 31 mayo, 2020

      Alfredo, totalmente de acuerdo con tu comentario, muy ingenuo y muy poco informado el autor de esta nota.
      Es una lastima que pase esto en una revista tan buena.

    • Horacio Martinez on 3 octubre, 2020

      He leido el articulo sobre el anuncio temprano de Bill Gates sobre la pandemia en 2015.
      El preopinante lector menosprecia la conferencia de Gates con el argumento de que en el tema del aborto, o sea en otro tema, adopto una posición equivocada. No parece una critica fundada, yo puedo estar equivocado en una cuestión y equivocado en otro. He notado que en relación a BG pareciera políticamente correcto criticar, no siempre con fundamento.

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