Las relaciones internacionales son un ámbito complejo y dinámico en el que se entrecruzan las políticas exteriores de los países y los intereses de poderosos grupos financieros, industriales y comerciales con mayor o menor influencia en el cuadro global.

Cualquiera sea el rumbo que los argentinos elijamos para salir de la crisis que nos agobia, estará necesariamente condicionado por otros países que tienen mucho mayor peso que nosotros en materia de comercio, finanzas, seguridad internacional, tecnología y visión prospectiva sobre el devenir. También estará relacionado con los países vecinos, particularmente en el Mercosur, a quienes nos unen intereses prioritarios y problemas comunes.

Sin embargo, la dirigencia política argentina no suele esmerarse en cultivar los conocimientos necesarios para concebir y llevar a cabo las políticas que  nos relacionan con el mundo. No es frecuente, por ejemplo, que los políticos que nos dirigen, tanto en el oficialismo como en la oposición, cultiven otras lenguas y una formación adecuada en materia exterior, o que hayan viajado y mantengan relaciones significativas con dirigentes de otros países.

Estos antecedentes se vinculan con lo que acaba de suceder al Canciller argentino Felipe Solá. Había viajado en misión a México, para asistir a una cumbre regional a la que el Presidente argentino concurriría inmediatamente. Entonces se desató la crisis urdida por la Vicepresidente. Allí se enteró Solá no sólo de que el Presidente había cancelado su propia participación, sino que indelicadamente lo había echado de su cargo en la Cancillería. Designaron en su lugar a otro ciudadano a quien ahora le costará demostrar su idoneidad. En efecto, la visión del mundo de Santiago Cafiero se forjó durante los años de su banca como concejal en San Isidro, distintas áreas de la administración bonaerense y la fugaz jefatura del gabinete nacional.

Para una sociedad cuya dirigencia política de distintos signos y durante muchos años se ha caracterizado por generar una deuda externa desproporcionada, no parece coherente que se trate con tanta ligereza su política exterior.

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