Libro: Los días de la revolución          

Reseña de “Los días de la revolución”, de Eduardo Sacheri  (Buenos Aires, 2022, Alfaguara) 

Días atrás, repasando los estantes de una librería, me encontré con este ejemplar. Mi primer pensamiento fue: “¿Un novelista escribiendo sobre historia?” Como solemos hacer los lectores en estos casos, además de revisar la contratapa, hice una lectura rápida a algunas páginas de capítulos que me llamaron la atención. Y la sorpresa fue grande. Mi conclusión: lo compro.

Ya había leído dos o tres novelas de Sacheri. Todas atrapantes. Lo mismo ocurrió con las películas fundamentadas en ellas. Y descubrí que escribiendo sobre temas históricos es tan bueno como en sus novelas. En primer lugar, porque logra un estilo de fácil lectura. Pero, sustancialmente, porque no se limita a describir los hechos, sino que analiza las posibles motivaciones e intereses de los protagonistas.

Un solo ejemplo para que se entienda lo que estoy exponiendo: Sacheri se pregunta por qué faltaron más de cien vecinos al Cabildo Abierto del 22 de mayo y la respuesta que hubieran dado esas personas sería es más o menos la siguiente: “¿Y si en una de esas tenemos que firmar algo que arruine nuestros negocios? Mejor no vamos…” Este tipo de razonamientos son sin duda novedosos en libros sobre historia.

De todas maneras, se advierte al novelista por la escritura ágil, pero Sacheri también aclara que más que un investigador él es profesor de Historia, con título, y además ejerce esta profesión. Y debe hacerlo muy bien porque escribe muy didácticamente. 

Este tomo abarca el período 1806-1820, pero en la solapa del libro se anuncian otros tres que llegarán hasta 1920. 

En Los días de la revolución encontré una visión novedosa de nuestros antecedentes y me pasó lo mejor que puede ocurrir cuando abordamos un libro: tenía que imponerme la interrupción de mi lectura y me invadía cierta ansiedad para encontrar los huecos para retomarla.

Es una historia argentina con personajes de carne y hueso, que piensan, razonan y actúan como podríamos haberlo hecho nosotros si hubiéramos sido protagonistas de las invasiones inglesas o los días de mayo. 

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