Reseña de «Benedicto XVI. Una vida», de Peter Seewald (Bilbao, 2020, Mensajero).
Se han escrito excelentes historias del pontificado y también de los papas individualmente considerados. El género biográfico referido a los romanos pontífices cuenta con expresiones de un formato magnífico, como Testigo de Esperanza de George Weigel en el caso de Juan Pablo II y El gran reformador, con una segunda parte aún no traducida, de Austen Ivereigh, en el del actual papa Francisco.
Tratándose de Joseph Ratzinger, y como antecedente, merecen recordarse las biografías de John Allen, uno de los mejores vaticanistas del momento (Pope Benedict XVI: A Biography of Joseph Ratzinger) y también la de Pablo Blanco, profesor de la Universidad de Navarra, y a juzgar por la cantidad y calidad de sus obras, un verdadero experto en el personaje. Su Joseph Ratzinger. Una biografía es quizás la mejor de las varias y muy buenas que se han escrito hasta ahora.
Hace poco más de un lustro, Pablo Gianera publicó en estas mismas páginas una síntesis del itinerario existencial del papa emérito (“El camino intelectual y espiritual de Ratzinger”, Criterio Nº 2432). El propio Ratzinger escribió una apretada autobiografía, Mi vida. Recuerdos (1027-1977), pero sólo abarcaba el período anterior a ser consagrado arzobispo de Munich y creado cardenal, y por lo tanto finaliza justo cuando se iniciaba el periodo más trascendente de su recorrida vital, también seguramente el más interesante para el gran público.
De otra parte, gran impacto tuvo a mediados de los ‘80 Il rapporto sulla fede, Informe sobre la fe, la entrevista que le realizara el periodista Vittorio Messori, en la que el prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe habló con inusual franqueza o, como suele decirse, sin pelos en la lengua. Nueve años más tarde el mismo afamado escritor italiano mantuvo otro extenso diálogo con Juan Pablo II en Cruzando el umbral de la esperanza, la primera realizada al Papa polaco.
El mismo estilo de conversaciones sobre la vida cristiana iniciado por Messori sería continuado años más tarde por otro cardenal papable, el jesuita Carlo María Martini, en sus Coloquios nocturnos en Jerusalén,entrevistado por su compañero de orden Georg Sporschill. Finalmente, Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti dialogaron largamente con el cardenal Jorge Bergoglio, quien ya Papa ha seguido esta tradición otrora poco frecuente en El jesuita.
Pasado el tiempo, y ya como pontífice, Ratzinger fue protagonista de otras no menos sustanciosas conversaciones con Peter Seewald, que una vez publicadas en sucesivos volúmenes han alcanzado también una notoria repercusión. A partir de ellas Seewald se posicionó como un interlocutor privilegiado de Joseph Ratzinger y en su momento esas publicaciones merecieron el comentario bibliográfico de esta revista (Serena mirada autobiográfica, Criterio, Nº1 1431).
Si los antecedentes son de tal porte, ¿qué se puede esperar y decir de esta nueva entrega de Seewald? Que su calidad no sólo no le va en zaga a las anteriores, sino que resulta incluso superior. Desde luego, no se trata de una tarea sencilla la de historiar una vida como la de Ratzinger. Por eso puede afirmarse que se trata de un trabajo excepcional sobre un hombre excepcional.
Mucho más que un intelectual de gran altura, mucho más que uno de los grandes teólogos de la historia contemporánea, mucho más que un protagonista del gobierno de la Iglesia universal en un periodo singular marcado por el Concilio Vaticano II, mucho más que un sumo pontífice de la cristiandad, Joseph Ratzinger es ante todo un hombre de Dios.
En la extensa y fructuosa vida del Papa emérito han abundado y se suceden hasta nuestros días los gozos y las sombras. Transcurren los años y las controversias sobre su filigranada personalidad se reiteran. Como muestra, aun retirado, la actualidad del panzer Kardinal, poco feliz calificativo a los que nos tiene acostumbrados la prensa.
Se trata de alguien de una categoría infrecuente en la historia de la humanidad, incluso desde una perspectiva meramente secular, aunque bastante poco y ciertamente mal conocido. Tanta mayor razón para que este libro ingrese en el patrimonio cultural de los fieles cristianos como de quienes no lo son.
Podemos entonces asegurar que Peter Seewald ha trazado ahora una biografía monumental sobre el Papa alemán, al producir una verdadera obra maestra. No por la extensión, la abundancia y la calidad de las fuentes, la precisión de los datos aportados o la profundidad de sus observaciones, sino sobre todo por su muy acertada pintura de los contextos históricos tanto de la Iglesia como de la sociedad civil, que resultan un elemento fundamental para situarse ante los múltiples y complejos sucesos que jalonan la narrativa. Sin embargo, donde mejor se percibe la maestría del biógrafo es en la límpida comprensión que se decanta, al culminar la lectura de libro, de una personalidad tan rica, sutil, profunda y egregia como la del ilustre biografiado.
