El primer antropólogo de América
Como fray Ramón Pané fue también el primer misionero en aprender la lengua e investigar las creencias de un pueblo indígena, su Relación constituye la piedra angular de los estudios etnológicos en este hemisferio. Por eso Pané ha sido llamado con justicia el primer etnógrafo de América, el primer maestro de los indios, el primer catequista conocido, primer misionólogo y primer etnólogo de América, el iniciador de la alfabetización en el Nuevo Mundo, el primer antropólogo, etc.
Enviado al Nuevo Mundo por Cisneros, Regente de España, fray Ramón llega en el segundo viaje de Colón. Desembarca en la isla Isabela el 2 de enero de 1494. Pasa a la isla Española y una vez allí, según él mismo relata, fue a la Magdalena, a una fortaleza que hizo construir don Cristóbal Colón. A fines de marzo de 1495 Colón llegó a aquella isla con su gente para sofocar una rebelión de los indígenas. En aquella ocasión ordenó a fray Ramón que escribiera acerca de las creencias e idolatrías de los indios, y de cómo veneran a sus dioses. Hasta fines de 1496 el fraile residió en el cacicazgo de Guarionex, y allí obtuvo los informes que consignó en los primeros 21 capítulos de los 26 que constituyen la Relación.
El informe de Pané es una de las obras clásicas de la antropología americana. En sus páginas fray Ramón anotó los nombres, funciones y atributos de los dioses taínos, y relató lo que los aborígenes pensaban que les sucedía a las almas después de la muerte. Describió las ceremonias de los sacerdotes o behiques y las curaciones que ellos realizaban. Recogió los mitos que le contaron sobre el origen del sol y la luna, la creación del mar y los peces, la aparición del hombre en las islas y la domesticación y aprovechamiento de la yuca. Narró los pormenores de la evangelización de la Española y explicó el significado de distintas palabras taínas. Y hasta refirió la triste profecía, hecha por un antiguo cacique, de que habría de llegar una gente vestida que asolaría y mataría a sus infelices descendientes.
El inicio de la Relación
La Relación de Pané comienza de la siguiente manera:
Yo, fray Ramón, pobre ermitaño de la Orden de San Jerónimo, por mandato del ilustre señor Almirante y virrey y gobernador de las Islas y de la Tierra Firme de las Indias, escribo lo que he podido aprender y saber de las creencias e idolatrías de los indios, y de cómo veneran a sus dioses. De lo cual ahora trataré en la presente relación.
Cada uno, al adorar los ídolos que tienen en su casa, llamados por ellos cemíes, observa un particular modo y superstición. Creen que está en el cielo y es inmortal, y que nadie puede verlo, y que tiene madre, mas no tiene principio, y a éste llaman Yúcahu Bagua Maórocoti, y a su madre llaman Atabey, Yermao, Guacar, Apito y Zuimaco, que son cinco nombres. Éstos de los que escribo son de la isla Española; porque de las otras islas no sé cosa alguna por no haberlas visto jamás. Saben asimismo de qué parte vinieron, y de dónde tuvieron origen el sol y la luna, y cómo se hizo el mar y adónde van los muertos. Y creen que los muertos se les aparecen por los caminos cuando alguno va solo; porque, cuando van juntos, no se les aparecen. Todo esto les han hecho creer sus antepasados, porque ellos no saben leer, ni contar sino hasta diez.
La primera catequesis en América
Pané relata la estrategia misionera que se usó en la primera evangelización americana: primero se evangelizaba al cacique, y después a la tribu. También menciona cómo los primeros laicos indígenas participaban en la tarea evangelizadora: …Toda la referida familia quedaba para guardar dicho adoratorio y algunas heredades que yo había labrado o hecho labrar. Se dedica también a describir la primera catequesis que se pronunció en América y hace ver la necesidad de más misioneros para difundir la enseñanza de la doctrina católica:
Los primeros cristianos en la isla Española fueron, pues, los que arriba hemos dicho, a saber, Naboría, en cuya casa había diecisiete personas, que todas se hicieron cristianas, con darles sólo a conocer que hay un Dios, que ha hecho todas las cosas, y creó el cielo y la tierra, sin que otra cosa se discutiese ni se les diese a entender, porque eran propensos a creer fácilmente. Pero con los otros hay necesidad de fuerza y de ingenio, porque no todos somos de una misma naturaleza. Como aquéllos tuvieron buen principio y mejor fin, habrá otros que comenzarán bien y se reirán después de lo que se les ha enseñado; con los cuales hay necesidad de fuerza y castigo.
El primero que recibió el santo bautismo en la isla Española fue Juan Mateo, el cual se bautizó el día del evangelista San Mateo (21 de septiembre) el año 1496, y después toda su casa, en la que hubo muchos cristianos. Y más adelante se iría, si hubiese quien los adoctrinase y les enseñase la santa fe católica, y gente que los refrenase. Y si alguien me preguntase por qué yo creo tan fácil este negocio, diré que lo he visto por experiencia….
Historia del texto
El manuscrito original de la Relación acerca de las antigüedades de los indios de fray Ramón Pané se perdió. Lo único que se conoce hasta ahora es:
a) el resumen en latín que hizo Pedro de Anglería entre 1500 y 1504, en una epístola que le dirigió al cardenal Ludovico de Aragón. Dicha epístola pasó a formar parte de la Década primera (libro IX, capítulos 4 al 7);
b) el extracto en español que publicó fray Bartolomé de Las Casas en los capítulos CXX, CLXVI y CLXVII de su Apologética historia de las Indias.
c) La totalidad del manuscrito de Pané fue incluido en el capítulo 61 de la Historia del almirante don Cristóbal Colón por su hijo don Fernando. La obra de Fernando, escrita en español, quedó inédita al morir éste en 1539. De ella hizo una traducción al italiano Alfonso de Ulloa, versión que se imprimió en Venecia en 1571, y que consta de numerosas erratas e incongruencias. Después de 1571, nada ha vuelto a saberse ni del manuscrito de Fernando ni del de Pané.
d) Sin embargo, en 1974, Juan José Arrom publicó en México (Siglo XXI Editores) una nueva versión de la Relación de fray Ramón Pané, en castellano, con notas, mapa y apéndices. Para esto utilizó la mencionada traducción al italiano de Alfonso de Ulloa, en su primera edición de 1571.
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Join discussionEl dato histórico me fascinó