Sobre la publicación de «La verdad los hará libres»

Los cinéfilos veteranos seguramente recuerdan el célebre monólogo de José Sacristán en Solos en la madrugada” en el que, refiriéndose al franquismo, dice: “No nos podemos pasar otros cuarenta años hablando de los cuarenta años”. En la Argentina llevamos ya cuarenta años discutiendo, sin ponernos de acuerdo, acerca del período anterior al actual ciclo democrático, que para algunos se limita al llamado “Proceso militar” iniciado en 1976, pero sin duda debe ser mirado desde bastante antes de esa fecha. La película Argentina 1985 ha llamado la atención, sobre todo de los jóvenes que no vivieron esa época y tienen de ella una imagen notablemente distorsionada por el martilleo ideológico al que han sido sometidos, sobre algún aspecto de ese tiempo de la historia nacional.

Un capítulo siempre polémico de los “años de plomo” ha sido la actuación de la Iglesia católica. Después de ese período, la imagen de la Iglesia, particularmente del episcopado, quedó ampliamente magullada. En contraste con la entonces vigorosa presencia de un episcopado como el chileno que, liderado por el notable cardenal Raúl Silva Henríquez, se había distinguido en la defensa de los derechos humanos frente a la dictadura de Pinochet, el nuestro cargaba (con pocas excepciones) con una imagen deslucida, cuando no abiertamente desprestigiada y tildada de complicidad con los militares. Ni tanto ni tan poco, esa percepción pudo ser algo injusta, sobre todo porque la Iglesia no era ni es únicamente el episcopado, y porque una valoración ajustada requería prestar atención también a una multitud de sacerdotes, religiosas, religiosos, catequistas, laicos e instituciones ligadas a la Iglesia (entre las que no podemos omitir a esta revista), con todas las luces, sombras y matices con que cada uno actuó en esos momentos. Es justo decir también que mientras la Iglesia fue sometida a escrutinio severo, crítica y también autocrítica, muchos otros sectores de la sociedad guardaron riguroso silencio sobre sus propias acciones y omisiones.

Con las polémicas algo sosegadas, pero no acabadas, la Iglesia católica en la Argentina, por la voz de sus obispos, ha querido echar luz sobre los largos años de desconcierto, violencia y decadencia argentina entre 1966 y 1983. Lo hizo a través del anuncio primero y la publicación progresiva ahora de los resultados de una rigurosa investigación histórica sobre fuentes documentales que estaban inexploradas e inéditas. El resultado quedó plasmado en una obra densa e impactante por su extensión y volumen, publicada en tres grandes tomos de los que hasta ahora han visto la luz los dos primeros.

Por decisión de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal, a fines del año 2017, la investigación fue confiada al Departamento de Historia de la Iglesia de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina. Los volúmenes fueron editados por Carlos M. Galli, Juan G. Durán, Luis O. Liberti svd y Federico Tavelli, que dirigieron un equipo de investigadores amplio y plural. Durante el desarrollo de los trabajos, el enlace con la Conferencia Episcopal estuvo a cargo de monseñor Jorge Casaretto, obispo emérito de San Isidro. A todas las personas que intervinieron en las tareas se les exigió el riguroso compromiso de necesaria reserva. Con ello se procuró asegurar la objetividad y libertad de juicio, sin interferencias ajenas a los propósitos de la investigación.

Cabe poner de relieve algunas cuestiones que de por sí son tanto inusitadas como positivas. Un dato no menor es que la bibliografía consultada, por lo que puede verse en una rápida y primera mirada, incluye numerosas firmas que se han caracterizado por sus juicios fuertemente opuestos a la prédica y acción de la Iglesia. No parece que estemos entonces ante una obra apologética o de autodefensa, sino ante una búsqueda muy seria de objetividad, más allá de las opiniones que puedan darse acerca del logro de ese objetivo. En su afán por preservar la libertad, los autores han procurado facilitar las fuentes que permitan el acceso a la verdad. En esta misma línea, la Iglesia hizo público el contenido de los archivos vinculados a la época en cuestión, tanto en la Argentina como en el Vaticano. Como ya han manifestado en distintos momentos desde el regreso de la democracia, en el Tomo 1, los obispos reiteran el pedido público de perdón por las comisiones y omisiones, por los silencios, los equívocos y las ausencias de obispos, clérigos y, en algunos casos, la violencia en la que incurrieron fieles católicos. 

Debido a que aún no se ha completado la publicación de este gran trabajo de investigación, la evaluación cabal del impacto de La verdad los hará libres en la sociedad y la política argentina deberá esperar un tiempo más. La revista Criterio, de inspiración católica desde su creación en 1928, aparece citada varias veces en la obra, y también varios de sus integrantes. Valiéndonos de la libertad de opinión con que cuentan los fieles católicos y los ciudadanos en general, esperamos poder compartir en nuestras páginas (como comenzamos a hacerlo en este número) distintas aproximaciones a este extraordinario material de reflexión. Con seguridad, la publicación de la obra completa dará lugar a análisis, juicios, comentarios y reacciones desde variados puntos de vista, que incluirán no solamente evaluaciones de carácter histórico sino también político y pastoral.

El papa Francisco, que desde un primer momento supo de la iniciativa, le dio su apoyo y bendición, y facilitó el acceso a los archivos del Vaticano y de la Nunciatura en Buenos Aires. Es de esperar que esta importante tarea, inspirada como una “peregrinación hacia la verdad”, contribuya al reencuentro y la reconciliación de los argentinos, tan necesarios para superar dolorosas e inadmisibles grietas que nos dividen. Y que sea posible también, con esta contribución, poner nuevamente al país en marcha hacia su pleno desarrollo en paz y justicia.

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