“No hay hombre, ni mujer, que no pueda sentirse indigno de abordar esta vida”. Así se expresa Simone Pétrement, amiga y confidente de Simone Weil, quien escribió este libro recién ahora traducido al español y considerado, desde su aparición hace 25 años en Francia, como la “biografía canónica” de ese singularísimo ser que fue Simone Weil.

 

Hay una imagen conductora, de estas páginas y de la vida que nos cuenta: a los 11 años Simone Weil, “la virgen roja”, marchaba detrás de los desocupados que manifestaban por el Boulevard Saint-Michel. Ese fue su andar: detrás de la justicia, detrás del dolor. Las etapas de este itinerario, documentadas tanto existencial como intelectualmente en estas páginas, son tan inabarcables en una reseña como parecieran serlo en los escasos años de su protagonista. Formada filosóficamente bajo la tutela de Alain, cuya impronta portará toda la vida a pesar de las discrepancias, Weil ejercerá intermitentemente como profesora de liceos. Paralelamente comenzará a crecer su compromiso con los movimientos obreros, especialmente con los círculos anarco-sindicalistas, al tiempo que publica sus escritos tanto filosóficos como sociales. Nada menos que George Steiner, entre los tantos que se ocuparon de sus ideas, considera a Weil “la única mujer filósofa de la tradición occidental”. La profundidad de reflexión sobre lo social –en gran parte sin traducir y que esta biografía nos acerca es testimoniada por Albert Camus: “Desde Marx… el pensamiento político y social no había producido en Occidente nada más penetrante y profético”.

 

Profetismo o realismo, la de Weil fue una de las primeras voces que se alzó contra el espejismo de un naciente comunismo que comenzaba a replegarse sobre sí: a burocratizarse. En casa de sus padres discutió, a gritos, con el mismísimo Trotsky sobre si la URSS era un estado obrero o no, discusión de la cual, documentará el mismo Trotsky, surgió la Cuarta Internacional.

 

“El hombre más realizado, el más verdaderamente humano es aquel que es a la vez trabajador manual y pensador”, dejó escrito S. Weil: incapaz de hacer de sus ideas otra cosa que vida, dejó de enseñar y comenzó a trabajar como obrera en la fábrica Renault. Su experiencia, contada por Pétrement y por la misma Simone, irradia la sinceridad y el realismo que sólo el dolor, el padecido, puede dar: “Allí recibí para siempre la marca de la esclavitud como la marca a hierro candente que los romanos ponían en la frente de sus esclavos más despreciados. Después me he considerado siempre como una esclava”.

 

Pasa la Semana Santa de 1938 en la abadía benedictina de Solesmes; allí se ahonda la etapa que abarcará y enhebrará su vida, su experiencia mística: “El pensamiento de la pasión de Cristo entró en mí de una vez para siempre”. Simone, que hará del sufrimiento humano el núcleo de su propia teología, ve en Cristo –no en la Iglesia– lo que consideró la única marca auténtica de una religión: un Dios a imagen y semejanza de la condición humana. Un Dios que no escatima el sufrimiento: “Sufrimiento, superioridad del hombre sobre Dios. Fue precisa la Encarnación para que esa superioridad no resultara escandalosa”. Su reiterado acercamiento al catolicismo no llegará nunca al bautismo; una vez más elige la vereda del desheredado: “permanezco al lado de todo aquello que no puede entrar en la Iglesia”.

 

1942: refugiada en los Estados Unidos de la persecución nazi, lejos de encerrarse en la seguridad, parte hacia la solidaridad. Viaja a Inglaterra y se reúne con De Gaulle y las Fuerzas Francesas Libres, donde se aboca al proyecto de un cuerpo de enfermeras que ejerzan en “primera línea de fuego”. También allí hará de la historia de los vencidos su propio destino: se niega a comer otra ración que no sea la que comen los obreros franceses bajo la ocupación. En agosto de 1943 muere de tuberculosis, o de haber elegido el dolor solidario hasta el final: hasta el sacrificio. Tenía 34 años.

 

Más que la biografía de un ser singular y de un testimonio acerca de su época, este libro es el espejo de un posible compromiso con la vida. Un libro de reflexión e interpelación. Un documento insoslayable.

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