El autor, de reconocida trayectoria profesional en el foro, en el ámbito académico, y de amplia solvencia política proyectada desde el municipio hasta la Nación, expone en esta obra el interesante desarrollo de una disciplina que de a poco se va independizando del derecho constitucional, delineando perfiles propios que se hace necesario precisar, no sólo para conocer sino también para incentivar a la acción.
Se trata de un estudio pormenorizado de la ciencia jurídica que involucra la organización, la constitución, el funcionamiento, los procedimientos y las competencias del Congreso, las legislaturas provinciales y de la ciudad de Buenos Aires, y los concejos deliberantes municipales y las prerrogativas de sus integrantes (pág.19).
Luego de una atrapante introducción, la temática abordada comprende, entre otros capítulos: roles del Parlamento, composición del Congreso; prerrogativas, vacancias y suplencias, años legislativos, tipo de sesiones, juicio político, atribuciones consiguientes y las relaciones con el Poder Ejecutivo. Merecen destacarse a su vez las diferentes clases de leyes, la labor de las comisiones y de los bloques, el trámite legislativo, los votos, la consulta popular, los decretos de necesidad y urgencia, las disposiciones reglamentarias, etc.
La exposición implica además títulos como el referido a las relaciones con otros Órganos y la sociedad en el que brevemente me detengo. Allí, lúcidamente se expone acerca de los lobbies: Siendo el Congreso una institución abierta está expuesta a las influencias y presiones de las personas, corporaciones o instituciones con poder o liderazgo dentro de la sociedad, para obtener decisiones que les interesen o favorezcan o impedir las que no les convengan. En estas conductas puede haber delitos, tráficos de influencia y presiones; los primeros deben ser severamente sancionados por la legislación penal o por los códigos o leyes de ética pública, los segundos deben ser regulados, limitados y controlados por normas que el propio Congreso debe establecer (pág. 200).
De modo sistemático y con rigor epistemológico, el estudioso analiza las cuestiones a la luz de las disposiciones de la Carta Fundamental. Con pulcro detenimiento, ensaya conceptualizaciones doctrinarias provenientes de la mejor fuente, agregando opiniones que le pertenecen cada vez que los asuntos lo ameritan. Así por ejemplo dice: la función más trascendente de los partidos políticos y la más descuidada, es la capacitación de los dirigentes de conformidad al art. 38 de la C.N.; todo esto sin violentar la naturaleza del Parlamento, en donde más allá de la fidelidad a un partido político prima la responsabilidad en el ejercicio de una tarea confiada por la Constitución a través del pueblo en el normal procedimiento del sufragio.
En todo momento los diversos tópicos se conjugan con sus antecedentes y jurisprudencia apropiada; coadyuvando entonces, a la comprensión del conjunto que se entrega. Se destacan también, las citas y apuntes que mencionan la ratio legis de algunas disposiciones.
Con muy buen tino, se transcribe también la experiencia directa que le cupo en los debates parlamentarios en los que participara.
Con erudición y perspicacia, el aporte realizado deviene de suma valía. La jerarquía del trabajo es elogiable por su calidad, su pulcritud y su tono humanista. Será de estimable ayuda no sólo para quienes estamos en la cátedra sino también y, principalmente, para quienes están llamados a ser los legítimos representantes del pueblo (o sus asesores).
Por otra parte, el libro despierta y alerta acerca del interés ciudadano que debería haber por el manejo y el cuidado de la cosa pública, aquello que contribuye al bien común.
La corrupción es el talón de Aquiles de la democracia. En estos días de cultura fashion, lamentablemente la imagen de la clase dirigente resulta paupérrima en su mayoría, debido a que quienes ostentan los puestos más encumbrados parecen más preocupados por una estética farandulesca del poder que por la tarea que les corresponde.
En la época del posdeber en el decir de Lipovetsky o nos empeñamos en moralizar la gimnasia del poder político acentuando su sensibilidad social o la prepotencia en su creciente acefalía moral, arrastrará a la Nación entera. Hay un compromiso moral con el país que no puede eludirse, si aún se quiere fortalecer la democracia. El libro reseñado apuesta a ello.