“El misterio de un hombre es demasiado inmenso y profundo para ser explicado a otro hombre”. Con esta advertencia dirigida a los biógrafos, Henri Nouwen sitúa al lector de esta obra en el umbral de un recorrido personal de profunda espiritualidad.

 

Este sacerdote holandés, nacido en 1932, fue profesor en las principales universidades de su país y de los Estados Unidos y vivió sus últimos años con los enfermos de la comunidad El Arca, en Daybreak, Toronto, donde murió en 1996. Probablemente sea el autor más conocido de su generación por sus escritos espirituales

 

Semillas de esperanza es un libro de despedida. Guiado por Nouwen, su amigo el monje trapense Robert Durback recopiló lo más significativo de libros, cartas, artículos y material inédito.

 

Qué es la vida eterna, dónde y cuándo tendrá lugar, son las preguntas que orientan el “discurso de despedida”.

 

La historia personal del teólogo inmerso en las vicisitudes de la vida contemporánea evoca no obstante la historia de Jesús. Siendo un destacado profesor en Harvard descubre con dolor que “cuando estoy encadenado por la ambición, me es difícil ver a aquellos que están encadenados por la pobreza” (1985). Y piensa que a través de sus escritos y de su vida apartada pero en contacto con Dios y con la gente discapacitada puede convertirse en un don para la Iglesia y para el mundo.

 

Considera La voz interior del amor el diario secreto de un período de extrema angustia vivido entre diciembre de 1987 y junio de 1988. En El regreso del hijo pródigo descubre su propia vida y una misteriosa ventana a través de la cual se puede poner un pie en el Reino de Dios.

 

Semillas de esperanza es la síntesis de gran parte de sus obras. Se divide en cuatro partes: Anhelos humanos, Santidad y humanidad, El destino humano, y La esperanza en el mundo de hoy. En ellas comparte con nosotros ideas sobre: Nuestra inquieta y atareada sociedad, Quién es el Dios al que rezo, Intimidad y sexualidad, Cómo estar en contacto con la esencia de nuestra propia vida, el significado del matrimonio, de la amistad, de la comunidad y de la vida cristiana.

 

Los caminos místicos y los revolucionarios no son opuestos sino dos aspectos del mismo modo humano de experimentar la trascendencia. Ningún místico puede evitar transformarse en crítico social. Refleja esta convicción al hablar del Apocalipsis y la difícil situación del mundo de hoy.

 

Desde la presentación del libro se reconoce su intención de despedida al citar párrafos de sus obras y subrayar que la muerte ya no es una línea divisoria y que hay que dejar que los otros nos ayuden a morir y llevar nuestro cuerpo a casa.

 

Aclara su nueva vocación de hablar y escribir: “Ahora sé que debo hablar desde la eternidad al tiempo, desde la alegría duradera a las realidades pasajeras de nuestra corta existencia en este mundo…”.

 

Los textos permiten descubrir la atractiva y potente personalidad de Nouwen en sus múltiples facetas: escritor, conferencista, profesor universitario, consejero pastoral, guía espiritual y amigo que comparte luchas, vulnerabilidades y secretos de su propia alma con los lectores.

 

El autor expresa en estas páginas postreras la espiritualidad profunda de una vida donde la esperanza arraiga en el ser antes que en el hacer y en el corazón antes que en la mente.

 

En ellas hay también espacio para la autocrítica: antes quería hacer todo solo, como una “estrella autosuficiente”. Con el tiempo advierte que “Dios ha escogido lo que el mundo tiene por débil para avergonzar a los fuertes” (1 Corintios 1,27) e incorpora activamente esta convicción a su vida.

 

“Es tiempo de terminar. Es difícil hacerlo. Aún quedan muchas palabras sin pronunciar, sentimientos sin expresar y misterios sin revelar. Pero debo confiar en que ustedes los conocerán aunque permanezcan ocultos… Oremos pidiendo la luz. Es la paz que el mundo no puede darnos”, concluye Nouwen en el texto donde alumbra parte de su misterio.

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  1. Desde que leí el libro Dirección espitual acepté a Henrri como mi guía espiritual, sobre todo en esta etapa de mi vida que no ha sido nada fácil. Henrri me ha dado muchas respuestas, de hecho hasta hoy lo conocí en fotografía y así lo imaginaba, sé que de donde está me guía, me parece muy interesante lo que he leído de semillas de esperanza.

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